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Gamma por Verde Lima

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Honey


Estoy delante del consejo de la manada, presidido por Dagger y apoyado por los Primeros, y por una serie de betas que me miran realmente mal.

Y no me extraña, yo mismo he relatado todo lo que pasó, mi participación en todo.

Miro a Axe y Saw pero ellos solo aprietan fuertemente sus mandíbulas, puedo oler como todo el relato les golpea.

—Está claro que no puede quedarse aquí —dice uno de los betas—. No es de fiar, ya nos traicionó una vez.

Sí, los traicioné.

Mi manada ha sido destruida, mi madre y mis hermanos están muertos, y ahora todos yacen en un punto más allá del río, uno que me produce escalofríos. Sé que ese también es mi lugar.

—Es peligroso, si puede hacer eso es peligroso, tiene que irse —dice otro.

—No creo que sea seguro dejarlo ir, no si tiene ese poder, podemos usarlo en nuestro beneficio —apunta alguien al que ya no soy capaz de mirar.

Me agarro fuerte las manos, porque esa, esa es la opción que más miedo me da, volver a ser usado, ser la misma cosa con una nueva manada.

Pero lo que me hace levantar la cabeza es un gruñido tan ronco y constante que inunda la sala de miedo, miedo beta, suave pero claro.

—Honey —es la voz de Dagger la que me hace dirigirle mi mirada, pero el gruñido no es suyo, sino de Axe— ¿comprendes que no podemos confiar tan fácilmente en ti?

Yo asiento, y una lágrima traicionera me cruza el rostro, lo sé, yo tampoco confiaría en mí.

Y ese alfa me ha dado la oportunidad de seguir viviendo, a pesar, de que por mi culpa ha perdido a su hijo.

—Nos encontramos ante una situación muy difícil —pero Dagger ya no me habla a mí— en todo este relato, considero a Honey una víctima más, aún así…

—Él miente —interrumpe el mismo beta de antes— ¿por qué no iba a mentir con toda esa historia de maltratos? No podemos fiarnos de él.

El gruñido de Axe vuelve, pero la que hace que se siente el beta es Saw levantándose y yendo hacia él.

No puedo evitar recordar las horas después a la batalla, los brazos de los alfas envolviéndome, besándome.

Mi torpeza tuvo horas y horas para perfeccionarse, ellos aún estaban débiles, pero algo tenían claro, y yo me sentí completo por primera vez en mi vida, me querían con ellos.

Luego vino la verdad, mi traición, y los sentí lejos, muy lejos, a pesar de que la separación entre nuestros cuerpos solo fuera de unos pocos centímetros los había herido.

—No es parte de nuestra manada. —Y aquello fue lo que colmó el vaso de Axe.


—Es mi omega, es parte de la manada —gruñó.

Lo miré sorprendido, él nunca me había aceptado, no de ese modo, y aunque los días anteriores las cosas entre nosotros habían cambiado mucho, esas palabras eran muy significativas.

—Nosotros nos encargaremos de nuestro omega —añadió Saw— es nuestra responsabilidad. Si no lo aceptáis a él, no nos aceptáis a nosotros.

Ella abrió sus brazos, y yo me lancé contra ellos, siempre he sido consciente de mi necesidad de ser aceptado, de ser querido. Y también de cómo jamás me he sentido digno de que alguien luche por mí.

La mano de Axe me acaricia el pelo, me han elegido, los dos, y les correspondo de igual modo.

 

 

Saw

El murmullo desaprobatorio ante nuestras palabras me importa bien poco, porque lo único que ahora mismo me importa es este omega entre nuestros brazos.

Y me alegro que Axe lo haya aceptado por fin, es nuestro, y nosotros somos suyo. Y no va a ser fácil, pero que van a tener que pasar sobre nosotros para llegar hasta él, sí, eso sí es fácil de entender, porque nadie se atreve a decir nada.

—Todo el mundo merece una segunda oportunidad. —La voz es sincera, y mucho más baja que la del resto, pero se hace eco en la sala del consejo.

Es Blue y no viene solo, Oven y otros gammas están con él.

El omega no luce como siempre, unas importantes ojeras bajo sus ojos y su piel aún insanamente pálida le restan parte de su luz, pero su presencia deja a todos en silencio.

No han salido en días de su cabaña, y por Dagger, y su corazón destrozado sabemos que él no está bien. Sin embargo, allí está, aportando la razón una vez más.

Noto como Honey tiembla, y moja con sus lágrimas mi pecho. Pero no debe esconderse, lo aparto suavemente de mí.

Blue le está mirando, y Honey le enfrenta, con Axe a su derecha y conmigo a su izquierda.

—Todos vamos a tener que aprender a confiar, a deshacernos de nuestros prejuicios, esta manada se ha salvado, y no sé hasta que punto lo hemos merecido —Blue ha llegado hasta al lado de Dagger, que lo cubre sin eclipsarlo, pero conozco a mi líder y sé cuanto necesitaba a Blue a su lado. Cuánto se necesitan.


Miro a Axe, no es la primera vez que estamos en una relación de tres, pero está no es igual, no debe ser igual. Lo que siento por él no ha cambiado, nunca ha cambiado, pero vamos a tener que readaptarnos de nuevo.

 


Axe

No tiene sentido seguir negándolo, Honey es mi omega, a pesar de todo, en contra de todo, lo es.

No voy a negar que a veces le gruño a Saw, no lo voy a negar, pero también que me enciende cuando me sonríe rodeando a Honey con sus brazos.

Es mío y es de ella, y parece que nuestra vida vuelve al mismo punto de partida, aunque ambos sabemos que no es igual.

