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El canto del cisne - Riren por KaoriLR2

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Cuando Google Maps le arrojó la ubicación de la hacienda “Ackerman”, Erwin Smith jamás se imaginó que le costaría tanto llegar. En el trayecto tuvo que rellenar el tanque de gasolina en una ocasión, detenerse a comprar una bebida energizante y pasar a un baño público. Todo esto con el fin de ir en búsqueda de la pieza faltante en su tablero de juego, es decir, un hombre que se había exiliado de la ciudad desde hace tres años. Ahora le quedaba claro por qué no pudo tener contacto frecuente con él.

Siendo francos, el lugar no resultaba desagradable a la vista, pero lo que le sorprendía era el hecho de que alguien tan… delicado como Levi Ackerman llevara tiempo viviendo en una zona alejada de la civilización, con escasa señal telefónica y un fuerte olor silvestre, por decirlo del modo amable.

Había sido Kenny quien lo recibió al llegar, el hombre le dio una palmada en la espalda que casi lo deja sin aire, aunque pudo disimularlo con bastante éxito. El viejo Ackerman estaba hecho de piedra, casi literal, y Levi se estaba endureciendo a un punto comparable. Al fin familia.

Erwin esperó pacientemente sentado en un sofá estilo colonial con un vaso de agua a medio tomar entre sus manos. Entre más observaba los muebles y la decoración interior, más se convencía de que ese no era el ambiente para su amigo el citadino adicto al té.

Varias empleadas domésticas se acercaron para ofrecer algo más en lo que le atendían, pero continuó afirmando que estaba bien así. Posteriormente, corroboró que la memoria USB estuviera en su bolsillo, repasando en su mente todo lo que tenía para decir. El asunto a tratar era más un favor que una oferta, por eso necesitaba ser más convincente de lo habitual.

—Erwin, ¿qué estás haciendo aquí?

La menuda figura apareció de entre alguna de las puertas que provenían de la parte trasera de la hacienda, Levi llevaba jeans azules, una camisa blanca perfectamente planchada ceñida a su torso y… ¿botas cowboy?

Erwin tuvo que mover un poco los labios para evitar que su sonrisa se tornara burlona. La verdad era que jamás se imaginó que llegaría a verlo en aquellas pintas. Se levantó de su cómodo lugar dispuesto a darle un buen apretón de manos, al fin, después de tanto tiempo sin encontrarse en persona.

—Buenas tardes, Levi. Qué alegría volver a verte —saludó, sin ofenderse por el frío recibimiento.

Levi rodó los ojos antes de bajar la guardia y decidirse a corresponder el gesto. Su excuñado y amigo había aparecido en un mal momento, justo estaba supervisando un inconveniente con el ganado. Sin embargo, tampoco era tan cruel como para echarlo, sobre todo si consideraba el hecho de que la ciudad quedaba a horas de ahí.

—Buenas tardes, Er. Perdonarás el olor a mierda en el ambiente, aquí no hay aire acondicionado ni aromatizante de lavanda.

—No cambias, Levi —negó con diversión el rubio. Echaba en falta sus comentarios ácidos—. Sigues siendo el mismo, aunque luzcas como todo un hacendado. Por cierto, te falta el sobrero para complementar tu atuendo.

—Si bueno, me jodes luego. Ahora vayamos al grano.

—Por supuesto —Erwin no perdió más tiempo, se metió la mano al bolsillo y le mostró la USB plateada, jugueteando con ella entre sus dedos.

—¿Qué traes ahí? —quiso saber el más bajo, enarcando una ceja.

—Te lo mostraré en breve, ¿tienes alguna computadora en este lugar?

Pasaron al despacho de Kenny para hacer uso de una vieja computadora que el hombre mantenía ahí, al menos serviría para descubrir aquello que Smith había planeado durante meses. Sobra decir que el aparato tardó un buen rato en encender completamente y, mientras eso sucedía, ellos aprovecharon a ponerse al día con algunos eventos de su vida.

