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128. Huyendo de la Navidad (21) por dayanstyle

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Jae Han se sorprendió al enterarse de que tenía dos compañeros. Le sorprendió aún más que después de estar juntos hacía varias semanas, Hwi Chan todavía no le hubiese dicho una palabra al humano acerca de que eran compañeros.

Se había encontrado con shifters impala antes. Eran criaturas muy tímidas, pero no todos. Conocía un impala llamado Jong Hoon, que estaba emparejado con un shifter oso. Jong Hoon era un tipo dulce, pero no era tímido. A veces, tenía una gran bocaza, y no ayudaba que se juntara con Byun Baekhyun.

Cuando los dos estaban juntos, siempre surgían problemas.

—¿Pa te dijo algo más sobre los shifters? —Le preguntó a Han Gyeom.

Este tenía el cabello rojo oscuro, unos hermosos ojos verdes y la cara salpicada de pecas. No era lo que la mayoría consideraría guapo –pero él no era la mayoría de la gente, y pensaba que Han Gyeom era un pequeño humano muy sexy.

 

Hwi Chan tenía el cabello caoba, con un flequillo que caía grácilmente sobre sus ojos. El color de sus ojos era marrón claro, y estaban llenos de duda y miedo. El shifter era de apariencia promedio, pero no le importaba. Hwi Chan era suyo y encontrar un compañero era poco frecuente. Encontrar dos era incluso más.

—No—dijo Han Gyeom, mientras paseaba. El humano se veía a segundos de salir despavorido de allí. Tomó toda su paciencia permanecer en su asiento. Quería llevar a Han Gyeom a sus brazos y asegurarle que estaba a salvo. —Sólo me habló de los shifters oso, y que no tenía que temer que me atacaran.

Estupendo. Ahora tenía que sentarse allí y explicarle las cosas a Han Gyeom, quien ya se veía lo suficientemente asustado. —Sería más cómodo contarte qué está pasando, si no estuvieras al otro lado de la sala.

Han Gyeom dejó de caminar. —Pero puedo oírte bien.

Dio unas palmaditas a su lado. —Sería mejor si estuvieras aquí.

 

—¿Estás intentando seducirme? —Han Gyeom miró a Hwi Chan, pero notó que este se había acercado un poco más a él. El shifter impala tenía un profundo rubor en sus mejillas, y seguía mirándolo furtivamente.

—Eres un chico inteligente. —Dirigió su atención a Han Gyeom.

—¿Mientras mi novio está en la habitación? —Han Gyeom lo fulminó con la mirada. —Tienes un par de pelotas.

—Eso es lo que intento explicarte. —Su compañero humano probablemente pensó, que estaba siendo un idiota por coquetear con él. —En el mundo shifter, eres el compañero de Hwi Chan.

Han Gyeom frunció el ceño de nuevo. Sus ojos fueron de él a Hwi Chan, y luego se dirigió de nuevo a él. —En español, por favor.

Hwi Chan dejó de darle miradas furtivas. Toda su atención estaba puesta en Han Gyeom, con los puños cerrados. No había venido aquí a abrir una brecha entre ellos ni a iniciar una discusión, pero Han Gyeom necesitaba saber la verdad.

Se alegraba de haber ido al pueblo a comprar un par de cosas. Si no hubiera decidido reparar un toldo roto en la ventana de su sala de estar, nunca se habría encontrado con los dos. Era dueño de un acre de tierra, y desde que se mudó a Villa Kim, no había hecho nada con ella. Pero había decidido comprar algunos pollos, y todos en el pueblo le habían dicho que el Rancho Moon era el mejor lugar para comprarlos.

 

No había imaginado que sus compañeros estarían en este rancho, también.

—Bien, déjame contarte sobre los compañeros —dijo.

—Siento que debería traer unas palomitas de maíz —dijo Han Gyeom. 

—Esto no va a ser una historia de terror, ¿verdad? —Sonrió, diciéndole que sólo estaba bromeando. Su humor aligeró el estado de ánimo.

—¿Por nosotros? —Se rió. —Espero que no. Para la mayoría, encontrar a su compañero, es algo maravilloso. Son dos personas que el destino pensó que serían perfectas juntas. —Miró a Hwi Chan. —En nuestro caso, somos tres.

