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Nueve Meses y Un Año por AzuraWhiteAki

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Notas del capitulo:

Suspiró, para después dejar salir un bostezo. Movió un poco sus brazos, y fue cuando se topó con el delicado cuerpo de su amante. Sonrió orgulloso y feliz. Aquellas noches llenas de pasión que llegaban sin avisar eran si no por mucho, de sus favoritas. 


Capítulo 6:

Ese Rey, Mintiendo

El día comenzaba con toda la actitud positiva que podía reunir. Aquellos ciudadanos amables que conformaban su pueblo desprendían energía que, sin querer del todo, Astral percibía y recibía. De esta manera, despertándolo de un hermoso y bello sueño lleno de placeres.

Intento abrir sus ojos a la primera. Pero no podía realmente hacerlo del todo. Aquella luz natural del Mundo Astral se colaba por los ventanales, entorpeciendo su vista.

Suspiró, para después dejar salir un bostezo. Movió un poco sus brazos, y fue cuando se topó con el delicado cuerpo de su amante. Sonrió orgulloso y feliz. Aquellas noches llenas de pasión que llegaban sin avisar eran si no por mucho, de sus favoritas. Espontáneas tanto como el menor que protegía del frio de la mañana en brazos. Quería quedarse mucho más tiempo de esta manera. Acurrucado con su bella pareja. Más los deberes volvían a tocar su puerta... Casi literalmente.

Un sonido hueco, producto de pequeños golpecitos dadas a la puerta del dormitorio, se extendió por el lugar. Sacándolo forzadamente de su dulce despertar. Y soltando pequeños susurros llenos de maldiciones, intento ignorar aquella llamada sin éxito alguno.

Aquellos golpes se volvían a cada segundo más insoportables, y por fin, después de una lucha consigo mismo y su cuerpo. Termino por abrir de nuevo sus ojos, enfocando la vista en la dulce cara un Yuma durmiente. Sonrió, al percatarse de un pequeño hilo de saliva que salía sin el consentimiento de su dueño, para terminar, acabando en la suave tela de la sabana. Astral dio gracias a la tela, de no ser por ella, apostaba a que ahora mismo estaría empapado de ella... Aunque, quizá no le molestaría tanto después de todo.

Se dispuso a salir de la mullida cama tratando de no despertar a su amante. Cosa que logró con éxito, pues Yuma tenía un sueño bastante pesado. Arropo al menor, admirando con orgullo las marcas dejadas por él esa noche. Y prosiguió a cambiar a su cuerpo habitual.

Porque sí. Él era un ser Astral, distinto, a la mayoría de su gente. Su imagen habitual denotaba "desnudes" más solo esta era solo una fachada para su verdadero cuerpo. Un poco más proporcionado y perfectamente varonil. Hecho que amaba Yuma, aunque Astral no estuviera consiente plenamente de eso.

Y una vez el cambió había concluido, comenzó a flotar levemente hasta la salida, topándose con las prendas usadas el día de ayer. Una sonrisa juguetona apareció en su rostro, y con una nueva actitud mejorada. Por fin abrió aquella puerta.

Una doncella junto a otras, fueron recibidas de pronto. Sonrisas radiantes adornaban sus rostros. Mientras sus brazos tenían algunas prendas que quizá él y Yuma tendrían que usar el día de hoy.

¡Oh maldito deber que lo sacaba cruelmente de aquel nido de amor!

—Buenos días mi señor. —Saludo cortésmente una de ellas. —Ruego a que haya tenido un sueño profundo y placentero, al igual que la Reina y el futuro príncipe. —Una inclinación en respeto surgió por parte de ellas. —Y nos disculpamos de antemano al venir a despertarlo, pero su agenda tiene muchos pendientes. Además. —Sonrisas cómplices. —La Reina tiene que comenzar también con sus deberes... ¡Nosotros nos encargaremos de él!

Astral las miro, y ellas lo miraron. Astral parecía ajeno al Mundo. Ellas desprendían un brillo natural. Pequeñas estrellas parecían visibles para el mayor.

—Mm... Sí, entiendo, denme un par de minutos. —Y con aquella excusa volvió a cerrar la puerta.

Astral entonces vio el pequeño desastre de ropa, y con ello a su amado. No podía dejarlo a solas con todo eso. Y mucho menos con ellas así.

