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25:64 PM por 5kn_akatsuki

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Notas del capitulo:

Al final de este capitulo, estoy atravesando una crisis o un pequeño bloqueo

Espero resolverlo con una ducha rapida~

A leer!

Durante el periodo vacacional acudió diariamente con esa señora, trascribió el manuscrito y se lo entregó impreso, además, estuvo escuchando todo tipo de historias sobre su casta descubriendo algunas curiosidades y por supuesto, respondiendo un par de dudas.

Por esa misma razón no se encontró ni una vez con el alfa, pese a vivir por el mismo sitio.

Tenían la teoría de que él, al haber mordido a su compañero no tenía la necesidad ni sentía inseguridad si no lo veía; algo propio de la casta contraria.

También aprovechó para comprar un bozal pese a la recomendación de fabricarlo.

Porque vamos, ¿para qué hacer algo si sólo puedes ir a la tienda y comprarlo?

Por esa razón la anciana en más de una ocasión se refiero a él como un falso omega o hasta le llamo gamma.

Sin embargo no se ofendía, pensaban en que era una nueva figura para la historia omega: uno con personalidad. Eso y saberse dueño de un Alfa le subía el ego. Pero, así como él le entregó la gargantilla cuidando que nadie se enterara de su casta, de esa misma forma le daría el presente.

Llevaba el bozal envuelto en una pequeña frazada suya, dentro de una cajita.

-Oye Loomer -todo el salón se dirigía a los vestuarios para la hora de Educación Física-, ¿puedes esperar un poco después que termine la clase? Quiero darte algo.

-¿Un beso? -preguntó jugando- Qué atrevido.

-No -se rió nervioso-, no es un beso.

-He escuchado que los novios que se besan en los vestidores o ponen sus nombres en el baño estarán juntos por mucho, mucho tiempo.

-Pero no somos novios -contestó riéndose también.

-¿Ah? Yo me quejaría de que “mucho tiempo” suena a para siempre.

-Eso sí es mucho tiempo -afirmó-, si tú y yo tenemos un vínculo…

-“Para siempre” también es mucha responsabilidad -interrumpió el alfa-, no pienses en eso o me arrastrarás a ese remolino.

-Bueno es que…

-Piénsalo un poquito -ambos se detuvieron antes de entrar al vestidor-, sólo hemos vivido quince años ¿de cuántos? ¿De 70? Los siguientes 70 años sólo nos tendríamos uno al otro y no estoy seguro si quiero que pase. Es decir, está bien estar con estos compañeros 3 años y luego cambiar, ¿pero tenerlos por el resto de mi vida? No gracias.

-Desde tu perspectiva son 70 años o más, pero a mí me quedan 10.

-¿Diez?

-El promedio de vida de un omega pura sangre es casi 25.

-Ah, o sea -dijo el alfa ligeramente ofendido-, el “para siempre” sólo te beneficia a ti porque vas a vivir bien los últimos 10 años y luego yo me chingo por 60.

-Te acabo de decir que sólo me quedan diez años de vida ¿y te preocupas por ti?

-Oh disculpa por pensar en mí vida antes que la tuya -gesticuló exageradamente para terminar con una maldición, luego entró a los vestidores.

El omega frunció el entrecejo antes de seguirlo.

-Además -le dijo al verlo, poniendo su mochila a su costado para cambiarse de uniforme-, ni siquiera me conoces, no sabes si te estoy haciendo un favor al decir que no.

-No quiero hablar de eso -dijo el omega yéndose a otro sitio buscando cambiarse con tranquilidad.

-No me puedes ignorar cuándo te estoy hablando -el alfa y su torso desnudo siguieron al pequeño, atravesando el cubículo.

-A ti no te importa y yo no quiero discutir, ¿cuál es el problema?

-¿Por qué sigues usando la gargantilla? -lucía tan bien en su delgado cuello y verle quitarse la camisa del uniforme sólo le hizo afirmar que el resto de su cuerpo era de un mismo color lechoso, e inmediatamente se puso nervioso.

