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128. Huyendo de la Navidad (21) por dayanstyle

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Cuando Jae Han despertó, se sentía como si se hubiese zambullido en un horno industrial. Miró a su alrededor y vio que se había desplomado junto a la estufa, y junto a él, estaban Hwi Chan y Han Gyeom.

Deslizó su mano bajo el costado de Han Gyeom. Tenía su espalda sobre él, y su culo estaba presionado contra su ingle. Pensó en el terror que había sentido, cuando vio a su pareja en la parte de atrás, con el rebelde persiguiéndolo.

Nunca quería experimentar de nuevo, ese nivel de miedo.


Los ligeros ronquidos de Han Gyeom, se detuvieron durante un segundo, cuando se movió más cerca. Maldita sea si el hombrecito no era una dulce tentación. Sus dos parejas lo eran, pero su pantera le estaba aullando, para que reclamara al humano –lo que aún tenía que hacer. Deslizó su mano alrededor del pecho de Han Gyeom, delineando con la yema de su pulgar sobre el pezón de este cubierto por la camisa, sonriendo cuando se endureció bajo su dedo.

Incapaz de detenerse, bajó la cabeza y mordisqueó la oreja de Han Gyeom. Su pareja gimió. Lo hizo de nuevo. Han Gyeom gimió más fuerte.

Dios, cómo amaría escuchar esos gemidos mientras tuviera al pequeño pelirrojo bajo él, desnudo y retorciéndose mientras lo follaba. No estaba seguro por qué le había sido dado dos parejas, pero planeaba amar a ambos. Era más de lo que merecía.

Jeno pensaba que recordaba su pasado de otra forma, que eligió meter la cabeza en la arena. Pero lo recordaba perfectamente, el secreto, lo fríos y distantes que sus padres habían sido con él y sus hermanos, cómo su padre hacía largos viajes, sin decir nunca a sus hijos a dónde iba. Siempre había sentido, como si sus padres estuviesen llevando dos vidas, como si se hubiesen arrepentido de tener hijos.

Pero, ¿por qué preocuparse por los malos recuerdos? Su infancia también había sido buena, algunas veces. Al menos, Chen Le, Jeno y él, habían tenido algunos momentos divertidos juntos.

Esos eran los momentos, que eligió recordar.

La respiración de Han Gyeom se aceleró. Estaba despierto. Se guardó los pensamientos y deslizó su mano por el pecho de su pareja, dándole a la polla de Han Gyeom un suave apretón. Han Gyeom jadeó, presionándole más fuerte su culo en la ingle.

Sabía que Hwi Chan también estaba despierto, pero su pequeño impala yacía ahí con los ojos cerrados, como si le diera tiempo para tranquilizar los temores de Han Gyeom, antes de unirse.

Si se unía.

El pensamiento de ambos dándole placer a Han Gyeom, hizo que su polla se endureciera incluso más. Desabrochó los pantalones de Han Gyeom y empujó la cinturilla, mientras este permanecía perfectamente quieto.

—Me quitaste diez años de vida —le dijo al oído a Han Gyeom. —Si alguna vez vuelves a hacer algo así, le daré una paliza a tu bonito culo.

 

Sonrió, cuando Han Gyeom inhaló rápidamente.

—¿El pensamiento de ser nalgueado, te enciende? —Deslizó su brazo libre, bajo la cabeza de Han Gyeom y giró el rostro de este hacia él. Los hermosos ojos verdes de Han Gyeom estaban oscurecidos por la lujuria, cuando lo miró.

 

Por el rabillo del ojo, vio a Hwi Chan levantarse y salir de la habitación. No estaba seguro de lo que estaba haciendo su impala, pero regresó su atención a Han Gyeom.

Atrapó los labios de Han Gyeom, mientras envolvía sus dedos alrededor de la rolliza polla de su pareja. Cuando Hwi Chan regresó, estaba desnudo, con un tubo de lubricante en la mano.

Hwi Chan se arrodilló y le quitó a Han Gyeom los pantalones y la ropa interior, antes de humedecer sus dedos. Miraba a Hwi Chan, mientras lamía la boca de Han Gyeom y le acariciaba. Después de todo, parecía que el impala no pretendía dormir.

Rodó a Han Gyeom para que estuviera de frente, barriendo con su lengua el interior de su boca. Sintió a Han Gyeom separar las piernas. Cuando bajó los ojos, sonrió.

Hwi Chan tenía sus dedos hundidos, en el culo de Han Gyeom.

