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Ron Weasley Y La Última Reliquia por serchwolf

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Notas del capitulo:

Siguen mas muertes de personajes jeje

-Mi Señor, los encontramos- Dijo Alecto Carrow colocándose en una rodilla y haciendo una reverencia al Señor Oscuro.

Aun permanecían en el castillo en ruinas, Lord Voldemort había levantado un trono construyéndolo con algunos escombros del gran comedor, a su alrededor, tendidos en el suelo, se encontraban los cadáveres de todos aquellos a los que había asesinado unos momentos antes con la mortífera lluvia de cristales, se encontraba sentado concentrando toda su atención en la Varita de Saúco, la hacía girar entre sus largos y delgados dedos mientras sonreía triunfante.

Había ordenado a sus sirvientes que llevaran ante él a todo aquel mortifago que hubiese desertado durante la batalla final, haciendo un gran hincapié en…

-Adelante, hazlos venir aquí, no tenemos por qué hacer esperar a nuestros invitados- Respondió el Señor Oscuro con un tono burlesco.

Alecto indicó a su hermano que los trajera, Amycus solo demoro un segundo para hacerlos pasar a fuertes empujones, eran una mujer, un hombre y un chico, los tres se encontraban atados de manos.

-¡Lucius! Me alegra que tú y tu familia pudiesen venir, entiendo que interrumpí un pequeño viaje familiar- Se burló el Señor Oscuro mientras se levantaba de su trono y caminaba hacia ellos mirándolos con unos ojos llameantes de odio.- Pero tranquilo, pronto partirán y descansarán en paz.

-Mi… mi Señor… yo… yo- Lucius trataba de decir algo, pero no sabía qué, estaba aterrorizado como jamás en toda su vida había estado, sus rodillas temblaban con grandes espasmos, un sudor frio recorría su frente y sentía su respiración pesada.- Por fa…favor piedad…

Una furia colérica se apoderó del Señor Oscuro “¿Cómo se atreve este infeliz a clamar por piedad?” Pensó Voldemort para después mover la mano que no sostenía la varita para hacerlo levitar. Lucius dio un respingo de sorpresa y terror, Narcisa Malfoy se hincó y se aferró a la túnica del Señor Oscuro gritando y chillando.

-¡Por favor! ¡Perdónenos, tenga piedad, haremos lo que usted pida!- Gritaba histérica la mujer entre lagrimas.

-¡Como osas tocarme maldita traidora!- Gritó Voldemort a Narcisa.- Tú me mentiste acerca de Potter, por tu culpa casi lo pierdo todo, no esperes misericordia.

Voldemort movió la varita, un momento después la mujer había sido disparada hacia atrás, voló cerca de tres metros antes de golpear con fuerza el piso, por unos pocos centímetros casi golpea a los hermanos Carrow, ellos dieron unos pasos atrás para mantenerse seguros.

-¡Madre!- Chillo Draco, pero no se movió, el también se encontraba completamente paralizado del miedo.

-Es hora de pagar por todas tus estupideces mi querido Lucius tú y tu familia lo harán- Dijo Voldemort mientras apuntaba a él con su varita.

Intensas llamas rodearon el cuerpo de Lucius Malfoy, estaba siendo quemado vivo, gritos de agonía y de dolor se apoderaron del gran comedor, Voldemort apunto ahora a Narcisa a quien también se vio envuelta de inmediato por las llamas, también ella comenzó a dar alaridos de dolor y terror.

Draco no podía creer lo que estaba presenciando, sus padres estaban siendo asesinados frente a él, quería cubrir sus oídos para no escuchar los gritos de sus padres pero le fue imposible, aun tenía las manos atadas, pero de pronto ya no era necesario, los gritos cesaron de repente, ya habían muerto. El aire comenzaba a llenarse de un repugnante aroma dulzón de carne quemada, le revolvió el estomago a tal grado que casi lo hace vomitar, esa sensación hizo que diera unos pasos hacia atrás, pero sus pies chocaron con algo que lo hizo caer de espaldas, intento ver que era y al darse cuenta dio un grito de horror, se trataba del cuerpo de Harry Potter, tenía los ojos abiertos y lo miraba sin ver, su piel estaba tan pálida como la de Voldemort y en su cuello podía ver una gran herida que aun estaba húmeda.

-Veo que encontraste a tu amigo- Dijo el Señor Oscuro acercándose a Draco, lo tomó de la camisa y lo obligó a levantarse.- Por quien tú y tus padres me dieron la espalda, como verás no fue buena elección.

Voldemort colocó la punta de la varita en la frente del chico sonriendo, se sentía complacido por el terror que reflejaba el rostro de Draco y justo cuando estaba a punto de decir algo la sonrisa se desvaneció de golpe, frunció el ceño y volteo a ver a dos mortifagos, Draco no se había dado cuenta de en qué momento habían llegado. El Señor Oscuro soltó a Draco dejándolo caer nuevamente sobre el cuerpo sin vida de Harry, el chico se apartó del cadáver de un salto.

