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Siempre ambos por yaoiana

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Notas del capitulo:

Hola a todos y todas, gracias por el respaldo a esta historia. Dejo aquí el link donde también en Wattpad se está subiendo esta historia: link

Un agradecimiento especial a:

 

- akron

-anitaecu

-irisita_99

- kela1982

Por tomarse el tiempo y dejarme un mensaje de aliento.  Un abrazo para todos y todas y que sigan disfrutando de esta nueva actualización. 

Capítulo 3: Solicitud de Emparejamiento

 

Agotado pero más tranquilo al destruir todo a su paso, regresó al palacio con un vacío en el estómago al pensar que su hermano ya no estaría allí.  Comprendía si el menor se había largado, pues él tampoco comprendía que estaba pasando con su yoki.

Grande fue su sorpresa al ingresar al palacio y ver allí a su hermano con la apariencia de costumbre. El menor lo miraba entre sorprendido, asustado y apenado. Inuyasha se fijó  en su ensangrentado vestuario y la preocupación invadió sus ojos. 

 

−       Estoy bien- le dijo a su hermano- me organizaré y bajaré a desayunar.  Akuma - le dijo a su general que apenas detalló que estaba ahí-.

 

−       ¿Si, mi lord?

 

−       Lleva a un pelotón de soldados contigo, empiecen la limpieza y el paso a seguir para declarar la zona oriental de las tierras de Kirinmaru como nuestras. 

 

−       ¿ Pero Señor? - sorprendido- el lugar estaba infestado de demonios…

 

−       He acabado con ellos.

 

−       Mi lord, por eso es nuestro líder - entusiasmado.

 

−       Yo… quiero ir - dijo en tono bajo Inuyasha.

 

−       Jaken- llamó a su sirviente-

 

−       Si, amo bonito.

 

−       Prepara a Ah-Un para que Inuyasha lo monte.

 

−       ¿ Si puedo ir? - preguntó entre emocionado y cohibido.

 

−       ¿ Qué no escuchaste al amo, tonto mitad bestia?, irás en Ah-Un, debes cuidarlo bien, sino mi amo te volverá…

 

−       ¡ Jaken! - levantó su voz interrumpiendo al demonio.

 

−       Lo siento amo, ven Inuyasha, vamos al establo. 

 

Mientras se organizaba para el baño, pudo desde su ventana ver a Inuyasha irse en su bestia.  No sabía cómo serían las cosas para ambos ahora, pero estaba seguro que su hermano no se iría del palacio.

Luego del baño, estuvo en el despacho por varios minutos organizando algunos documentos, cuando Jaken interrumpió en su estancia de una forma impropia para él.

 

–       ¡Amo, han atacado al pelotón!

 

Su primer pensamiento fue en que Inuyasha estuviera bien. Bajó con premura a la entrada y pudo ver a algunos soldados heridos y vendados, Ah-Un estaba bien y Akuma igual, ¿ dónde demonios estaba Inuyasha?

 

−       Mi señor… - se presentó su general, pero antes de escuchar su reporte habló.

 

−       ¿ Inuyasha?

 

−       Verá...pues... 

 

−       ¡ YA DÉJAME EN PAZ! - escuchó la voz de su hermano a lo lejos y cuando lo buscó, lo vio acompañado de una no muy grata presencia.

 

−       ¡ Ranmaru!- utilizó su potente voz para llamar al sujeto.  Ranmaru era el líder de las tierras del norte, un youkai de fuego, con forma humanoide fornida, grandes pectorales, piel morena y un llamativo cabello cobrizo, mezclando perfectamente el naranja y rojo.  Sus ojos eran de un potente color marrón y su pecho era adornado por un collar de garras negras. 

 

−       OH, pero si es Lord Sesshoumaru, tanto tiempo… - comentaba risueño- escuché que hiciste un desastre ayer en las tierras de Kirinmaru y cuando fui a ver, me llevo la sorpresa de que estabas conquistándolas.

 

−       No tengo porqué pedir permiso para dominarlas, nuestro linaje acabó con él.

 

−       Vaya, quieres dejar a tus tierras igual que tu ego, sin límites. 

 

−       ¿A qué has venido? 

 

−       Siempre estoico y directo, verás, mientras observaba me topé algo… corrijo, me tope a alguien muy interesante  - mirando a Inuyasha- tu pequeño hermano mitad bestia es alguien muy hábil, acabó con la mitad de los youkai solo y sanó a la mayoría… tienes una gran arma a tu disposición. 

