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Mi alma, mi decisión por Sora Hatake

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— ¡¿Cómo que no está?! —exclamó Kakashi golpeando el mostrador.

—Ya revise en todos lados y no aparece —respondió Yamato mientras seguía buscando.

—Pero si aquí lo tenías el otro día que vine—señaló Kakashi.

—Sí, y estoy seguro de que lo acomode en su lugar, pero él imbécil de Nagato debió moverlo —Yamato despeinaba su cabello con nervios.

Kakashi soltó un suspiro para calmarse—Bien, no pasa nada. Regreso mañana, golpea a Nagato o haz lo que sea necesario para que ese expediente aparezca.

Yamato asintió—Yo me encargó de eso.

—Y ya que estarás buscando, hay otra alma de la que quiero saber algo.

— ¿Quién? —Yamato arqueo una ceja curioso, Kakashi era un demonio muy centrado, rara vez se interesaba en humanos con los que no tuviera relación.

—Solo sé que se llama Sai, pero es un fantasma—contestó Kakashi, también sentía curiosidad por ese ente miedoso.

—Mmm no me suena, pero lo buscaré —le dijo Yamato.

—Gracias, nos vemos mañana —Kakashi tomo su bote de helado y fue hacia la salida del edificio. En todos sus años como demonio -que no eran muchos realmente-, era la primera vez que se perdía un expediente de un contratista, aunque era demasiado pronto para asumir que estaba perdido, debía aparecer.

Fue a “su hogar”; claramente el infierno donde los demonios poseyeran de comodidades, al menos los de rango bajo como él no. Su casa no era muy diferente a la de Naruto, solo que tenía menos comodidades, aunque tampoco es que necesitará más que una cama para descansar. Al menos era mejor que ser un incubo, él tenía una cama, los íncubos no, eran lo más bajo de lo bajo en el infierno, incluso más bajo que los demonios administrativos de un cuerno como lo era Yamato; por eso le molestaba tanto que lo confundieran con uno.

Se sentó en la cama para abrir el bote de helado y darse cuenta que este no se veía cremoso como el de los chicos que lo comían en la universidad, era una especie de líquido espeso, Naruto debió haberse equivocado.

Puso el helado a un lado para recostarse, ese definitivamente debía ser uno de sus peores días de demonio, nada le había salido bien.

Pensaba que conseguirle su amigo a Naruto sería fácil, pero ahora sabía que toda la escuela por alguna razón evitaba al rubio. Aunque bueno, no es como que las cosas debieran ser fáciles, al final estaba en el infierno siendo condenado por uno o múltiples pecados, aunque si Naruto hubiera pedido algo más simple como tener mucho dinero o ser famoso ya hubiera terminado, al menos en eso ya tenía experiencia con otros contratistas.

Debía pensar en un nuevo plan, pero para eso primero tenía que saber porque nadie le hablaba a Naruto; En la universidad nadie le quiso decir, Obito se negó a ayudarle –y tampoco es que quisiera mucho su ayuda-, el expediente de Naruto perdido era su única esperanza, o simplemente podría preguntarle directamente al rubio, si eso haría al día siguiente.

.

.

—Oye Naruto —apareció a su lado mientras el chico se alistaba para la escuela provocando que saltará asustado.

—Escucha Kakashi, en serio, si vuelves a aparecer así diré la palabra con D cada vez que lo hagas —amenazó Naruto.

—Vamos, ya te dije que es divertido asustarte —se defendió Kakashi.

—Yo solo DI-go que mejor encuentres otra forma de DI-vertirte—habló el rubio haciendo énfasis en cada “DI” como si estuviera a punto de decir aquella palabra prohibida.

—Está bien, no lo vuelvo a hacer, pero hay algo importante que debo hablar contigo.

—Te escucho —indicó Naruto mientras terminaba de vestirse.

 —Lo primero, eres un tonto, esto no es helado —reclamó Kakashi con el bote en mano.

—Si lo es, ahí dice —Naruto solo lo vio de reojo mientras guardaba sus cosas en su mochila.

—El helado no se ve así —Kakashi lo abrió para mostrarlo.

—No, porque esta derretido.

— ¿Derretido? ¿Y eso porque?

—Porque el helado debe conservarse frío y tú como el idiota que eres de seguro lo llevaste al infierno —Naruto fue a su armario para sacar un bolso deportivo.

Kakashi se quedó un momento procesando aquello. —Maldición. Como sea, hay otra cosa que debo hablar contigo.

