Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Conexiones por 1827kratSN

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

.

—Ofrezco una alianza a cambio de algo muy simple.

—Me alegra que reconsiderara una alianza con nosotros

Tsuna miró a los presentes, la familia a la que servía Reborn.

Porque se volvió retorcido y egoísta, porque dejó que lo entrenaran para comportarse así, porque destrozaron su corazón compasivo con días de crueldad y entrenamiento.

Y porque se motivaba cada día en tomar venganza por ser despreciado como tantas otras veces.

Porque ya no más.

Nadie más.

—Quiero al esposo de Reborn.

Miró a Francesco directamente a los ojos, soportando la sonrisa casi maniaca que quería forjarse en sus labios, aparentando ser nada más que un estratega.

Aunque sí lo era, pero también tenía otras motivaciones.

—¿Qué?

—Lo quiero para mí...

Respiró profundo para hogar sus deseos de venganza, su sed por humillar a los ajenos, por verlos retorcerse en desdicha.

—Sé de sus habilidades con la medicina y su capacidad de entrenamiento para personal médico. Lo quiero en mi familia.

—Debo consultarlo con Reborn...

—¿Por qué con él? —su voz se elevó con indignación— ¿Porque Daniel es un omega?

Escupió su ira por todo aquel que también lo despreció así en el pasado y que lo denigró al grado de que se creyó una basura sin valor.

—No me refería a eso, Vongola.

—Al único que se le debe preguntar es a Daniel. Porque es una persona con mente propia, independiente y que puede tomar sus decisiones.

—Sí, discúlpeme usted. En ningún momento quise ofenderlo.

Tsuna respiró profundo para calmarse y sonrió.

—Esa es la condición. Quiero a Daniel, y a cambio yo les ofrezco una alianza y protección total.

 

.

.

.

 

Adoraba los días claros y soleados, sin tanto calor, con suaves vientos que golpeaban la piel de su rostro.

Adoraba el silencio.

Pero más adoraba la desesperación de un ajeno.

—¡¿Por qué te lo llevaste?! —fue un bramido furioso e invasivo—. ¡Es mi pareja destinada!

 

Reborn era un miembro de la élite en los Leone Alato, pero de haber deseado le hubiese impedido el paso. Dio órdenes para que lo dejasen invadir su sala y lo enfrentara, porque deseaba ver la desesperación en esos ojos.

—Él accedió... —sonrió de lado—. Parece que él también tiene sus prioridades, Reborn. Daniel eligió la protección de su familia antes que a su pareja predestinada.

—¡Tsuna! —golpeó el escritorio con fuerza—. ¡Esto es por venganza!

—Claro que es por venganza, Reborn.

Sonrió.

Deslizó su lengua por la parte interna de sus mejillas.

Y entrecerró sus ojos cuando ese rostro se acercó demasiado al suyo.

—Te lo quitaré.

Declaró con un tono divertido

—Todo.

Rio.

—¿Cómo se siente ser despreciado por algo más importante, Reborn?

—Tú has cambiado.

—¿Duele? —rio bajito—. Recuerda que tu familia depende de mí... Si te llevas a Daniel los destruiré uno por uno y no les dejaré hueso sano hasta que el dolor sea tal que perezcan entre delirios... Si traicionas el pacto, lo perderás todo...

Tomó aire.

—¡Daniel es mío ahora!

Y con esa declaratoria señaló la realidad.

Sus subordinaron se abrieron paso con calma, e ignorando las protestas de quien quería seguir peleando, alejaron al intruso tras darle una advertencia.

Y tras la llamada del jefe de la familia aliada, Reborn no tuvo más opción que retroceder.

Daniel no se mostró esa vez, y tampoco en otras ocasiones algo parecidas.

Tsuna le dio la oportunidad al omega de darle frente a Reborn, pero Daniel no quiso.

Esa fue solo la cereza del pastel.


.

.

.



—Tsunayoshi-sama, le tengo noticias.

—Hayato, dime que son buenas noticias.

—No estoy seguro de si usted lo tome como buenas.

Tsuna despegó la mirada de los documentos y quedó atento a lo que diría Hayato, pero este no pronunció nada, solo hizo gestos, dudando de cómo continuar la plática.

—¿Qué es?

—Creo… Creo que encontré a su destinado.

