—¿Todo está bien entre tú y Haru? —su madre no quería interferir, pero su expresión mostraba que algo le preocupaba.
—Como siempre, tenemos nuestros problemas y a veces es mucho más difícil de lo que esperábamos —Rin sonrió de medio lado evitando la mirad de su madre, no quería causarle más problemas.
—Pero hay algo que te preocupa —quería apoyarlo, incluso si habían logrado sobrellevar la situación durante todos esos años suponía que algo había ocurrido.
—Haru quiere protegerme de él, y prefiere llenarse de supresores antes que obligarme a algo —no tenía caso seguirle ocultando la situación, y menos mientras recurriera a ella—. El médico dice que está bien, que la dosis es fuerte, pero no para afectarle, y que su determinación hará el resto del trabajo... Le dije que usaría inhibidores para ayudarlo pero está empeñado en que no lo haga.
Se sentía tan frustrado, Haru se esforzaba por no sobre protegerlo y evitaba a toda costa usar cualquier método de dominación y sabía que eso solo lograba alterar más su estado. El alfa en su interior luchaba por tomar el control y él se lo impedía.
—Fui yo quien tomó la decisión de pasar unos días fuera, al menos hasta que su celo termine para que pueda sentirse más tranquilo —suspiró profundamente mientras miraba hacia abajo, él tampoco estaba conforme con la situación, pero no creía que Haru debía lidiar con todo él solo.
—Rin, sabes que siempre serás bienvenido aquí, pero ¿Realmente crees que eso es lo que Haru necesita? —tomó su mano sobre la mesa presionándola suavemente sin dejar de verlo—. Desde el principio sabían que no iba a ser fácil vivir juntos, siendo destinados y sin enlazarse. Y no estoy diciendo que deban hacerlo, sabrán cual es el mejor momento para ello.
Se mantuvo en silencio durante unos minutos sin dejar de verlo, era evidente que Rin tampoco se sentía bien pasando tiempo tan lejos de Haru, pero no encontraba la manera de cuidarlo sin que él se preocupara.
—Se lo difícil que es para ambos hacer las cosas como lo decidieron, pero lograron resolverlo durante todos estos años, incluso cuando eran más jóvenes y aun aprendían a vivir con sus instintos —le dedicó una sonrisa, logrando que por fin la expresión de Rin cambiara—. Encontrarán la manera de resolverlo, aunque por ahora sea difícil...
Rin no podía dejar de pensar en las palabras de su madre, así que al día siguiente se despidió de ella y le agradeció por todo para volver a casa. Había tomado una decisión y nada lo haría cambiar de opinión.
—¡Rin! —en cuanto entró al lugar Haru corrió hasta él y sin pensarlo mucho lo abrazó con fuerza.
—También te extrañé, aunque solo haya sido un día... —lo abrazó también mientras reía, Haru podía ser tan dulce en algunas ocasiones que no podía sentirse más feliz.
—Pero dijiste que volverías hasta que pasara mi celo —se separó de él lo suficiente para verlo—. Ni siquiera he tomado mis supresores —Haru se veía preocupado, se sentía feliz de que estuviera de vuelta pero le preocupaba perder el control.
—Quizá tú no, pero estoy tomando inhibidores... Y antes de que digas que puedes solucionar esto solo, debo recordarte que la razón para estar juntos es apoyarnos para enfrentar el futuro, esas fueron tus palabras exactas —sonrió antes de acariciar sus mejillas suavemente mirándolo con ternura—. Así que ambos nos esforzaremos para que esto sea más sencillo ¿De acuerdo? Déjame cuidarte también, aunque sea un poco.
—Pero prométeme que si se vuelve difícil haremos lo que sea necesario para solucionarlo —era serio con sus palabras, seguía empeñado en cuidar a Rin y haría lo que fuera necesario para ello.
—Estaremos bien... Y solo si es muy necesario buscaremos una forma de solucionarlo —sonrió acariciando sus manos suavemente mientras se pegaba a él.
También estaba decidido, incluso si Haru no quería lo cuidaría y no lo dejaría hacer nada que pudiera lastimarlo. Después de todo, habían acordado solucionar las cosas juntos y apoyarse en lo que fuera necesario.