-¿En dónde está el muchacho?-Preguntó Lord Voldemort.

-El… escapó- Respondió uno de ellos, los Carrow se apartaron aun más.

 -Mi Señor, el se desapareció, creímos que no pudo haber llegado más allá de algunos metros ya que se veía muy mal herido, lo buscamos, pero no hubo rastros de él- mencionó el otro tratando de excusarse.

Una ira ciega invadió al Señor Oscuro, dos chorros de luz verde salieron despedidos de su varita, un momento después ambos mortifagos se derrumbaron. “Debo encontrar a ese perro” pensó Voldemort, ya no volvería a confiarse, aunque solo era un chico podría darle problemas.

Draco vio a Voldemort desaparecer después de asesinar a los mortifagos, ¿A qué muchacho se refería? Se preguntó, sea quien sea por el momento estaba agradecido con él ya que le había salvado la vida, al menos por ahora. Alecto y Amycus lo levantaron del suelo y lo llevaron a donde se encontraban los demás prisioneros.

 

Sus sueños se tornaron intranquilos, más bien eran pesadillas, pesadillas que parecían quemarle el alma como si fueran hierro al rojo vivo, pesadillas que lo obligaban a revivir todo el horror que experimentó durante la guerra en Hogwarts, a todos aquellos con los que peleó, los amigos y a la familia que perdió, el amor que ya nunca será. En sus pesadillas Ron se veía huyendo, aterrorizado, llorando, avergonzado. Corría por los pasillos en ruinas del castillo, los patios de este, lo que quedaba del gran comedor, solo escuchaba las explosiones, los gritos de dolor, sufrimiento y sorpresa, veía los chorros de luces multicolores cruzándose de un lado a otro, pero no lograba ver a alguien, quien sea, amigo o enemigo. A Ron lo embargaba una fría y cruel sensación de que alguien lo perseguía, una fuerza invencible que no se detendría ante nada para asesinarlo sin ningún tipo de piedad.

De un momento a otro y sin saber cómo, se encontraba en el bosque prohibido, Ron se detuvo en seco, sintió el sudor corriéndole en el rostro, sus piernas ardiéndole y su corazón palpitando velozmente, tenía la sensación de que quería salir por su garganta, debía parar y recuperar un poco el aliento, solo un momento.

-Eres un cobarde Ron Weasley, huiste cuando más te necesitaban.

Ron se quedo frio al escuchar esa voz, era la voz de El Que No Debe Ser Nombrado, el terror lo golpeo como un balde de agua helada, intentó volver a echar a correr pero de la nada, del piso emergieron raíces que se enredaron en sus pies evitando que diera un paso más.

Un humo negro comenzó a rodearlo, casi parecía liquido, se movía como si fuese tinta diluyéndose en agua y de el emergían figuras que al principio no tenían forma pero poco a poco iban volviéndose humanoides.

-¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren de mi?- Gritó Ron tratando de parecer valiente, entonces los pudo ver, lagrimas de dolor y terror aparecieron en sus ojos, las figuras humanoides eran sus seres queridos y amigos, Hermione, Harry, Fred, Ginny, sus padres, Neville, Remus, Tonks y la lista seguía, todos parecían estar en estado de descomposición, tenían horribles heridas por todo el cuerpo, los ojos los tenían cubiertos con una película blanca, estaban pálidos tanto como la piel del Señor Oscuro, todos lo miraban con odio.

-Es tu culpa que estemos muertos- Grito Hermione con una voz distorsionada.

-Nos abandonaste cuando más te necesitábamos- Apuntó Harry señalándolo con la mano derecha.

-Solo eres un cobarde- Le Dijo Fred.

-Un inútil- Gritó Ginny.

Los insultos, las humillaciones, los reclamos iban aumentando cada vez más, todos lo culpaban a él, todos le gritaban cuanto lo odiaban y lo poca cosa que era por salir huyendo. Ron llevo sus manos a la cabeza hincándose, lloraba de vergüenza, de miedo, de dolor, de culpa.

-¡Lo siento, de verdad lo siento, perdóneme, es mi culpa, todo es mi culpa, no fue mi intensión, perdón, yo debí haber muerto no ustedes, lo siento tanto, por favor perdóneme!- Gritaba Ron entre lloriqueos, pero las voces de los demás se escuchaban cada vez con más fuerza, lo que incitaba al pelirrojo a aumentar la intensidad de sus gritos también, tratando de hacer que lo escucharan.

-¡Ron! ¡Ron!- Una voz masculina gritaba su nombre.-Despierta, por favor Ron ¡Despierta!

Ronald Weasley sintió un tirón desde la boca de su estomago, el cual desembocó en un grito que pareció venir desde lo más profundo de su alma, consecuencia del salto de su pesadilla a la realidad, sudaba frio, se sentía agarrotado, respiraba trabajosamente.