En el caso de Levi, su rutina diaria era la misma cada día, rodeado de animales, cultivos y caminos de terracería. Estaba haciéndose cargo de los principales negocios de la familia, todo esto para que el día que su tío Kenny lo decidiera, quedara todo en sus manos.

—¿Y qué hay con tu carrera como bailarín? —inquirió Erwin, al tiempo que insertaba la memoria en la ranura correspondiente. Esta era la pregunta que le daría la pauta para saber por dónde comenzar a mover sus hilos.

—Me retiré hace tres años. Lo sabes.

—Ya —consintió—, pero no es lo que Petra hubiera querido para ti —la mirada de Levi se fue al suelo al escucharlo decir lo último—. De hecho, no es ni de cerca lo que tú mismo querías hacer desde que te conozco.

La flecha dio justo en el blanco. Todo era cierto.

El futuro que Levi siempre había soñado estaba en el baile, nada más. Nunca tuvo intenciones de apegarse a la tradición familiar de encargarse del patrimonio. Su camino como bailarín profesional apenas comenzaba cuando sucedió lo de Petra, luego vinieron otros problemas más que lo orillaron a tomar la decisión que lo arrastraría de vuelta a la hacienda en la que vivió su infancia. La peor decisión de su vida si se lo preguntan.

Entre el duelo, la prensa y las ofertas de trabajo que tenía en aquel entonces, estuvo a nada de perder el juicio. Kenny terminó por convencerlo de que llevar las riendas de la hacienda le haría bien. Y sí, lo distraía de pensar en lo perdido, en lo que pudo ser, pero la mayoría de las veces era al revés. Al irse a la cama solo podía recordar la satisfacción que le daba bailar, los aplausos, los logros, el vibrar de su cuerpo al terminar una presentación. Todo.

Levi exhaló antes de responder.

—Alguien tiene que hacerse cargo de los negocios de la familia, mi madre ya está vieja para esto y Farlan… —chasqueó la lengua, hastiado de la situación que vivía—. Farlan es un jodido irresponsable que no hace más que pensar con el pene. Se larga por días a andar en la juerga con sus amigos y retozando con quien se deje, en lugar de venir a ayudarme a mantener a flote todo esto.

—Entiendo —comentó Smith, procesando todo lo que su excuñado le acababa de contar. Él conocía muy bien a la familia de Levi, pese a que su amistad no era tan antigua como muchos creían, esta solamente se estrechó cuando su hermana Petra empezó a salir con Ackerman—. Supongo que así es la vida, cada quien tiene que hacer hasta lo imposible para no perder lo que se tiene…

—¿Por qué lo dices?

Erwin sonrió para sus adentros al ver que logró lo que quería, ya que Levi había cruzado los brazos y descansado las piernas sobre el elegante escritorio de roble, a la espera de una explicación. Estaba hecho, a partir de ese momento dejaría salir toda la caballería. No se iría de ahí sin estar seguro de que podría contar con él para su proyecto.

Le contó sobre la situación económica por la que atravesaba la academia desde hace un tiempo, lo mucho que estuvo intentado encontrar apoyo de instituciones gubernamentales que solo le daban la espalda o largas excusas para no darle nada al final. La gente de la ciudad seguía creyendo que la academia Smith era lucrativa, pero no era más que una fachada que entre él y Hange se habían propuesto mantener.

—Tenemos cincuenta alumnos regulares únicamente—confesó, afligido por la cifra tan baja—. Diez de ellos es probable que abandonen el barco en los próximos meses debido a problemas económicos. Varios profesores se retiraron al no estar dispuestos a trabajar por un sueldo mínimo en lo que solucionábamos este problema, Hange, Rico y Nanaba son de las pocas personas que se mantienen firmes. También cerramos el grupo de hip-hop y dubstep el mes pasado…

—Bueno, eso último no es tan malo —comentó Levi con su típica expresión.

—Lo es. Sé que no es de tus favoritos, pero el hip-hop y el dubstep atrajeron una cantidad importante de alumnos hace un año. Desgraciadamente el grupo fue reduciendo hasta desaparecer.