 

 

Este lanzó la cabeza hacia atrás y siseó, mientras continuaba sus lentas caricias en la hinchada polla de su pareja. Maldita sea, si Han Gyeom no fuese tan malditamente caliente, cuando estaba teniendo sexo con dos hombres.

Hwi Chan cruzó sus ojos con la suyos y le dio una tímida, pero malvada sonrisa. Estaba disfrutando tanto como él. La chispa de excitación en sus ojos, brilló intensamente antes de que Hwi Chan bajara los ojos, rompiendo el contacto visual.

Liberando la polla de Han Gyeom, deslizó un brazo bajo una de las piernas de este y la levantó, dándole a Hwi Chan más espacio para jugar. Continuó asaltando los labios de Han Gyeom, ronroneando, mientras lo devoraba.

Han Gyeom se echó hacia atrás, mirándolo fijamente, aturdido. 

—Ronroneaste como un gato.

Se rio entre dientes. —Soy un gato.

 

—Y yo estoy cachondo —dijo Hwi Chan desde detrás de Han Gyeom. 

—¿Podemos avanzar con esto, antes de que explote demasiado pronto?

 

 

Arqueó una ceja. —Tu resistencia, necesita algo de trabajo.

Rodando los ojos, Hwi Chan se puso de rodillas y se deslizó hacia la cabeza de Han Gyeom. —Trabajaré en mi falta de resistencia, mientras Han Gyeom me la chupa.

Vio que no había esperanzas con Hwi Chan, en lo que respecta al sexo. Este agarró la base de su polla dura como una roca, guiando la cabeza hacia la boca de Han Gyeom.

Pero antes de que Han Gyeom pudiera recibirla, él se inclinó hacia adelante y pasó la lengua sobre las perlas de pre-semen. Hwi Chan siseó. —Haz eso de nuevo.

—Quiero saborearlo—Han Gyeom se dio la vuelta, su culo justo ante su polla, suplicando ser tomado, ¿y quién era él para negarse a sí mismo ese placer?

Agarró el lubricante, que había sido descartado en el suelo y lubricó sus dedos. Estuvo cerca de correrse, cuando Han Gyeom comenzó a babear sobre la polla de Hwi Chan. 

 

Era la escena más erótica que nunca antes hubiera visto. Durante un momento, sostuvo la base de su polla, mientas observaba, fascinado ante los lindos ruidos que hacía Han Gyeom, y en la manera en que Hwi Chan cerró los ojos y siseó.

Estaba malditamente agradecido al destino, por darle ambos hombres, porque de otra forma, se habría perdido esta hermosa escena, perdido a dos hombres que estaban comenzando a significar el mundo para él.

Cuando el culo de Han Gyeom tocó la cabeza de su polla, eso lo sacó de su aturdimiento. Tiró de la pierna de Han Gyeom sobre su muslo, y luego alineó su polla en el lubricado y apretado agujero, de su pareja.

Era algo bueno que Han Gyeom no le hubiese hecho esperar un mes, antes de tener sexo, y no hubiese protestado cuando despertó para encontrarlo tocándolo, porque no estaba seguro que hubiese sido capaz de aguantar mucho más tiempo. No cuando estaba emparejado a dos hombres sexys y sensuales.

 

—Aún voy a nalguear este apretado culo, por lo que hiciste— Prácticamente ronroneó las palabras, cuando avanzó poco a poco en el interior del culo de Han Gyeom. Este gimió alrededor de la polla de Hwi Chan, mientras él metía su polla, en interior del ajustado calor.

—Amenázalo de nuevo —dijo Hwi Chan. —Amo cuando gime. Envía pequeñas vibraciones a mi polla.

Realmente el chico no tenía esperanza.  

Arrojó la pierna de Han Gyeom sobre su brazo, extendiéndole de manera más amplia mientras embestía más profundo. Han Gyeom se alejó de Hwi Chan, gimiendo mientras alcanzaba detrás de él y se aferraba a su nuca.

—Hey—Hwi Chan le dio una palmadita a Han Gyeom, en la cabeza. —No me dejes así.

—D-Dame un segundo—dijo Han Gyeom. —Creo que Jae Han está intentando partirme por la mitad.

Hablando sobre acariciar su ego. Sonrió. —Tráeme esa polla, hermoso. Te chuparé.

Hwi Chan se movió hasta que su polla estuvo a centímetros de sus labios. Le pasó la lengua, sobre la húmeda y esponjosa cabeza, golpeando sus caderas hacia adelante al mismo tiempo.

Sus parejas estaban gimiendo, y maldita sea, si no sentía su ego siendo acariciado un poco más. Pero esto no era suficiente. Quería entrar más profundo en Han Gyeom, y le estaba consiguiendo tener un calambre en el cuello, por el extraño ángulo.

