Suspiro, con los ojos cerrados. Después de varios días lluviosos y fríos ha salido el sol y no podía desaprovecharlo.
— ¿Te dormiste?
— Sigo despierto— invite a Oliver a caminar, hasta que llegamos a un parque y nos sentamos en el pasto, bajo la sombra de un árbol. No pude evitar recostarme en sus piernas— me gustan los climas fríos pero también tomar el sol.
— Podríamos ir a la playa algún día.
—Suena bien para mí, arena y mar.
— Creí que nos veríamos con más personas— resoplo, sin abrir los ojos.
— Me cancelaron, no me importa ¿quieres ir al cine cuando decida levantarme?— le siento reír— no hay ninguna película que quiera ver pero quiero ir al cine.
— Está bien. Me gusta ir al cine— ya lo imagino, nadie puede verlo en el cine. Si cuando me acosté en sus piernas pude notar que se puso un poco tenso. No se apartó, y eso me parece tierno. Oliver se está esforzando mucho para enfrentar su timidez. Le he dicho muchas veces que no lo haga por mí, sino por él. Yo solo le ayudare.
— ¿Qué hora es? ¿Aún es temprano para ir?
— Es buena hora, no habrá fila— abro los ojos. El cielo es tan azul… suspiro y alzo las manos para acariciar el cabello de Oliver.
— Dame un beso.
— Isaac…
— Solo es un beso, no es…— me detengo al verle sonreír.
— Es que es incómodo inclinarme tanto para besarte, si te levantaras…— ahora yo me rio. Me siento, estirando las piernas. Antes de que pueda hacer algo más, me tiro contra él, empujándole al pasto.
— ¿Mejor?
— Mejor— me besa. Sus dedos son suaves sobre mi espalda— si aún quieres ir al cine, será mejor levantarnos— Aunque dice eso no se mueve… Quizá porque yo estoy encima de él. Le sonrió y me levanto. Le extiendo la mano para ayudarle, y no la suelto cuando los dos estamos de pie. Hago que me siga por la calle. El cine queda a algunas calles, y no suelto su mano en todo el camino, solo haya que llegamos y nos ponemos a ver que películas están pasando.
— ¿Qué quieres ver?
— Tú me invitaste.
— Sí pero los dos veremos la película así que elige también— Hay dos películas infantiles, una de terror y algunas comedias— Las comedias me parecen bien.
— Sí, las otras no las soportare sin quédame dormido.
— ¿Hasta la de terror?
— No me asusto con las películas de terror ¿me adelanto a la fila de los dulces?— hay una fila algo larga en las palomitas y dulces. Le señalo mientras yo voy a la fila de los boletos. Hay mas fila de lo que esperaría y la mayoría son de familias con niños pequeños. Espero que lo que quieran ver sean las películas animadas porque sería un fastidio entrar a la sala donde solo hay niños. Compro los boletos y me pongo a buscar a Oliver en la fila. Le encuentro casi al inicio, así que paso entre las personas para ponerme al inicio de la fila junto a él.
— ¿Quieres algo además de palomitas y sodas?
— Dulces, si tienen chocolates mejor.
— Bien— Solo esperamos unos minutos mas para que sea nuestro turno. Aún tenemos tiempo para que inicie la película— ¿En qué sala estamos?
— La cinco— Levanto la vista para ver los señalamientos— Por allá. Dame— Le quito unas palomitas y una soda— ¿Por qué tienes dos palomitas?
— Porque nunca son suficientes— Lo dice en voz baja, pero lo escucho. Me rio, y lo empujo hasta la sala, donde entrego los boletos. No veo niños. La película aun no inicia, ni siquiera están pasando los primeros cortos. Me reclino contra él.
— Tengo frio— No dice nada. La pantalla se enciende y comienzan los dichosos cortos. Oliver siempre esta cómodo en el cine, así que puedo quedarme así, contra él, mientras vemos la película. Solo pasan quince minutos para darme cuenta de que estamos viendo una comedia romántica. Doy una mirada a la sala, creo notar que la mayoría de los que entraron son parejas. No se lo digo a Oliver.