Y entonces, con rapidez y en menos de lo que imagino, toda aquella ropa tirada sin cuidado volvió a ser recogida y doblada, colocándola por el momento en el banquillo blanco.

La cama tan desastrosa producto de su encuentro pasional, volvió a quedar más o menos presentable. En ningún momento movió o perturbo el sueño de su amado.

Al final volvió a dar un rápido vistazo, y con una sonrisa aprobatoria, dio paso por fin a las Doncellas. Las cuales buscaban algún indicio de algo, se decepcionaron cuando no encontraron nada. Un mayordomo apareció de pronto con un pequeño carrito de comida. Y en silencio, aquel joven adepto a su deber, preparo minuciosamente un delicioso té, acompañado de unos bocadillos para un pronto desayuno a su Majestad el Reina Yuma.

Dejo aquellos aperitivos a cargo de las Doncellas, y con una reverencia, salió de nueva cuenta por la puerta. Astral solo suspiro. Supongo que podía dejar aquellas damas levantar y vestir a su obstinado amante. Así que, sin dejar más tiempo perder, el siguió con su rutina.

—Me daré una ducha, por favor Sia, deja mi ropa en la cómoda del vestidor. Lo hare yo mismo esta vez. Concéntrense en Yuma, por favor. —Ordenó antes de encaminarse al vestidor y de ahí a su baño privado.

—¡Como ordene Señor Astral! —Fue la pronta respuesta de las demás. La doncella llamada Sia, fue a realizar lo pedido antes de volver a aquella que la emocionaba aún más. Servir al nuevo Reina.

Yuma sonrió al percibir un olor dulce y delicado. ¿Qué podría ser? Se removió poco a poco de aquella cama, y con pereza se sentó en ella. Tallando uno de sus ojos dio los buenos días.

De pronto se sobresaltó al escuchar pequeños grititos de emoción. Y con vergüenza y pena, descubrió que un sequito de Doncellas le observaba como lo más interesante en el Mundo. Los colores rojos no tardaron en subir, y con rapidez, tomo la sábana blanca para cubrir su desnudes.

¿¡Qué diablos!? ¡¿Dónde estaba Astral?!

Las Doncellas le miraron divertidas y haciendo una reverencia, dieron los buenos días. Yuma quería que la tierra se lo tragara.

Sia, se acercó a él y con delicadeza le acerco aquel delicioso té, para ella, el Señor Yuma no debía si quiera de padecer hambre. Que mejor que ellas para cumplir ese mandato casi divino. Después de todo, ahora no solo se alimentaba a él, sino también al ser que llevaba dentro.

—Señor Yuma, por favor. Beba su té o se enfriara. —Yuma lo tomo apenas asomando sus manos sobre la tela. —Por favor, permítanos prepararlo para el día.

Yuma se sentía más que incómodo. Aquellas Doncellas después de comenzar a desayunar, comenzaron a moverse por la habitación. Una perfecta danza parecían hacer, cada una ocupándose de ciertos aspectos que el ignoraba. Y apenas terminando, le invitaron a salir de la cama. Envolviéndolo en una bata blanca, de esta manera llevándolo al vestidor. Donde la vista que recibió lo sonrojo.

Pues ahora en aquel lugar lleno de prendas, terminaba de arreglarse aquel, al cual llamaban Rey.

Astral después de arreglar una de sus mangas, y de darse un visto bueno. Volteo a ver a su confusa pareja.

—Buenos días. ¿Qué tal dormiste? —Saludo acercándose al menor. Las Doncellas entraron a hacer lo suyo, mirándolos apenas de reojo. No queriendo incomodar más de lo que ya lo hacían.

—Mm nada mal. Gracias... ¿Astral puedo preguntar qué está pasando?

—Por supuesto. Aunque ya lo hiciste. —Menciono lo obvio, a lo que Yuma solo rodo sus ojos en fastidio. —¡Este es tu primer día como Reina! ¡Disfrútalo!

—... —Yuma solo miro por unos segundos más a su pareja, antes de caer en cuenta de lo que decía. ¡Era cierto! —Oh...

—Discúlpame amor. —Astral tomo las manos de Yuma entre las suyas antes de depositar un sin fin de besos como disculpa. —Pero el deber llama. Hubiera preferido ser yo quien te despertara... Pero el tiempo apremia y los deberes no esperan a nadie. Ni si quiera a mí. ¿Puedo saber sí estarás bien en mi ausencia querido?