 

−       Mira cretino - dijo Inuyasha- no soy ninguna arma y no estoy bajo las órdenes de Sesshoumaru, déjame en paz sino quieres que te perfore con mi espada. 

 

−       Vaya… eres muy rebelde, sería un placer mancillarte - comentó el demonio del norte mientras le tomaba bruscamente el mentón a Inuyasha. Ante tal hecho, su yoki reaccionó y se interpuso entre la criatura y su hermano, quien quedó a su espalda. 

 

−       No te atrevas a tocarlo de nuevo - gruñó dejando ver sus colmillos y es que ver esa acción, le había denotado en la mente la frase “ no toques lo que me pertenece”.

 

−       Vaya… esto es aún más interesante… - dijo divertido el pelifuego- bien, hago una solicitud de emparejamiento - sonriendo con altanería- vendré en un mes por ti, pequeño hanyou.

 

−       Piérdete loco - espetó el menor sin entender.

 

−       Jajaja - rio divertido- adiós Sesshoumaru, adiós Inuyasha, nos veremos pronto - comentó mientras se iba en una especie de llamarada por el cielo. 

 

−       Ja¡ imbécil, ¿ quién se cree? - gruñó Inuyasha, pero guardó silencio al ver el semblante frío e iracundo de su hermano, quien entraba al castillo sin mirarlo.

 

−       Ay, si qué eres tonto Inuyasha, mira lo que has causado, solo le traes problemas a mi amo bonito.

 

−       Mira renacuajo, me vas explicando, porque yo no he hecho nada, ni entiendo que está pasando.

 

−       Sí que eres tonto… 

 

−       Yo puedo explicarlo amo Inuyasha- dijo una voz que provenía desde su mejilla, cuando llevó su palma al rostro por la picazón, vio al viejo Myoga aplastado en su mano.

 

−       ¿Aún sigues con vida, viejo? hacía tiempo que no te veía.

 

−       Me ofende amo, siempre he estado velando por usted, me sorprende que esté al lado del señor Sesshoumaru liderando las tierras de su difunto padre que en paz descanse.

 

−       Si si, al grano anciano.

 

−       Es algo sumamente importante amo, no se desespere, mejor entremos al palacio y le explicaré todo con calma.

 

−       Bien… -  dijo mientras entraba.

 

Su cuarto había pagado la osadía de Ranmaru, maldito demonio, ¿ cómo se atrevía a pisar sus tierras y a pedir algo suyo?, no consideraba a Inuyasha como una pertenencia, pero al pertenecer a su familia estaba bajo su cuidado, o eso se quería hacer creer.  Cuando recordaba las infames garras sobre el rostro de su hermano, una fiebre intensa iniciaba en su estómago y dominaba todo su cuerpo.  

Tal como era de esperar, su hermano no lo rechazó pero tampoco aceptó, el hanyou aún era principiante en las leyes demoníacas, por eso debía pensar en qué alternativa tomar para que su hermano no terminara en sus manos. 

 

−       Vaya, tiene un cuarto muy bonito, amo Inuyasha, jamás pensé verlo en el palacio, mi corazón se llena de dicha - llorando.

 

−       Ya Myoga, deja el drama… ¿ y tú sapo, qué haces aquí? - dijo mirando a Jaken en su alcoba.

 

−       Vengo a ampliar la información de Myoga, y luego requiero hablar con él.

 

−       Jum… raros, bien, al grano anciano… 

 

−       Bueno amo, lo primero es comentarle que entre los youkais existen dos géneros, los demonios activos y los pasivos, su rol depende de la pureza de su sangre. Esto con el fin de que su descendencia no se pierda o desdibuje. ¿Hasta aquí claro, amo?

 

−       Si, continúa.

 

−       Bien, todos y todas los mitad bestia son pasivos, pues... eje…- algo nervioso-

 

−       No tenemos toda nuestra sangre pura, lo comprendo - gruñendo al referirse a sí mismo-

 

−       Tristemente es así, por eso los hanyou no son apetecibles para procrear, porque el linaje se distorsiona.

 

−       ¿ Mi madre… era pasiva? - algo confundido.

 

−       Podría decirse, ya que los humanos no tienen sangre yokai, pero pueden engendrar.  

 

−       ¿ Y Sesshoumaru?

 

−       Tonto Inuyasha, es obvio que mi amo bonito es un activo, es el heredero del linaje perro demonio - dijo con orgullo Jaken-

 

−       Así es, el amo Sesshoumaru es activo, los únicos que quedan con sangre de perro demonio son la señora Irasue que es pasiva, el amo Sesshoumaru que es activo y usted que es pasivo, amo Inuyasha - completó.

