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Gamma por Verde Lima

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Oven

El calor de este primero de septiembre es abrumador, y eso que pensaba que no podría haber día más horrible que el del enlace del alfa y la cosa pestosa.

Pero no, me equivocaba. Y la cosa pestosa, es decir, nuestro querido omega, Blue, se ha puesto en celo y todos estamos revolucionados.

Sus gemidos pueden casi escucharse en nuestros barracones, una cosa bárbara y bizarra. Como comprenderéis nadie ha follado tanto en su vida como ahora.

Esta generación que está siendo gestada en estos momentos será bendecida en una ceremonia a la Diosa. Bla, bla, bla.

Me importa una mierda, no sabes lo que es un barracón de gente gimiendo desconsolada, de entregarte a cualquiera por un deseo poco satisfactorio.

Porque tú no eres un omega, ni lo vas a ser en tu puta vida.

Solo estoy deseando que acabe el celo del coso apestoso a bollo de leche, porque lo que hice ayer con Slate aún me tiene traumatizado, y no quiero volver a verle en la vida.

Le lloré y supliqué, yo.

¡Diosa, llévame pronto!

Pero quien me preocupa es Mop, con este calor y con un gorro de lana en la cabeza, casi no se le ve ni el pelo ni la orejas, casi diría que ni los ojos. Y lo peor es que no me lo quiere contar, no quiere hablar del tema, y yo me tengo que ir a limpiar caca de alfa, mientras le dejo con esa mierda de gorro y sudando como un pollo.

Me topo con demasiadas miradas, ojos que nunca me miran, es el celo, y nuestra parte más animal, pero solo tienen que olerme para rechazarme. Ningún alfa es tan estúpido como para querer follar conmigo, o casi ninguno.

Pensaba que me había desecho de él, desde que me llamó por mi nombre y me tuvo llorando como un puto gamma llorón. ¿Sabes que odio más que haberle suplicado a Slate por un poco de polla beta? Haber llorado delante de ese alfa. Y haberme sentido reconocido segundos después, lo odié porque jamás alguien me ha reconocido de ese modo, como si yo fuera algo único.

A ver, no me malinterpretes, que yo soy la leche, son los demás que no se dan cuenta.

Pero desde entonces no le he visto, hasta ahora, claro. Y ya empezamos mal.

La tiene enorme, dura, y me mira como un demonio, un demonio follador.

Y por primera vez tengo miedo real, miedo real de él.

Porque la cosa que aparece por mis baños no es tan humana como me ha mostrado las anteriores veces, no es un alfa en control, y por mucho que yo haya fantaseado con ese rabo, las posibilidades de acabar mal son demasiado altas, lo veo en su mirada.

Se me acerca tan rápido que el escobazo que le doy no vale para una mierda, se rompe el palo contra su pecho, ¿de qué puta mierda está hecho este tipo?

—No quieres hacer esto, grandullón. —Intento razonar con él, pero se me tira encima como la mala bestia que es.

Un bocado suyo me rompería el cuello en dos, yo lo sé, él lo sabe, hasta la Diosa lo sabe. Pero no me muerde sino que huele, y casi respiro tranquilo, en cuanto se intoxique con mi olor se quitará. Pero no, solo gruñe y gruñe más fuerte. Está claro que a este alfa lo dejaron caer al nacer, ¿qué coño le pasa?

—¡Hueles a ese beta! —me grita casi dejándome sordo—. Le voy a matar.

Y escucha, que yo mientras no me mate a mí me va todo bien, pero es que sus palabras están tan cargadas de intención que sé que Slate es beta muerto.

No le debo nada a Slate, nada de nada, nunca le pedí que se fijara en mí ni que viniera con su mierdas de beta bueno para nada. Pero de ahí a que quiera que lo maten hay una trecho. ¿Ves tú? A Chip no me importaría que le arrancaran la cabeza del cuerpo, pero me da a mí que si no lo huele en mí no hay trato.

—No, no, matar no. —¿Sabes esa sensación de que estás intentando razonar contra un huracán? Pues ese soy yo ahora mismo, ¿tú crees que un huracán se sienta a escucharte? No, qué va, él arrasa y luego se va.

