El celo de Haru estaba cada vez más cerca y tal como lo hablaron tomaron ciertas precauciones en caso de que la situación lo ameritara. Había logrado controlar un poco su molestia cuando otros alfas se acercaban a Rin, pero su deseo de enlazarse se intensificaba y cada vez era más difícil controlarlo.
Rin no estaba conforme con la solución que Haru sugirió, pero no quería causarle más problemas y sabía que si insistía no se sentiría tranquilo, aunque habían acordado que intercalarían ambas soluciones para que los dos se sintieran tranquilos.
Además, habían puesto algunas condiciones para usarlo, así ninguno se preocuparía de más por el otro ni se sentiría culpable por la situación.
—De verdad no me gusta hacer esto, pero sé que así te sentirás más tranquilo mientras dormimos —Rin acariciaba su rostro suavemente mientras lo miraba antes de besar su frente.
—Se supone que ambos estamos de acuerdo, serán solo unos días más —acarició sus manos suavemente mientras lo miraba.
—Lo siento, sé que acordamos hacerlo así... Pero ver tu rostro con eso... —sus ojos reflejaban el arrepentimiento que sentía mientras seguía acariciando su rostro suavemente.
—Eso hará que si a mitad de la noche me despierto sin poder controlarme estarás a salvo —ver a Rin así tampoco le gustaba, pero prefería verlo frustrado durante un rato que lamentar lo que pudiera ocurrir—. Mientras más rápido te duermas menos pensaras en esto.
—Pero ni siquiera puedo besarte antes de dormir —estaba frustrado y molesto, y ver a Haru tan tranquilo no ayudaba.
—Pero puedes dormir tranquilo sabiendo que no vas a sentirme sobre ti obligándote a enlazarnos —rodeo su cuerpo suavemente mientras acariciaba su cabello lentamente—. Serán un par de noches nada más, apenas lo notarás.
—A veces eres tan terco... —siguió mirándolo mientras se dejaba invadir por su calor, por más que hubieran hablado al respecto seguía sin sentirse cómodo con el acuerdo.
—Sí, sí, lo sé —acarició suavemente su cabello acomodándose junto a él intentando no molestarlo con el objeto que cubría la mitad de su rostro para evitar marcarlo—. Ahora duérmete, debemos trabajar mañana.
—Lo sé, lo sé... —seguía mirándolo fijamente sin dejar de acariciar su rostro—. Te veré por la mañana Haru, descansa —besó suavemente su frente antes de refugiarse entre sus brazos.
Haru simplemente sonrió antes de volverlo a abrazar con fuerza. Sabía que Rin seguía preocupado por la situación y solo quería que dejara de pensar en eso, incluso si él mismo estaría exactamente igual al día siguiente.
Nunca había sido tan difícil controlar su celo, pero incluso si no lo decía y más allá de lo que su instinto pidiera, nada deseaba más que tener a Rin. Lo supo desde el momento en que solo verlo lo hacía querer tocarlo.
Por eso quería hacer todo lo que estuviera en sus manos para controlarse, ahora que su instinto y su parte racional estaban de acuerdo en lo que deseaban no había forma de contenerse sin que alguien o algo más interviniera, y ya que los supresores no estaban funcionando como lo esperaba, tendría que buscar una solución diferente.