— Quiero un bebe — Soltó sin mas, un muchacho de ojos verdosos, con su cabello castaño cayendo por su hombros y con un moño amarrando la parte superior de este. De nombre Eren.
La reacción de sus cónyuges no se hizo esperar.
Uno de ellos escupió su café con leche. Y el otro casi se corta el dedo que sostenía el tomate que picaba. Causado un que una rodaja quedara chueca, una curva entre rodajas de tomate perfectas.
El primero tenia su cabello rubio corto hasta por encima las orejas, y unos ojos azules como el mar. El segundo, con el cabello negro igual de cortó pero con un flequillo, y ojos oscuros llamativos en su piel pálida. Sus nombres eran Armin y Mikasa.
—¡Pero Eren!— Trato de hablar el ojiazul, aun sorprendido — Es una responsabilidad muy grande...
— Lo se, pero no creen que ya es hora detener responsabilidades mas grandes que cocinar, leer y coger —
— Me refiero aque el cuidado de un bebe es una tarea que requiere mucho tiempo — explicó — ¡y yo si tengo responsabilidades mayores!...
— Ahg,¿Tu que opinas Mikasa, mi vida? —Preguntó el pelicastaño.
El nombrado volteó. La sala y cocina eran casi una sola. Divididas por un murito de cerámica, que seria un pequeño comedor.
Mentiría si sabia que hacer, como siempre, quedaba en medió de los caprichos de Eren y la razón de Armin.
— Que Armin tiene razón — Respondió.
— ¿Ves? El siempre me escogerá a ...¡¿Espera que Armin que?! — Exclamó, incrédulo, generalmente Mikasa era quien cumplía sus deseos y peticiones, incluso si fueran tontos o no estaban bajo la aprobación del sello Arlert.
Negaría si no se sintió mal. Pero no se rendiría tan fácilmente.
— Que tiene razón, como siempre. — el joven se sentó al lado del rubio, quien solo sonrío complacido. — Eren, piensalo, un estamos jóvenes , y tenemos planes, ¿ recuerdas?..
—Lo he pensado suficiente, pero por eso somos jóvenes, un bebe no va evitar
que continuemos con nuestros planes—los miro decidido— Se que es un gran paso, y que nada había hecho que quisieratomarlo, quiero compartir esta experiencia con ustedes.
El pelinegro miro enternecido al rubio a su lado, quien se sintió igual, con dudas, pero al final acabo aceptando.
— De acuerdo, entonces... ¿Como lo haremos?
Eren sonrió triunfante.
— He estado investigando, se ha estado buscando la manera de insertar óvulos en hombres. En nuestro caso, al ser un matrimonio trial se busca la formar que el ovulo sea de tres padres, al estilo de los gatos. ¿Que les parece?— explicó el ojiverde emocionado.
Mikasa alzo las cejas, pero no comentó nada.
— Escuche eso en las noticias, pero no pensé que fuera en serio. ¿No que era una hipótesis? — Pregunto Armin, intrigado.
—Parece que la doctora a cargo de la investigación logró algo, por que si no, no lo practicaran en el Hospital Santa Maria.
— ¿Como así? Santa Maria es un hospital de alto prestigio, que no dejarían a un loco realizara practicas medicas basadas en una suposición.... — pensó el rubio, tal vez si funcione — Supongo que no puedo dudar en eso.
— Ya que estamos de acuerdo, podemos ir a ver a la doctora mañana, parece que a ella le gusta atender personalmente a sus pacientes.
— ¿No hay que pedir una cita primero? — preguntó.
— Ya lo hice — Respondió sentándose al lado del rubio acariciando su cabello, aun no le gustaba que se lo hubiera cortado.
— ¿Lo tenias todo planeado, no es así? — Dijo dejándose hacer.
— Puede ser,mi ángel.— se encogió de hombros.
— Iré a terminar el almuerzo.
El pelinegro les dio una pequeña sonrisa. Se sentía aliviado, le gustaba las peleas terminaran así, con Eren acariciando el cabello del ojiazul mientras este leía.
Sabia lo exagerado y dramático que podía hacer Eren, y que Armin no se disculpara al memos que le dieran un buen argumento. El cual no radicaba en darle la razón a Eren. Así sea para calmarlo.
Ya con el almuerzo listo, los tres se sentaron el comedor. La comida quedo excelente , gracias a la experiencia de chef del pelinegro, quien mostró mucho talento en la cocina, en especial en el manejo de los cuchillos. Estudio gastronomía y nutrición. Y trabaja en el restaurante Rose, especial para grandes fiestas y reuniones.
— Entonces ¿ Quien sera el afortunado de llevar a mi hijo en su vientre?— pregunto el ojiverde mientras tomaba agua.
— Yo no — hablo el pelinegro.
— No les basta con que sea el pasivo en todo— dijo Armin, al sentir la mirada de los que eran su pareja.
Eren rodó los ojos.
— ¿Quieren que sea yo quien lo haga? —
— Tu fuiste el inventor, pues si , así es. — dándole una sonrisa el ojiazul.
El pelicastaño esta apunto de hacer un berrinche, pero el ojinegro, hablo con severidad. Ya le estaba causando un dolor de cabeza el asunto.
— Tu vientre, nuestro semen, punto y fin.—
— ¡Mikasa!— exclamo el ojiverde avergonzado.
— Tu falta de tacto es increíble, Mikasa— se expreso, sonrojado el rubio.
Nuestra pareja de a tres termino su almuerzo , para luego ver una película. Mas tarde, ordenaron pizza, ya que el pelinegro no tenia ganas de cocinar, aun no se le pasaba el dolor de cabeza, a pesar de haberse tomado unas pastillas.
A las 8 se acostaron, ya que tenían que madrugar, Santa Maria no quedaba a la vuelta de esquina, y la cita era a las 7:30 am.
El hospital Santa Maria, uno de los mas prestigiosos de Japón, contaba con tres pabellones.
El primero, siendo la entra y salida del lugar, recepción, se hacia cargo:
*Citas.
*Toma de muestras.
* Medicina general.
* Vacunación.
Los tres primeros en el lado izquierdo, y los otros dos en el lado derecho. Los pasillos eran de azul celeste, y con el típico olor a cloro y alcohol.
El segundo, ubicado en el piso 2:
* Prenatal.
*Sala de parto.
*Control.
*Registro.
Los pasillos de color lila, y con un olor a lavada, olvidaría cualquiera que esta en un sitio donde se trata con muerte y enfermedades. Claro, si no te molesta el llanto de los recién nacidos y las madres en labor.
El tercer y ultimo pabellón, en el piso 3, se encargaba:
*Transfusiones.
*Sala de urgencias.
* Cirugía.
*Psiquiatría.
*Rayos x.
*Quimioterapia.
*Otros.
*Experimental.
Los tres jóvenes se encontraban esperando en la recepción. Pues la doctora tuvo un retraso y no llegaría sino a las 8:40.
Eren caminaba de un lado al otro,emocionado. Armin leía uno de los trípticos informativos que encontró por allí, para distraer sus nervios. Y Mikasa solo miraba a un punto fijo.
—¡Muchachos!— Les llamo, una castaña oscuro atado a una coleta floja que permitía que unos mechones estuvieran sueltos, tenia la típica bata blanca, con su nombre bordado en el, y el símbolo de la institución. Algo que también destacaba en la mujer era un vientre abultado.—¡Hola Eren! que bueno verte otra vez, ¿Estos son tus esposos? Que guapos son... Me pueden acompañar por aquí, por favor— Hablo rápido, así que no tuvieron tiempo de cuestionar, la siguieron al ultimo piso, por las escaleras....