 

−       ¿ Nuestras hijas no cuentan? - algo ofendido.

 

−       Apreciamos mucho a las señoritas amo - continuó Myoga- pero ellas no pueden continuar con el linaje, por ejemplo, la señorita Moroha solo tiene un tercio de sangre de perro demonio y las señoritas Towa y Setsuna….

 

−       Son pasivas - espetó Inuyasha.

 

−       Veo que lo ha comprendido amo, por eso el linaje de su familia está en juego.

 

−       Espera Myoga, eso que tiene que ver con el tal emparejamiento.

 

−       Allá iba amo, un demonio activo puede solicitar a un pasivo ser su pareja, es lo que se llama solicitud de emparejamiento.  Consiste en que… bueno…

 

−       Suéltalo - pronunció amenazadoramente.

 

−       En que al momento de aparearse verán si sus yokis son compatibles y cómo será su descendencia - completó Jaken.

 

−       Esperen… es decir que ese bastardo, ¿ quiere abusar de mí y saber si puedo quedar embarazado?

 

−       Por eso te dije que habías traído problemas a mi amo bonito - riñó el demonio verde.

 

−       Ni que eso fuera a pasar, primero lo degollo.

 

−       No es tan fácil amo, él al solicitarlo de forma correcta… puede tomarlo a la fuerza y nadie puede intervenir, ni siquiera el amo Sesshoumaru - suspiró algo angustiado Myoga- si es un serio problema. 

 

−       A menos qué… - comenta Jaken mirando a Myoga.

 

−       También creo que sería la única alternativa.

 

−       ¿ De qué hablan, viejos mañosos? - comentó algo molesto Inuyasha. 

 

−       No se enoje amo, es solo que… todo depende del amo Sesshoumaru. 

 

−       Ja¡ no le voy a deber favores a ese tonto, por su culpa me metí en este embrollo.

 

−       Pues lo mejor para mi amo es que se lleven a este impertinente hanyou bien lejos, así tendrá paz  - se pronunció Jaken defendiendo a su amo.

 

−       ¿Qué dijiste sanguijuela? - iba a golpearlo Inuyasha.

 

−       ¡Suficiente! - se escuchó una cuarta voz en la habitación. Sesshoumaru había escuchado todo y se encontraba un tanto molesto- Inuyasha, pasa a mi cuarto, ahora - dijo en tono de orden.

 

−       Para el señor Sesshoumaru también debe ser complicado esto, por favor amo, intente ser paciente y prudente.

 

−       Tsk… bien - gruñó para ir donde su hermano.  Entró en el cuarto y vio al mayor mirando por el balcón- aquí estoy - dijo de mala gana.

 

−       ¿Qué te dijo Myoga?

 

−       Me comentó el embrollo en el que inocentemente me metí - gruñendo.

 

−       ¿ Te dieron alternativas? 

 

−       No… solo mencionaron que estaba en tus manos. ¿Esto en qué carajo te afecta a ti? 

 

−       A mí no, a nosotros, a nuestro linaje. 

 

−       Explícate.

 

−       Eres pasivo y yo activo, ambos tenemos sangre de perros demonio… ¿así o más claro? - mirándolo fijamente.

 

−       Espera… me estás insinuando que… ¿ nos reproduzcamos? – sorprendido.

 

−       Es con él o conmigo - fue la escueta respuesta.

 

−       ¿Estás loco, Sesshoumaru?, somos hermanos, además, puedo matar a ese infeliz si me lo propongo.

 

−       ¿Ah si?, ¿por qué crees que te oculté de Kirinmaru?, debes recordar tu lugar Inuyasha, eres un mitad bestia. 

 

−       Te voy a cerrar esa boca, infeliz.

 

Su hermano menor se fue en su contra, pero con un ágil movimiento, lo tiró sobre la cama y lo inmovilizó poniéndole los brazos en la espalda, como si lo estuviera esposando. 

 

−       Si así te vas a defender de Ranmaru, déjame decirte que terminarás subyugado por él, nadie te tendrá piedad Inuyasha y menos ese sujeto- soltando el agarre. 

 

−       Desgraciado - gruñendo- ¿ crees que es fácil, bastardo?, en primer lugar, soy tu hermano, en segundo, yo aún amo a mi esposa y tercero… es… no, no puedo. 

 

−       No puedo proponerte más opciones, un pasivo es apetecido siempre y cuando no tenga el olor de otro youkai encima, eso demuestra que no pertenece a alguien.  