— ¿Ahora qué es? —Naruto fue hacia la salida. —Nos vemos más tarde Sai, ya cerré las cortinas para que el gato no te vea.

— ¡Gracias! —contestó el fantasma que estaba en la sala viendo las fotos que Naruto tenía.

—Ayer, me invitaron a muchas fiestas, y por más que quise llevarte, nadie quería eso, ¿por qué no le agradas a otros? —soltó Kakashi de forma directa.

Naruto se encogió de hombros. —Ya te dije que no lo sé, digo, no es que haya sido muy social en el pasado, pero tenía unos cuantos amigos y todos ellos se alejaron de un momento a otro, y ninguno me dio alguna explicación—respondió mientras le daba el gorro a Kakashi para que ocultara sus cuernos.

— ¿Y no crees que es raro?

—Al inicio me pareció eso, pero todo ocurrió en un periodo muy difícil en mi vida, así que solo llegue a la conclusión de que la vida me odiaba, y bueno, ahora sé que el señor con “D” me pone pruebas de vida horribles.

Kakashi resoplo resignado, esperaba que el expediente de Naruto apareciera si o si para tener respuestas. — ¿Qué llevas ahí? —preguntó curioso señalando la segunda mochila de Naruto.

—Hoy tengo entrenamiento con el equipo de beisbol, estamos cerca de un juego importante, aunque siempre me quedo en la banda, de todas formas, me gusta esforzarme en los entrenamientos —contestó el rubio con emoción.

—Genial, iré contigo para ver si logro hacer que alguien de ahí sea tu amigo.

Ambos se acercaron al campo de entrenamiento donde ya había personas reunidas cuando llegaron dos que llamaron la atención de Kakashi.

—Mira, ese es nuestro capitán Suigetsu —indicó Naruto señalando al chico que bajaba de una motocicleta. —Él perdió un campeonato nacional, pero después de eso no ha perdido ni un solo partido, por lo que es genial.

—Que linda historia de superación —dijo Kakashi de forma sarcástica siguiendo con la mirada al hombre que bajo tras el chico; Usando el uniforme de beisbol, llevando una gorra hacia atrás, se giró a verlo también con aquellos ojos violetas para sonreír.

— ¿Qué pasa? ¿Lo conoces? —preguntó Naruto con curiosidad.

—Es Hidan, otro demonio de bajo rango —contestó Kakashi.

— ¿Entonces hay más demonios cerca? ¿Dónde? ¿Quiénes son? —interrogó Naruto viendo a otros lados.

—Claro que los hay, por todos lados, los demonios de rango mayor incluso pueden aparentar ser personas normales ocultando sus rasgos demoniacos como cuernos, cola y alas, pero yo todavía no puedo hacer nada de eso.

—Déjame adivinar, es uno de esos poderes que obtendrás cuando comas mi alma —adivino Naruto a lo que Kakashi asintió. —Ahora entiendo porque ese chico también usa gorra siempre, yo pensé que tal vez estaba pelón o algo así, pero bueno, voy a cambiarme, ya vuelto —dijo Naruto para correr a los vestidores.

—Kakashi, que sorpresa verte, no sabía que también estabas haciendo tratos por aquí —habló Hidan mientras se acercaba.

—Así es —respondió de forma cortante Kakashi.

—Te toco un alma buena, los universitarios son los mejores para hacer tratos; piden cosas sencillas como fama o poder, y una vez que lo tienen mueren en pocos años por no saber controlarlo —contaba Hidan. —Mi alma es una tipo B, según su expediente una vez que se convierta en el mejor beisbolista, morirá tres años después por sobredosis, genial, ¿no? Es mi alma número 100 y no tendré que esperar mucho para comerla.

La mente de Kakashi ignoraba todo lo que el otro demonio decía ya que no le parecía relevante, hasta que una idea le vino a la mente. —Si, si, que bien. Y ya que nuestros contratistas están en el mismo equipo, ¿no crees que podrían llevarse bien? Ser amigos o algo así.

— ¿Tú contratista es ese rubio que estaba contigo? —preguntó Hidan.

—Sí, Naruto —dijo Kakashi asintiendo rápidamente.

—No, no creo; Naruto es un perdedor y mi Suigetsu va a la cima de la fama, no hay forma de que estén juntos —hablaba Hidan negando con la cabeza.

 —Naruto no es un perdedor —lo defendió Kakashi.

—Claro que lo es, todos lo saben y por eso siempre lo dejan en la banca.

— ¿Y no sabes algo más de él? —indagó Kakashi, Hidan por lo visto llevaba más tiempo en ese lugar así que algo debía saber.

