Bajo con cuidado las escaleras de la entrada, hasta mi auto. Está lleno de mis cosas, apenas si queda espacio pero me las arreglo para meter lo que traigo. Cierro la puerta y regreso al edificio.
— ¿Isaac?
— Ya voy— escucho un golpe fuerte, y él aparece desde la puerta de su habitación jalando una maleta con ruedas. Me mira, sin decir nada.
— ¿Estás listo?— Mi voz sale temblorosa, pero al menos puedo hablar. Isaac esta…no lo sé, creo que ambos estamos nerviosos, emocionados, felices… Hay muchas emociones.
— Sí. Estoy listo— camina hasta mí, pero luego se detiene y da una mirada alrededor— vamos— salimos del departamento aun sin decir algo, hasta que llegamos a mi auto de nuevo— Wow, no esperaba que tuvieras tantas cosas.
— También hay cosas tuyas.
— Apuesto a que no son tantas— sonríe. Como puede, mete la maleta en el espacio entre sus pies, en el asiento del copiloto. Hablamos un poco de lo que nos falta y lo que hemos hecho en la mañana. Estuvimos en una videollamada en la mañana mientras arreglábamos todo. Los dos nos quedamos callados cuando estamos llegando a nuestro destino.
— Llegamos.
— Así que… aquí estamos— los dos miramos el edificio. Es una construcción nueva, un complejo no muy alto. Y con espacios marcados para estacionar. Él abre primero la puerta y sale. Se queda mirando hacia el frente— Ollie, te necesito aquí— salgo y me paro a su lado— ¿hacemos...? ¿Hay algún protocolo?
— No lo creo. Solo… vamos— agito las llaves, caminamos hasta la puerta de nuestra primera casa juntos— a menos que quieras que te levante, ya sabes, que te cargue para entrar.
— Oh, no. me refería a que si debíamos bajar las maletas ya o esperar, dar una vuelta para conocer, algo como eso— abro la puerta. No es la primera vez que estamos aquí. Nos tomó mucho más tiempo del que pensamos mudarnos juntos. Planeamos esto desde hace meses pero encontrar un lugar que nos gustara a ambos, y poder hacer todos los arreglos no es tan sencillo.
— Ordenemos todo. Tendremos tiempo para lo demás.
— Claro. Esto se ve mejor de lo que recordaba, y eso que estuvimos aquí hace dos semanas.
— Sí…— estuvimos buscando muebles, vendiendo lo que no usaríamos, rescatando lo que servía de lo que ya teníamos— bajare las cosas— mientras bajo las cosas, no puedo evitar sentirme emocionado. Me siento nervioso, feliz… puedo ver que Isaac también se siente así, y eso me hace sentir más nervioso.
— Ollie— la mano de Isaac toma la mía, sobre la maleta— ¿todo bien?
— Si... solo... hay muchas cosas por ordenar— me sonríe. No me estoy arrepiento de esto, para nada. Bajamos un par de cosas y luego regresamos, tenemos que dar muchas vueltas para bajar todo lo que traemos— hicimos un buen equipo— murmuro, más para mí al ver los muebles. Isaac eligió la mayoría, yo la disposición y del lugar en general.
— Sí... no puedo creer que al fin estamos...— se queda mirando el lugar.
— ¿Isaac?
— Es nuestra casa. Se escucha extraño— Y vaya que sí— ya sé que vivimos básicamente en el mismo lugar, nos cocinamos mutuamente y todo eso pero mudarnos juntos es Wow.
— Si, Wow.
— Estoy emocionado. Como si estuviera recibiendo un regalo genial.
— Estoy un poco nervioso— su mano busca la mía y entrelaza nuestros dedos— Creo que podría despertar de un buen sueño en cualquier momento. Aunque si lo hago, creo que lo primero que hare es llamarte y pedirte que nos mudemos.
— Y yo diré que sí— da el primer paso para entrar ahora que ya no vamos a volver al auto. Se dirige a las cajas que marcamos como artículos para la cocina— no puedo hacer eso sin motivación— su motivación resulta ser música. No tenemos los mismos gustos musicales, lo que pone hoy es algo electrónico, muy movido. Le dejo en la cocina para ordenar la habitación. Comienzo a ordenar mis cosas, usando el método de la mitad para mí, la mitad para él.
Aprovechamos que es viernes, usaremos el fin de semana para ordenar todo y acostumbrarnos a este lugar. Escucho un suspiro desde la sala. Isaac está sentando, con los ojos cerrados.
— Mudarse es más cansado de lo que pensé.
— Yo creo que está bien ¿pedimos una pizza o quieres que vayamos a dar ese recorrido por la zona?— él se sienta.
— El recorrido me parece bien, necesito un descanso— le doy una mirada a todo.
— Parece como si lleváramos mucho viviendo aquí— murmuro— hiciste un gran trabajo, Isaac.
