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Soltería y alegría, ¡Menuda maravilla! por neka19

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Estacioné el auto y comencé a bajar lentamente de él, tenía una resaca horrible. Eran las dos de la tarde y seguramente mi hermano iba a matarme por llegar a estas horas y no haber avisado.

Caminaba igual que un zombi por el edificio, hasta llegar a la entrada del departamento, abrí lentamente la puerta, teniendo la tonta esperanza de que mi hermano no se diera cuenta y correr rápido a mi cuarto, pero para mi suerte eso no pasó, en cambio, Kenneth estaba sentado en el sillón enfrente de mí mirándome muy molesto.

—Hola, lindo hermanito— Le dije de una forma muy cariñosa para que no me comenzara a gritar.

—Samuel, ¡¿Crees que éstas son horas para llegar a casa y no haber avisado?! 

<< Aquí vamos. >>

Comenzó a darme un sermón por un largo rato y yo solo pedía disculpas y asentía con la cabeza; odiaba cuando mi hermano se comportaba igual a nuestro padre o peor que él, pero no iba a ponerme a discutir con Kenneth. Mi cabeza dolía demasiado así que simplemente asentía y trataba de olvidar el mal momento, además no quería que mi hermano se enterara de que tenía un malestar horrible en la cabeza, porque seguramente me hará un escándalo aún más grande y lo tendría gritándome al menos unas horas más.

—Kenny, de verdad ¡Lo siento! Tomé un poquito de alcohol, por lo que no podía llegar a la casa en auto, ¿Acaso querías que lleven a tu hermano menor a la cárcel? Además, pasé una noche espantosa, me dejaron plantado y un viejo verde trato de ligar conmigo lo cual fue horrible, no seas tan cruel conmigo. —Mi hermano me seguía mirando molesto.

—No me importa que llegues a casa en la noche, lo único que te pido es que me avises, ¿Tanto te cuesta ese simple acto de mandar un mensaje?

—Bueno— Suspiré. —Realmente no he cogido el celular desde lo sucedido con Eric.— Miré a otro lado nervioso —No he querido saber nada de él y de sus tontas explicaciones de lo que ocurrió ese día, así que lo he mantenido apagado hasta ahora para no ver sus mensajes y llamadas perdidas.— Mi hermano me miró serio. 

Yo tenía mucho miedo de perdonar a Eric, ya que si comenzaba a decir que se había equivocado al serme infiel y trata de volver conmigo porque me ama, yo seguramente regresaría como un idiota total, olvidando todo lo sucedido…

—Samy, pásame tu celular— Me dijo mi hermano con tranquilidad —Yo lo veré por ti y si encuentro algún mensaje lo borraré, así no tendrás que verlo, ¿Qué opinas?

No era una mala idea, así que corrí a mi pieza y le pasé el celular a mi hermano, Kenny lo encendió y se quedó mirándolo un largo rato. No estaba haciendo nada y solo observaba la pantalla.

« ¿Por qué no hacía nada? Debería de haber estado moviendo los dedos para borrar los mensajes.»

—Kenny, ¿Qué pasa?—Le pregunté inquieto —Pásame mi celular. — Iba a quitárselo cuando él lo apartó bruscamente. Aquello me alteró un poco —Kenneth, ¡Pásame el celular!

—No lo haré. —Me miró enojado. 

¿Qué le sucedía?

Me abalancé casi encima de él y comenzamos a forcejear por el celular, después de empujones y golpes, logré quitarle el aparato de la mano y me aparté enseguida de él, lo desbloqueé de inmediato y miré a la pantalla.

—Samy...— Mi hermano se me acercó triste. Nunca debió de haber permitido que se lo quitara, ya que mi pecho no paraba de doler.

—Ya ni siquiera me sorprende. — Dije casi resignado.

No había absolutamente nada, ningún mensaje, ninguna llamada perdida, absolutamente nada. Lo mío con Eric realmente se había ido directo a la basura y lo peor de todo es que aún con todo eso, me costaba aceptar que él ya no me amaba. 

Toda mi vida creí en un cuento de amor verdadero y el “felices por siempre”. Pero aquel hijo de puta me había traicionado, nunca se lo perdonaría, ¡Nunca!

