Llevaban un par de años saliendo, su relación había sido estable durante todo ese tiempo y decidieron que ahora que se mudarían para estudiar la universidad lo harían juntos. La decisión tomó por sorpresa a sus padres, pero sabían que ambos eran responsables y se tomaban en serio su relación así que no se opondrían.
Encontraron un lugar que a ambos les gustó y que se ajustaba a su presupuesto, además de que su ubicación era conveniente para llegar a sus respectivas escuelas. Fueron días complicados entre los exámenes, los trámites que debían realizar y la mudanza; estaban cansados y no iban a negarlo.
Pero valió la pena, sería más sencillo trasladarse y ahora podían llamar hogar al departamento en que vivirían, sin mencionar que el compartir su vida los emocionaba. Sabían que no iba a ser sencillo, y menos aun durante el celo, pero estaban decididos a hacerlo.
Por fin luego de varios días podían tomar un descanso, las clases aun no comenzaban y todo en su hogar estaba instalado. El día era tranquilo y permanecieron en casa descansando, Haru sobre las piernas de Rin mientras él jugaba con su cabello.
—Te has vuelto muy caprichoso... —acariciaba lentamente su cabello jugando con algunos mechones mirándolo con ternura—. Aunque no me molesta, eres lindo así...
—No soy caprichoso... Y te gusta cuando estamos así —se sentía tranquilo mientras Rin acariciaba su cabello y se había acostumbrado a pasar momentos así luego de días complicados.
Le gustaba la manera en que lo tocaba, con tanta dulzura como si fuera lo más preciado y frágil que tenía. No podía negar cuanto disfrutaba tener toda la atención de Rin y sentir su protección.
También le gustaba ser quien tuviera esas muestras de cariño hacia él y sabía que también las disfrutaba, pero no podía dejar pasar cualquier oportunidad que tuviera para descansar sobre su regazo sin preocuparse por nada más.
Los ojos de Haru se habían cerrado y su cuerpo se relajó por completo, no sabía si era solo a causa de la sensación tan agradable que el contacto le producía o también era provocado por el cansancio acumulado, pero sentía que en cualquier momento se quedaría dormido.
Sin ser consciente había comenzado a ronronear, quería que Rin siguiera acariciándolo de esa manera incluso si apenas podía mantenerse despierto. Ni siquiera recordaba la última vez que lo había hecho, pero en ese momento era lo que menos importaba.
—¿Qué es eso...? —nunca lo había escuchado y ni siquiera pudo contener su risa al sentir la ligera vibración de su cuerpo y el sonido que producía al respirar.
—Me siento muy tranquilo, deberías tomarlo como un halago —apenas podía hablar, se estaba quedando dormido e incluso así sentía cierta vergüenza al ser descubierto haciendo algo tan peculiar.
—Es un halago, créeme —siguió acariciando lentamente su cabello antes de dar pequeños besos sobre él—. No quisiera que te quedaras dormido porque quiero estar contigo después de todo lo que ha pasado, pero creo que no durarás mucho tiempo despierto...
Ni siquiera recibió una respuesta, Haru se había quedado dormido más pronto de lo que esperaba y probablemente no había escuchado lo último que le dijo.
—¿Por qué eres tan lindo cuando eres extraño...? —no había despegado su vista de él ni un instante, y mucho menos había dejado de acariciar su cabello.
Quería a Haru más de lo que podía decir, y tampoco se limitaba solo a estar destinados, amaba todo de él y descubrir poco a poco más facetas suyas. Además, si le mostraba la confianza que le tenía, no podía imaginar nada mejor.