—... —Yuma suspiró antes de sonreír. —Por supuesto que sí, ¿Por quién me tomas?...

—Bueno...

—No respondas. —Advirtió. —Estaré bien Señor paranoico. Ahora vaya a cumplir con sus deberes que lo acompañare después...

—¿Lo prometes?

—¡Hn! ¡Por supuesto! ¡Yo Yuma siempre cumplo con mis promesas!

Astral sonrió, y depositando un cariñoso beso en los labios del menor. Salió de aquel lugar, dejando a un muy avergonzado Yuma y unas damas emocionadas por tener una historia que contar.

—Mi Señor Yuma, procederé a prepararle un baño. Y después seguiremos a vestirlo. —Dio el plan Sia, a lo que el menor no tuvo más remedio que decir que sí.

***

Astral salió de su habitación con rapidez. Estaba listo para comenzar aquello que dejo rezagado por todo el tumulto de ambos días consecuentes a la llegada de Yuma. Así que, sin más, se dirigió a lo que servía cono su oficina. Un cuarto al lado del salón del trono.

Sirvientes le veían y se inclinaban antes de seguir con sus deberes. Las sirvientas pasaban de igual manera. Astral se sintió feliz. Así que, al llegar, las puertas se abrieron de par en par para él. Ya su asistente estaba esperándolo en el lugar.

Ryo le sonrió tan solo verlo entrar e ir a su lugar asignado. Y con una reverencia comenzó su propia rutina.

—Buenos días mi Señor. ¿Le parece si comenzamos por revisar su agenda y horarios?

—Por favor...

—Bien. El día de hoy y parte del día de ayer llegaron numerosas cartas de cada ciudad y pueblo lejano que deberá revisar. Con esto llegaron informes detallados de lo mismo, solo que la mitad de ellos están dirigidos para el Señor Yuma. Me encargaré de darle un buen resumen después...

—Entiendo... —Menciono Astral al tomar el primer documento en la enorme pila de su escritorio. Comenzando a leerlo.

—Me temo, que el papeleo será su enemigo por un par de días más su Majestad...

—Ya lo creo... —Firmo aquel documento comenzando a formar otra pila de documentos ya revisados y autorizados.

—Al medio día tendrá una audiencia con el líder del pueblo Khale. Y otra más con el secretario de Economía. Debe revisar el presupuesto para los siguientes tres meses. Además de los gastos que han surgido con las nuevas infraestructuras que ya ha mandado levantar.

—Sí, sí... Estoy en ello...

—Alégrese su Majestad, que tiene un breve descanso a las 4 de la tarde. Tiene una cita pendiente con la Reina en el comedor.

—Oh... Por fin algo bueno...

—Pero... —Aquel asistente dio una pausa dramática. —Después de eso, debe revisar los niveles de energía inestables que han estado surgiendo en el Mundo Astral los últimos dos años. No queremos que surja una nueva batalla aún, apenas y nos recuperamos de la anterior gracias a sus Majestades.

—Ajá...

—Seguido de eso. Más informes se le irán trayendo acerca de las nuevas leyes promulgadas. Deberá revisar, perfeccionar y detallarlas para su pronto seguimiento... —El asistente miro de nuevo aquel papel que cargaba y después de una rápida revisión, sonrió. —Y eso sería todo por hoy... Mañana su itinerario será más pesado. Muchos lideres y ciudadanos piden audiencias, así que mañana será mejor estar en el cuarto del trono.

—Está bien... Gracias Ryo.

—Para nada su Majestad. A sus órdenes. —Una reverencia en señal de respeto. —Me retiro para acomodar detalles de la audiencia. Por favor si hay algo que necesite no dude en informarme.

—Puedes retirarte Ryo.

—Sí...Oh y su Majestad. —Aquel asistente le miro antes de salir de aquel lugar. —Muchas Felicidades por su pronto compromiso, espero que me deje después ser el Tutor del futuro príncipe...

—... —Astral sonrió. —Ya lo veremos...

Ryo solo sonrió en respuesta antes de salir a hacer lo antes dicho. Dejando a Astral ocuparse de tanto papeleo.