 

−       Tsk… como si fuera… un arma - dijo recordando las palabras de aquel bestia pelifuego.

 

−       Ahora vas comprendiendo, él lo hizo con el propósito de destruir nuestro linaje.

 

−       Pero… tu madre aún sigue viva - sugirió pero de inmediato calló al ver el rostro molesto de su hermano.

 

−       Mi madre es la guardiana de los portales del inframundo y con el único que puede aparearse para que nuestra raza siga existiendo es conmigo. 

 

−       Yo… - tragando- no insinuaba que te acostaras con tu madre.

 

−       Es bueno que lo comprendas, porque no pienso hacerlo. 

 

−       ¿ De verdad, no existe otra manera? - preguntó con angustia. 

 

−       Puedes buscar otro demonio que impregne su aroma en ti - mencionó sintiendo como su yoki se alteraba. 

 

−       ¿Estás loco? no quiero que nadie me toque, prefiero que seas tú - gruñendo- solo pregunto si hay otra posibilidad…

 

−       No la hay.

 

−       Esto es… tan irreal, tu y yo, descendencia… - respirando agitado- ¿ no sientes remordimiento por el recuerdo de Rin? 

 

−       Rin está muerta, nada cambiará ese hecho, debes preocuparte por ti, los muertos no pueden ayudarnos.

 

−       Tienes… razón. 

 

−       Mira Inuyasha - suspirando- no tenemos que hacer esto ya, se supone que en un mes pasará todo, sin embargo, puede que venga más pronto,  hay demonios que usan su astucia para destruir, por eso te dije que no solo batallando se gana la guerra, esta es otra estrategia.

 

−       Si, ya estoy comprendiendo de no muy buena forma - suspirando-  yo… supongo que entre más pronto, será mejor. 

 

−       Bien, acomódate en la cama.

 

Inuyasha palideció ante esa sentencia, por su parte, fingía que sería igual de irreal, pero su yoki estaba demasiado ansioso. ¿Su yoki reaccionaba así por Inuyasha por compartir la misma sangre?, podría ser la gran razón de su despertar y no tenía forma de comprobarlo.  Cuando vio a su hermano recostado en la mitad de la gran cama, se relamió los labios. 

Se acomodó sobre su hermano y dejó caer su peso, sintiendo así el calor de aquella nívea piel.

 

−       No vayas actuar como una bestia, ¿entendiste idiota? - mirándolo sonrojado.

 

−       Y tú deja de ser tan vulgar - gruñendo.

 

−       ¿ Cómo me… mmmm - fue callado por la boca de Sesshoumaru sobre la suya. Si bien había besado a Kikyo y a Kagome, el mayor lo besaba con una pasión y fiereza desconocida para él… se sentía muy bien.

 

−       Creo que he descubierto una forma para que te quedes callado - pronunció con sorna.

 

−       ¿ Qué dijis… mmm - volvió a ser besado pero esta vez, la lengua de su hermano entró en su cavidad.

 

La boca de su hermano sabía a gloria, aquel elixir comenzaba a darle vigor a su yoki interior.  Enredó su lengua con la tímida de Inuyasha, si bien su hermano ya había tenido intimidad con esa humana, nunca se había entregado siendo un pasivo y saber que sería el primero, le daba un júbilo morboso a su parte demoniaca. 

Sus besos pasaron al mentón y luego al níveo cuello.  La piel del menor era embriagante, jamás imaginó que aquel mitad bestia, pudiera ser tan apetecible.  

Con cuidado ya que sus colmillos estaban saliendo, dio pequeñas mordidas en el cuello y la clavícula de su hermano. 

 

−       Se… Sesshoumaru… - lo llamó-

 

−       ¿ Qué sucede?....

 

−       ¿ Lo hueles también? 

 

−       ¿ Qué?– indagó curioso.

 

−       No lo sé, hay un aroma embriagante en el cuarto, comienza a extasiarme.

 

−       No lo percibo.

 

Era verdad, tan solo podía sentir el dulce aroma de la piel de Inuyasha en sus fosas. Quitó la prenda superior del traje de su hermano y la tiró a un lado de la cama.  Se deleitó observando como el pecho del menor subía y bajaba aceleradamente y como tapaba su nariz ante el olor que decía percibir. Sus mejillas estaban sonrojadas y sus orejas estaban gachas… Inuyasha estaba sumiso ante él.

 

−       ¿Qué...me ves, idiota?  - apenado-  intenta controlarte, tus ojos están cambiando.

 

−       Tienes mi yoki al límite… 





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