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FEARLESS por Rayn Hiwatari Kon

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Notas del capitulo:

¡YEY! Actualizando nuevamente owo, traté de no tardar tanto como la última vez, a ver si puedo verlos por aquí cada 15 días sino puedo vernir semanalmente.

¡Ahora tendré examenes de nuevo @@! además de que estoy perdiendo un poco el hilo de mi historia, sin contar que se vuelve posiblemente tedioso para los lectores, pero es que se me ocurrió montarlo como si fuese una de las tantas sagas del anime u,u

En fin, a ver si les traigo un especial de Halloween y de navidad, pero no en el fic, por separado n,n

¡Espero que les guste este episodio!

 

 

 

 

 

 

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FEARLESS

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Cap. 5. Timeless

-Esto no puede estar pasándome…-musitó el rubio mientras que sacaba un nuevo cigarro de la cajetilla y lo llevaba a sus labios, con las piernas cruzadas y sentado sobre la cama, recargando su espalda en ‘algo’ mientras que comenzaba a buscar su encendedor-¿Podrías dejar de mover tu cola?... Me estoy desesperando.

Aquel tono sonó molesto, más el peli verde tampoco estaba del mejor humor que pudiese decirse, por lo que volvió el rabillo de su ojo a la diestra, cruzándose con aquel ojo descubierto que poseía el mismo hastío que él.

-Pues lástima por ti, es un acto de reflejo y-extendiendo su sonrisa cínica-yo no puedo detenerlo.

-¿Es qué quieres pelea, Marimo de Mierda…?-repeló desenvolviendo sus piernas de la antigua posición tomada, terminando de encender su cigarro, que casi culmina con la primera bocanada

-Por mí, encantado-buscando sus katanas en su cintura; pero, tras tantear alterado más de una ocasión, cayó en la conclusión de que no estaban-¡¿Dónde…?!-No podía…no recordaba habérselas quitado. ¡¡¡Wadou Ichimonji!!!

Se levantó de golpe comenzando a rastrear por cada sitio en el que estuvo sus amadas espadas, pero parecía no encontrarlas por ningún sitio; Sanji lo observó estupefacto antes de fruncir su ceño, pues no comprendía como es que le tenía tanta estima a un montón de metal. Tenía en cuenta que una de ellas le perteneció alguna vez a una hermosa dama, pero ¿era ésta tan importante como para perder su cordura, porte e imagen brusca sólo por no tenerla a su lado…?

Sentía un extraño y profundo coraje, mas al caer en cuenta de ello, él mismo se sorprendió.

‘Tal vez es por ver que desperdicia una vida por cuidar esas cosas…’ se repetía mentalmente hasta convencerse de sus propias palabras.

Rodó su ojo hacia la derecha, apretando las sábanas debajo de sus manos por no encontrar alguna excusa creíble ante aquel enfado, cayendo en cuenta que las tres Katanas del espadachín yacían recostadas sobre el mueble de noche para que no se desplomasen sobre la alfombra.

Por ello, extendió sus manos para atraparlas, sintiendo lo pesadas que eran y dejando en su mente la incógnita de cómo podía cargar con ello todos los días atado en su cadera, encarando el cuerpo moreno que se desplazaba desesperado de un rincón a otro, dándole la espalda, sonriendo por lo gracioso que era ver al temido espadachín con una atractiva y felpuda colita brotando de alguna parte de su cuer…po…

La imaginación que tenía era demasiado extensa, además de la curiosidad que sentía al tratar de saber exactamente de donde rayos salía aquel accesorio; de las orejas no había mayor problema, se perdían entre la cabellera verdosa, pero su cola…no parecía salir de alguna parte de su trasero, posiblemente estaba un poco mas arriba. Ó…bien podía…

-¡HEY! ¡Sirve de algo y ayúdame a buscar mis Katanas!-El silencio y los mismos pensamientos de Sanji fueron interrumpidos por la atronadora voz de Zoro, quien no se molestaba siquiera en volverse a su compañero de cuarto, empeñado en darle la espalda, haciéndole sentir ofendido.

De la nada, un sonido seco y sonoro retumbó por toda la habitación, causado ante el impacto entre el zapato del cocinero y el cráneo del espadachín, avivando la furia del segundo tras haber bajado sus orejas en signo de debilidad. Tomó ventaja de su cola, enrollando ésta en la otra pierna de Sanji, jalando y obligándole a trastabillar por perder el equilibrio, dándole tiempo para volverse a él y encararle directamente, encontrándose con una molesta pero victoriosa mirada de su parte.

-Al fin volteas, cabeza de pasto-le tendió las katanas con una de sus manos tomándose de la cadera, ocultando su globo ocular debajo del párpado, mostrándole a su compañero la pose indignada-Toma, las dejaste cerca de la cama.

Ahora Zoro no sabía que contestar exactamente.

Posiblemente Sanji tenía razones por haberse enfadado: le golpeó aún habiendo encontrado sus espadas y, además…Sonrió para sí mismo, extendiendo su mano y atrapando con ésta las armas, mostrando una facilidad que hizo torcer los labios al cocinero, posiblemente porque a él le costaba cargarlas con ambas manos.

