De nueva cuenta, ha marcado ese cuerpo de piel clara.
Es tan obvio, que las evidencias de color carmesí se quedan plasmadas por mucho tiempo.
Marca su territorio sin importar que esa persona especial, sienta un poco de dolor al momento de dejar que sus manos, labios, dientes, boca, y su miembro amolden ese cuerpo enteramente solo para él.
¿Cuándo fue que empezó a sentir esa desesperación y egoísmo?
Cada noche que pueden estar juntos, lo reclama como suyo, lo llena de caricias, lo ama, lo besa, lo protege, lo cuida y pide permiso para poseerlo, pero… Al momento de llegar a desnudar a su pareja, al verlo por completo frágil e indefenso ante él, no puede evitar sentir la tentación que lo consume a diario y le ordena, que debe sujetarlo con tanta firmeza, para así empezar a disfrutarlo por completo…
Dándole gozo, demostrándole que debe entender que es suyo, y que nadie más lo puede tocar, lo puede ver… O desear.
Sí, es cierto… Él mismo se siente a veces tan frustrado por sus pensamientos…
Entiende que no están bien esos tipos de sentimientos…
Sabe y acepta que es inseguro, que… Sus miedos de perder a quien ama, son en cierta forma justificados, pero no es la manera…
No, no es capaz, ni se atrevería a prohibirle a su amado en hablar, convivir o solo entrenar con sus demás compañeros de armas, pues… Se vería como un loco…
Sin embargo, eso no quita que en muchas ocasiones se siente frustrado, posee unos enormes celoso que logra ocultar detrás de una gentil sonrisa, que solo se ha vuelto una máscara constante.
Claro, esto sucedió desde que eran niños…
De solo recordar, como se sentía de afortunado por ser el único que lograba sacarle algunas palabras, que convivieran juntos, que se sonrieran, compartieran secretos, se cuidaran mutuamente, y aconsejaran aun siendo tan pequeños.
Lo animo a que hiciera más amigos, comenzó a ayudarlo en eso.
Sin embargo, poco a poco se dio cuenta que eso no debió hacerlo.
Pues… Cuando lo comenzó a ver hablar con otros, su pequeño corazón sentía algo que no podía explicar para su corta edad…
Se enojaba, pero lo callaba, y decidía mejor unirse a la plática, para que nadie se atreviera a arrebatárselo…
Instintivamente lo abrazaba de manera espontánea por detrás, o bueno… Eso quería dejar ver, ya que… Era su manera discreta de demarcar territorio aun siendo un niño pequeño, y así decirles a los demás que ese lindo rubio es solo suyo, su amigo, su mejor amigo… Y no va a permitir que nadie se lo arrebate.
Sí que era una suerte, que no se enojara por ser tocado tan de repente, nunca fue indiferente al pelilila, pero si demostraba sonrojos discretos y vergüenza por ser abrazado de la nada, cosa que con los demás no dejaba sin enojarse y alejarse de forma brusca con amenazas de acabarlos con su cosmos.
Todos poco a poco fueron entendiendo esas señalas, y aunque algunos se mantenían a distancia, pues hacer enojar a ese pequeño aprendiz, no era una buena opción para su salud.
Aunque otros… Sí que disfrutaban hacerlo repelar, burlándose de que sus sentimientos eran ridículos por comportarse de esa manera.
Varias veces escuchaba las burlas, y sí que se defendía, demostraba los cuernos del carnero dorado sin importar contra quienes se tuviera que enfrentar…
Sin duda es evidente que sus sentimientos eran un remolino de emociones sin fin, que no podía controlar, no ocultar bien…
Bueno, los encubría de su objetivo, pero no de los demás, aunque eso ultimo no era importante, al contrario así todos sabrían que ese rubio es suyo.