—Samy, ése hombre realmente no valía la pena. Es mejor de este modo. — Me decía Kenny para intentar subirme el ánimo, pero yo ya estaba al borde de la cólera, ése hombre sólo me sedujo para hacerme la vida completamente infeliz.

— ¡Maldito bastardo!, ¡Apareciste sólo para arruinarme la existencia! —Kenneth me miró asustado y yo lancé el celular esperando que chocara contra la muralla, pero como tengo una puntería de un hombre ciego que se droga, mi amado celular se estrelló contra la ventana y voló por los cielos para luego estrellarse directo en el suelo de un sexto piso — ¡Mi celular!— Corrí en dirección a lo que quedaba de ventana y miré asustado abajo. Quedé pasmando al ver como un camión pasaba arriba del aparato — ¡¡NO!! Han asesinado a mi bebé.

—Mi ventana…— Mi hermano miraba espantado el tragaluz, el cual tenía un agujero enorme. 

Eso me pasó por ser tan impulsivo, me lamenté y reprendí mentalmente.

Después de sufrir por mi querido aparato tecnológico e ir a buscarlo en medio de la calle para darle un entierro de reyes, que se refiere a tirarlo a la basura, mi hermano volvió a darme un sermón por un largo rato, ya que aparte se había molestado por lo de la ventana. Ni siquiera le importaba que yo me haya quedado sin un celular, él solo quería reprenderme. 

—Kenny, tengo hambre. —Intenté distraerlo para que dejara de hablar, aunque no era del todo mentira, ya que no había comido en todo el día.

—Tch…, me rompes una ventana y aparte te tengo que alimentar, creo que te estas aprovechando de mi amabilidad. 

¡Ja! No sé de qué amabilidad me hablaba... Aunque sí me había aprovechado un poco de él... pero como es mi hermano mayor está obligado a aguantarme, lo dicen las reglas de la familia.

Mi hermano fue a buscarme algo comestible resignado. Unos segundos después tocaron la puerta del departamento.

—Samy, ¿Puedes ir a ver quién es?— Pidió mi hermano mientras calentaba comida congelada que había encontrado en la nevera. Me dirigí hacia allá con toda la pereza.

— ¿Quién es?— Pregunté por el citófono inalámbrico

— ¡Samy, ábreme la puerta! — Era Tristán. 

Realmente quería asesinarlo por darme semejantes citas al borde de lo absurdo.

Le abrí la puerta y entró muy contento, mientras que yo quería cometer un homicidio ahí mismo.

–Hola Tristán— Dijo mi hermano mientras se acercaba con algo de comida para mí, por la cual le agradecí rápido para después y literalmente engullirla.

–Vaya, Samy, ¿Acaso no has comido nada?— Lo miré molesto. — Te estuve llamando casi toda la noche de ayer, pero tenías el celular apagado y fue imposible comunicarme contigo.

—Lo sé, mi hermano ya me regañó por eso y, ¿Para qué me llamabas?— Le pregunté para volver a embuchar la comida en mi boca.

—Alex me mandó un mensaje para cancelar la cita y tener otra la próxima semana ¿Te gustaría volver a intentarlo con él?—Me preguntó emocionado.

Me quede pensativo ante la propuesta de Tris. Lo mío con Eric se había acabado totalmente, así que no encontraba ningún pretexto, para no intentar tener amantes por montones y pasarla de maravilla, aunque últimamente mis citas habían sido un total fracaso y ni siquiera he tenido un mísero beso. 

¡Pero no iba a desfallecer! Eric no me iba a seguir arruinando la vida, conseguiría a un súper hombre y se lo refregaría en la cara al maldito infeliz y que él se quede con ese feo niñato operado, porque yo me conseguiré un hermoso príncipe azul, ¡Y viviremos felices por siempre!

— ¡Tendré otra cita con Alex!— Le dije decidido a Tristán. Kenny me miró sorprendido, seguramente pensó que no me atrevería a volver a intentarlo, lo malo es que la cita seria para la próxima semana, así que para pasar el rato Tristán comenzó a buscar nuevas citas para ésta misma noche.

—Ése tipo se ve bastante bien. — Dije al ver la fotografía de un hombre sonriente con aspecto maduro. Mi hermano se había ido a ver películas mientras nosotros buscábamos un poco de testosterona para pasar la noche.

