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Gamma por Verde Lima

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Oven

No me las voy a dar de gamma inocente, porque otra cosa no seré, pero soy la hostia de realista y estoy vivo por los pelos.

¿Pero sabes qué pasó? Que me echaron de la cocina. Y es el trabajo que más me gusta, limpiar no se me da bien, recoger no se me da bien, en realidad pocas cosas que otros cabrones pueden hacer por ellos mismo se me dan bien.

¿Pero a alguien le importa? Claro que no, a nadie. Una vocecita tocapelotas me decía que me lo tenía merecido, que la había cagado a lo grande, nadie, y absolutamente nadie, manda a la mierda a un alfa.

Pero se me nubló el juicio cuando los tres se rieron de mí como unos desgraciados, quizás mi vaso estaba demasiado lleno, quizás yo tengo un vaso de chupito mientras que otros tienen una jarra gigante de cerveza, como Mop. Quizás.

La cosa es que estoy limpiando una de las letrinas públicas, ¡planazo!

¿Se puede caer más bajo?

No, no se puede caer más bajo, o eso creía yo. Porque sí puedes hacerlo, si el beta que está jodidamente obsesionado contigo se entera de que te han sacado de las cocinas y te tiene ahora todo para él.

Slate, sí, Slate estaba allí mirando como limpiaba la mierda de él y de sus compañeros, y la mueca en su rostro se la hubiera borrado a golpe de escobilla. Verás como no se ríe más.

Comienzo a sospechar que tengo un problema con que se rían de mí, la verdad.

—¿Qué has hecho esta vez?—me dice con ese tono arrogante, los betas tienen un olor muy débil, pero Slate huele a todo lo que no me gusta, y mira que estoy en una puta letrina.

—No me jodas, Slate, hoy no—le amenazo entre dientes, armado de una escobilla maloliente.

—¿Dónde te metiste el otro día? Te estuve buscando—me dice el desgraciado.

—Deberías superarme, Slate, búscate una buena beta y déjame en paz.

Yo sé como provocar grandes catástrofes, parece que tengo un don para el mal.

Slate me empuja contra la pared, y por primera vez me doy cuenta de la poca cosa que es Slate. Sigue siendo más grande que yo, pero cualquiera es más grande que yo. Y es que antes no tenía nada con que compararlo, solo hacía unos días había tenido a un alfa, al primer alfa de Los Primeros contra mi cuello, y Slate a su lado parece un puto niño pequeño.

Un niño pequeño al que yo le pongo muy cachondo, yo no estoy bueno de la cabeza, pero Slate tampoco.

Slate no pregunta, nunca pregunta, siempre me aprieta contra él, me come la boca y se aprovecha de que en el fondo me gusta demasiado así.

La pared de aquellas letrinas no son el mejor lugar para tener sexo, pero yo ya he perdido los pantalones, y Slate me ha metido los dedos por el culo.

No os he contado una cosita de los Gamma, pero tenemos una especial inclinación por el sexo. Luego me arrepentiré, me cagaré en mi vida y en lo fácil que se lo pongo a Slate siempre, pero cuando me mete los dedos tocando justo el punto donde me derrito empieza todo a importarme una mierda.

Ha sido una semana de mierda, me merezco un buen polvo.

 

 

Slate

No quiero mostrar lo enfadado que estoy, porque no debería molestarme tanto que un gamma me rehúya, pero desde la noche del enlace ando como loco queriendo tener a Oven así.

Contra la pared a punto de follármelo. Trato de no respirar su olor, aunque a ese punto a dejado de molestarme, de hecho no hace más que excitarme.

La gamma de la otra noche no me satisfizo como este cabrón sabe hacerlo.

No sé qué tiene, supongo que es su carácter y como gime cuando me lo follo, cuando consigo que se doblegue levemente, supongo que es eso.

La tengo como una piedra, pero entonces el aroma cambia, y con esta peste a letrina tiene que ser algo muy fuerte.

Giro el rostro y lo que veo me hiela la sangre.

Es Hammer, el Primer alfa de Los Primeros. Mirándonos con el ceño fruncido.

Suelto a Oven, no es que esté prohibido follar en público, pero no quieres estar en la misma habitación de un alfa de ese nivel follándote a un gamma pestilente.

No es la imagen que quieres dar.

—Joder—grita Oven cuando siente que le suelto, me meto la polla en los pantalones e inclino la cabeza en señal de respeto.

Hammer solo gruñe, intento ponerme entre Oven y Hammer, pero no va a ser posible, porque el alfa solo parece más molesto cuando intento acercarme al gamma.

Oven se ha subido escasamente los pantalones y nos mira a ambos con rechazo, este gamma de verdad que quiere morir, y esta vez no voy a poder evitarlo.

—Vete—gruñe Hammer, y sé que es a mí.

Miro por un segundo al alfa y al gamma; y algo caliente y desagradable me sube desde las entrañas. Son celos, unos jodidos celos que me queman en la boca.

Pero no me queda más remedio que irme de allí, porque yo soy un beta y nunca podría hacer nada contra un alfa, y menos contra un alfa como Hammer.

 

 

Hammer

Lo último que esperaba era encontrar esa escena en un sitio como este. Pero aún menos encontrar a ese gamma, no lo había visto nunca, y ahora me lo encuentro con un beta a punto de follárselo y por su expresión no parece muy contento.

Pero la que me dedica ahora es mucho peor.

—¿No solo me echan de las cocinas por tu culpa sino que ahora me jodes un polvo?—se queja esa cosilla pequeña, a la que no he podido quitar los ojos de encima.

Nunca he estado con un omega, ni he visto a ninguno desnudo. Pero el cuerpo de Blue, el omega de mi líder, es muy similar al del gamma.

He visto su cuerpo delgado de cintura hacia abajo, he visto su pequeño miembro erecto, he visto como ese beta le tenía metido los dedos por el culo, y no mentiré en que hacía mucho tiempo que no me ponía así de cachondo.

Nunca he estado con alguien que no fuera alfa, no me gustan los betas, y los gamma no son elegibles.

Querría decir algo noble por mi parte, que había evitado que ese beta insignificante se lo follara, porque que no parecía haber dado su consentimiento o algo así. Pero mentiría, mentiría calamitosamente. Los he interrumpido porque no quiero que nadie lo toque.

Me acerco al gamma al que casi muerdo arrancándole la yugular el día después del enlace.

Y por primera vez veo duda en él, pero la combate, ¿de qué está hecha esta criatura? Nadie le mantiene la mirada a un alfa, no de ese modo.

Y entonces noto como me excito aún más. Esto es una malísima idea.

 

 

 

Notas finales:

¡Este gamma me los tiene a todos locos!


 


Es un cosito suicida, pero me encanta.


 


Veo algunas lecturas, no sé si os está gustando, pero gracias por leer fantasmitas :)


 


Besitos.


 


Sara


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