—Los jóvenes de hoy no saben nada, ¿cómo van a preferir ritmos tan… repugnantes por encima del ballet clásico o el tango?

La cara del Ackerman expresaba toda su indignación. Erwin podía saborear su victoria desde ya.

—Son otros tiempos, Levi —agregó, haciendo clic sobre el video que resumía su proyecto más ambicioso—. La academia necesita adaptarse a estos, captar alumnos con pasión por el baile y yo sé cómo hacerlo.

—No me digas —Levi quería reírse, pero no lo hizo por respeto y para ver qué se traía su excuñado entre manos. Las vacas podían esperar un poco más—. ¿Con qué vas a salir ahora y qué es lo que pinto yo ahí?

—Ya lo verás.

En el monitor se reprodujo una especie de video presentación donde se detallaba minuciosamente cada parte que conformaba el proyecto para sacar del hoyo a la academia Smith, comenzando con un curso gratuito de introducción a la danza para enganchar a una buena parte de jóvenes de diferentes instituciones educativas. Esto a Levi no le pareció del todo acertado considerando la crisis financiera de la academia, sin embargo, dejó esa observación para el final.

También Erwin incluía la reestructuración de las áreas en las que la academia se dividía, integración de ritmos como el K-pop y otros que, por supuesto, a Levi le parecían vomitivos. Por eso fue anotando en sus notas mentales todo lo que estaba mal en la propuesta, hasta que el rubio pausó el video un segundo solo para preguntarle qué le parecía lo que había visto hasta el momento.

—Un asco —declaró, sin un gramo de tacto—. Vas a terminar de hundirte, cejas. Alguien tiene que decírtelo desde ya.

—Pues a Hange no le pareció tan malo, de hecho, ella debe estar invitando a algunos jóvenes a participar en el curso que inicia en unos días.

—Ah, o sea que ya pusiste en marcha tu mierda —Levi negó con la cabeza. No entendía qué le pasaba a la gente últimamente que parecían pensar con el trasero, ahora Erwin también se había contagiado de ello—. Bien, pues… te puedo ofrecer un puesto como peón para cuando tu academia se vaya por el caño. Tú dices.

Erwin soltó una carcajada despreocupada, no le ofendía en lo más mínimo la reacción de su amigo ante su plan. En realidad, ya lo tenía contemplado, por eso detuvo el video antes de la mejor parte. Se controló solo para darle play y mostrarle la parte restante.

La atención de Levi se devolvió a la pantalla, conforme pasaban los segundos sus ojos fueron abrieron un poquito, lo suficiente como para notar lo deslumbrado que iba quedando con las ideas ahí plasmadas. Al finalizar el video, parpadeó, considerando retractarse de sus palabras. Definitivamente el rubio de gruesas cejas no era un idiota como el resto del mundo.

—¿Cómo…

—Te lo explicaré con detalle si aceptas venir conmigo —se adelantó Erwin, mirándolo con seguridad.

—¿A dónde? —Levi frunció el entrecejo.

—De regreso a la ciudad. La academia necesita un profesor como tú para que el plan resulte como lo tengo planeado.

Al caer la tarde de aquel miércoles, la oportunidad de revivir su sueño tocó a su puerta de manera contundente. Levi se quedó sin palabras.

 


 

Al llegar el primer día del curso introductorio, Eren y sus amigos se notaban muy emocionados. Eren más que ninguno.

Salió corriendo ni bien el profesor dio por finalizada la clase para ir por sus amigos a sus respectivas aulas, iba más que preparado para salir de ahí directo a la academia sin necesidad de pasar primero a su casa. Ya había pensado en todo, de ningún modo llegaría tarde para iniciar esa nueva experiencia en su vida.

La mano de Armin le iba empapando la suya en sudor, al rubiecito lo comían los nervios por dentro aunque no dijera nada y Eren lo sabía de antemano, lo llevaba bien aferrado para evitar que cambiara de parecer en el último momento. En su mano derecha tenía entrelazada la de Mikasa, su novia.