Deseaba dejar en claro que nadie podría acercarse a ese niño de ojos tan lindos como el cielo mismo, sonrisa tan luminosa y fugaz como las mismas estrellas del manto nocturno, con un delicioso aroma a incienso de canela, sus cabellos rubios son el sol radiante que necesita en su vida y siempre le ha encanto verlo meditar por horas…
¿Cuántas veces fueron las que ambos se quedaban profundamente dormidos?
Los ojos azules se entregaban a descansar cuando los verdes aún estaban pendientes de él…
En su regazo para que durmiera, lo abrazaba, y se sentía el más afortunado por esta cercanía que los dos compartían…
Le prometió que siempre serian amigos y estarían juntos.
Y a veces, con un rostro serio y mirada desafiante y oscurecida, prometió que no dejaría que nadie los separara, aunque tuviera que enfrentarse a todos…
Tal vez… Esa promesa no se podría cumplir siendo tan jóvenes…
La separación…
La traición…
La confianza ciega...
La muerte…
La desconfianza…
Desilusión…
Tantas cosas se interpusieron entre ambos, y fue un golpe demasiado para ambos inocente corazones…
Pero más para aquel niño de cabellos lilas, ya que no pasaba día que no recordará a su mejor amigo, que no derramara lágrimas, y sintiera su sangre hervir, por que el cruel destino los separo…
No, no fue el destino… Entendió, que esto no era culpa de otra persona que no fuera de una falsedad, a la que todos ciegamente seguían…
Por miedo, por creencias, por benevolencia…
Como quería alejar de allí a ese rubio que siempre a visto como hermosa flor de loto, que le parecía delicado y a la vez fuerte, tan frágil, y poderoso siempre se mantuvo. Pero que sus pensamientos y creencias se habían alejado de lo que antes consideraba una verdad absoluta…
No iba a permitir que eso siguiera así.
Se prometió, que cundo tuviera la oportunidad lograría que todos vieran la luz de la verdad y la justicia, no de solo el poder ciego y la obstinación…
-Te juro, que hare que vuelvas a mi lado. No voy a dejar que nadie te aleje de mí-
Sus palabras nunca fueron un chiste, ni una mentira…
Tuvo su oportunidad, la tomo y se volvieron a encontrar…
Estaba tan feliz, de nuevo se veían, una vez más podían ser felices, estar juntos… Y no permitirá que nadie se lo arrebate de nuevo…
Cuando lo abrazo por primera vez, después de estos trece largos y asfixiantes años, se sentía tan afortunado, tan conforme con su vida, tan pleno… Que no pudo evitar apretar ese cuerpo que a su parecer es mucho más frágil y delgado que el suyo. Solo quería tocarlo, dejar en claro que es suyo, pero no era el momento...
Le dijo cuanto lo extraño, le expreso que muchas veces lo quiso ver a escondidas, pero sabía que no podía arriesgarlo de esa manera…
Ese otro joven solo le respondió que para él, la vida se volvió algo vacía sin él… Pero que jamás lo olvido…
Y aunque pudieran declarase sus sentimientos en aquella noche de reencuentro, solo tomaron té y miraron ambos las estrellas, poniéndose al día de sus vidas… Al igual que en los viejos tiempos.
Tal vez… Entendían que más peligros vendría, y su felicidad y tiempo para poder estar juntos se había acabado.
Y, solo sí tenía suerte, podrían seguir con vida después, pero ¿Sino…?
Bueno, el carnero dorado había decidido que si ese rubio moría, también lo haría, lo seguiría… Pues nada más le importaba.
Se cumplió esa decisión sin poder confesarse, sin poder hacer nada…
Pero no existieron arrepentimientos más allá de no expresar con palabras sus sentimientos… Sin embargo eso no importaba, ya que estarían justo aun después de la muerte… Y podría ser que, en el próximo mundo, tal vez lograrían estar juntos…
Sujeto en esa ocasión sus manos con decisión, y lo miro con esos ojos verdes llenos de amor, que le decían que era solo suyo, aunque no lo supiera… Los zafiros aceptaron esa verdad, porque igual lo sentía así…
Entenderse con solo una mirada es suficiente para ellos… Así se decían todo, sin usar palabra alguna, aun en sus últimos momentos ante aquel imponte muro de los lamentos…
Si la vida fuera justa, tendrían una nueva oportunidad para amarse, en donde se dedicaran ese amor infinito que nació en sus corazones desde eran unos niños, y se logró conserva hasta el punto de convertirse en adultos…
Sí, la vida no es siempre es justa, es caprichosa, es desesperante y a veces confusa…
Aun así, en otros momentos, simplemente puede ser maravillosa y dar un regalo, con un poco de ayuda.