Las ató a su cintura prometiendo para sí mismo el no volver a ser descuidado con ellas, girándose a su compañero y volviendo a embozar aquella sonrisa de superioridad que dejó inconforme e ignorante al rubio.

-¿Qué?-dijo desafiante, exigiéndole que le diese una explicación de porque lo observaba tan penetrantemente.

-No sabía que te enojaras porque no te pongo atención-

Las mejillas del rubio se tornaron carmesí, por lo que una sonrisa triunfal se asomó de los labios del peli verde al lograr su objetivo.

-¡¡Si serás imbécil, Marimo!!

Un par de minutos mas tarde, la puerta se abría con cautela y lentitud, con cuatro figuras curiosas asomándose por la esquina, ya que habían tocado miles de veces y nadie parecía contestar a los llamados.

Tras la misma, el sonido de los sablazos y patadas que cortaban el aire y la tensión llegaron a los oídos del capitán y su hermano, el artillero y el pequeño renito, los cuales no dudaron en terminar de revelar lo que había en su interior, observando la batalla campal que se sostenía entre el espadachín y el cocinero, dejando la mayor parte del cuarto desordenado o al borde de dejarlo absolutamente destrozado.

El miedo recorrió la espalda de Chopper, quien se ocultó tras las piernas de Luffy junto con Ussop, permitiéndole a ambos peli negros observar todo con mayor atención.

La llama de batalla que habitaba en el impulsivo sombrero de paja se vio encendida y se habría unido a la lucha de no ser porque Ace lo jaló del cuello de la camisa, impidiéndole dejarse llevar por su espíritu de batalla; pero Luffy no muy contento frunció un poco el seño y bajó sus orejitas encaprichado, aumentando el esfuerzo de su hermano para no cumplir su capricho.

-¡¡Pero yo…!!

Estaba a punto de alegar, pero su voz murió antes de terminar de emanar por el símbolo de silencio que hizo el mayor, aceptando a pataletas y cruzando tanto sus brazos como piernas, pensando que tal vez sólo quería llevarse lo mejor del combate.

-Lamento interrumpir-Ace habló, pero parecía que ninguno de los dos les ponía la más mínima atención, rascando su corta cabellera azabache, ignorando las tres curiosas miradas que no dejaban de observarle curiosamente, esperando a ver su próximo movimiento. Lo más probable es que los atacara para que tanto el cocinero como el espadachín le escucharan.

-Yo me encargaré de ello, comandante-san

Los tres menores miembros de la tripulación de los sombrero de paja, aunándose a ellos uno de los comandantes de la tripulación de Barba Blanca, retiraron sus curiosos ojos de la escena para encarar a la hermosa mujer cuyos cabellos ébano intentaban cubrir las orbes azuladas celosamente, llevando una mano para colocar los mismos de vuelta a su sitio.

En tales momentos, las graciosas y gatunas orejas de Robin estaban a la vista de todos, mientras que la esponjosa cola, tal como la de Luffy, Zoro o Ussop se meneaba entretenida; dándoles a entender que, por la misteriosa y divertida mirada que la dama dirigía a sus compañeros, maquinaba algo en su mente.

-Espadachín-san, Cocinero-san-acercándose un poco, haciendo que, por reflejo, Sanji volviera su mirada enamorada a tan preciosa Venus-lamento si interrumpo su pelea, pero parece que Capitán-san desea decirles algo; y, encima-elevando ante todos el libro de pasta dura y rojiza que había pasado desapercibido-hay algo que todos necesitan saber.

 

 

El salón del trono había quedado desierto tras la partida de los invitados, dejando a dos entes perdidas entre el esplendor de las joyas y tocados decorando el ambiente.

Las antorchas mantenían los escasos indicios de luz en la estancia, apreciándose las sombras de la esbelta y joven figura del rey en turno.

Su vista no se atrevía a ser alzada. La melancolía y los recuerdos de una triste despedida acudían como bombas a su mente…al día en que su hermano lo había abandonado, mismo en que la vida pacífica y alegre que tenía comenzó a tornarse en la peor de sus pesadillas; y misma en la que pensó que nunca volvería a tener frente a sí a tan mentiroso, encantador y seductor hombre.

 

******************

-¿En verdad tienes que marcharte, hermano?

Una pequeña criaturita de grandes y hermosos ojitos púrpura tiraba insistentemente de la camisa de la persona situada a su costado, misma que se inclinó hasta él para acariciarle la cabecita cariñosamente, sonriendo con deleite al ver que su hermanito bajaba las pequeñas orejitas, arrimándose cuanto pudo a los dedos cálidos y protectores, pues no tenía idea de cuanto tiempo tenía que transcurrir para volverlo a ver.

-Lo siento, Ritsuka-una voz varonil y calmada contestó ante el rostro triste que mostraba el niño-es mi deber como sucesor del rey, contraer matrimonio para mantener la paz y buenas relaciones comerciales entre Gaia y Vayu, lo sabes bien. Por ello mismo mi padre me comprometió hacía años. Es mi deber convertirme el rey de tales tierras, como tu destino regular la paz en nuestro hogar.