La película termina, y me estiro, suspirando.
— No me gusto.
— ¿No?
— Prefiero algo más emocionante— Yo también, no fue mala pero para la mitad de la película ya me había aburrido— Fijémonos antes de venir para la próxima.
— Oh, vamos, si fue algo muy adorable, cariño— Le digo, intento no sonreír. Oliver se queda parado en medio de la salida. tiene la cara muy roja y la boca abiertas— ¿Qué paso?— Sé muy bien que paso, y por eso me cuesta mucho contener la risa— ¿Cariño?
— Isaac.
— ¿Si, cariño?
— Basta— Es un balbuceo que apenas entiendo, y finalmente comienzo a reírme. La chica de la película no dejaba de decirle cariño al protagonista con un tono muy meloso.
— Deberías ver tu cara. No soy mucho de poner apodos, pero podría hacerlo. Cariño no suena tan mal una vez que lo dices.
— No lo hagas… es… extraño.
— Te gusta que te llame así— Le doy un codazo, riendo. Su cara se pone más roja— No creí que fuera posible que tu cara se pusiera tan roja.
— Es que eso fue demasiado.
— Supongo. Además me siento un poco cursi diciéndote cariño todo el tiempo… ¿Cómo me llamarías tu?
— ¿Cómo?
— Sí, un apodo o algo así.
— Eh…no lo sé— su cara aun esta roja. Le tomo la mano y caminamos, alejándonos del cine— No creo que pueda decirte una palabra como esa—Balbucea lo que me suena como “Cariño” o “querido”.
— Umm… ninguno se siente cómodo con esas palabras. Es un poco decepcionante que te vendan eso como su fuera algo lindo que tienes que compartir con tu pareja.
— Creo que hay otras formas de demostrar que alguien te gusta, y que quieres a alguien— Le miro. Eso me interesa.
— ¿Cómo cuáles?— me da un leve apretón en la mano— Ya veo, tienes razón. No necesitamos algo cariñoso entre nosotros.
— Podría hacer… Si tu quisieras, no me molestaría que lo hicieras. Me costará acostumbrarme a eso pero creo que estará bien.
— No, no lo quiero— Siento que Oliver cede mucho para complacerme. No siempre, pero no siento que sea una relación justa— Pero podría usar un apodo diferente.
— ¿Apodo? ¿cómo qué?— Frunce el ceño ¿está pensando en algo tonto para el apodo? Le sonrió.
— No lo he pensado…— intento recodar algo que funcione— tenía un amigo cuando estaba en la escuela primaria, se llama Christofer pero todos le decíamos Chris porque era muy largo.
— Mi nombre no es largo. Tampoco el tuyo— Me rio, le jalo hacia mi y le beso. Mis manos pasan por sus hombros hasta el cabello. Me gusta mucho enredar mis dedos en sus rizos.
— ¿Puedo llamarte Ollie?
— ¿Qué?
— Oliver no es largo, Ollie suena bien para mí. No es cursi y es como llamarte normalmente.
— ¿Ollie?— murmura, mirándome— Nadie me llama así. Me… gusta también.
— ¿En serio?
— Sí.
— Estupendo, entonces te llamare Ollie— Ahora él me besa. No es tan romántico como decirle cariño, pero siente diferente, especial. Es algo que solo tendremos nosotros.
— Me gustaría ponerte uno también, pero… Isaac me gusta. Usar tu nombre me hace sentir… real. Eres tú, Isaac. No sé cómo explicarlo.
— Creo que lo entiendo— Especial, es lo que entiendo, soy especial para Ollie. No me importa no tener mi propia palabra cariñosa o un apodo lindo, cuando sé porque, eso parece insignificante a comparación— Pero te seguiré llamando Ollie de cualquier modo.