Al llegar hasta la reja de entrada, Eren los soltó a ambos y suspiró.

—¡Por fin! —exclamó satisfecho—. El camino hacia mi sueño comienza ahora.

Ingresaron hasta el salón designado para los que se integrarían al curso, de entre los presentes distinguió a algunos jóvenes que iban al mismo instituto que él, pero en su mayoría habían desconocidos que posiblemente venían de las demás escuelas de la ciudad.

Todo pintaba para salir bien.

La profesora Nanaba se encontraba cerca de ellos, lo que les hacía sentir más seguros del terreno que pisaban, incluso Armin pudo relajarse por completo al correr de los minutos. Hange Zoe sería la encargada principal del curso siendo apoyada por otros profesores, la enérgica mujer les dio una calurosa bienvenida mezclada con chistes colorados que ayudaron a aligerar el ambiente. Pronto, todos los presentes se habían adecuado al lugar.

En total asistieron alrededor de cien jóvenes de entre 15 y 18 años, de los cuales la mayoría eran mujeres. Puede que la cifra fuera la razón por la que Hange se mostró más eufórica de lo normal, ocupándose primero que nada de dividir al grupo en dos y dejar una parte a cargo de Nanaba y Rico. Ella se quedó con la otra mitad llamando a Moblit para que le apoyara en lo que fuera necesario. La enérgica mujer sabía que Erwin estaría complacido con el resultado de su primer movimiento, aunque de esas cien personas no todos fueran a quedarse a formar parte de la academia.

El primer día se les fue en presentaciones, explicación de conceptos básicos, etc. Eren tuvo que contenerse bastante para no mostrarse desesperado por que las cosas avanzaras más rápido, pero tenía que entender, estaban en un curso introductorio del cual no podían exigir más allá. Armin ya le había expuesto su teoría de que no era más que un gancho para atraer a alumnos como él, y sí, era totalmente cierto porque ni siquiera había comenzado el curso cuando él ya tenía asegurado el dinero necesario para la inscripción.

Al término de la primera semana, pasaron de ser ellos tres a agrandar el grupo. Reiner, Bertolt y Annie fueron los primeros en unírseles por iniciativa del primero, los tres poseían una gran desenvoltura para el baile, o al menos es lo que Eren pudo notar durante las primeras prácticas que se hicieron esos días. Por otra parte, Mikasa estableció un vínculo especial con una chica castaña amante de la comida, Sasha, que casi nunca se encontraba sola, venía acompañada por un joven más bajito pero que era bastante gracioso. Sasha y Connie también se agregaron a su diverso grupito, pero…

—Oye, idiota. Mueve tu asqueroso trasero lejos de mi cara, tienes más espacio hacia adelante.

—¡Jean! —reprendió Connie—. No empieces o nos llamarán la atención otra vez.

Sí, Jean Kirstein era el nombre de la única persona a la que Eren no toleraba ni llegaría a tolerar nunca en su vida, así le ofrecieran un lugar en Broadway a cambio. No lo olvidaba, era la versión desarrollada de su antiguo vecino, el imbécil que lo dejó sin su helicóptero, más arrogante y no menos infantil.

Se vio obligado a exhalar antes de enderezarse, dejando atrás el estiramiento que realizaba un sitio delante del joven de cara larga. Ah, cómo le irritaba su voz de equino humanoide.

—¿Y si no lo hago qué? —le retó, hablándole desde arriba, ya que Jean seguía doblado hacia adelante con las rodillas estiradas.

—Eren, basta —Mikasa llegó hasta él desde la otra fila solo para hacerlo volver a su lugar.

Hange les dirigió una mirada perspicaz desde la entrada al gran salón, intervendría de llegar a ser necesario y todos ellos los sabían. No era la primera vez que sucedían ese tipo de situaciones entre ambos, por eso debían evitarlas dado que no estaban en cualquier lugar. La academia Smith era igual de exigente que el colegio al que asistían por las mañanas, un problema de conducta podría representar un obstáculo para su ingreso como alumnos regulares en las semanas próximas.