El consejo siente la verdad en las palabras de Blue, nuestra manada tiene que cambiar, nuestra manera de gestionarnos, de relacionarnos, de tratarnos entre nosotros, porque sin los gammas que nos protegieron ninguno de nosotros hoy estaríamos aquí.

En cuanto a Honey, va a llevar tiempo que la manada le vuelva a aceptar plenamente, mentiría si no dijera que yo mismo no estoy un poco preocupado.

Lo que ha contado que puede hacer no es algo que nosotros conociéramos.

La sesión ha terminado, y las bases se han establecido.

Siento el cuerpo pequeño de Honey contra el mío, no sé si lo he buscado yo, o me ha buscado él a mí, pero mis brazos se mueven solos, y lo cubren.

—Vamos a casa —les digo, y ellos asienten.

De vuelta a casa, le dejo pasar delante, no hay dudas de que es allí donde va a estar Honey, ya huele a él, y me hace sentir bien.

—Lo siento —me dice— lo siento mucho.

—¿La noche que viniste, que nos viste —le pregunto— querías contármelo?

—Sí, pero…

—Nos viste —dijo Saw.

Sus mejillas sonrojadas son hermosas, él lo es, siempre lo ha sido.

A pesar de pasar las horas besándolo, nada más ha pasado entre nosotros, nosotros estábamos muy débiles y él muy inseguro.

Miro a Saw, ella asiente.

—Lo que puedes hacer es algo que nos afectaría también a nosotros —comienza Saw— pero tienes que entender que tenemos que evaluarlo.

Huelo su miedo, y lo comprendo. Lo comprendo perfectamente.

—No queremos que lo hagas contra nadie, solo cuando creas que estás preparado, nosotros confiaremos en que no nos harás daño —intento tranquilizarle.

Es tan extraño que Saw y yo podamos tratar con delicadeza a otro, que nos unamos para actuar así, la relación entre ella y yo es fuerte, en el fondo siempre lo ha sido, pero Honey saca una parte que desconocíamos de nosotros mismos.

—Yo nunca he tenido un celo —confiesa él— pero puedo provocar que mi cuerpo se lubrique, y ese olor os volverá loco, a vosotros y a todos los alfas que estén cerca.

—¿Puedes pararlo? —pregunto.

Él asiente, y le sonrío.

—Lo pararás —afirma Saw segura.

—Cuando os ví —comienza, pero parece pensarlo mejor y se calla.

—¿Qué sentiste? —le pregunto, porque yo sentí que le quería mío, quería sus ojos sobre mí, quería que no se fuera.

—Vosotros lo provocasteis —contesta apretando sus piernas—. Y no al revés.

El olor ha cambiado, ni Saw ni yo estamos ya débiles, y ese olor es demasiado bueno para evitarlo.

La garganta de Saw vibra, y yo me descubro duro.

—¿Lo estás haciendo ahora mismo? —soy capaz de preguntarle.

Él niega, es solo el olor de su excitación natural. Pero Honey siempre será un omega, y nosotros alfas.

Siento la mano de Saw en mi espalda, bajando acariciándome. Él nos mira, y aprieta más sus piernas.

—Yo nunca he estado … —las palabras se le clavan en la garganta cuando siente la sacudida de nuestras feromonas— con alguien, así.

Se ve tan pequeño, tan vulnerable, y huele tan bien.

—Poco a poco —le digo dándole un beso suave sobre los labios— No hay ningún tipo de prisa.

Y es cierto, poco a poco volvemos a tranquilizarnos, los tres, no es aún el momento. No es el momento para Honey, y es la primera vez en mi vida que tengo plena consciencia de otro, de sus necesidades, de sus miedos, de lo que yo puedo hacer por él.

Saw y yo le dejamos durmiendo, ha sido una jornada dura, y nosotros seguimos con nuestras responsabilidades.

Mi idea de apostar alfas fuera de nuestras murallas y fuera de los puntos de control al final no resultó exagerada. Mis temores al ver a los tres hermanos estaban fundamentados, aunque nunca pensé que derivaran en aquello.

Los alfas a los que vamos saludando inclinan sus cabezas, y yo tomo la mano de Saw.

Ella me mira sorprendida, ¿dos alfas de la mano? Pero sin ella, sin lo que ambos sentimos, yo no estaría allí.

Ella sonríe y la siento cálida a mi lado.

—Van a cambiar muchas cosas —me dice ella mirando alrededor, veo como su ex amante Rope lleva a una niña en sus brazos, su hija—. Y nos harán más fuerte.

—Gracias —le digo, y ella me mira sin comprender—. Gracias por no rendirte conmigo.

Noto su mano, grande y fuerte en mi nuca, y sus labios besándome delante de cualquiera que quiera mirar.

—Tú eres parte de mí, nunca me rediré contigo. —Y es una promesa como ninguna otra.

Saw no es como yo, Saw ha dado un paso atrás para recogerme, y ahora puedo andar a su par. Ahora tenemos mucho que hacer, y una de las cosas es lidiar con un omega con un arma anti alfa que puede volver a poner en peligro nuestra manada, pero al que protegeríamos con nuestras vidas.

Esta es mi manada, y vuelvo a sentirme parte de ella.

 

 

 

 

Notas finales:

Como ya os dije ayer, va a haber capítulos todos los días de esta semana, hasta que acabe, (jueves?)

 

Me he dado cuenta de que no puedo ponerle el título con las parejas finales, porque es un súper spoiler cuando se ven desde un inicio, así que el anterior se llama Familia, y este Reinicio, porque hay que reiniciar todo en este mundo de castas tan estrictas.

Trieja, ya ves tú, y pasito a paso, que no todos van a ser como Oven y Hammer, jajajaja.

Pues nos leemos mañana.

Besos

Sara

 

 




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