Era una noche de invierno no especialmente fría, pero lo suficiente para encender la calefacción antes de dormir e ir arropado a la cama. Así lo había hecho mientras Rin terminaba su rutina para ir a dormir.
No es que el frío realmente le molestara, pero se sentía mucho más cómodo con una temperatura cálida mientras dormía por lo cual terminaba refugiado entre las cobijas acurrucado junto a Rin para mantener el calor.
Rin era diferente, él apenas se cubría con una ligera sábana y la principal razón para dormir abrazado a Haru era tenerlo cerca y hacerlo sentir cómodo. No podía quejarse, pues incluso si de vez en cuando la temperatura era un poco alta, el solo ver a su novio durmiendo plácidamente entre sus brazos lo reconfortaba.
Volvió a la habitación para por fin poder dormir y lo primero que encontró fue a Haru acurrucado entre las sábanas. Le parecía adorable y la sonrisa se grabó en su rostro mientras caminaba a la cama para acostarse a su lado.
—Tardaste demasiado —Haru levantó las sábanas esperando que Rin se acomodara por fin.
—No fue tanto tiempo como lo haces sonar —no había dejado de sonreír mientras ocupaba el espacio que Haru preparó para él en la cama—. ¿No podías dormir hasta que estuviera aquí? —quería provocarlo un poco y mientras lo arropaba lanzó esa pregunta.
—Hubiera sido muy incómodo que me destaparas cuando vinieras a dormir —no lo veía, pero sus brazos rodeaban su cuerpo mientras se acurrucaba en su pecho.
—Pudiste traer una frazada solo para ti y así no te hubiera molestado —era obvio que Haru no quería ceder, pero no lo dejaría ganar tan fácil.
—Quizá si me hubieras dicho que ibas a tardar tanto lo habría hecho. Es una molestia tener que levantarse cuando estás cómodo —se mantenía serio mientras escuchaba atentamente los latidos del corazón de Rin, incluso si no lo decía ese sonido pausado y tranquilo lo ayudaba a dormir.
—Vamos ¿Por qué no solo admites que te gusta dormir abrazado a mí? —no había más tiempo que perder, Haru estaba siendo terco y no dejaría el tema hasta escucharlo decir lo que realmente sentía.
No había querido mencionarlo, pero desde la primer vez que durmieron abrazados pudo notar que Haru parecía más cómodo y más tranquilo que solo compartiendo la cama. Le parecía adorable y solo quería confirmar sus sospechas.
—Te mantienes tibio toda la noche, y la forma en que acaricias mi cabello es agradable —no lo miraba y su rostro se hundía más en su pecho sintiendo poco a poco el sueño vencerlo—. Por supuesto que me gusta más dormir abrazado a ti que solo cubierto por una manta.
Rin intentó mantener la calma, sabía que Haru podía escuchar los latidos de su corazón y no quería que notara la aceleración de su ritmo cardiaco al escuchar tan sincera declaración de su parte.
Por supuesto que él también prefería abrazarlo para dormir, no porque necesitara el calor de su cuerpo, sino por lo tranquilo que se sentía sabiendo que la persona a quien ama está tan cerca de él al dormir.