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Bilocación por RLangdon

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Desde que llegó, Naruto notó algo particularmente raro en la atmosfera. Y aquel sentimiento de extrañeza se acrecentó al entrar al salón. 
 
Se había decidido por asistir luego de que leyera el mensaje que ponía al descubierto la infidelidad del Uchiha. 
 
El dolor en su pecho era tan agudo, tan molesto y punzante que, no había querido quedarse solo en el departamento. Necesitaba ver a Menma, hablar con él para exponerle su situación. 
 
Odiaba tener que recurrir a su ayuda, sobretodo cuando acababan de reencontrarse, pero ¿Qué otra opción tenía?
 
Sus ojos hinchados y ocultos tras las gafas de sol se posaron en la esquina trasera derecha del salón. Ahí, en medio de un círculo formado por los pupitres de sus compañeros, yacía Menma, sentado encima del respaldar de su silla y gesticulando un coloquio lo suficientemente interesante para atraer la atención de casi todo el alumnado. Los chicos murmuraban encantados, las chicas reían embelesadas. 
 
Quitandose las gafas, Naruto siguió contemplando la escena. Le parecía tan surrealista que en apenas poco más de una semana Menma ganara semejante grado de popularidad que, incluso, un leve aguijonazo de envidia, traspasó su pecho por breves instantes. 
 
Desde su primer día él había sido invisible. Nadie le dirigía la palabra a no ser estrictamente necesario. Los unicos dos compañeros que hasta hacía poco habían comenzado a hablarle también estaban con Menma. 
 
Intrigado, Naruto quiso acercarse a escuchar pero entonces el firme golpe del borrador sobre el escritorio lo hizo desistir de su idea. El profesor acababa de entrar y se disponía a poner orden en el aula. 
 
Pronto el grupo entero se disolvió y Menma bajó de un salto de su pupitre. Naruto deseó entonces que el día terminara rápido. Por alguna extraña razon, comenzaba a arrepentirse de haber asistido.
 
*
 
No era su semana. Sasuke lo supo tan pronto encontró a Karin sentada sobre su escritorio, con sus largas piernas desnudas cruzadas y sus caderas entalladas en la diminuta falda del uniforme. 
 
Con una sonrisa que pretendía destilar una coqueteria inexistente, Karin aguardaba su llegada. 
 
-El anillo- sin embargo, Sasuke no se anduvo con miramientos. La noche anterior finalmente se había armado de valor para hacerle su segunda propuesta a Naruto. Tras pensarlo noche tras noche había llegado a la conclusión de que no quería perderlo. Ni ahora ni nunca. 
 
Y no obstante, cuando había buscado el objeto que materializaba sus sentimientos, la cruda sorpresa del desencanto lo asaltó de golpe. Se había olvidado el anillo en su chaqueta y esta última en la oficina. Después había despertado y leído el mensaje de la pelirroja. 
 
Qué hacía Karin hurgando entre sus pertenencias era algo que a Sasuke no le importaba en lo absoluto. Tan solo quería recuperar el anillo y decirle a Naruto lo que venía callando por días. 
 
-Cuanta prisa, Sasuke kun- rió Karin, descruzando las piernas cuando el susodicho se encaminó en su dirección. Había esperado semanas enteras para tener una oportunidad como esa. -¿No me invitas a un café?
 
Sin mediar palabra, Sasuke la tomó bruscamente de la muñeca para halarla fuera de su escritorio. Si alguien del personal llegaba a encontrarlos asi, estaría en serios apuros. Lo último que necesitaba era estar lejos de Naruto ahora que se había decidido a tenerlo de planta en su vida. 
 
-El anillo- repitió con sequedad, extendiendo la palma vuelta hacia arriba. Las cejas rojas de Karin se elevaron en fingida sorpresa. 
 
-¿Por qué Sasuke kun tendría un anillo de compromiso?, ¿Quién es la afortunada...o debería decir afortunado?
 
La palma de Sasuke se cerró en un puño ante la amenaza velada. Debió esperarlo, y sin embargo, se había confiado demasiado. 
 
-Te lo devolveré y mantendré la boca cerrada solo si haces una cosa por mi. 
 
Sasuke lanzó una maldición en voz baja. Si se negaba, Karin era perfectamente capaz de esparcir el rumor de su relación con Naruto. Perder el trabajo sería entonces la menor de sus preocupaciones puesto que Naruto se vería involucrado en un hecho incomodo que lo pondría en la mira de todo el plantel. 
 
-¿Qué quieres, Karin?- la sonrisa de la susodicha no auguraba nada bueno. 
*
 
La campana del descanso acababa de sonar. Naruto había estado tan ausente durante la clase intermedia que no se dio cuenta hasta que el profesor abandonó el salón. 
 
Parpadeó y miró confuso alrededor. Sus compañeros ya habían salido. 
 
¿Debería hacerlo también?
 
Si buscaba a Sasuke ¿Podría actuar como si nada y seguirle profesando sus sentimientos luego del descubrimiento de la mañana? 
 
Con la cabeza gacha y la mirada puesta en la punta de sus tenis, salió del salón. Nunca hasta entonces se había sentido tan insignificante, tan inferior al resto y tan poca cosa. 
 
Era terrible depender tanto de una sola persona. 
 
Quizá si sus padres no lo hubieran abandonado...
 
Mientras caminaba por el patio, fue haciendose consciente del inmenso vacío dentro suyo. Aquella sensación hueca la había experimentado varias veces en el orfanato, cuando los otros niños no lo aceptaban, donde todos murmuraban y lo señalaban, donde por años no fue mas que el hazmerreír de todos. Menos de él, de Sasuke.
 
Poco a poco levantó la mirada hacia la cafetería. En la mesa del centro estaba Menma rodeado por sus compañeros, sonriendo y conversando, siendo nuevamente el centro de atención. 
 
"Ojala fuera como él" pensó Naruto con cierto pesar. Eran tan identicos físicamente, pero en personalidad, diferían demasiado.
 

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