Dejó de hablar, dejando que Han Gyeom absorbiera lo que había dicho hasta el momento.

—¿Estás diciendo, que los tres somos compañeros? —Preguntó Han Gyeom. Cuando miró hacia Han Gyeom, vio que el humano estaba mirando a Hwi Chan.

—Sí —, confesó Hwi Chan, aunque no miró a Han Gyeom. —Somos compañeros.

La habitación quedó en silencio. Han Gyeom sólo siguió mirando a Hwi Chan. Luego, finalmente, habló. —¿Sabías todo este tiempo que yo era tu compañero y no me lo dijiste?

—Quise hacerlo —Hwi Chan se defendió rápidamente. —Sólo… — Se encogió de hombros, mientras se miraba las manos. —Me acobardaba cada vez que lo intentaba.

Observó a los dos, midiendo sus reacciones. Hwi Chan parecía dispuesto a suplicar si tenía que hacerlo, mientras que Han Gyeom parecía sumido en sus pensamientos.

Inseguro de cómo se desarrollaría esto, se levantó y fue a la cocina. Agarró algunas botellas de agua de la nevera y las llevó a la sala de estar, entregando una a cada hombre.

 

Han Gyeom abrió la tapa y bebió la mitad de la botella, mientras iba a la pared y reajustaba el termostato, para hacer la habitación un poco más acogedora. No quería sentarse allí y esperar a que Han Gyeom reflexionara las cosas. Necesitaba mantenerse ocupado, pero no había mucho que hacer, en la cabaña.

 

En verdad, estaba ansioso por volver a casa y terminar algunas de esas reparaciones en su lista. Los vientos de las tormentas de nieve, en las fiestas de Acción de Gracias habían causado algunos daños, y había estado lentamente arreglando cosas, asegurándose de encargarse en primer lugar de las cosas más importantes.

Siempre le gustaba estar ocupado. Era muy bueno con las manos, pero cuando estuvo observando la cabaña, vio que estaba bien construida y no había nada que se necesitara revisar. Estaba amueblada sencillamente, bien mantenida, y si no hubiera comprado ya una casa, este no sería un mal lugar para vivir.

Dos de sus hermanos y él, se mudaron a este pueblo después de haber escuchado historias de otros shifters, de cómo Jongin mantenía Villa Kim seguro, y cómo los no humanos superaban en número a los humanos.

 

Era el lugar perfecto en el que había querido vivir, después de crecer en la ciudad, teniendo que hacer viajes al campo para dejar correr a su pantera. Había odiado la congestión, el olor de la contaminación y el ruido. Pero, sobre todo, había odiado vivir con su madre y su hermano mayor.

Apartó de golpe esos pensamientos, negándose a pensar en su pasado. Trató muy duro de olvidar de dónde venía y cómo se había criado.

—Entonces, ¿me estás diciendo, que el destino cree que los tres estamos destinados a estar juntos?

La pregunta de Han Gyeom, lo sacó de sus pensamientos. Se giró y asintió. —Sentí la atracción. —Se tocó el pecho. —Justo aquí, como una cuerda invisible atrayéndome hacia los dos.

Han Gyeom se mordisqueó el labio inferior, pero Hwi Chan permaneció tenso, aún mirando fijamente al humano. Con un suspiro, cruzó la habitación y sacó a Hwi Chan del sofá, deslizando sus brazos alrededor del hombre. —Relájate.

—Tengo miedo, de que Han Gyeom no me perdone por haberle ocultado esto. —Hwi Chan se acurrucó en sus brazos, como si necesitara la comodidad.

 

Han Gyeom simplemente los miró, con una expresión de incertidumbre en su rostro. —¿Por qué no siento la necesidad de golpearte, por tocar a Hwi Chan? —Frunció el ceño. —Siempre soy protector con él, sin embargo...

Cuando se acercó a Han Gyeom, el humano dio unos pasos hacia atrás. —¿En serio? ¿Quieres que me acurruque contigo, después de volverme loco? Ni siquiera te conozco ¿Cómo sé que estás diciéndome la verdad? Podrías ser un bicho raro, que quiere darle al mambo con nosotros.

—Está diciendo la verdad —dijo Hwi Chan. —Lo juro, Han Gyeom. No te mentiría.

