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Un extraño en navidad por Girlyfairly

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Light no da crédito a lo que ve, sus labios se abren pero lo único que sale de ellos son balbuceos.


—Ah... ummm, creo que olvidé algo en el uber. Debo hacer una llamada. —Es lo único que se le ocurre decir antes de salir de ahí.


—Light, espera. —Elle sale detrás de él, intentando alcanzarlo.


El castaño le lleva unos pasos de ventaja, sin embargo cuando llega al sendero del patio principal se detiene y da media vuelta.


—¿¡Cómo pudiste engañarme!? —Si no estuviera tan molesto ya se habría echado a llorar.


—No pensé que llegaríamos a tanto.


—¡¿Y según tú qué pasaría?! ¿¡No se te ocurrió que en algún momento íbamos a tener que conocernos!?


—¡Perdón! —da unos pasos hacia adelante, intentando acercarse al alterado castaño— Sé que hice mal pero...


—¿¡Y las fotos que me mandabas con mi nombre!?


—Ah, eso... soy bueno con el Photoshop... —murmura el pelinegro rascándose la mejilla.


—¿¡Que tan loco debes de estar para inventarte todo esto!? —Farfulla, empuñando las manos.


—¿Loco, yo? —Elle enarca la ceja— Acabas de atravesar todo el país por alguien que conociste en línea.


—¡Dijiste, y cito: "me gustaría que pasaras la navidad conmigo". ¿¡Qué se supone que eso significa!?


—¡Es lo que las parejas usualmente se dicen, no pensé que fueras a subirte a un avión!


—¡Claro! ¡Pues te tengo noticias, yo sí creí que esto iba en serio!


—¿¡Acaso crees que inventé todo lo que dije!? ¡Eso fue real! ¡Solo soy un poco diferente al de las fotos, Light!


—¿¡Un poco diferente!? —Pregunta entre dientes mientras se lleva las manos a la cabeza.


La idea del hombre en su cabeza es fornido, piel trigueña, cabello lacio y una mirada seductoramente amenazante. Sin embargo el muchacho que tiene frente a él es escuálido, pálido, con ropa dos o tres tallas más grandes, levemente encorvado, despeinado y con unos enormes ojos que lo hacen parecer un búho bebé.


—Tal vez si te calmas podría...


—Cuida mis maletas —vuelve a interrumpir—. Necesito pensar qué hacer. —Y sin más da media vuelta.


Se niega a llamarle a sus padres para decirles que su amor por internet resultó ser una farsa. Debe calmarse y luego les explicará, aunque tenga que aguantar los regaños de su madre y las burlas de su hermana.


Elle lo sigue de cerca, no con intenciones de detenerlo, aprecia lo suficiente su vida como para no querer morir pronto. Lo hace solo para asegurarse que esté bien, después de todo es una ciudad que no conoce y hablamos del muchacho que acaba de atravesar todo el país para verlo, lo cree capaz de cualquier locura.


Por suerte unas calles más adelante Light encuentra un bar. No duda en entrar, lo mejor que podría pasarle en este momento es caer en un coma etílico. Camina hasta la barra, donde un hombre lleno de tatuajes entrega un par de bebidas a una pareja.


—¿Qué gustarías que te sirva? —Pregunta dirigiéndose al castaño.


—Ah, yo... ummm —nunca ha bebido por lo que su conocimiento en alcohol es casi nulo— ¿Qué me recomiendas?


—Tu cara me dice que buscas algo fuerte, puedo ofrecerte tequila o vodka. Aunque esa misma cara me dice que no tienes experiencia, podría mejor prepararte un cóctel con kiwi, te aseguro que es delicioso. Es uno de los tragos que más nos piden aquí.


—No, no —agita las manos rápidamente—. Soy alérgico al kiwi. Solo dame un trago de lo que sea, por favor.


El bartender le sirve lo más suave que tiene, aun así Light no puede evitar arrugar la nariz al empinarse el vaso. Está a punto de pedir otro, su idea es emborracharse, no obstante un sujeto se sitúa al lado suyo quitándole la atención del bartender.


—¿Qué te sirvo esta noche, Teru?


—Lo mismo de siempre, Joe. Un martini, por favor.


Light voltea solo por acto reflejo, sin embargo sus ojos casi se salen de sus cuencas al ver al lado suyo un hombre fornido, piel trigueña, cabello lacio y anteojos que lo hacen lucir tan intelectual como seductor.


Se pone de pie con dificultad y sale corriendo al baño para llamar a su hermana. Como ya lo suponía, lo primero que Sayu hace es reírse de él.


—Oye, ve el lado positivo, al menos no era un vejete de sesenta años jalándosela mientras chateaban, aunque claro, nadie sabe si el farsante se la jalaba.


—¿Podrías callarte? Esto es serio.


—Mamá pondrá el grito en el cielo cuando se entere. —Continúa, dando vueltas en la cama mientras ríe.