Lograron volver, lograron verse en este mundo, lograron… Profesar su amor libremente, sin importar las dificultades de pasado…
Pero, aunque ahora fuera suyo de todas las formas posibles que existen…
Simplemente, no puede negar que a veces siente tanto enojo, al verlo ser un poco más sociable…
Lo ama, y eso no es mentira.
Lo respeta, y eso nada lo va a cambiar.
Sabe que todos tienen la libertad de tener amigos, hablar con sus camaradas, compañeros del mismo deber, por eso no le puede arrebatarle algo que claramente es su derecho.
Pero… No por eso dejara de marcar su piel cada noche…
Sin decirle nada, los encuentros que tienen en la cama, las noches que pueden tenerse uno al otro…
Shaka se encuentra abajo, recibiendo el pene duro y grueso de Mu, todas las veces que lo embiste siente su cuerpo contra el suyo, ese peso que no lo aprisionó para lastimarlo, pero si para excitarlo, sentir los labios recorrerle la espalda, las mordidas en sus hombros, las manos tocando su cintura, las caderas siendo marcadas, y a veces los pezones siendo estirados y pellizcados sin piedad.
Los jadeos que deja salir el Hindú, son música para los oídos del Tibetano, los gemidos sordos que intenta callar enciende a ese “Tranquilo” hombre…
Aquellas mordidas que deja en esos delgados labios son lo que más disfruta al estarlo penetrando, al hacer el amor solo con Virgo…
A veces la sangre sale un poco, pero eso es estimulante para ambos…
La cama es testigo de tantas poses, de tanto placer, de una inmensa locura sexual…
Cuando Shaka va arriba… Sentándose sobre el miembro de su Ariano, su cuerpo no tiene tregua alguna ante el placer que lo embriaga enteramente...
Intenta marca el ritmo, pero Mu no puede soportar la espera, y lo ensarta con fuerza, apretando más esas nalgas pálidas, hace que deje escapar el placer contenido, limpia las lágrimas que escapan de sus zafiros… De aquellas joyas que solo deben verlo a él y a nadie más…
Coloca el pecho del rubio contra su boca, para chupar esos pezones erectos, lamerlos, morderlos, hinchándolos lo más que pueda. Mientras el vaiveneé sigue, deja que su locura salga, para dejarle en claro a su pareja que solo a él debe reconocer su cuerpo, solo él lo hace perder la razón y caer ante las garras de la tentación y satisfacción…
Muerde su cuello, le deja chapetones, marcas rojizas, que aunque desearía que fueran visibles, para todos que sepan que es suyo, que entiendan que cada noche puede poseer ese cuerpo a su antojo.
Sin embargo, no lo hace, porque tampoco va a hacer que alguien se burle de su rubio amante, aun así, puede dejar esa evidencia en el límite que las prendas cubren, por ende y con un pequeño movimiento descuidado, evidenciará que le pertenece a Aries…
Disfruta como esa piel se quede con sus marcas, adora oírlo gemir y jadear su nombre…
Su vista sedienta de deseo, se ve complacida al momento en que sus corridas llegan, no importa la cantidad o el tiempo que pasen haciendo el amor…
Al final, cuando ambos caen exhaustos, nota las piernas temblorosas de su pareja, que se derrumban en el momento en que terminan… De esta manera, logra ver su semen escurriendo de esa entrada que ha amoldado a su pene…
Con solo verlo así de agotado, tan lindo, tan indefenso ante él… Tan suyo.
