Tsuna, Hayato, Mukuro, Takeshi, Chrome, Ryohei e incluso Hibari habían sido reunidos por el azabache de patillas rizadas temprano el fin de semana. "Esto no augura nada bueno", pensaba Tsuna cuando, de manera instintiva, esquivo una bala que apenas le rozo el cabello.
- Al menos has aprendido algo desde que soy tu tutor- dijo Reborn satisfecho -pero deberías prestar más atención, claro, si quieres seguir con vida después del entrenamiento- añadió con su calma habitual. El aludido gritó y se disculpó torpemente, intentando concentrarse en las instrucciones de su tutor.
-Bien, ahora síganme para llevarlos a la arena de entrenamiento- digo el arcobaleno comenzando a correr. Algo en el tono en que dijo arena disparo las alertas en la mente de Tsuna, temiendo por su vida y su integridad emocional.
Y al parecer tenía razón en sospechar de las palabras de su tutor, pero no como el imaginaba, pues llegaron a un lugar que a simple vista parecía un estudio.
El edificio al que llegaron era bastante amplio y bonito, tenía paredes resistentes a balas y estaba insonorizado; había varias cajas de herramientas, disfraces, pelucas, zapatos brillantes con un tacón altísimo; también había una especie de escenario y unas butacas para el público.
Nadie entendía nada y se preguntaban como todo eso tenía que ver con su entrenamiento, hasta que Reborn apareció en el escenario con un traje negro muy elegante. -Bienvenidos al entrenamiento de confianza y liderazgo- dijo alegre.
Volteo a ver a Tsuna y le dijo - Hasta ahora te he entrenado para que seas capaz de enfrentarte a la gente que encontrarás en el mundo de la mafia- después señaló a los demás - te he conseguido un equipo formidable, que aunque tiene mucho que mejorar, son incondicionales a ti- Hibari volteo los ojos y Mukuro se rio bajito.
Tsuna estaba nervioso, pues sabía que venía un pero, y casi como si lo invocara su tutor dijo -Pero- "lo sabía", pensó el castaño - con todo y eso, en un combate real no lograrían sobrevivir, y es debido a que les falta un líder- un silencio sepulcral invadió el estudio. -Por ello es que hoy estamos aquí, Tsuna- termino Reborn.
Detrás del azabache había un letrero con letras iluminadas con luces de neón rosa, que decía Drag zone. Fue en ese momento que a Tsuna le cayó como balde de agua fría, una idea muy acertada de que le deparaba ese entrenamiento y no le gustaba.
"¿Cómo fue que terminé en está situación?" Se preguntaba por milésima vez, mientras gritaba un poco histérico por la nueva tortura a la que Reborn lo sometería.
Si no fuera por la absurda idea que había tenido el noveno jefe de la mafia de volverlo su sucesor, nada de esto estaría pasando.
Pero ahí estaba, sin poder hacer nada al respecto, y todo por no defender sus límites más allá de las quejas, aunque no podemos culparlo del todo, con alguien como Reborn, que pide las cosas con un arma en la mano, no hay mucho que hacer.