Tomando esto en cuenta, Eren se vio obligado a apretar sus manos en puños para canalizar su frustración, algún día le partiría la cara a Jean cara de caballo sin que nadie pudiera intervenir para defenderlo.

—¡Claro! —la voz socarrona de Jean le llegó en cuanto ya estaba de regresó en su lugar, retomando el ejercicio—. Siempre tiene que aparecer Mikasa para defenderte. Dime, Jaeger, ¿no te da vergüenza?

—Solo ignóralo. Sabes que está interesado en Mikasa y por eso te molesta —pidió Armin, estirándose a su lado.

Eren asintió mordiéndose el labio inferior con algo de fuerza. No caería en provocaciones de nuevo, no estaba ahí para pelear como si fuera un pandillero. Todo lo que quería era demostrar que podía ser el mejor bailarín y llegar hasta la cima.

No obstante, tenía muy claro que no era el único con tal aspiración. Varios de sus compañeros destacaban más que él, cosa que no le molestaba, simplemente le causaba conflicto por sentir que no estaba progresando lo suficiente para asegurarse un lugar durante la evaluación final.

En la segunda semana, Hange y Moblit se encargaron de darles todos los pormenores para que aquellos que estuvieran planeando participar, fueran agendando un espacio después de las horas del curso para comenzar a montar su coreografía con apoyo de ellos. Estaría enfocado en danza contemporánea y tendría que presentarse de manera individual con una duración de máximo dos minutos por participante.

Eren no podía esperar para poner manos a la obra.

 


 

Siendo francos, Levi ya había olvidado lo que era la vida en la gran ciudad. El sonido abrumante de los vehículos que iban en todas direcciones, la congestión vial, la muchedumbre en las calles, el jodido smog. Para llegar tuvo que conducir su auto por varias horas, ponerse en contacto con el encargado del edificio donde mantenía un alquiler solo por si acaso. Al otro día por la tarde arrancó con rumbo hacia la academia de Erwin.

Levi no estaba seguro de qué decisión tomar, tal vez fue por esa razón que quiso ir a verlo con sus propios ojos, sentir si cuerpo aun reaccionaba al entorno, a la música, a un lugar hecho para el baile. Necesitaba comprobar si la chispa que encendía cada rincón de su ser en los años pasados, todavía podía reavivarse para ahora ser compartida con otras personas. Necesitaba saber si era capaz de llevar a cabo la labor que Erwin quería depositar en él.

Si Petra estuviera ahí, habría sido la primera en alentarlo a aceptar, pero ella hacía mucho tiempo que tuvo que abandonar este mundo y también sus sueños. Un sueño que era muy parecido al de Levi.

Tardó casi tres semanas completas en animarse a hacer una maleta y mandar al carajo a su tío Kenny. Le dijo que le urgían unas vacaciones para borrar el olor a ganado de su piel, que se tomaría su tiempo y quizá volvería, quizá no.

Independientemente de cuál fuera su decisión, Levi tenía algo muy en claro: Ni muerto volvería a encerrarse en esa hacienda. Jodido Erwin y su capacidad para tirar por la borda sus planes de autodestrucción.

—¡Enanito de mi vida~! —Hange fue la primera en verlo ni bien atravesó la puerta principal de la academia. Con un demonio, esa desquiciada mujer de nuevo, tenía que ser una broma —Levi, que te estoy hablando. ¡No huyas, cobarde!

Dio media vuelta, saliendo por dónde apenas acababa de entrar, dispuesto a regresar hasta su auto e irse a la mierda a su departamento. De todas maneras tenía mucho que hacer allá, limpiar, sacudir, ordenar, o meterse bajo la cama a esperar a que la vida pasara.

Sobra decir que no hubo forma de que sus cortas piernas fueran a colaborar en su plan de escape, pues Hange le dio alcance justo cuando estaba por descender el último escalón. Se le colgó a la espalda cual koala y lo apretó casi hasta que se pusiera morado por la falta de aire, o tal vez fue por el enojo contenido. Quién sabe.