— Gracias— le espero en la puerta. Solo yo tengo el juego de llaves, necesitamos un juego más para él, y quizá uno o dos de repuesto. No es la primera vez que me mudo, me mude de casa de mis padres a diferentes departamentos mientras estudiaba, y ellos pagaban la mayor parte de la renta. Mudarme ahora se siente más— ¿Ollie?
— ¿Qué? no estoy… no te escuche.
— ¿en qué piensas?— me pregunta, sonriendo mientras se pone el cinturón de seguridad.
— En que necesitas las llaves de la casa, busquemos donde podemos conseguirlo— recuerdo de los anteriores viajes que hicimos a este lugar que hay una zona más comercial. Una calle llena de tiendas pequeñas. En el auto, no tardó mucho en llegar— espero que haya restaurants también.
— Debería ¿no? Sería ridículo ir hasta la ciudad por comida. Estamos a cuarenta minutos ¡Mira! allí hay un anuncio— me detengo un poco para leer el anuncio, es de una pizzería— amo mi suerte, justo lo que buscamos.
— No tengo idea de cómo llegar. Tengo que memorizar las calles.
— ¡Caminemos! ¿Qué es lo mejor cuando te muda para conocer tu nueva ubicación? Caminar. Detente en el primer espacio libre que veas— le hago caso. Caminamos, buscando la dirección hasta que encontramos la pizzería. Me sigo sintiendo como en un sueño, irreal y demasiado bueno para ser verdad, pero es verdad. Esto es lo que está pasando ahora, lo que hemos logrado.
— Está pasando. Esto de verdad está pasando.
— Claro que sí— me inclino y le beso— ¿tengo que pellizcarte para que lo creas? ¿O tal vez esta noche podamos hacer algo más?
— Eh…— me besa y me guiña el ojo. Comemos la pizza, finjo que no escuche eso último. Hablamos de lo que haremos, lo que queremos hacer ahora, que lugares queremos conocer. Él le pregunta a la mesera sobre un lugar para sacar duplicados de las llaves y volvemos a caminar. Esta atardeciendo cuando finalmente regresamos al auto— todo está más lejos de lo que parecía en auto.
— Sí. Pero funciono ¿no? es más fácil conocer las calles así— muevo la cabeza para decirle que sí. Enciendo el auto y me dirijo a casa. A casa— ¿Ollie? ¿Estás pensando en algo más?
— En que tus cosas no están ordenadas en la habitación— un gemido, seguido de una risa.
— ¿Por qué no me dejaste iniciar por la habitación?— ahora yo me rio. Conduzco despacio, en un intento de reconocer la zona. No estamos muy lejos de la ciudad, mi trabajo queda un poco más lejos ahora por unos minutos. La zona me gusta, tiene muchas áreas verdes. Es un buen lugar para iniciar. Eso me dije a mí cuando vine por primera vez a conocer.
— Creí que lo sabias, inicia a ordenar por los lugares que usaras primero— él se reclina, estirado los brazos sobre el asiento.
— Bueno, ahora estamos viviendo juntos, tengo tiempo para ordenar nuestra casa… ¿tú también lo sientes así? Ollie, estamos viviendo en la misma casa.
— Lo estamos— como para darle más peso a sus palabras, llegamos a la casa. Hay un pequeño patio afuera, grandes ventanas… nuestra casa. Bajo del auto primero, Isaac sigue viendo la casa, así que le abro la puerta— ¿listo para vivir conmigo?
— Muy listo— me toma de la mano.
— No estamos casados, así que entrar cargándote…— Isaac se ríe, su carcajada llama la atención de las personas que pasan por allí. No había notado antes lo poblado que esta, claro que tenemos vecinos, pero…
— ¿Ollie? ¿Hola? ¿Qué pasa? te quedaste parado…— Isaac tiene el ceño fruncido mientras me mira. Yo le veo unos segundos antes de volver la vista a los vecinos ¿estuvieron mirando cuando llegamos? En un departamento es sencillo ignorar a los vecinos cuando se mudan, aquí ¿quizá hacen visitas? Las manos de Isaac me toman firmemente de las mejillas y me hace enfocarle— sea lo que sea que estés pensando, detenlo allí.
— No estaba pensando…
— Oliver, te conozco.
— ¿Tal vez a los vecinos no les agrade tener a una pareja como nosotros viviendo a un lado?— Los ojos de Isaac son intensos.
— Ese sería su problema, no nuestro. Esta es nuestra casa, Ollie, y nadie va a quitarnos eso ¿vienes?— como estamos tan cerca, me besa. Se tiene que parar de puntas para poder besarme.
— Me gusta cómo suena. Se siente más, estar aquí contigo.
— Lo es— es él quien nos hace caminar, tomados de la mano hasta la entrada— y ¿sabes? si a los vecinos no les gustamos, se lo pierden porque somos súper— me rio, los dos reímos en la sala de nuestra casa. el primer buen recuerdo que tendremos aquí.