—¡Sayu! —Le está llamando desde el cubículo manchado del baño de un bar luego de que le hayan visto la cara, ¿es tan difícil ser empática y entender que su situación ya es lo suficientemente penosa?


—Ya, ya. No me burlaré más de tu desgracia.


—El hombre de las fotos existe. —Dice, aprovechando el segundo de silencio.


—Pues claro que existe, en alguna parte del mundo supongo.


—Acabo de verlo.


—¿¡Qué!? —Sayu se incorpora de golpe, como si así fuera a asimilar mejor lo que acaba de escuchar.


—Está aquí en el bar. Acabo de verlo y es más guapo que en las fotografías. —Se muerde los labios, dejándose caer sentado en la taza del baño.


—Debe ser alguna señal, tu príncipe azul existe, ¿por qué no vas y hablas con él? Deberías conquistarlo.


—¿¡Estás loca!? Ni siquiera sé si el tipo es gay.


—Hermanito, ese culo volvería joto hasta al más hetero —lo escucha refunfuñar, cosa que la hace reír—. Es eso o contarle a mis padres y volver como la vergüenza de la familia.


—¿No te parece eso un poco exagerado?


—Bueno, tal vez no la vergüenza pero definitivamente sí como la burla de la familia.


Light hace un mohín con los labios, se niega a darle la razón a su madre sobre todas esas veces que le dijo que un noviazgo en línea no era buena idea. Apostó todo por Elle y defendió ese amor de todos aquellos que no creían que fuera real. No quiere ser la burla de nadie, solo debe enamorar al hombre de las fotografías y demostrarle a todos que estaban equivocados.


—Tienes razón... —se pone de pie tragando saliva— Qué tan difícil debe ser hablarle al hombre con el que yo pensaba que había estado hablando todos estos meses, ¿verdad? —Está nervioso pero convencido de seguir con este plan.


—¡Así se habla! ¡Ese es mi hermano!


Light se despide de Sayu y sale del cubículo, acto seguido se acomoda el cabello frente al espejo antes de volver al bar.


Es noche de karaoke y tal vez que su hermana sea fanática de la película "mean girls" sea favorable, la ha visto tantas veces con ella y tiene muy presente la escena del show de talento navideño de la película, tal vez podría intentar algo similar. Sin embargo, necesita armarse de valor, así que camina hasta la barra donde Joe termina de servir unos tragos a unas chicas.


—Disculpen, les aseguro que lo necesito más que ustedes. —Dice, tomando dos vasos, llevándose uno y después el otro a los labios, sin percatarse de la rodaja verde de fruta que flotaba en el medio.


Se quita la parka y se sube el pantalón, marcando más su culo, luego camina hasta el encargado de la música y le pide Jingle Bell Rock. Acto seguido sube al escenario dándole la espalda al público, piensa replicar la coreografía pero dándole un inicio un poco diferente para crear expectativa.


La música comienza a sonar y Light acerca el micrófono a sus labios para comenzar a cantar.


Jingle bell, jingle bell, jingle bell rock. Jingle bells swing and jingle bells ring. Snowin' and blowin' up bushels of fun. Now the jingle hop has begun


Como en la película comienza primero caminando hacia adelante mientras contornea las caderas, en un punto se detiene y hace un pronunciado movimiento con ellas antes de agacharse por completo y luego levantarse tirando el culo hacia atrás. El silencio de la gente le hace saber que tiene la atención de todos, y no se equivoca. Teru está en una mesa y ha dejado de hablar con sus amigos por tener la mirada fija en el muchacho que mueve la cintura como los dioses. Aunque sea hombre la mayoría de ahí reconoce que ese es un trasero que no se ve todos los días.


Jingle bell, jingle bell, jingle bell rock. Jingle bells chime in jingle bell time. Dancin' and prancin' in Jingle Bell Square In the frosty air. 


Light continúa con su actuación y cuando llega el momento indicado da media vuelta para continuar con su baile. Es entonces que el público sostiene el aliento impactado. Con esa delgada silueta esperaban algo diferente, pero a quién tienen enfrente es a un muchacho con el rostro exageradamente regordete y nariz enorme. Elle ha observado todo y también se queda igual de sorprendido que los demás al verlo tan hinchado. Sin embargo Light ignora esto y continúa cantando, volviéndose más osado en cada segundo, llegando hasta a subirse a la mesa en la que Teru se encuentra.


El de anteojos le sonríe por ser amable, sigue sin poder apartarle la mirada pero esta vez no por la forma sensual en la que cae de rodillas sobre la mesa, sino por lo enorme que es su cara. Le aplaude y lo alienta a seguir solo porque admira su valentía.


Light sonríe creyendo que su plan está dando resultados. No obstante en un punto voltea el rostro y sus ojos se encuentran con un espejo colgado en la pared, es entonces que se da cuenta de lo que todos están viendo. Suelta un grito y se baja de la mesa antes de salir corriendo despavorido.