Provoca que su pene se vuelve a erguir, y desee profanarlo una vez más…
Le pide disculpas por tomarlo por detrás, ser su suporte, a veces lo pone en cuatro, en otras sujeta sus brazos por la espalda, o rodea su cintura solamente, como sea…
Lo vuelve a penetrar, hasta que su rubio que se ha vuelto un desastre, con lágrimas cayendo por el contorno de su rostro, en donde la saliva sale de las comisuras de sus labios, el sudor se mezclar con los fluidos de ambos, y gracias a lo sensible que esta, deja escapar débiles corridas, e incluso orgasmos secos que lo exhausta…
El sentirlo temblar contra él, el verlo pedirle que espere, ya que no puede dejar de correrse, todo eso excita mucho más al Lemuriano…
Tener de pareja a un Lemuriano, sí que debe ser un enorme problema, no se logran satisfacer tan fácilmente, necesitan tantos orgasmos para estar tranquilos y más cuando está sumamente celosos porque su pareja hable con otros…
Puede tener una amable carita, una adorable sonrisa, una amigable semblanza, en donde hace creer que todo está bien, que disfruta que todos sean amigos, ocultando lo que en realidad siente…
Los enormes celos y deseos por poseer solo al rubio en donde sea, para que vean que es suyo y quienes se atrevan a cercarse a él, con cualquier otra intención que no sea de amistad… Los acabara, sin piedad alguna.
Sí, tal vez por eso… No puede perdonar por completo a Saga, ya que él hizo todo ese desastre donde lo obligo a estar muy lejos de su Shaka…
Tal vez, en su manera de haber sido criado no esté la palabra venganza, pero en su instinto, en sus deseos carnales, claro que lo está…
Sin duda, ese carnero dorado, es de doble filo como la misma cornamenta que posee la primera armadura…
Pero, cuando está en las noches con Virgo, cuando al fin logra sentirse satisfecho, cuando ve su obra maestra, en donde deja todo ese implacable lienzo lleno de sus marcas, se siente calmado…
A veces, Shaka no soporta todo ese placer, aunque posea un enorme cosmos, su cuerpo lleno de satisfacción sexual y el semen de Mu, no puede evitar que se desmaye por su gran goce.
Lo recuesta sobre la cama que comparten… Lo admira, ve esa belleza que solo es para él…
Lo acaricia miles de veces, recorren sus dedos esa piel que cubre con cuidado, le susurra cuanto lo ama, lo besa con cariño y le pide perdón por ser tan bruto.
-Quisiera no volverme un verdadero estúpido cuando estoy a tu lado… Pero me es difícil no sentirme desesperación cuando te veo con otros… Sé que tú nunca me traicionarás, pero… Desconfió tanto de todos. Temo que me arrebaten a quien amo, que… No pienso con claridad y deseo que siempre me tengas en tu mente como en tu piel-
La respiración agitada que no se agota, el corazón que le palpita tanto, las ganas de solo abrazarlo y cuidarlo, de ayudarlo a descansar, y no pensar en nada que lo haga enojarse cuando ha pasado una noches tan grandiosas.
Sabe que está mal su manera de sentirse, sus instintos le piden tenerlo, ser así de posesivo con ese joven hombre que es suyo, pero no puede evitarlo, ni tampoco quiere hacerlo…
Ya que… Al despertar ambos…
Lo ve siempre tan lindo, algo adolorido de las caderas, cubriéndose el cuerpo, como si sintiera vergüenza ahora de ser visto desnudo por el pelilila…
Aunque más que pena, se ve algo molesto, encarando al Ariano, quien solo le sonríe y desea abrazarlo. Y sí bien, Shaka quisiera alejarlo porque ha dejado su cuerpo lleno de marcas que tardaran en desvanecer…
No niega que disfruta mucho esos abrazos al despertar, esas suaves caricias en todo su cuerpo, las adorables palabras que Mu solo le puede dedicar.