Se alejó, y luego salió con cuidado de Han Gyeom. Ambos se veían confundidos, hasta que giró a Han Gyeom sobre sus manos y rodillas. 

—Ahora Han Gyeom puede chuparte, de forma apropiada. —Le guiñó un ojo a Hwi Chan, antes de que regresara al apretado y acogedor calor de Han Gyeom.

Hwi Chan se dio la vuelta, guiando su polla a los labios de Han Gyeom. Comenzó a follar la boca de Han Gyeom en breves impulsos, antes de que sus ojos descendieran. Vio su polla deslizarse dentro y fuera del culo de Han Gyeom.

Sentía la acumulación, sintió su orgasmo acercándose. Su pantera aulló para que se aproximara, hundiera sus dientes en la carne de Han Gyeom, y reclamase lo que era suyo.

 

Un profundo ronroneo retumbó en su pecho. Cubrió la espalda de Han Gyeom, antes de besar a lo largo de su desnudo hombro. Gemidos llenaban la habitación, el sonido de Han Gyeom chupando de manera descuidada la polla de Hwi Chan, de piel golpeando piel mientras follaba el apretado agujero de Han Gyeom.

 

Los sonidos, olores y necesidad de hacer suyo a Han Gyeom, hicieron que se mareara. Su pantera estaba cerca de la superficie, exigiendo tomar el control. Lo golpeó de nuevo, mientras hundía sus afilados caninos en la suave piel de Han Gyeom.

Este se alejó de la polla de Hwi Chan, gritando, cuando embistió fuertemente en su interior, sintiendo su vínculo crecer en una profunda conexión. El culo de Han Gyeom se apretó hasta el punto de opresión, y él olió su liberación.

Hwi Chan se acarició a sí mismo, la cabeza en los labios de Han Gyeom, mientras él sacaba con cuidado sus caninos, lamiendo la herida. Retrocedió, golpeando en el interior de Han Gyeom, mientras Hwi Chan gritaba su liberación. Con unos golpes más, se unió a ellos, gritando cuando su cuerpo se estremeció y se corrió. Se secó el sudor de las cejas, sus músculos dolían, mientras salía del culo de Han Gyeom.

—Deja que eso sea una lección para ti—, dijo, mientras besaba la nuca de Han Gyeom. —No salgas afuera, cuando haya un rebelde suelto.

 

Hwi Chan se rió entre dientes. —¿Ese fue su castigo? —Un brillo travieso, entró en sus ojos marrones.

—No siquiera lo pienses —le advirtió, mientras se derrumbaba en el suelo, tirando a Han Gyeom con él. Hwi Chan se deslizó detrás de Han Gyeom. Su pantera estaba satisfecha, ahora que había reclamado a ambas parejas.

 

—De acuerdo —dijo Hwi Chan esa misma tarde. —Tenemos que hacer un compromiso.

—¿Qué clase de compromiso? —Jae Han estaba vestido, y Han Gyeom se estaba poniendo los vaqueros. Se dirigían al pueblo, para cenar.

 

—Nos quedaremos aquí contigo, si desmantelas todas esas malditas decoraciones. —En verdad, solía amar la Navidad tanto como lo hacía Han Gyeom. Pero las fiestas sólo servían para recordarle aquella terrorífica noche, su devastadora pérdida y él hacía todo lo posible, para olvidar lo que había sucedido.

—¿Por qué odias tanto la Navidad? —Jae Han se sentó en la cama y se puso las botas. Amaba lo sexy que Jae Han se veía, con sus vaqueros desteñidos, camisa de franela y botas negras. Se veía varonil, como un leñador a punto de salir y talar el bosque. Tuvo el impulso de quitarse la ropa y ofrecerse al sexy hombre.

También deseaba que Jae Han cambiara de tema.

—Su madre, tuvo un ataque de corazón, en Navidad. —Han Gyeom terminó de ponerse los vaqueros rápidamente y se puso unos calcetines. —Las fiestas apestan para él ahora, lo que es comprensible.

Jae Han frunció el ceño, mientras se rascaba la barba, su mirada se cruzó con la suya. Los shifters no tenían ataques al corazón. 

No que hubiese escuchado de ello, de todos modos. Prácticamente, pudo ver la confusión nublando los ojos gris-verdoso de Jae Han. Han Gyeom se puso la camisa por la cabeza, y luego lo miró. Su pareja humana debió haber confundido su creciente ansiedad, por la pena, porque cruzó la habitación y lo arrastro a un abrazo. 

