Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre ambos por yaoiana

[Reviews - 52]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Epílogo

 

Estaba aburrido leyendo y firmando papeles. Si, Sesshoumaru había continuado con el ejercicio de enseñarle a leer y escribir el dialecto yokai, es más, lo había obligado a crear una firma, ya que como su cónyuge, él debía cumplir con firmar aprobaciones de los orfebres u otros asuntos.

 

−       Maldito Sesshoumaru–gruñó. No odiaba a su esposo, solamente que le molestaba esa tóxica relación de sobreprotección, pero lo comprendía después de todo lo sucedido.

 

El demonio había salido del territorio junto con el general y no quiso llevarlo en primer lugar por los cachorros y en segundo, por protegerlo. El invierno estaba por empezar y eso indicaba escasez de alimentos, por lo cuál, su marido ofreció algunos para los demonios en situación más vulnerable.

Ser regente implicaba menguar posibles rebeliones, es por tal motivo, que no había ido y estaba ocupado leyendo y firmando papeles. Mientras pasaba los documentos, uno en particular de apariencia vieja, se resbaló al suelo. Lo tomó y un olor particular inundó su nariz, era el vago olor de su padre. Comenzó a leer y se conmovió, además, de que un plan se maquinaba en su mente.

 

Carta:

“Querido hijo, has llegado siete días después de los primeros copos de nieve. Eres mi primogénito y quién espero siga mi legado. Espero criarte de la mejor manera para que impartas justicia, para que el poder no enceguezca tus ojos y que el orgullo no impregne tu palabra.

 

Aunque hayas nacido en invierno, espero que traigas la primavera en todo nuestro reino y pobladores.

 

Atentamente,

 

Inu No Taicho

 

¿Su padre alguna vez habría escrito para él?, le tendría que preguntar a su hermano. Lo importante ahora era que ya había caído el primer copo de nieve, es decir, que la fecha del cumpleaños de su esposo estaba por cumplirse.  Lastimosamente, las chicas estaban en la otra época comprando algunos materiales que faltaban para inaugurar la Academia en primavera, así hubiera podido pedir algo para su esposo. Las únicas personas disponibles en aquel momento para poner en marcha su plan, eran el sapo y el zorro llorón.

 

−        No habiendo más–suspiró. Convocó a ambos demonios al despacho, supo que estaban algo inquietos por el llamado pero les sonrió tenue.

 

−       Sapo, zorro tonto, los he llamado para algo importante

 

−       ¿A quién le dices tonto?, tonto– bufó Shippo.

 

−       A ti, obvio– giró los ojos– eso no es lo importante, los he llamado porque quiero celebrar el cumpleaños de Sesshoumaru y necesito ideas.

 

−       ¿El cumpleaños del amo bonito?–parpadeó Jaken– ¿es por estas fechas?

 

−       Así es y si veo que preguntas, es porque tampoco lo sabías... es más, ¿alguna vez ese tonto a celebrado su cumpleaños?– preguntó.

 

−       No que yo sepa–respondió el yokai verde.

 

−       Me lo imaginaba–suspiró– quiero celebrarlo, por lo general, los humanos parten un pastel, cantan al festejado y le dan regalos.

 

−       Mmm creo que las cocineras pueden encargarse del pastel y un banquete, podemos decorar con flores y telas... el reto será lo que cada uno le dará de presente–comentó Shippo.

 

−       Entonces a la marcha, quiero que todo esté listo antes de que Sesshoumaru llegue.

 

−       Yo me ocuparé de las decoraciones– manifestó Jaken– me esforzaré al máximo por el amo bonito– dijo con entusiasmo.

 

Luego de aquella orden, todo en el castillo parecía un caos.  Los sirvientes corrían de un lado para otro cortando y preparando flores, telas y demás adornos para la sorpresa a su señor.  

Fue una fortuna que al otro día de haber comentado el plan, hubiesen llegado las chicas.  Ellas habían aceptado gustosas la propuesta y de inmediato se pusieron en marcha para aportar al festejo.  Entre Moroha y Setsuna, dieron las pautas y ayuda para la preparación del pomposo pastel, el cual, contaba con 6 pisos, formando una especie de torre. Entre los pisos, el color del glaseado  se intercalaba entre el blanco y el azul, con un exquisito diseño decorativo de invierno y copos de nieve.

 

−       Oye pa… ¿cómo lo ves?

 

−       Me gusta, es elegante y sobrio como Sesshoumaru.

 

−       El problema que vemos es… – se animó a decir Setsuna– que no sabemos cuántas velas poner, es decir, ¿cuántos años cumplirá padre?