Para nadie era secreto el lio que aquel vínculo entre desconocidos ocasionaba, el tema en sí era como un tabú debido al pasado de su jefe.

—¿En serio?

—Vi la marca en su brazo izquierdo... No la vi completa, pero es muy parecida a la suya.

—Quiero verlo —respiró profundo.

—Tsuna... sé que quieres venganza, pero esto es diferente... Es tu felicidad, tu pareja.

—Lo sé, Hayato.

Pero su mirada opacada por las dudas, y su falta de reacción favorable decían que no estaba del todo claro.

—Quiero que lo conozca de buena forma y si es posible…

—Lo sé. No forzaré nada... Solo quiero conocerlo… de lejos.

 

Se dio el tiempo de planear lo que diría, lo que haría, pero no pudo siquiera moverse cuando apreció al que seguramente podría arruinar su vida.

Se quedó en silencio, solo observando de lejos.

Admirando los pasos rápidos que daba el joven rubio, quien ajeno a todos seguía anotando cosas, probando otras más, entretenido en una labor laboriosa.

Lo vio detrás del cristal por largo rato, con sus escoltas esperando fuera de aquel lugar que parecía una fábrica.

No supo cómo actuar.

Se quedó quieto cuando esos ojos se encontraron con los suyos y sintió un escalofrío como aquellos que se daban tras asustarse demasiado.

Pero aquel muchacho no dudó siquiera, y en menos de treinta segundos ya se hallaba frente a Tsuna, quien por la impresión ni siquiera escuchó bien el nombre del que se estaba presentando.

De su primer encuentro solo recuerda esa sonrisa de lado, y el olor del caramelo.

El propio desconocido lo buscó después, porque al parecer, Spanner conocía a detalle quien era el jefe de Vongola, y desde hace años se había trazado un objetivo.

—¿Quieres unirte a mis técnicos?

—Sí —el rubio frente a sí lo miraba entusiasmado, casi con ese brillo infantil y sincero—. Yo lo conozco de hace mucho. Sé quién es y la poderosa familia que lidera, sé lo que ha hecho, sé por qué lo ha hecho.

—Pero yo no te conozco.

—Entonces permita que yo me acerque a usted y le muestre mis habilidades.

—No lo sé, Spanner.

—Puede probarme. Si no le gusto, me echa de su mansión sin darme mayores explicaciones.

—Te ves muy confiado.

—Es porque sé lo bueno que soy... y puedo hacer que se fije en mí.

Tsunayoshi Sawada terminó riéndose ese día, porque sabía que Spanner no se refería al lazo que tenían por ser almas destinadas, es más, el rubio apenas y se había dado cuenta que su marca se completó al igual que la del jefe, formando un pequeño arreglo de flores que rodeaban una almeja.

Spanner se refería a sus capacidades tecnológicas y nada más.

Lo aceptó sin esperar mucho, le dio un espacio de trabajo junto a los demás y se sorprendió cuando a la semana empezó a recibir informes de ajenos sobre las cosas locas que se estaban haciendo en los talleres, de los accidentes e inconvenientes menores que desembocaban en alguna idea aún más descabellada que terminaba funcionando.

Nunca imaginó que se iba a divertir tanto en tan poco tiempo.

.

.

—¿Y ahora qué es?

 

Tsuna reía bajito mientras veía el pequeño artefacto robótico que le llevó a su oficina una pequeña caja que seguramente tenía alguna golosina.

 

—Spanner, deja de restregarme tu robot en cada oportunidad.

—Le hice unas mejoras —hablaba por el parlante del pequeño mensajero—. Le gustará.

—No tienes remedio, Spanner... —suspiró—. ¿Ahora qué es?

—Pude insertarle llamas de tipo nube. Está armado hasta la más pequeña tuerca.

—Uh... —recorría el robot con la mirada y sus dedos—. Genial.

—Funciona mediante comando de voz. Dele una orden básica y la cumplirá

 

Divertido con el pequeño juguete, lo colocó en el suelo y rápidamente buscó algo entre sus cosas.

—Quiero que le lleves esto a tu creador —le puso un documento en la cajita de transporte y una piruleta—. Y si encuentras a Lambo dormido, golpéalo.