 

Le suplicó con los ojos a Jae Han, para que dejara el tema. Pero este tampoco entendió su expresión o la ignoró, porque dijo,  —Mentir a una pareja, no es manera de comenzar una vida juntos. Han Gyeom lo liberó y dio un paso hacia atrás, ladeando la cabeza hacia un lado. —¿Qué mentira?

—Los shifters no tienen ataques al corazón—Jae Han se puso de pie y deslizó un cinturón a través de las tiras, en la cinturilla de sus vaqueros.

Han Gyeom frunció el ceño. —¿Eso es cierto, Hwi Chan?

—No quiero hablar sobre eso—Salió huyendo de la habitación, enojado de que Jae Han le hubiese llamado mentiroso. No quería recordar el asesinato de su madre, o el hecho de que se hubiese quedado solo en el mundo. Esos habían sido algunos días oscuros en ese entonces. Estuvo cerca de morir dos veces, intentando sobrevivir de cualquier forma, antes de llegar al Rancho Moon.

 

Su corazón aún dolía, cuando pensaba en su madre, aún la echaba de menos con un dolor tan profundo que quería romper a llorar. Hablar sobre lo que había sucedido, no la traería de regreso, y sólo causaría que tuviese más dolor de cabeza.

 

Cuando se dejó caer en el sofá, Bones se acercó y apoyó la cabeza en su regazo, como si pudiese sentir su dolor. Acarició la cabeza de Bones, tomando una pequeña cantidad de comodidad en el acto.

Bones lloriqueó.

—Estaré bien—le dijo. —Siempre y cuando, no vuelvas a salir despavorido y pongas a Han Gyeom en peligro.

Bones lamió su mano.

Wiggles y Queenie saltaron sobre el sofá y lucharon por su regazo. No le importaba quedar cubierto, por pelo de mascota. Le gustaba el pequeño zoo de Jae Han, y acariciar su pelaje.

—He escuchado, que los animales pueden ser terapéuticos —dijo Jae Han, cuando entró a zancadas en la habitación. Se veía como si quisiera decir algo más, pero estuviese esperando para saber su estado de ánimo.

 

—¿Así que ahora, necesito terapia? —Hizo una mueca de dolor. Tenía el mal hábito de tergiversar las palabras, cuando se sentía inseguro. No quería discutir con Jae Han, o Han Gyeom. Sólo quería disfrutar su día, sin hablar sobre su pasado.

—Todos lo hacemos, de una manera u otra. —Jae Han le guiñó un ojo, pero vio la incertidumbre en sus ojos. —¿Por qué piensas que tengo tantos animales?

Jae Han siempre era tan confiado, tan seguro de sí mismo, pero al ver cómo dudaba su ira menguo, mientras acariciaba la cabeza de Bones. —¿Eso significa, que estás bastante mal?

—Te contaré mi trágica historia, si tú me cuentas la tuya. —Jae Han tomó asiento en el sillón reclinable. Wiggles saltó del sofá, moviéndose a través de la habitación. Saltó al regazo de Jae Han, ronroneando mientras se movía en un círculo, y luego se dejó caer y se acurrucó.

 

Han Gyeom entró en la habitación y se sentó al otro lado del sofá. Lo miró fijamente, de manera interrogativa, mientras Queenie se movía al regazo de Han Gyeom.

 

—Tus gatos, son unos traidores—Le dio a Bones una palmadita, y luego el perro intentó subirse a su regazo. —Eres demasiado grande—se quejó, mientras Bones se acomodaba en el sofá, con su cabeza en su hombro.

—Estás evitando decírnoslo —dijo Jae Han.

—No hay una historia trágica que contar —dijo. —Simplemente, odio la Navidad.

—Así que, ¿por qué las historias contradictorias sobre tu madre?— Preguntó Han Gyeom. —No estoy intentando comenzar nada. Sólo quiero saber, por qué me mentiste.

—Fue asesinada. Ahora, dejemos el tema—Cerró los ojos, tragando alrededor del duro y punzante nudo en su garganta, mientras luchaba por no llorar. Pero cuanto más peleaba contra la emoción, más se sentía como si un agujero se abriese en su pecho.

Intentó no pensar sobre aquella noche, pero los recuerdos lo inundaron de nuevo. 

 

El Cazador había irrumpido en su casa, había apuñalado a su madre en el corazón, lo había perseguido, y él apenas había logrado escapar con vida.