—¡Levi, Levi, Levi! —le gritaba la mujer prácticamente en el oído—. ¡Lo sabía! ¡Bendito sea, Erwin!

No fue necesario que se lo pidiera, ella solita lo soltó, pero solo para tomarlo por los hombros y exigirle explicaciones de su partida tan repentina, su falta de comunicación y la forma en la que planeaba volver a marcharse como si no la hubiera visto correr por el pasillo en su dirección.

—Una maldita pregunta a la vez, gafas de mierda —solicitó, quitándose sus manos de encima sin ningún toque de amabilidad—. Sigues igual de irritante que antes.

—Y tu igual de agrio y… —los ojos de Hange lo recorrieron de pies a cabeza en un segundo—. Pequeño —la mujer estalló en carcajadas mientras una de las cejas de Levi temblaba.

Así fue como se arrepintió de haber ido.

—¿Dónde está Erwin? —cambió el tema, yendo al grano antes de que le entraran más ganas de arrancarle la cabeza con sus propias manos.

—Oh, Erwincito salió a una reunión importante, pero dijo que estaría aquí a las seis así que ya no tarda. Ven, ven, puedes esperarlo en su oficina.

Caminaron de vuelta a las instalaciones de la academia, Levi ya había estado ahí alguna vez en el pasado, pero nunca tuvo oportunidad de recorrerla por completo ya que estaba ocupado en sus propios asuntos. Lucía tan pulcra que le reconfortaba estar ahí dentro, las baldosas brillaban como si estuvieran recién pulidas y las paredes estaban libres de telarañas molestas.

—Mira, al fondo de este pasillo doblas a la izquierda y encontrarás las escaleras que llevan al área de administración —Hange le señaló en la dirección indicada mientras daba saltitos extraños en su sitio—. Su oficina es la segunda. Te alcanzo en un rato, tengo que ir a vaciar el tanque.

—Eres un asco —espetó, pero Hange ya había desaparecido corriendo a toda prisa hacia los sanitarios de la entrada.

Levi tomó aire antes de dirigir sus pasos al fondo del pasillo, con lo que odiaba tener que esperar a la gente y Erwin le salía con esto. Aunque tampoco estaba en posición de ponerse exigente dado que no se tomó la molestia de avisarle que iría. Caminó a paso lento paseando la vista por cada aula que iba dejando atrás, parecía que a esas horas ya no había nadie más que algún intendente limpiando los pisos aquí y allá. Al girar hacia la izquierda pudo encontrarse casi de frente con las escaleras, pero también llegó a sus oídos una canción que se la hacía conocida.

«¿Están escuchando a Beyoncé?»

Su curiosidad pudo más que su intención de ir hasta una oficina vacía a sentarse por quien sabe cuánto tiempo, así que avanzó guiándose por la música que cobraba intensidad a cada paso. En cuestión de segundos estuvo delante de una puerta entreabierta con el letrero “sala de danza 6”, sus dedos se posaron en el bode de la misma para empujar despacio. Pensaba que a lo mejor alguien había dejado música reproduciéndose, mas no era el caso.

Estando ahí, la canción que lo guio por el pasillo se podía escuchar claramente:

It's like I've been awakened

Every rule I had you breaking

Desde su sitio, Levi vio a un jovencito que se movía de un lado a otro con gran facilidad, apreciaba la forma en la que ejecutaba cada paso con elegancia y entrega, en una combinación de posiciones de danza clásica y movimientos propios de una técnica contemporánea.

Baby I can feel your halo

Pray it won't fade away

Quedó hipnotizado por la escena del joven desbordando emociones a través del baile, ni siquiera ponía atención en la ropa transpirada que se le adhería más al cuerpo cada que elevaba sus extremidades, solo tenía ojos para admirar la gran expresión artística y desinhibida que la casualidad le había permitido encontrar dentro de aquel salón.

Entonces todo pareció cobrar sentido. La chispa dentro de su cuerpo se regaba de nuevo con más fuerza.


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