 

−       Jumm– pensó el hanyou– tampoco sé en específico, pero ese tonto ya pasó de los doscientos años– expresó con simpleza mientras levantaba los hombros– solo pongamos algunas, que hagan juego con el pastel, no creo que ponerle o quitarle algún año le afecte.

 

−       Jajaja, ay pa, nunca cambias– rio Moroha ante la recomendación de su padre.

 

−       ¡Wow, está quedando genial el pastel!– comentó Shippo mientras entraba a la cocina cargando algunos víveres, seguido por Towa quien traía otra caja.

 

−       Si, todos los preparativos van bien– comentó Inuyasha– lo más difícil creo que han sido los presentes y hablando de ellos… ¿ya los tienen?– indagó.

 

Todos se miraron entre sí, su semblante demostraba que todos estaban en aprietos con los regalos.  Fue Towa quien rompió el hielo pidiendo sugerencias sobre los gustos de su padre.

 

−       Inuyasha, tú has conocido por más tiempo a nuestro padre, ¿qué le gusta?

 

−       El que más tiempo ha acompañado a Sesshoumaru es Jaken, pero en resumen, su padre es un hombre sobrio pero altivo, elegante pero no extravagante, le gusta destacar y tener cosas particulares.

 

−       Bueno… eso dice mucho y a la vez no– mencionaba Shippo mientras se rascaba la mejilla.

 

−       Nos toca movernos, Sesshoumaru envió un mensaje, llega en tres días– mencionó Inuyasha.

 

−       ¡TRES DÍAS!– gritaron todos a coro.

 

*****

Había llegado al palacio luego de estar casi una semana por fuera. Si no fuera por su olfato quién le indicaba que su familia estaba en casa, estaría preocupado por el asfixiante silencio. El castillo desde que todos vivían allí, se había vuelto colorido y jamás estaba en silencio, incluso, los sirvientes se habían impregnado de la energía de Inuyasha, las chicas y los cachorros.

Cuando pasó las puertas del palacio, un gran barullo lo sorprendió. Su familia y servidumbre estaban aplaudiendo detrás de un pastel.  También, el recinto estaba perfectamente decorado con telas platas y doradas, impregnadas del dulce aroma de las camelias que estaban por todas partes.

Aún atónito y sin entender, miró fijamente a su esposo en busca de respuestas; lo vio negar con su cabeza y luego como este se acercaba y lo abrazaba por el cuello.

 

−       Veo que estás sorprendido– pronunció el hanyou.

 

−       No entiendo que está pasando– respondió con sinceridad.

 

−       Idiota– gruñó– es tu fiesta de cumpleaños, naciste por estas fechas, ¿cierto?

 

Su mente trabajaba rápidamente, si, había nacido por estas fechas de invierno, pero no sabía cómo Inuyasha conocía esa información. Estaba sorprendido, realmente sorprendido porque todos lo supieran y estuvieran allí festejando su natalicio. 

Abrazó a su esposo por la cintura y lo besó cortamente, luego tomó su mano y caminó hasta donde todos lo esperaban.

 

−       Realmente ha sido una sorpresa, es la primera vez que celebro mi cumpleaños– mencionó– les agradezco este benevolente acto de reconocimiento– inclinó su cabeza ante sus familiares y sirvientes, los cuales, se sintieron felices.

 

−       Pasemos todos y todas al comedor al gran banquete y luego cantaremos el festejo a Sesshoumaru.

 

Tanto su familia como la servidumbre se sentaron en el organizado comedor, en aquel momento de festejo, no se hizo hincapié en la diferencia de roles, todos eran iguales en aquel instante de celebración.  Tanto el hanyou como las chicas, habían optado porque la fiesta fuera algo íntima y con seres de confianza.

Inuyasha por su parte, observaba que su esposo estaba en un efervescente grado de tranquilidad y mucho más mientras se encontraba cargando a los cachorros que le balbuceaban.

 

−       Creo que intentan felicitarte– sonrió Inuyasha al ver a sus hijos intentar hablar.

 

−       Fue difícil estar por fuera, creo que es la primera vez que me separo de ti y los cachorros.

 

−       También te extrañamos, tonto– expresó con cariño– ¿estás a gusto con esto?

 

−       Extrañado, es la primera vez que festejo y no sé qué sentir.

 

−       Me lo imaginé– respondió.

 

−       ¿Cómo lo supiste?

 

−       Encontré un escrito de padre, una carta– corrigió– aún no se acaban las sorpresas, cada uno te tiene un presente para ti.

 

−       Inuyasha– mencionó mientras le tomaba la mano– gracias por esto… significa mucho para mí.