Y eso hace, me agarra por la cintura y me saca de allí, así, en volandas.

Nunca he sentido tal velocidad en mi cuerpo, no es que me guste correr, la verdad. Y Hammer corre a una velocidad que da miedo, no sé si nos hemos cruzado con alguien, no sé si yo hubiera tenido alguna posibilidad de escaparme. Pero lo que sí noto es la cama del alfa apestosa y revuelta bajo mi espalda cuando me tira sobre ella como un muñeco de trapo.

Parece que ha encerrado un bosque de eucaliptos en su habitación, pero eso no es lo peor, lo peor viene cuando se baja los pantalones y veo esa cosa por primera vez.

No os voy a engañar, estoy cachondo, estoy muy cachondo, pero también veo ese calibre y sé que voy a acabar con el culo roto.

 

 

Hammer

Cuando el celo de Blue comenzó me encerré en mi cabaña, no es para lo que Dagger me dejó con la manada, yo tengo que ser él ahora, pero ahora solo puedo ser un alfa que quiere follarse a un gamma mal hablado, pestilente y por el que no tendría que sentir nada.

Oigo los golpes en mi puerta de otros alfas, tendría a cualquiera, es lógico, mi jerarquía me lo da. Pero no quiero un alfa, no quiero más alfas, quiero a ese maldito gamma y es todo lo equivocado que hay en este mundo.

Lo sé, he leído todas las normas, todas nuestras leyes.

Y no me gustan los jodidos gammas, nunca me han gustado.

Y entonces la luz llega a mi cerebro saturado de gammas rotos por la mitad, es una prueba, es una maldita prueba de la Diosa y no es la primera a la que me somete.

Pero pasan las horas y estoy tan cerca de Blue y Dagger que es insoportable.

Salgo por la noche, los barracones son una puñetera orgía y en cualquier otro momento me hubiera unido, hubiera gozado con todos estos alfas que siempre me han atraído.

Sus cuerpos fuertes, su lucha, sus mordidas, pero ahora mismo me repelen y acabo demasiado cerca de la zona gamma, demasiado cerca para que sea una buena idea. Así que tomo la salida del este, los alfas en guardia están haciendo un buen trabajo, hemos hecho turnos más cortos, hemos pensando en las consecuencias del primer celo del alfa y el omega juntos.

Pero a mí nada me alivia, porque no me vale cualquiera ahora mismo.

Salgo al bosque, y corro, corro hasta agotarme.

Cuando despierto siento el cuerpo caliente pero las gotas del rocío son agradables, me siento más sereno, me siento más en control.

Sonrío levemente, el celo de Blue tiene que acabar pronto, y cada vez será más leve.

La vuelta es lenta, y disfruto del paseo, ¿hace cuánto no salgo al bosque por el simple hecho de pasear y disfrutar de él?

Saludo a los guardias, son otros y parecen haber tenido una buena ración de sexo salvaje, las huellas de las peleas están en sus rostros, peros sonríen contentos.

Las calles están tranquilas, la noche debe de haber sido dura para todos, pero me alegro de estar más sereno, tengo que reunirme con el consejo en breve, querrán realizar una ofrenda a la diosa por la nueva generación venidera, hay que mandarles un presente a la antigua manada de Blue dándole la buena noticia.

Lleno mi mente de todas las tareas pendientes, de las noticias que han llegado del norte, todo parecen buenas noticias.

Todas hasta que le huelo, y sé que mi cuerpo me ha traicionado cuando le tengo contra mi cuerpo y oliéndolo. Huele a beta, huele a maldito beta y yo solo quiero matar.

Pero en vez de matar lo arranco de allí, lo llevo conmigo y lo encierro en mi cabaña.

Y siento que he fallado, porque mi control ha desaparecido, no he superado esta prueba, y tendré que redimirme ante la Diosa, pero lo haré después. Ahora solo quiero meterme en su cuerpo, apestarlo de mí.

—Despacio, despacio —me suplica, cuando siente mi polla rozando su ano, y soy consciente de que nunca lo he hecho con suavidad con un alfa, nosotros no somos así, nosotros no necesitamos tener cuidado.

Quien domina, gana. Y yo los domino a todos, soy el primer alfa de los Primeros.

