Después del incidente no habían vuelto a tocar el tema, Rin protegió la herida pues aunque no era grave aun no cicatrizaba y de vez en cuando dolía un poco. Fue a visitar al médico para asegurarse de que todo estuviera en orden y sólo le recomendó utilizar un vendaje especial.
Aunque Haru no había llegado tan profundo para afectar su glándula receptora, el ser destinados provocaría que buscara constantemente la atención de su alfa y lo atrajera con su aroma, pero era peligroso ya que también atraería a otros.
Haru era el menor problema, estaba decidido a no marcarlo y prefería llenarse de supresores antes que obligarlo a cualquier cosa, pero no tenía la certeza de que otros alfas no intentaran atacarlo.
Por esa razón, mientras estaban separados, Haru se comunicaba constantemente con él para asegurarse de que todo estuviera en orden y se sintiera bien. Incluso le había ofrecido pasar a buscarlo cuando terminaran sus clases para volver juntos.
—Sé que puedes cuidarte solo y no necesitas que te defienda, solo quiero saber que estás bien —en ocasiones odiaba el instinto sobreprotector que tenía hacia él, pero por más que intentara controlarlo le resultaba casi imposible.
—Estoy bien Haru, de verdad —tampoco se sentía del todo bien cuando se mostraba sobreprotector, pero no podía culparlo pues era consciente de que era parte de su naturaleza comportarse de esa manera—. Si necesito algo te llamaré, puedes estar tranquilo...
También sabía que se sentía culpable de su estado actual incluso si varias veces le repitió que no era el único responsable y que todo volvería a la normalidad antes de que pudiera darse cuenta.
Por eso Rin seguía haciendo su vida normalmente, mientras siguiera cubriendo su herida todo estaría en orden y no tendría de que preocuparse. O al menos eso había creído hasta cierto día luego de clases.
Había sido un día pesado, presentó varios exámenes, tuvo algunas presentaciones y aun tenía varias actividades por realizar; pero estaba inestable, sentía demasiadas presiones y el vendaje no ayudaba ni un poco pues el médico le había explicado que actuaba como un inhibidor de su aroma y con ello sus hormonas estarían alteradas durante unos días, al menos hasta que la herida cicatrizara por completo.
Sus sentidos estaban más despiertos, la presencia de alfas a su alrededor le incomodaba, escucharlos casi resultaba doloroso y sentir su aroma le resultaba desagradable, sin mencionar que comenzaba a sentir la necesidad de que Haru lo protegiera.
Apenas había podido concentrarse en clase, comenzaba a sentirse mal y solo quería volver a casa lo más rápido posible. Incluso faltó a sus últimas clases debido a que su estado empeoraba a cada minuto.
Se sentía demasiado ansioso, y antes de volver a casa pensó en llamar a Haru varias veces, quizá tenerlo cerca durante un rato ayudaría a que sus sentidos se tranquilizaran y podría terminar el día con calma.
Pero sabía que Haru también tenía exámenes y proyectos pendientes como para causarle más problemas, sería injusto para él hacerlo ir solo porque no se sentía del todo bien. Aunque quizá una vez que él lo supiera se molestaría porque prometió llamarle si algo ocurría.
Pensar en eso no ayudaba en nada, y lo mejor sería volver a casa rápidamente mientras esperaba que Haru volviera. Al menos así podría estar un poco de tiempo a su lado y quizá sería más fácil lidiar con esa situación.