Él podría cambiar y demostrar que estaba diciendo la verdad, pero Han Gyeom ya se veía al borde de un colapso. Tendría que dejar que asimilara todo y darle el espacio, que obviamente necesitaba. —Tengo que irme a casa —dijo, liberando a Hwi Chan y dirigiéndose a la puerta. —Supongo que no quieren venir conmigo.

—Quiero —dijo Hwi Chan. Le lanzó una mirada a Han Gyeom. —Pero sólo, si él también quiere ir.

Han Gyeom miró a su alrededor, mordiéndose el labio inferior. 

—¿Qué pasa con nuestro trabajo en el rancho?

—A los shifters, se les da tiempo para el apareamiento —dijo. 

—Pa les permitirá tomarse algo de tiempo libre.

—¿El apareamiento?—Han Gyeom soltó una risita, pero era más sarcástica que humorística. —¿Es como una luna de miel?

—Algo así—Se detuvo en la puerta. —Tomen algunas cosas. Tendrán que pasar algunos días allí. —Miró a Han Gyeom, sabiendo que su compañero humano, era al que tenía que convencer. —Saldré a calentar la camioneta.

Quería darles a Han Gyeom y Hwi Chan un tiempo a solas, dejarlos hablar,

y con suerte, Han Gyeom entraría en razón.                                               

Enviando una plegaria, se dirigió hacia afuera.

Cuando subió a la camioneta, sacó el teléfono y llamó a su hermano, Jeno. Respondió al tercer tono.

—Estaba a punto de ir a tu casa.

—Eso va a tener que esperar—Miró hacia la cabaña. —Encontré a mis compañeros.

—¿Acabas de decir compañeros, como en plural?

Se rió. —Sí, dos.

—No jodas. —Jeno se rió. —¿Panteras?

—No, un impala y un humano.

Su hermano se rió aún más fuerte. No sabía qué era tan divertido. —Lo siento —, dijo Jeno, desvaneciéndose su risa. —No trataste de tumbar al impala, ¿verdad?

Sonrió. —No del modo, en que estás pensando.

 

 

—Ew —dijo Jeno. —No quiero los detalles. Sólo de pensar en tu culo peludo, me hace querer sacarme los ojos.

—Mi culo no es peludo —, se defendió. —Y deja de odiarme, porque encontré primero a mis parejas.

—Sí, sí, lo que sea. Solo avíseme cuando pueda verlos. Supongo, que esto significa, que no vamos a reunirnos con Chen Le para la cena.

El nombre de su hermano era Manasseh, pero todos lo llamaban Chen Le. —No, con suerte, voy a estar muy ocupado con mis compañeros, esta noche.

—Voy a llamar a mamá —, dijo Jeno. —Va a enloquecer, y Yun Soo va a estar muy enfadado, porque no fue el primero en aparearse.

Yun Soo  era el mayor, y nunca permitía que sus hermanos olvidaran ese hecho. Les restregó en la cara que fue el primero en conducir un automóvil, el primero en tener sexo, el primero para mudarse del apartamento y conseguir su propio lugar. Era como si la vida fuera una competición para él, cuando se trataba de sus hermanos.

 

Sonrió. Sí, Yun Soo cagaría gatitos cuando se enterara, que no había sido el primero en aparearse. —Luego, dime lo que dice.

—Sabes que lo haré.

Honestamente, no tenía ni idea de por qué estaban bromeando sobre Yun Soo o su madre. Kim Mi Yeon era tan fría como el hielo con ellos, desde que perdió a su compañero. Y con Kim Yun Soo, realmente no tenían trato. Siempre habían sido Jeno, Chen Le y él, quienes estuvieron unidos mientras crecían. Sus padres siempre habían estado demasiado ocupados con sus trabajos, y Yun Soo siempre estaba con sus cosas.

No, no llamaría a ninguno de los dos. Lástima que no tuvieran una madre cariñosa y afectuosa. Echaba de menos el modo en que su mamá solía ser, y habría sido bonito presentarla a sus compañeros.

Pero no iba a pensar en cosas que no podía cambiar.

Miró a la cabaña de nuevo, preguntándose cuánto tiempo tardarían sus compañeros. —Tengo que dejarte.