—Parece un psicópata y realmente es mejor evitar a los psicópatas porque son los peores…— No quería ni imaginar todos los tipos que ha tenido Tristán, él ya era todo un experto en seducir y llevar a la cama a los hombres.

—Tristán, ¿Cómo lo haces para acostarte con hombres con tanta facilidad?—Mi hermano detuvo la película y me miro atónito desde el comedor — ¡¿Qué?! Ni que fuera virgen para que te molestara. — Me miró molesto y volvió a ver la película, aunque él diga que quiere que yo vaya ligando con hombres por ahí, sigue siendo demasiado protector conmigo.

—A ver…creo que el secreto es no hablar e ir directo al acto. — Dijo Tristán serio.

— ¡¿Cómo puede ser ese tu consejo Tristán?! Yo no podría acostarme con un hombre del cual no sepa ni siquiera el nombre.

—Por eso es que no has tenido sexo con ninguno hasta ahora. — Aquello me molesto bastante. —Samy, tienes que ser más relajado, ¿De qué te sirve saber su nombre si no lo vas a volver a ver? Estoy seguro que piensas más en la personalidad de la persona y no en lo que tiene en la entrepierna 

Bueno en eso tenía mucha razón, quizás es mi culpa por ser tan romántico.

Al final terminé en una cita con un hombre llamado Andrés de veintiséis años y de aspecto bastante agradable, tenía un historial bastante bueno, trabajaba como pediatra y era soltero (algo casi obvio si estás buscando a alguien), vive en un departamento cerca de aquí, así que podía irme caminando y no sufrir como las anteriores veces, las cuales eran: tomar un autobús porque alguien te roba el taxi y no poder conducir porque estás completamente ebrio, así que eso era perfecto.

Estaba aprendiendo de mis experiencias previas.

Kenny tenía un celular extra, así que me lo presto para notificarle si no llegaba al departamento en la noche, cosa que esperaba con muchas ansias que sucediera. ¡Noche de sexo por favor ven a mí!

Tristán se tuvo que ir a su casa, ya que al día siguiente tenía que trabajar muy temprano (Un evento de moda, seguramente) y como yo tenía todavía días libres en mi trabajo, podía gozar lo que yo quisiera y tener mis noches de felicidad.

La hora llegó y me adentré al edificio, que no era la gran cosa, una estructura simple sin nada fuera de lo común. Y consiguiendo por fin, me puse al frente de la puerta con el número 300 y golpeé suave para avisar que ya había llegado. Estaba realmente nervioso.

La puerta se abrió de golpe y yo me asusté bastante.

— ¿Tú eres Samuel?– Me dijo sonriente un hombre un poco alto, de cabello castaño, tenía la voz muy dulce y acogedora, tal vez era porque siempre se relacionaba con niños. Aquello me relajó bastante.

—Sí, un gusto Andrés— No era tan guapo como Walter pero se veía muy agradable. Iba a avanzar un poco para saludarle cuando él me detuvo y entonces reparé en que llevaba puestos guantes blancos.

—Detente un momento, lindo, ¿Puedes primero quitarte los zapatos y ponerte estas zapatillas?—Parecían estar hechas de gasa y como no quise hacer problema, me quite los zapatos y me puse esas cosas en los pies —Ten ponte esto en las manos, no queremos contagiarnos con algo, ¿Verdad?— Era desinfectante para las manos, ya lo encontraba un poco raro —Y déjame rociarte con esto, Samuel— Comenzó a pasarme por todo el cuerpo desinfectante en aerosol —Bien, ya estás listo, puedes pasar.

Estaba prácticamente bañado en desinfectante, pero intentaba con el dolor de mi alma seguir el consejo de Tristán y pensar en lo que Andrés tenía en su entrepierna y no en su fetiche con los desinfectantes.

—Tu departamento es muy bonito y aterradoramente limpio— Era extremadamente blanco, todo era de ese color, hasta el televisor.