 

−       Al igual que tú para mí– apretando su mano– para nosotros.

 

−       Padre, ¿te ha gustado la sorpresa?– se animó a preguntar Towa.

 

−       Gracias por este presente– sonrió tenuemente.

 

−       Todos pusimos de nuestra parte– especificó animadamente Moroha– los sirvientes hicieron el banquete, Setsuna y yo ayudamos con el pastel, Towa y Shipo fueron por los alimentos y el señor Jaken se encargó de toda la decoración.

 

−       Comprendo– asintió a gusto– Jaken, ¿por qué elegiste las camelias?

 

−       Si me permite amo, creo que la camelia es la flor que más se parece a usted y que conmemoraba su natalicio– comentó el demonio verde– la camelia es denominada como la flor del tiempo, son flores que nacen con la llegada de la primavera y se mantienen vivas resistiendo incluso el frío del invierno. Son consideradas flores perennes, además, su significado «humildad» y «discreción».

 

−       Jajaja, vaya Jaken, sino fuera porque sé que soy el esposo de Sesshoumaru, estaría celoso de tu amor– rio el hanyou.

 

−       ¿Qué… qué está diciendo Inuyasha?– exclamó el demonio un tanto sonrojado– mi amo bonito solo merece lo mejor– gruñó.

 

−       Hiciste una buena elección, Jaken– confirmó el daiyokai, observando las pequeñas lágrimas de emoción en su sirviente.

 

−       Señor Sesshoumaru, luego del pastel déjeme ser la primera en entregarle mi regalo, ¡¿sí?¡– preguntó emocionada Moroha.

 

−       De acuerdo– respondió mientras sonreía cálidamente, Moroha y su entusiasmo siempre le recordaba a Inuyasha.

 

−       Enana, sí que no se te acaba la batería– molestó Inuyasha.

 

El momento del pastel llegó, tanto Sesshoumaru como Inuyasha cargaron a los cachorros.  Fue Setsuna quien encendió las velas y todos a coro comenzaron a recitar la canción del natalicio y buenos deseos para el demonio mayor.

Cuando sopló las velas, vio una pequeña luz invadir el recinto, era Towa quien había tomado una foto para retratar el recuerdo. Setsuna se encargó de partir el pastel y Mikado repartió a cada asistente.

Sesshoumaru veía divertido como su esposo combatía con Yukiyo ya que metía las manos al pastel y luego a su boca, mientras que el cargaba al tranquilo Ryotaki que comía pastel de la cuchara.

 

−       Claro, siempre cargas a Ryotaki porque es más tranquilo y me dejas al más revoltoso– gruñó Inuyasha.

 

−       Yukiyo también se porta bien conmigo.

 

−       ¿ Eso crees? Entonces toma– le entregó a Yukiyo y él cargó a Ryotaki.

 

Inuyasha iba a cantar victoria cuando el bebé comenzó a menearse y mover sus manos, pero Sesshoumaru lo llamó por su nombre, un tanto serio y el cachorro se quedó quieto.  Ahora recibía el pastel de la cuchara al igual que su gemelo. El daiyokai miró con altivez y victoria a Inuyasha quien solo refunfuñó  y se quejó por los “traicioneros hijos que tenía”.

Después del pastel, llegó el momento de la entrega de regalos y tal como dijo Moroha, fue la primera en darle su presente.

 

−       Señor Sesshoumaru, espero que sea de su agrado– dijo la menor mientras destapaba una hermosa pintura.  En una perfecta técnica de lienzo, estaban en el centro retratados Inuyasha y Sesshoumaru quienes cargaban a los gemelos; al lado derecho de Inuyasha, estaba pintada Moroha y al lado izquierdo de Sesshoumaru, Setsuna y Towa.  Además, sobre ellos estaban pintadas Rin y Kagome en forma de ángeles, como si estuvieran protegiendo a la familia desde el cielo.

 

−       Hija, es preciosa– respondió Inuyasha conmovido.

 

−       Concuerdo con tu padre, es esplendida– sonrió tenue Sesshoumaru– quiero que sea el cuadro principal de la Academia, gracias por el regalo, Moroha.

 

La menor se sonrojó y abrazó tanto a su padre como al daiyokai. Estaba emocionada de saber que el regalo les había gustado. 

La siguiente fue Setsuna, la cual, había compuesto con su violín, una pieza inspirada en Sesshoumaru. El salón fue inundado por el hermoso y tranquilo sonido, tanto, que los cachorros no quitaban la vista de la dirección de la melodía. Cuando se hubo terminado, todos en el salón, incluido los sirvientes, ovacionaron la presentación.