 

—No te desencajes la cadera esta noche ni tengas un tirón en el trasero —Jeno bromeó, luego tuvo otro ataque de risa antes de colgar.

Si tenía suerte, todo su cuerpo terminaría deliciosamente dolorido.

 

Han Gyeom esperó a que Jae Han se fuera, antes de volverse hacia Hwi Chan. —Esto es una locura. —Lo dijo calmadamente, sintiendo cualquier cosa menos calma. —No creo en el destino. Si no creo en el destino, ¿cómo puede alguien reclamar que somos compañeros?

Dejó a Hwi Chan en la sala de estar, mientras se dirigía a su cuarto.

No iba a empacar ninguna mierda, porque no iba a ningún sitio con Jae Han. ¿Una pantera y un impala? ¿En serio? Tal vez había resbalado en una placa de hielo en el pueblo y había quedado inconsciente, y esto era una especie de sueño extraño.

—Pero los compañeros existen—discutió Hwi Chan, mientras lo seguía. —Lo hacen en mi mundo.

—Tu mundo. —Se burló, mientras la piel debajo de su ojo derecho comenzó a palpitar de nuevo. No le había creído a Pa, cuando el hombre le habló sobre los shifters oso. Ahora le estaban diciendo que existían más que shifters oso. Lo siguiente sería que alguien le dijera que los vampiros eran reales y que había verdaderas ollas de oro al final del arco iris.

—¿Sabes lo loco que suena todo esto? —Preguntó, cuando se giró para enfrentar a Hwi Chan en el pasillo. —Hace un mes que estamos juntos, ¿y ahora me estás diciendo, que realmente eres un shifter impala?

Su suerte con los hombres, realmente apestaba. Sus primeros dos novios, habían sido unos completos traidores. Ahora éste resultó tener alucinaciones. ¿Por qué no podía encontrar al hombre perfecto? Estaba empezando a creer, que el compañero perfecto no existía, y que encontrar a alguien con quien pasar el resto de su vida, simplemente no era parte de su destino.

 

—¿Aún crees en Santa Claus? —Hwi Chan lo miró con escepticismo. —¿Por qué es tan difícil de creer que somos shifters y que el destino nos unió?

—No creo que Santa Claus sea real —mintió. —Amo las fiestas de Navidad. Hay una gran diferencia entre comprar regalos y repartir alegría, a que te digan que hay hombres que pueden transformarse en animales.

—Pero Jae Han te dijo.

Levantó una mano. —Un completo extraño entró aquí y nos soltó un cuento para que tuviéramos una orgía con él. ¿En serio te estás tragando eso? —Se pellizcó el puente de la nariz. —Sabía que eras ingenuo, pero vamos, Hwi Chan. Abre los ojos.

—Mis ojos están abiertos —alegó Hwi Chan. —Eres tú, quien tiene los suyos firmemente cerrados.

Se sorprendió, por el tono seco de Hwi Chan. Su amante nunca lo había hablado de esa manera. Bajó la mano y lo miró, desconfiando de que fuera tan vehemente sobre todo el asunto de los compañeros.

—Llama a Pa si no crees en Jae Han o en mi —dijo Hwi Chan. —Te dirá que los compañeros son reales, y que tú, yo y Jae Han, estamos destinados a estar juntos.

—No he visto ni a un oso, desde que Pa me dijo eso —dijo. —Estoy empezando a creer, que estoy viviendo en un rancho con un montón de chiflados.

—Nunca te lo dije, porque temía que te asustaras y huyeras —, dijo Hwi Chan. —Pero ahora veo, que necesitas una prueba.

Un segundo Hwi Chan estaba parado allí, al siguiente un impala estaba mirándolo. Las palpitaciones bajo sus párpados regresaron, mientras daba un paso atrás. Esto no podía ser real, sin embargo, se encontraba mirando a un animal parado justo en frente de él.

La puerta de entrada se abrió, y entró Jae Han. Miró al impala, luego a él. —¿Por qué ha cambiado Hwi Chan?

Corrió a su habitación y cerró la puerta de golpe. Presionó su espalda contra la madera, mientras luchaba por conseguir tener bajo control su acelerado corazón.