—Es que así me doy cuenta cuando algo está sucio, los gérmenes son algo realmente espeluznante. — No podía creer mi desdicha, este hombre tenía misofobia. Ahora me estoy relacionando con un obsesivo compulsivo por la limpieza. —Samuel… tú ya no traes gérmenes contigo, ¿Verdad? — Me puso contra la muralla y acerco su cara a la mía de forma muy seductora, pude sentir su respiración demasiado cerca. Aquello me excitaba de sobremanera, pero él seguía mirándome sin hacer nada 

« ¡Bésame hombre! »

Iba a acercarme un poco a él pero se apartó rápido.

–¿Ah? — ¿Éste tipo me acababa de rechazar?

—Sam, ¿Por qué no mejor vas a ducharte, te limpias bien y después de eso disfrutaremos de una noche de pasión?, ¿Qué opinas?— Sonrió, yo asentí rápido y fui corriendo al baño para ducharme. Realmente estaba desesperado por tener sexo, así que ya me daba igual hacerlo con un obsesivo compulsivo. Me demoré casi media hora en la ducha, debido a que quería estar presentable. Salí con la toalla puesta en la cintura muy sensualmente, cuando vi que él estaba desinfectando su cama.

—Andrés. — Le dije para que me prestara atención, él se dio vuelta y me quedó mirando con una cara de espanto casi como si viese a un fantasma.

« ¿Qué le pasaba?, ¿Tan mal estaba? Había subido un poco de peso por tanto helado, pero nunca pensé que se notara tanto.»

—No te limpiaste correctamente. — Me dijo, casi molesto.

— ¿Cómo?— Pero si brillaba de lo limpio que estaba.

— ¡Estuviste menos de una hora en la ducha!, ¿Cómo quieres que te toque si estas sucio?— Comenzó a gritarme.

— ¿Sucio?, ¿Acaso realmente perdiste la cabeza?, ¿Cómo planeas que este más de una hora en la ducha? Me hubiese convertido en una pasa de uva y no hubiera sido para nada sensual verme así.

—No me interesa tu físico, lo único que me importa es que estés limpio y como no lo he logrado contigo, quiero que te vayas de esta casa. — Me dijo con una rabia muy intensa.

— ¡Con gusto me voy de tu asquerosa casa, espero haberte pegado todos mis gérmenes!— Sentí como agarró fuerte mi brazo y me arrastró hasta la salida, para luego cerrarme la puerta de golpe, dejándome solo en el pasillo y con solo una toalla puesta — ¡Oye, te quedaste con mi ropa!– Comencé a sacudir fuerte la puerta, él la abrió enojado y me lanza la ropa directo a la cara.

 Él si tenía buena puntería.

—Quédate con la toalla, ya que está infectada por ti. — Me volvió a cerrar la puerta.

— ¡Mejor para mí!, ¡Toalla gratis!— Le grité enojado, 

Anteriormente había conocido a misofobos pero este se excedía de todo; miré a todos lados ya que me encontraba en medio de un pasillo lleno de habitaciones a mí alrededor y le rezaba a todos los dioses que nadie saliera de su departamento, y me viera en ése estado.

Me estaba poniendo el bóxer a una velocidad sobrehumana cuando escuche una discusión en un cuarto cercano.

 Parece que en este edificio son bastante comunes las peleas.

— ¡Eres un infiel Calvin!— Se escuchó gritar a una mujer – ¡Vete de mi casa ahora!, ¡Te odio!, ¡Realmente te odio!— La puerta se abrió y salió un hombre molesto; yo me puse blanco del pánico ya que estaba casi desnudo en el pasillo.

— ¡Estás loca Beatriz!— Le gritó el hombre y ella le cerró la puerta muy molesta – ¡Tch! Eso me pasa por ligar con mujeres desesperadas. — Se dio vuelta y se quedó mirándome fijamente.

Hubo un silencio profundo... Tierra, trágame.

— ¿Qué estás haciendo?— Me dijo con una voz ronca la cual me era muy familiar. Espera. Ése hombre me era bastante conocido. Lo miré de arriba abajo una y otra vez.

— ¡Tú! — Le grité hecho furia. — ¡Eres el bastardo que se robó mi taxi!

— ¿Ah?— Él me miro atónito, mientras que yo pensaba hacerlo pagar de la forma más terrible por robarse algo mío.El hermoso destino volvia a estar de mi lado. 

 


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