***

Un documento firmado y otro plenamente rechazado. Un sello en rojo lo dejaba en evidencia. ¿Cuánto ya llevaba haciendo aquello? Un par de horas. Quizá más. Pero como fuera, él ya estaba fastidiado de solo leer, firmar o rechazar propuestas.

Se detuvo por un momento antes de tomar una de las cartas del montón para abrirla. Una felicitación larga fue lo que leyó por al menos cinco minutos. Eso lo hizo sonreír. Ahora Yuma estaba a su lado y su pueblo lo recibía con los brazos abiertos. Una preocupación menos le era quitada de encima. Quizá con un poco más de entrenamiento y asesoría, Yuma estaría listo para comenzar a acompañarlo a dar audiencias y juntas administrativas. Eventos públicos incluidos.

Oh, tan solo la idea le emocionaba.

Aunque se detuvo cuando recordó cierto pequeño gran detalle.

Astral se paró de su escritorio, y levito hasta la puerta escuchando apenas a los guardias que lo custodiaban fuera, decidió que era momento de hacer uno de sus movimientos. Así quizá Yuma estaría más tranquilo después. Y con un pequeño ademán, silencio la habitación. Lo que iba a hacer no necesitaba de oídos ajenos.

Regreso a su escritorio y con otro movimiento de su mano, una esfera de energía apareció frente a él. Y con ello, la nítida imagen de lo que sucedía con los familiares de Yuma.

Podía apreciar cómo es que en pequeños grupos de tres seguían con la búsqueda del menor. Ahora Shark y Kaito incluidos. Eso era una sorpresa, pues ambos ya habían ido a otras escuelas lejanas a continuar sus estudios. (Cosa que Yuma le contó)

Siguió espiando hasta toparse con una preocupada Kotori. Eso le descolocó brevemente.

No era que la odiara o que le cayera mal. Si no que, a veces se las apañaba para atraer naturalmente la atención de Yuma para cosas sin importancia. Era un gran distractor (según él) para el menor. Pero analizando que sería la mejor opción, con un suspiro hizo que aquella ventana comenzara a brillar apenas tenuemente. Y habló...

—¿Kotori-san, puedes oírme? —Comenzó.

La chica peliverde se detuvo en seco. ¿Su mente la estaba engañando?

—¿Kotori-san puedes oírme? —Repitió, esta vez obteniendo la total atención de la joven.

—¿Qué...? ¿Quién es? ¿Dónde estás?

—Kotori soy yo, Astral. —Revelo.

La joven peliverde llevo sus manos a su boca. Estaba impresionada. ¡Era Astral! ¡Su amigo Astral! Aquel que les dejo por al menos dos años, justo ahora se comunicaba con ella. Bendita sea el ser que decidió aparecer, como traído por magia.

—¡Astral!

—Veo que me recuerdas.

—Pero, ¿Qué dices? ¡Por supuesto! Eres un maravilloso amigo y duelista Astral. Jamás me olvidaría de ti. —Expreso la joven haciéndose a un lado del camino. Pues varias personas comenzaron a verla de manera extraña. Solo ella podía escuchar a Astral.

—Me alegra escucharte decir eso Kotori...

—Sí. Me alegra que estés bien. ¿A qué debo tan milagrosa aparición Astral? ¿Pasa algo malo?

—Oh sobre eso. Quiero informarte que Yuma está conmigo. —Soltó de pronto, dejando a Kotori descolocada por un segundo.

—¿Cómo dices?... Astral, ¿Yuma está contigo? ¿Está bien? ¿Paso algo malo? Por favor Astral, dime lo que sepas. —De pronto la peliverde se alteró. Si Astral había aparecido, entonces algo malo debió haber sucedido. Y más si Yuma estaba involucrado en todo eso.

El mayor sonrió, quizá un poco muy perverso (Rasgo que heredo de número 96). Esa era la reacción que necesitaba para lo que seguía. Gracias al cielo que los amigos de Yuma eran así de emocionales y abiertos.

—Calma Kotori... —Su voz, cambiándola a una cansada. —Realmente no paso nada malo, si no que, gracias a la batalla anterior, el Mundo Astral pedía consejo y ayuda a su salvador...

—¡Yuma!

—Sí... Me disculpo enormemente por eso. Pero lo necesitaba urgentemente en mi Mundo. Muchas cosas han cambiado, y necesitaba de su ayuda. Han sido dos largos días de trabajo pesado y constante. Apenas puedo comunicarme contigo. Yuma ha estado trabajando mucho por el bien del Mundo Astral...