 

Vio al pequeño robot retirarse con aquel sonidito típico de motores, sonrió de lado un momento, y pronto a sus oídos llegó un grito conocido que evidenciaba a la perezosa persona que fue castigada.

 

.

.

.

Reborn observaba a Tsuna mientras se mantenía callado como escolta de su propio jefe. Tan rígido que asemejaba a un adorno, tan sereno como cualquier asesino de su talla, y tan neutral como regía su política.

Aunque tenía rabia contenida, su deber era ocultarlo.

Pero estaba en un punto casi irreversible.

Porque los escoltas del castaño jefe Vongola eran Daniel, su amado Daniel, quien le miraba impávido manteniendo el porte de un omega de su talla y valía. Sin mostrarle ni un poquito de arrepentimiento por haberse unido a Vongola, dejando atrás todo a su paso. Para rematar, el otro era un rubio que de vez en cuando le sonreía a Tsuna y este le respondía de igual forma, con calidez casi extraña en aquella imponente presencia.

 

—Ese es el reporte de este trimestre.

—Daniel tiene que revisar las drogas alteradas y les avisará sobre cualquier detalle de importancia... —Tsunayoshi acomodó sus documentos con cuidado, traqueteando en la mesa mientras seguía con su pequeño discurso—. Spanner les proveerá de armas defensivas, será un tema principal porque la amenaza que estamos enfrentando no debe ser subestimada —sonrió—. Y supongo que Reborn aniquilará a quienes quieren darnos problemas.

—Así será, Vongola —Francesco sonrió con amabilidad.

 

Ambos líderes se trataban con respeto y cordialidad porque ambos se veían beneficiados del reciente pacto. El uno con una calma que desde hace mucho le faltaba a su familia, y el otro con una satisfacción enfermiza por percibir las energías negativas en su contrincante.


—Me parece que todos estamos felices. Entonces podemos dar por terminada la reunión.

—Desearía invitarlo a cenar, Vongola.

—Lamento negarme, Leone, pero tengo que coordinar actividades con mis dos estrellas —extendió sus manos y casi al instante Daniel y Spanner la tomaron en señal de sumisión—. Pero la próxima vez prometo aceptar.

—Me alegro que Daniel sea tan bien tratado.

—Es como un tesoro. Le doy lo mejor en compensación a su excelente trabajo.

Daniel no dijo nada, pero sonrió divertido y un poquito halagado.

—Vongola es divertido —Spanner rio bajito

—Lo es —y ante la sorpresa de los presentes, Daniel lo confirmó.

 

Algo que muchos deberían saber es que Daniel tomó la decisión por su cuenta, con la firma convicción de ceder paz a la familia que lo vio crecer y le enseñó todo lo que sabía. Pero donde su casta omega le limitó muchas veces y tuvo que esforzarse el doble para ser reconocido.

Cosa que no sucedió en Vongola.

En su nueva familia le dieron libertad, consideración, y reconocimiento casi instantáneo. Llegó siendo un igual con todos los demás subordinados, y poco a poco entendió que el líder fue quien instauró ese sistema. Porque el jefe era omega, y por lo mismo nadie podía siquiera sentirse superior.

Nadie igualaba al líder.

El líder siempre les brindaba su mano y apoyo.

Eran una familia diversa, con los mismos derechos y obligaciones.

Se respetaban mutuamente.

No había miradas reprobatorias, ni esfuerzos sin frutos.

Se sentía bien.


—Si quieres volver con Reborn en tus días libres, puedes hacerlo, Daniel.

—Es mejor que no lo haga.

—¿No extrañas a tu pareja?

—Un poco, pero sé que no está feliz por mi decisión, y yo no estoy de humor para discutirle.

—Siempre intentando imponer su voluntad. Así es Reborn.

—¿Por eso le alegra tanto verlo frustrado?

—Sí —Tsuna rio divertido—. Aunque también es por su rostro enfurecido por mis acciones.

—Tal vez si él lo escogía a usted antes que a su destinado, la historia hubiese sido diferente.

—Sí… Tal vez.

Se dio un silencio largo.

—¿Aun amas a Reborn? —porque Daniel se enteró de todo desde el primer día en que llegó ahí.

—No —miró a la ventana—. Para nada… Sin embargo, ver su cara retorcida y sus ojos marcados por la ira, es una satisfacción que no dejaré.