-Mis dedos son demasiado grandes -repitió.

Iba a objetar algo pero el silbato del profesor los apresuró a salir del vestidor.

La primer liguilla de futbol estaba por comenzar así que el entrenador dejó hasta el final dicho anuncio sólo para los jugadores estrellas, el resto tuvo que ir a cambiarse, el omega aprovechó ese momento para dejarle el presente debajo de su ropa y como era la última clase se fue directo a la parada del autobús.

El alfa encontró una caja entre sus cosas provocando que especularan sobre quién le había dado dicho regalo comenzando el rumor de que tenía novia y se divertía con los compañeros al verlos lanzar nombres de chicas e inventando el supuesto noviazgo, siendo honesto, prefería que dijeron que tenía novia a un alfa.

Pero pronto como llegó a casa subió a su habitación; había reconocido ese aroma a pan dulce que provenía de la caja y recién al quitarle la tapa se intensificó.

Una notita cayó.

                “No sé si lo necesites también, pero es para tu nido.”

Sonrió emocionado descubriéndose ronroneando.

Sólo que la sorpresa no era esa, sino el bozal de canasta metálica que yacía en el interior.

Entonces miró a su mesa de noche donde descansaba un collar de protección, esos que “parecen collarines” y cubren toda la piel del cuello para evitar ser mordidos.

Buscó en su mochila el papelito que le había dado la delta con el número de teléfono de la casa del omega, con él en sus manos bajó hasta el propio para realizar la llamada. Se excusó diciendo que había olvidado algo en el vestidor y lo tenía, se lo devolvería en el parque frente a su casa en veinte minutos.

El omega acudió porque no estaba seguro de qué había olvidado, o si lo había hecho siquiera así que cuando divisó al Alfa fue hasta él.

-Vine tan rápido como pude -dijo tratando de nivelar su respiración-, ¿qué encontraste?

-Esto -le tendió el collar de protección-, en una tienda y pensé que se te vería bonito.

-¿Ah?

Lo tomó extrañado.

-Pero dijiste que en el vestidor…

-Me diste un bozal -le interrumpió-, y lo acepto. Gracias, ahora yo te estoy dando un collar de protección -dio media vuelta porque sentía que su cara comenzaría a ponerse roja-, hace rato vi tu espalda y si no fuera porque estoy drogado te hubiera mordido.

-Investigué sobre la mordida omega -confesó mirando con detenimiento el collar y todos esos detalles que tenían-, existe… y yo lo hice.

-Sí, sí -minimizó-, el tósigo me lo das cada que liberas tus feromonas, no sé si sabías eso pero… tu aroma cambió ligeramente. Hueles a pan dulce y algo más, todavía no lo identifico porque no lo he olido lo suficiente pero, bueno, usa esa cosa -apuntó al collar-, mi cora me decía que no sabías lo de tu tosigo y como vayas liberando aroma de manera tan… irresponsable, terminaré mordiéndote. Mejor morder esa cosa que a ti.

-¿Gracias? -preguntó medianamente ofendido.

-No te ofendas pero… tus últimos diez años al lado de una persona como yo… no me parece una decisión inteligente. Por eso póntelo y luego veremos qué más hacemos.

Sin mirarlo y peor aún, sin girarse en su dirección le tendió el puño esperando que lo chocara con él.

-De acuerdo -contestó el alfa chocando sus nudillos.

-Y quería decirte una cosa más -susurró metiendo sus manos a los bolsillos de la chaqueta-, tengo que dejar los supresores por un mes o tres.

-¿Por? -el omega se limitó a ver esa espalda ancha cubierta del cuero sintético.

-Quiero competir levantando peso en el gym al que voy y uno de los requisitos es estar limpio -en un parpadeo volvió a estar en ese baño, a los pies del alfa que lo miraba con desprecio y excitación-¡pero usaré el bozal! Y si tú te pones eso estarás cien por ciento protegido.

-Supongo -contestó-, gracias por decírmelo.


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