 

 

 

Oh, Señor. Alguien tuvo que haber deslizado algo en su chocolate caliente, pero no había ido al Café. Entonces, ¿cómo podría explicar lo que estaba pasando? Creía en los milagros de Navidad, pero esto era demasiado loco incluso para que él lo creyera.

—Han Gyeom —lo llamó Jae Han, desde el otro lado de la puerta. —Sólo sal y te ayudaremos con esto.

—Vete —dijo. —Sólo… —Se pasó una mano temblorosa por la cara. —No puedo pensar ahora.

No podía pensar en lo absoluto. Su corazón estaba tan acelerado, que sentía que se iba a desmayar en cualquier momento. No, no. No iba a tener un colapso. Necesitaba calmarse y pensar en esto. Ser racional, aunque no había nada de eso en toda esta situación.

Aún así, si realmente existieran los shifters, no podrían ser tan malos. Hwi Chan no había sido más que dulce y amable con él, y Pa le había recibido con los brazos abiertos, y era tan amable como Hwi Chan.


De acuerdo, puedo hacer esto. No voy a enloquecer. Voy a manejar esto, como un adulto inteligente y sensato.

 

Su corazón latió más fuerte, cuando la manija de la puerta se sacudió. —Han Gyeom, sal —dijo Jae Han, con un tono más firme.

Jae Han había dicho que era una pantera. Él no era un idiota. Esos gatos eran letales. ¿Qué pasa si Jae Han cambiaba? Cerró con fuerza los ojos. Tal vez ser un adulto estaba sobrevalorado. Tan valiente como quería ser, sus agallas se dieron a la fuga.

—Por favor—dijo Hwi Chan a través de la puerta. —Por favor, háblame.

Mierda y doble mierda. La súplica en su voz, le afectó. Amaba a Hwi Chan con todo su corazón. No había nada que no hiciera por su amante, ¿pero esto? Dejó escapar un largo suspiro, diciéndose a sí mismo que se pusiera los pantalones de chico grande. Entonces, existía otro mundo. Gran cosa. Podía lidiar con esto. Tal vez. Respiró profundamente unas cuantas veces más, disminuyendo finalmente, la velocidad de su ritmo cardíaco.

—Nunca te lastimaríamos —dijo Hwi Chan. —Lo prometo.

 

La idea de que Hwi Chan lo lastimara, era francamente risible. Era el hombre más bondadoso que conocía. Hace una semana, había enloquecido con una araña en su habitación, y Hwi Chan había abierto la ventana y sacado a la araña en vez de dejar que la matara. No tenía ni pizca de maldad en su cuerpo.

Bien, puedo comportarme racionalmente sobre esto, pero si Jae Han cambia, se cancelan todas las apuestas.

Apartándose de la puerta, la abrió. Miró de Jae Han a Hwi Chan. ¿Por qué estaba Hwi Chan desnudo?

—Solo ven aquí, cariño —dijo Jae Han. —Lo que sea que necesites para superar esto, te ayudaremos.

—Necesito que mi mundo se enderece.

—Se enderezará —dijo Jae Han. —Pero tus ojos se han abierto, así que no vas a poder continuar ignorando nuestro mundo.

 

La sinceridad en los ojos de Jae Han, hizo que quisiera creerle, pero esto era una locura. —No voy a ir a ninguna parte contigo.

Jae Han asintió levemente. —Podemos quedarnos aquí el tiempo que necesites, para llegar a un acuerdo con esto.

 

Estaba siendo demasiado complaciente, demasiado tranquilo, mientras que él apenas podía mantenerse en pie. 

—Sólo, dame un minuto.

—Estaremos en la sala de estar. —Hwi Chan lo miró con ojos tristes, y sintió la urgencia de llevar a su amante a sus brazos y darle un abrazo tranquilizador. Maldita sea, iba a caer. Lo sentía en sus huesos. Tan loco como era todo esto, realmente amaba a Hwi Chan, y simplemente no podía dejarlo ir.

Los dos se alejaron. Abrió la puerta por completo, pero no salió de la habitación. Se paró en el umbral, entre el dormitorio y el pasillo, tomando respiraciones profundas y relajantes, mientras trataba de aclarar su cabeza.

Armándose de valor una vez más, dio un paso hacia el pasillo.

          

 continuará...

Notas finales:

dejen rw


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