.

.

Pero se volvió aburrido y tedioso.

Verlo apretando la mandíbula para no protestar o pelear… se volvió monótono y sin sentido.

Ya no importaba la venganza, sus deseos insanos por verlo sufrir, ya ni siquiera recordaba mucho de Reborn durante sus días agitados entre los accidentes en los talleres, las enseñanzas de Leo sobre cualquier cosa médica, los paseos con sus amigos, las travesuras hacia sus aliados.

Dejó de importarle Reborn.

Y se fijó en su propia vida.

 

—¿Vas a robarme un beso o solo te quedarás ahí parado, apretando el puño y deseando cortarme el cuello?

La mirada de Reborn era penetrante y casi asesina, pero a Tsuna ya no le divertía de ninguna forma. Dos años fueron suficientes, ya casi se portaba molesto e irritante.

—¿Hasta cuándo vas a seguir con este juego?

—¿Hablas de Leo?

—Hablo de todo —el azabache se acercó para sujetar con fuerza el brazo del líder Vongola—. El que te llevaras a mi esposo, que lo trataras como a tu juguete, el presumir de tu destinado en cada reunión, el restregarme en mi cara que de verdad tomé malas decisiones y cometí el error de abandonarte.

—Ugh… Sí me dio vergüenza ajena inventar tantas cosas para justificar tu envidia hacia mí.

Se alejó con calma, ignorando la agresión a su persona, pero siendo perseguido por el azabache casi suspirándole en la nuca.

—¡Vuelve aquí! ¡Ya he soportado bastante y debes escucharme!

—Daniel —Tsuna llamó sin prisa y casi al instante el pelirrojo apareció por el pasillo—. —Eres libre, puedes regresar al lado de tu marido cuando quieras. Si quieres volver con Francesco también está bien.

Reborn sintió una punzadita de felicidad al escuchar aquello, pero después observó a su pareja predestinada y se le apretó el pecho.

—Gracias, señor Tsunayoshi, pero prefiero quedarme con usted.

—¿Qué?

Tsuna escuchó el jadeo suave, pero ni siquiera elevó la mirada para observar si el ruido nació de Reborn o de Daniel. Siguió caminando, y al pasar junto al pelirrojo, le dio una palmadita en el hombro para proceder a retirarse.

Él nunca obligó a nadie a quedarse con él, esta no sería una excepción.

Daniel sabría cómo enfrentar a Reborn y él seguiría con su vida.

Qué más daba.

Lo había superado.

No iba a desperdiciar más tiempo en algo sin sentido.

Y en su lugar, disfrutaría de una alegría culposa dada por su soltería.

—Huir de la fiesta organizada para conseguirte pareja es algo tan infantil.

—Huir del salón solo para venir a pulir tu pequeña creación es mucho más infantil.

Tsuna rio bajito a la par que Spanner le golpeaba el costado en protesta a la burla. Y es que ese taller se volvió su centro de escape cuando perdía interés por sus labores, y Spanner se volvió un gran amigo del cual depender.

Lo quería mucho.

Y Spanner a él.

Pero nunca definieron eso como algo romántico como todos esperaron, simplemente era algo platónico, pero más estable que cualquier relación que alguno de los dos logró tener.

 

—Invítame una copa.

—Yo no bebo, Tsuna.

—Pero yo sí —rio divertido—. Dije que me invitaras una bebida, no que la bebieras junto a mí.

—Suena a un buen plan.

 

Entre bromas o planes, uno caminando junto al otro, sintiendo esa conexión intangible dada por sus almas resonantes, se alejaron de todo y de todos para relajarse y vivir un ratito. Fingiendo que no pertenecían a una familia mafiosa, olvidando que eran jefe y subordinado, solo siendo ellos dos, una bebida alcohólica y un juguito de fresa.

Nadie sabía si se volverían amantes después.

Por el momento, eran felices siendo solo amigos.

Pero siendo demasiado cariñosos frente a Reborn, solo por el simple placer de verlo maldecir entre dientes.

Y es que algunas rutinas, aunque aburridas, prefirieron no dejarlas de hacer.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Idea cortita sin fin de lucro.

No estoy segura de si voy a subir más OS, o si lo haré en este fanfic, por eso lo voy a dejar como no finalizado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).