Pero esta criatura no es un alfa, tampoco es un omega que se lubrica solo, su ano no lubrica solo, y si se la meto ahora realmente voy a desgarrarlo.

Respiro un par de veces, maldito olor de beta, me encargaré de él después.

Ahora solo giro a Oven, levanto sus caderas y meto mi lengua en su culo. Tengo tanta saliva acumulada que no me es difícil dilatarle.

Los gemidos son gemidos, y yo he tenido de muchas clases, pero aún así me sorprenden, le cuesta mantenerse a cuatro patas para mí, le sujeto por el vientre mientras le meto la lengua sin piedad.

¿Cuántas veces he hecho esto? Ninguna, pero sé que es lo que tengo que hacer, sé que es lo que quiero hacer, y acaricio levemente su pequeño pene erecto, está todo mojado de mi propia saliva y sé que me lo puedo comer, que lo puedo devorar entero y él solo gemirá de placer.

No, no es sexo alfa, pero no puede gustarme más.

—Ya, ya —se queja golpeándome la cabeza, no me espero el golpe y le gruño—. Fóllame ya.

Maldito gamma, quiero seguir comiéndomelo entero, pero follar es la palabra mágica, y sé que quiero follármelo mucho.

En toda mi locura de copular como un animal, tengo el suficiente tacto para no metérsela entera de golpe, tampoco podría asegurar que soy suave. Joder, estoy haciendo verdaderos esfuerzos en todo esto, pero él grita, grita bastante, así que le tapo la boca y me muerde.

Y ahora sí que estoy dentro, nunca, y Diosa, nunca he sentido tan bien mi polla en ningún orificio, ni cuando era solo un cachorro hormonado.

Le quito la mano de la boca, y sus quejidos salen sin control, su cuerpo parece apunto de quebrarse bajo mi cuerpo, lo levanto, lo elevo, lo follo sin piedad, no pesa nada, absolutamente nada, pero me aprieta como nunca.

Mi olfato persiste, lo busca, mi lengua lo lame, y ya no hay olor beta, no queda más que él y yo, y por primera vez me huele bien, realmente bien.

—Me voy a morir, me voy a morir —gimotea desconsolado, pero aquí nadie va a morir hoy. Lo que sí hace es correrse en un pequeño arco blanco que tomo con mis dedos para lamerlo.

El sexo nunca ha sido algo limpio, y conmigo nunca lo será.

Noto como su liviano cuerpo se relaja, como sus gruñidos se hacen monótonos, pequeños, se ha dormido, o se ha desmayado, no lo tengo claro, pero sí sé que no puedo parar, no ahora.

Mis caderas empujan a un ritmo acelerado, le muerdo, le muerdo haciéndole despertar, creo que me está insultando, sí, lo merezco, pero vuelvo a morderle el otro hombro, todo él va a quedar mordisqueado por mí.

—Animal, maldito animal, no soy un hueso que roer.

Creo que digo que se calle o solo se lo haré más fuerte, aunque también puedo solo haber dicho uga-uga llegados a este punto.

Pero noto que estoy a punto, y aunque le anudaría sin control taponándolo hasta mañana, me contengo, no sé de donde me viene la resistencia.

Mi nudo ha salido pero se queda a las puertas de su culo, rozando sus nalgas mientras yo me corro gloriosamente.

Él tiene la suficiente cabeza de no decir nada, solo tomarme completamente, y no va a ser poco, sé que está más grande, pero solo puedo acariciarle y esta vez sí es de un modo suave, lo más puñeteramente suave que he hecho en mi vida.

Noto mi semen salir de su cuerpo, y me maldigo por no haberlo anudado, le froto mi nudo pero no lo meto, y él se queda de nuevo dormido entre mis brazos.

No he dormido nada, pero sí le miro hacerlo a él, no es un omega, pero es tan pequeño como uno, y me doy el lujo de sostenerlo contra mi cuerpo, cubriéndolo en un abrazo protector.

Sonrió con los ojos cerrados.

Ahora sí apesta a mí, y la sonrisa se me esfuma de los labios.

¿Qué demonios he hecho?

 

 

 

Notas finales:

Se nos fue de las manos.

 

Espero que os guste.

 

Hasta el domingo.

 

Sara


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