Sus pechos desnudos se tocan, aun estando ambos sobre la cama, Aries no cubre su anatomía, solo desea a su manera pedir disculpas por la brusquedad con la que trato a Virgo…
No, no es que existan golpes, más allá de tal vez unas nalgadas, o sujetarlo con mayor fuerza para penetrarlo. Sin embargo, al día siguiente, al despertar o el terminar, su remordimiento es lo que llega…
Pensando que está mal comportarse así, ya que su amor no debería volverse posesivo, sino ser liberador, en donde ambos puedan hacer lo que deseen, siempre y cuando exista respeto mutuo por su relación y la persona que aman con fervor.
Le es difícil cada día no presentar estos celos… Le parece irracional lo que hace y siente a veces, pero… Son sus miedos aun atormentándolo…
Sí perdiera a Shaka, si lo alejaran de él… No sabría qué hacer. Ya perdió mucho antes, ahora en esta vida no va a permitir que eso suceda… Incluso si debe dejar atrás la dulce y amable careta que muestra a todos, y sacar a la luz lo que en realidad encierra.
-Te amo, Shaka-
-Mu, sabes que yo también te amo, pero… Exageraste demasiado con mi cuerpo- Aun atrapado en los fuertes brazos del herrero del santuario, se señala a sí mismo, aunque no sea visto por su pareja -¿Cómo se supone que cubriré las marcas que me dejaste?- Su pregunta esta baña en molestia, como en un rojo de vergüenza en sus mejillas.
-Lo siento mucho- El tono de arrepentimiento se presenta, mientras su mirada baja levemente, mientras acaricia esa tibia piel que dejo leves laceraciones por su desesperación –Te prometo que me controlare más. Pero, es solo que te amo tanto que, no puedo evitar querer mas de ti…- Es audaz en sus palabras, capaz de dejar ver su lado tan bondadoso y amoroso, que no es mentira, pero oculta sus intenciones reales.
Se ha vuelto su debilidad ese joven pelilila, que aunque no vea a la cara por el abrazo en que se encuentran los dos, sabe que hace una carita adorable, que con ella lograra perdonarle cualquier cosa que haga.
Tampoco es que le haya llegado a herir de otra forma. Pero, sí que en esas noches apasionadas, en que han subido los niveles de fantasías eróticas a un punto sin retorno, en donde ni siquiera sabía que pudiera tener ese enorme apetito sexual.
Un suspiro sale de sus heridos labios, corresponde el abrazo al fin, apenado y algo incómodo en su cintura, caderas y cuerpo en general, cansado y adolorido se encuentra el rubio –Esta bien, te entiendo… Yo igual disfruto cuando… Haces ese tipo de cosas- Desvía su mirada por mero instinto -Pero… Solo contente un poco mas ¿Si?- Sentir la calidez del Lemuriano le reconfortar siempre al final o inicio de cualquier encuentro, escuchar el corazón latir contra ese pecho, saber que ese es su lugar seguro y protegido, solo allí se permite demostrar que a veces necesita algo mundano para ser sumamente feliz.
Jamás lo admitirá ante nadie, solo a Mu le deja ver esta faceta que posee y está bien con ello.
Si tan solo se diera cuenta que en ese rostro que todos, incluso él, ven como alguien tan comprensivo, estable, amable y bueno… Se refleja una mirada de satisfacción, sus esmeraldas brillan con destellos de lujuria y cierta perversión, en donde la seriedad también se presenta en su boca, susurrando solo unas palabras que no deberán ser escuchadas por ese rubio que ama.
-Eres solo mío, todos lo deben entender- Sus manos se aferran más a ese cuerpo, no para lastimarlo, pero sí para aprisionarlo en un abrazo que se finge cálido y cuidadoso, para dejar en claro que es su manera de poseerlo.
Todos los demás caballeros se deben de dar cuenta que Shaka de Virgo es solo suyo y de nadie más.