 

−       Espero que le haya gustado, padre– comentó la azabache.

 

−       ¿La compusiste para mí?–  indagó el demonio.

 

−       Ehh– sonrojada– si…

 

−       Gracias hija– espetó mientras ponía una mano en la cabeza de la joven y la acariciaba– me gustaría que se escuchara por todo el reino, ¿te parece si la volvemos el himno de la Academia?

 

−       Será un honor, padre– dijo mientras sonreía espléndidamente.

 

−       ¡Es mi turno!– espetó emocionada Towa– mira padre, es un álbum ilustrado de las criaturas emblemáticas de todo el mundo.

 

El mayor se sorprendió al ver el bello e ilustrado libro, pero lo que le llamó más aún la atención, es que en la primera parte estaba él retratado, con una descripción de su biografía y un encabezado que decía: “Es el más poderoso daiyōkai, temido durante toda la Era Feudal, quien también es conocido como el Rey Bestia del Oeste”.

Inuyasha miró también el libro y sonrió levemente, aquel regalo sabía que haría sentir a su esposo bastante orgulloso y altivo. 

 

−       ¿Te ha agradado el regalo?– pregunto la albina.

 

−       Es magnánimo, tiene una ilustración espléndida y unos datos totalmente fieles a la realidad– comentaba sin dejar de ojearlo.

 

−       Me alegra padre– sonrió la albina.

 

Los regalos seguían uno tras otro; Jaken le dio un traje parecido a una armadura con hebras de oro. Shippo un revitalizador de energía que había aprendido a elaborar de sus clases de magia, Mikado un par de zapatos y los demás sirvientes, ropa, artilugios, artesanías, incluso, Totosai envió una bonita funda con grabados y piedras para su espada.

Si bien Sesshoumaru no lo exteriorizó, se le hizo extraño que Inuyasha no le diera nada de cumpleaños.  Estaba intrigado y un tanto decepcionado, pero no quiso dañar el festejo con aquellos sentimientos.  Todo fue muy ameno y tipo once de la noche, ya estaba dando por finalizada la celebración.  Mikado llevó a dormir a los exhaustos cachorros, las chicas se fueron a sus cuartos e Inuyasha y Sesshoumaru a su recámara.

 

−       ¿ Te gustó la celebración, Sesshoumaru?

 

−       Si, solo hay algo que me tiene inquieto

 

−       ¿Mmm? ¿qué es?

 

−       Que no me diste nada de regalo– expresó.

 

−       Jaja, tonto– abrazándolo– claro que tengo un regalo para ti, solo quería dártelo en privado– comentó mientras se le sentaba en el regazo.

 

−       ¿Es un regalo de estos?– preguntó mientras embestía a Inuyasha.

 

−       No, idiota– sonrojado– no es un regalo libidinoso– gruñó pero luego sacaba una caja de su pantalón– mandé a hacer este collar.

 

Tomó el collar y se lo puso a su esposo. Este tenía forma de luna con inscritos y la cadena de un brillante oro. Cuando el daiyokai lo tuvo puesto, miró el grabado y supo de inmediato que era la letra de su hermano, la inscripción decía “Siempre ambos, S&I”.

 

−       Quería darte algo que siempre tuvieras puesto y que te permitiera recordar todo lo que hemos vivido y lo que hemos forjado– sonrió Inuyasha quien luego fue besado con ímpetu por su esposo.

 

−       Es el mejor regalo– susurró sobre los labios de su hanyou.

 

−       Aún falta otro.

 

−       ¿Hay más?– dijo sorpresivamente ansioso.

 

−       Si– Inuyasha se levantó y caminó hasta uno de los armarios, de allí sacó una caja y luego se la ofreció a su pareja. Este no esperó y de inmediato la abrió, quedando extrañado al ver un pequeño par de zapatos.

 

−       Creo que erraste en la talla– expresó con inocencia el daiyokai.

 

−       Jaja, tonto, no son para ti.

 

−       ¿Entonces?– aún sin entender.

 

−       Serás padre de nuevo– sonrió mientras lo abrazaba del cuello– tendremos un pequeño o pequeña hanyou.

 

−       Este regalo supera a todos– comentó mientras tomaba a su esposo por la cintura y lo atraía a su cuerpo.  Aunque creía que el regalo más importante que había recibido, hace años se lo había dado su padre… le había dado a Inuyasha.

 

Notas finales:

Hemos terminado esta historia.  Mil gracias a todos y todas las personas que me acompañaron con esta historia.   Espero en octubre o noviembre, publicar la primera parte del próximo fic llamado " El unificador".

 

Un abrazo¡¡


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).