Elle sale detrás de él, encontrándolo hincado en la acera afuera del bar, tomando un poco de nieve del suelo y colocándoselo en las mejillas.


—¿Estás bien? —se acuclilla al lado del castaño, tocándole el hombro— ¿En qué momento comiste Kiwi?


—Creo que... las bebidas... necesito...


—¿Estás bien? —Pregunta esta vez más alarmado al escucharlo respirar con dificultad.


—Mi EpiPen... —Logra terminar la frase sin embargo pierde la conciencia, cayendo de bruces en la nieve.


Cuando Light vuelve a abrir los ojos está sobre una camilla con un enceguecedor foco incrustado en el techo justamente paralelo a él.


—¿Dónde estoy...? —Balbucea cubriendose los ojos con el antebrazo.


—En un hospital. —Responde Elle, quien ha permanecido a su lado en todo momento.


El castaño recorre el sitio, en una de las paredes hay unos rayos X que no parecen ser humanos y al continuar encuentra sobre una mesa de esas cajas para transportar animales.


—¿Me trajiste a una veterinaria? —Se incorpora al instante, viendo enfurecido al pelinegro.


—Bueno, no deja de ser un hospital —camina un par de pasos hacia atrás, apoyándose contra un mueble—. Además era lo más cerca y lo único en lo que pensaba es que estuvieras bien. Lo siento, solo temía que te pasara algo.


Light traga saliva, extrañamente esas palabras le aceleran el corazón como cuando se pasaban horas al teléfono.


—Que lindo pero eso no cambia el hecho que solo eres un mentiroso impostor. —Responde con saña mientras se baja de la camilla, dispuesto a irse.


—Espera —lo sujeta del brazo, haciendo que esa furiosa mirada se clave en él—. Puedo ayudarte con Teru.


Los ojos de Light se abren antes de parpadear confundido, destensando los hombros.


—¿Lo conoces?


—Más de lo que el mismo Teru se conoce. Fuimos mejores amigos en la secundaria. —Agrega lo último al darse cuenta que lo que dijo podía hacerlo parecer un acosador.


—¿Y qué pasó? —Regresa sus pasos, luciendo interesado.


—Digamos que él comenzó a tener amigos... socialmente más aceptables —se rasca la nuca, sintiéndose incómodo—. A nadie le gustaba pasar con el rarito del salón. Pero eso no importa, el punto es que puedo ayudarte —su intención no es provocar lástima así que vuelve a lo que dio inicio a esta conversación—. A cambio tendrías que hacerme un favor.


Light lo mira con asco y por instinto da un paso hacia atrás.


—Olvídalo. Jamás tendría sexo contigo.


—No hablaba de eso —pone los ojos en blanco llevándose las manos a los bolsillos—. Solo quiero que finjas que eres mi novio.


—¿Fingir ser tu novio? —Arruga de nuevo la nariz, como si eso fuera más repulsivo que el sexo.


—Escucha —camina hacia él, quedando frente a frente—, mi familia es un amor pero cada año es lo mismo. Cuando vengan me preguntaran si he conocido a alguien especial, no lo hacen con malicia, yo sé que en el fondo nada más están preocupados que mi vida sea triste y solitaria...


—¿Y no lo es? —Interrumpe cruzándose de brazos.


—Eso no es lo importante. La cosa es que me gustaría que dejen de preocuparse y hacerlos felices en estas fiestas cuando piensen que tengo un novio tan lindo que hasta podría ser modelo aunque su rostro siga levemente inflamado. —le roza la mejilla con dos dedos, sintiéndose aliviado de verlo menos hinchado.


Light vuelve a tragar saliva, de nuevo su corazón se acelera como antes.


—Si crees que voy a sentir empatía por tu historia, estás equivocado. —Aparta la mirada, dando un paso hacia atrás.


—Lo sé —Elle suelta una de esas breves risas que el castaño tanto amaba cuando hablaban por teléfono—. Solo creo que es un trato en el que los dos podríamos salir ganando.


—Ajá, ¿y luego qué? ¿Les destrozamos el corazón diciéndoles que todo era mentira?


—Solo les diremos que no funcionó, blabla y fin.


El castaño guarda silencio, pensándolo un poco.


—Yo no quiero quedar como un desalmado, tu abuelito es un amor. Les diremos que cortamos porque tenías fetiches extraños, como que querías que me vistiera de boy scout o algo así.


—¿Pretendes que termine en la cárcel? —Enarca una ceja, viéndolo asustado.


—Es lo menos que te mereces. —Encoge los hombros y se cruza de brazos, dejando clara su posición. Se hace como él dice o no se hace.


—Está bien, les diremos lo que quieras —agita una mano, restándole importancia—. Entonces, ¿aceptas?


Light se queda en silencio, meditándolo de nuevo. Sin embargo no hay mucho qué pensar, cruzó todo el país para conocer a su príncipe azul y no piensa irse hasta no hacerlo realidad, así que cierra el trato estrechando la mano del otro.


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