—... —Kotori se mostró pensativa. Ajena a lo que la rodeaba. Era verdad. Ninguno de sus amigos y ni siquiera ella pensaron en que pudo haber intervenido un factor externo a la desaparición de Yuma. Solo asumieron, un secuestro o hasta una fuga. Estaban equivocados.

Se sentía furiosa con ella misma. En cierto momento hecho la culpa completamente a su amigo, y vivió en esos días terriblemente angustiada y preocupada. Pero ahora. Él había ido a salvar de nuevo aquel Mundo lejano que tanto necesito de él.

Se sentía egoísta. Fuera de lugar. Ahora tenía unas ganas tremendas de abrazar a Yuma. Era lo menos que podía hacer. Y si Yuma la requería, incluso ella estaba dispuesta a ir a ayudarle.

Astral fue un bello bálsamo que llego justo cuando más lo necesitaban. Kotori estaba agradecida. Realmente la salvo de aquellos sentimientos negativos que la afectaron durante la ausencia de su amigo. Ahora ya sabía su paradero. Y el por qué. Lo único que faltaba era mencionarlo a los demás y con ello. La angustia, preocupación y terror acabarían. Sonrió una vez más, quitando una que otra lagrima que logro colarse de sus ojos y miro al frente decidida.

—Entiendo Astral. Se qué esos problemas no esperan... Yo. —Dio un paso al frete. —Te agradezco que nos hayas dicho. Iré de inmediato a decirle a los demás...

—... —Astral volvió a sonreír de la misma manera, todo salió como se lo propuso. Yuma no debía preocuparse de nada. —Por supuesto Kotori. —Una pausa. —Realmente lo siento, no haberme comunicado con ustedes antes. Fuiste a la primera a la que percibí. Así que por ello entrego el mensaje a ti...

—... —Kotori negó levemente. —No te preocupes Astral. Se que haces lo mejor que puedes para ayudarlo y ayudarnos a todos. Es justo que ahora te devolvamos todo lo que hiciste por nosotros.

—Me dejas más tranquilo Kotori... Pero debo irme ahora. Mi gente me llama...

—Siéntete libre de continuar. Aquí nos haremos cargo de todo. Sobre todo, en la escuela.

—Gracias Kotori, eres muy amable. Me comunicare contigo muy pronto acabemos con esto...

—¡Sí! ¡Gracias Astral! —La peliverde dio una reverencia, la cual fue notada con agrado del mayor, pues era lo que le mostraba aquella ventana.

Un ademán fue suficiente para hacer desaparecer la ventana al Mundo de Yuma. Quitando a la vez, aquel silenciador que antes colocó a la habitación. Y con lentitud y un ánimo mejorado, continuo aquel infierno de papeleo.

O eso pretendía ya que un tímido Yuma se asomaba por aquella puerta.

—¿Puedo pasar?

—Eres Bienvenido donde sea, querido Yuma...

El menor sonrió y se acercó a su "prometido". Dando un beso como saludo, fue donde pregunto lo que harían ahora.

—Pues hay mucho trabajo por hacer como puedes ver. Quizá si logramos avanzar rápido, mucho más pronto podemos regresar a la Tierra. Así que, ¿Qué dices?

—Justo como lo imagine...

—Por cierto. —Astral recordó. —Creí que te vería hasta la comida...

—Sí, pero yo te prometí que estaría a tu lado haciendo nuestros deberes... —Una caricia fue dada al mayor, relajándolo al tacto.

—Es cierto... Lo olvidé...

—Bueno señor responsable. ¿Qué le parece sí continuamos?

—Me parece perfecto... —Astral entonces noto aquellas ropas de colores azules a su "Prometido". —Las Doncellas escogen buenos atuendos... Les pediré que lo hagan más seguido...

—...Mm. mientras sean parecidas a las tuyas estará bien...

—Hecho...

Un beso nuevo nació de ambos amantes. Ahora solo tenían que asegurarse de acabar con el trabajo. Y pronto seguiría el nuevo reto. Volver a la Tierra.

Notas finales:

Adelanto:



Kotori corrió con todo lo que daban sus piernas. No podía creerlo. Astral apreció como la nada misma y acabo con su sufrimiento en una sola frase. "Yuma está Conmigo"



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