Ron se encontró a si mismo sentado sobre una cama, alguien lo abrazaba con firmeza y le acariciaba el cabello para tratar de tranquilizarlo un poco.

-No es tu culpa, nada es tu culpa- Continuó diciendo aquel chico que lo abrazaba, Ron reconoció la voz y el acento marcado, hacía unos meses lo había escuchado en la boda de su hermano y hace cuatro años en el colegio.

-¿Krum?- Consiguió decir después de un momento, se sentía más calmado.

-Me alegra que estés más tranquilo- Respondió el chico liberando a Ron de su abrazo.

Ron olisqueó un poco el ambiente, el aroma era el mismo que lo acompañaba después de su aparición, se tallo los ojos con su mano, aun respiraba con un poco de dificultad.

-¿Qué haces en Inglaterra?- Preguntó el pelirrojo.

-¿Inglaterra?- Pregunto Krum mirándolo extrañado.- Estamos en Bulgaria, en mi casa para ser más exactos.

-¿Bulgaria?- Repitió Ron con una evidente sorpresa, eso explica el porqué estaba tan agotado, jamás había hecho un viaje tan largo con una aparición, vagamente recordó que un segundo antes de desaparecer tenía en su mente los recuerdos del cuarto año, el Torneo de los tres magos, Krum llegando a Hogwarts, por lo que pensé en…-Bulgaria.

Krum asintió lentamente, Ron lo miro, no estaba tan diferente como lo vio en la boda de Bill y Fleur, cabello corto, con una barba enmarcando su quijada, salvo que esta vez sin un traje de gala, solo llevaba una playera sin mangas y unos pantalones deportivos con el escudo de la selección búlgara de Quiditch, también noto los musculosos brazos que hace unos momentos lo tenían abrazado, ambos estaban llenos de tatuajes, Ron no pudo evitar sentirse avergonzado, ya que el abrazo lo ayudo mucho. El pelirrojo trató de centrar su atención en otra cosa, por lo que paseó su mirada por la habitación en la que estaban, había una ventana que tenía una vista al bosque, el sol se estaba ocultando, la cama en la que se encontraba parecía ser de un estilo antiguo, las paredes eran grisáceas casi blancas, no había muchos muebles, salvo una pequeña mesa, una silla y un armario abierto, dentro de este vio colgada la ropa que llevaba cuando escapó. Se percató que solo se encontraba en ropa interior y con una playera negra que le quedaba un poco grande, supuso que era de Krum, no pudo evitar sentirse un poco mas avergonzado, lo que lo hizo preguntarse:¿Cuán desnudo lo había visto?.

-Apareciste no muy lejos de mi casa, me encontraba estrenando una nueva Saeta que está a punto de salir al mercado y practicaba como esquivar obstáculos en el bosque cuando te vi, te veías realmente mal- Dijo Krum interrumpiendo los pensamientos de Ron.

-¿Cuánto tiempo llevo dormido?- Preguntó el pelirrojo.

-Haz dormido dos días, Deyan y yo curamos tus heridas.

-¿Deyan?

-Sí, el elfo domestico que sirve a mi familia- Respondió el búlgaro.

Ron se llevo la mano izquierda a su nuca para masajearla un poco, cerró los ojos un momento y respiro profundamente. “El vendrá a buscarte” Pensó Ron abrió rápidamente los ojos e intentó levantarse de la cama, pero Krum se lo impidió colocando su mano derecha sobre el pecho de Weasley y empujándolo para que volviera a acostarse.

-Sigues malherido, aun no puedes levantarte-Dijo Krum con firmeza.

-Tengo que irme rápido de aquí, si no me dejas ir correrás grave peligro- Dijo Ron intentando apartar la mano del búlgaro- Quien tú sabes me está buscando y no descansara hasta verme muerto.

Viktor Krum levanto un poco su ceja izquierda, pero casi de inmediato frunció un poco el ceño, dio unas palmadas en el pecho de Ron para luego cubrirlo con una pesada cobija de color rojo.

-Mi casa es segura, nadie puede encontrarla, está protegida- Le respondió el búlgaro mientras se dirigía a la salida de la habitación- Trata de dormir un poco más, Deyan está preparando la cena, mas tarde te la traeré, no intentes escapar, me daré cuenta si lo haces.

-Pero Krum, yo…

-Duerme, por favor- Lo interrumpió Krum sonriéndole, después tomó el pomo de la puerta para abrirla y salió sin decir nada más.

Ron se quedó quieto, mirando el techo, Krum tiene razón, debo descansar y reponer energías.

-Pero no sé si podre volver a dormir- Se dijo a si mismo mientras recordaba sus pesadillas y sintiéndose nuevamente culpable, su ánimo decayó de forma alarmante, las palabras que le gritaron seguían rondado su mente.- Soy un maldito cobarde.

Notas finales:

espero les este agradando la historia jeje, espero sus comentarios jeje


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