—Solo se eso, que es un perdedor sin amigos ni mucho talento. ¿Qué tipo de alma es él? ¿Qué fue lo que te pidió? —interrogó Hidan viéndolo fijamente.

—Eso es algo privado —Kakashi desvió la mirada. Consideraba vergonzosa la petición de Naruto, y no quería escuchar a Hidan burlándose por eso.

—Debe ser una estupidez —soltó Hidan. —Entonces imagino que ese ángel que ha estado revoloteando por aquí es de Naruto.

—Sí, ¿el de Suigetsu no te molesta?

—No—al responder, Hidan sonrió triunfante haciendo que Kakashi lo viera curioso—. Porque está muerto, yo lo mate.

—Lo…mataste —repitió Kakashi sorprendido.

—Sí, sé que tal vez te sorprendas un poco, yo tampoco sabía que se podía, fue un amigo de rango superior que me lo dijo; si quieres te podría ayudar a deshacerte del tuyo.

—Eh…yo, lo voy a pensar.

—Créeme que es mejor deshacerte de esos ángeles imbéciles; De esa forma tu alma está más que asegurada, ya nadie interfiere en tu camino. Y no sabes lo bien que se siente matarlos. Así que si decides hacerlo dime, yo te ayudo.

— ¡Hidan! ¡Necesito mis cosas! —gritó Suigetsu.

—Estaré esperando tu llamada —le dijo Hidan para guiñarle el ojo antes de irse.

Kakashi fue a sentarse en una banca para ver a Naruto entrenar mientras le daba vueltas al asunto. Matar a Obito, ¿realmente era muy necesario?

Ángeles y demonios eran enemigos naturales, y Obito era un idiota, pero Naruto se veía muy firme respecto a seguir su trato con él así que no veía al ángel como un peligro. Sabía que tanta insistencia por el alma de Naruto era porque su alma estaba destinada a ascender al cielo, para Obito debía ser una labor tan importante como lo era para él comerla y subir de rango.

—Kakashi, ya vámonos —lo llamó Naruto así que fue tras él sin sacarse aquel debate interno de la mente. Todo el día no hizo nada más que pensar en el asunto, a excepción de aquella clase de latín donde de nuevo se quedó dormido.

¿Realmente matar al ángel le traería algún beneficio? ¿O solo sería un desperdicio de energía? Además de que si lo hacía le debería un favor a Hidan, y no le gustaba deberle favores a otros demonios.

Quizá era mejor dejar al estúpido de Obito volar alrededor de la mente de Naruto, al final del día confiaba en que el rubio siempre lo iba a elegir a él.

—Oye Kakashi, ¿me puedes hacer un favor? —habló Naruto, y antes de obtener respuesta siguió. — ¿Podrías llevar este reporte a la oficina del profesor Orochimaru? Está en el segundo piso, es la tercera puerta a la izquierda.

Kakashi lo tomo sin muchos ánimos para ir hacia el lugar, recordando que debía regresar a ver si el expediente de Naruto ya había aparecido.

Escucho un golpe en uno de los salones, por el lugar, no podía distinguir si se trataba de un fantasma o un humano, la escuela estaba rodeada de almas gritando y vibrando, pero si era un fantasma no iba a desaprovechar la oportunidad de obtener información, así que no dudo en acercarse y abrir la puerta.

— ¿Hay alguien aquí? —preguntó mientras entraba al aquel salón que tenía sus luces apagadas y cortinas cerradas.  — ¿Hola? —avanzó un poco cuando escucho la puerta cerrarse de golpe a sus espaldas. —Si intentas asustarme deberías saber que eso no me da miedo —soltó acercándose de regreso a la puerta para intentar salir.

—No busco asustarse —una voz seria se escuchó tras de él, y apenas se giró la otra persona en la habitación lo empujo contra una pared y puso su brazo sobre el cuello de Kakashi quien ni siquiera se inmuto, sabía que algunos entes eran así de molestos. —Dime, ¿qué eres?

— ¿Por qué debería decirte eso? —devolvió la pregunta confundido, había estado ya unos días ahí, notó que realmente a los universitarios no les importaba alguien más que ellos mismos, ¿por qué a alguien de repente alguien tenía interés en su persona?

—Porque estoy seguro de que no eres humano, así que dime, ¿qué eres? —volvió a preguntar, esta vez amenazando con unas tijeras cerca del cuello del demonio.

Kakashi pudo ver un poco a través de la oscuridad para encontrarse con aquella mirada molesta que conocía bien. —¿Sasuke?


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