Había vagado por las calles durante dos años, antes de que hiciera autostop hasta Villa Kim. La mayoría de ese tiempo, los había pasado durmiendo en áreas abandonadas con otras personas sin hogar, comiendo en comedores de beneficencia, y encontrando trabajos de mierda, sólo para salir adelante. Había luchado contra traficantes de droga, proxenetas y pervertidos, le habían robado el dinero unas cuantas veces, y había sido golpeado más de lo que quería recordar.

No, esta época del año no era algo para celebrar. Sólo le recordaba cómo su vida se había ido a la mierda, antes de que consiguiera un trabajo en el rancho y conociera a Han Gyeom.

 

Abrió los ojos, cuando Bones saltó del sofá. Jae Han se había levantado del sillón reclinable y estaba arrodillado frente a él. Cuando este lo abrazó, sollozó.

Han Gyeom se acercó, frotándole con la mano arriba y abajo por su brazo. —¿Sabes quién la asesinó?

 

—Un Cazador —dijo. El agarre de Jae Han se tensó sobre él. La pantera tenía que saber lo que era un Cazador, y lo que les hacían a los no humanos.

Pero había sobrevivido no sólo al Cazador, sino también a las calles. No necesitaba una fiesta de autocompasión, y se sintió tonto por llorar como un bebé. Se echó hacia atrás, limpiándose los ojos. 

—De acuerdo, ya he terminado con tener sentimientos. ¿Podemos irnos?

Jae Han le acunó el rostro, frotándole con su pulgar, la mandíbula. 

—No más mentiras, ¿de acuerdo?

Han Gyeom se había deslizado más cerca, y estaba frotándole el muslo. La preocupación en sus ojos verdes, derritió su corazón.

—No más mentiras —dijo. —Ahora, si no dejan de tocarme, nunca saldremos de esta casa. Mi polla se está endureciendo.

—Perro cachondo —bromeó Han Gyeom.

 

—Si no estuviese hambriento, los desnudaría. —Jae Han se puso de pie y cruzó la habitación, agarrando su móvil de la repisa. 

—Mientras se ponen las botas y abrigos, llamaré a Jongin y descubriré si esos dos centinelas, rastrearon a ese león. —Le guiñó un ojo. —Debería haberle llamado en cuanto desperté, pero tenía a dos chicos calientes distrayéndome.

Sonrió, cuando Han Gyeom enrojeció. Entonces este se dio la vuelta, para mirarlo. —¿Realmente vi lobos viniendo a ayudar a Jae Han?

—Te dije que Jongin, era el alfa de este pueblo —le dijo.

Han Gyeom asintió con la cabeza.

—Y los centinelas, ayudan a mantener Villa Kim segura.

—¿Algo así como policías no oficiales?

—Más como una guarida de lobos —dijo. —Hay muchos humanos que viven aquí, pero también hay muchos no humanos. La mayoría de los humanos, no saben sobre nosotros, y así es como Jongin lo quiere.    

Esperaba que Han Gyeom se volviese loco y estuviese aturdido, cuando su pareja simplemente asintió con la cabeza.

Jae Han terminó su llamada.  

—Jongin ya tiene patrullas comprobando los bosques. Hasta el momento, el león aún está ahí afuera, en algún lugar.

Cuando salieron de la casa, juntó un poco de nieve en sus manos y se la arrojó a Han Gyeom. Su pareja gritó, antes de tomar represalias. Lo siguiente que supo, fue que los tres estaban hasta las rodillas, en una pelea de bolas de nieve. Para cuando entraron en la camioneta, estaban cubiertos de nieve. Pero su humor era más ligero, y se había reído la mayor parte del tiempo, mientras había lanzado una bola de nieve tras otra. Los oscuros recuerdos se habían desvanecido, y disfrutó del resto de su día, con Han Gyeom y Jae Han.

 

Siwon giró en un círculo, mirando los árboles cubiertos de nieve. 

—Esto es una mierda. ¿Cómo escapó de nosotros, de nuevo?

—No lo sé—dijo Jonghyun, —pero voy hacia la camioneta. Se me está congelando la polla aquí afuera.

Él también tenía frío, pero estaría maldito, si dejaba que ese rebelde escapase de nuevo. —Sigue adelante y vete. Cazaré al bastardo.

Cambio a su forma de lobo y se adentró en los bosques. Segundos más tarde, Jonghyun se unió a él. No había maldita forma, de que fuese a decirle a Jongin que había perdido de nuevo al rebelde. Su alfa ya estaba muy enojado de que el shifter león estuviese en Villa Kim para comenzar.

Este era el segundo día que tuvo que decirle a Heechul que no podía ir de compras navideñas. Si esto continuaba, Heechul iba a colgarle de sus bolas.

          

 

continuará...


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