-¡Pero no quiero!-negó incesantemente, con sus orbes al borde de cristalinas lágrimas-¡Quiero que sigas aquí, hermano! ¡Tú y…!

Detuvo sus palabras para tomarlo de las ropas y asomarse curiosa y tiernamente por uno de sus costados, ruborizándose dulcemente al encontrar a un hombre de aproximadamente diecisiete o dieciocho años; cuyas hebras rubias rozaban los hombros de su dueño, carente de los accesorios que tanto él como su hermano aún llevaban encima; pozos azulados, fríos como el mismo clima invernal, amenazadoramente atractivos, y misteriosos, invitando a ser descubiertos por aquel que se atreviese a romper la barrera que había formulado por su propia persona; ataviado con elegantes vestiduras y reforzando su apariencia con gafas de fondo purpúreo y un cigarro sostenido entre sus labios.

Seimei mostró una sonrisa fraternal al ver que Ritsuka perdió su atención por él y la había dirigido completamente a Soubi, el guardaespaldas y fiel lacayo que le fue asignado en su nacimiento; tal y como algún desconocido ente le fue encomendado al niño.

-Veo que tampoco quieres que se vaya Soubi-kun, ¿Verdad?-Sabía lo apenado que se había tornado, pues optó tan sólo en bajar la cabeza y asentir-En verdad, lo siento, hermanito…-Se hincó frente suyo y estrujó con un abrazo al futuro y pequeño Rey de Vayu, no escapándosele los detalles de resistencia que intentaba ocultar-es mi deber y lo sabes.

-Si, lo se…

¿Qué más daba? Pese a intentar con toda su alma retenerlo, siempre tuvo presente que nada podía parar a Seimei, menos cuando se trataba de la paz y seguridad de los reinos.

-Entonces ahórrame la frustración y culpabilidad antes de irme. Regálale una última sonrisa a tu hermano mayor-Ritsuka, tan obediente como era, asintió, limpiándose las lágrimas con descuido y acatando la petición-¡ese es mi hermanito!

Le revolvió un poco la cabellera antes de ponerse de pie, pasando de largo a quien fuese su esclavo y perdiéndose la enorme puerta; pero el rubio aún seguía ahí…no se movió ni un céntimo, extraño considerando que jamás se separaba de su amo pese a que tratara de una orden.

-¿Soubi-san?-la tierna voz de Rit-chan parecía haber sido pasada por alto, pero era sólo su impresión propia.

De un momento a otro sintió como aquella atractiva y enigmática figura le sostenía en brazos cual si se tratara de un muñequito de trapo, acunándolo en su pecho, acelerándose el pulso del gatito.

Si bien, ya había hecho eso antes, lo tomó por sorpresa, pues el suceso no estaba contemplado en lo que consideraba normal.

Pero no fue nada a lo que le siguió.

De un segundo a otro sintió como su pequeño e infantil trasero de nueve escasos años de edad era apretado por la mano ajena, pero sin darle tiempo de si quiera reaccionar, ya que al entreabrir un poco sus labios, la boca de Soubi se vio dominándolo…tensando cada músculo de su cuerpecito, estático, incrédulo…

Tal como todo había comenzado, terminó; pues al recobrarse de la estupefacción en la que se hundió gracias a la serie de acciones que el mayor tuvo para con él, no había absolutamente nadie a su alrededor. Sólo le restaba el aroma de su hermano y el sabor de la nicotina en los labios, recuerdo mismo que le dejó Soubi, apoderándose de su mente a partir de entonces.

***********

 

Por supuesto, jamás cruzó por sus ideas la posibilidad de encontrarlo nuevamente. Había perdido toda esperanza tras la noticia que comunicaba la muerte de Seimei y desaparición de su guardaespaldas…siempre creyó que lo asesinaron y no hallaban pruebas de ello; pero ahora su exhaustiva presencia volvía para abrumarlo y traer de lleno todo recuerdo del pasado a la actualidad.

Lo que le extrañaba eran las sonrisas, los cariños y coqueteos que podía distinguir a leguas…posiblemente era al verlo crecido; pero, a pesar de todo la diferencia de edades seguía siendo descomunal: Soubi ya era un veinteañero, maduro y apuesto mientras que él se encontraba a finales de su niñez, en flor de sus 12 añitos de edad.

-Me alegra verte de nuevo, Ritsuka-El sirviente se dio lujo de romper el ambiente incómodo y callado que se había montado, clavando sus orbes en la nerviosa y trémula espaldita, llegando a ésta en cuestión de segundos, aumentando su sonrisa al verlo estremecerse por cada paso dado, envolviendo con un abrazo la estrecha figurita, sabiendo muy bien que aún causaba desvaríos en el minino que parecía guardarse los deseos de suspirar.

-¿Por qué haz venido, Soubi? Si tanto deseabas verme, ¿Por qué no acudiste a mí tras la muerte de Seimei? Yo…-ahogando sus palabras, pues la boca se le secó al ser volteado y enfrentar los seductores ojos que le impedían concentrarse-Yo…te…

-Á caso piensas decirme que me extrañaba, ¿Mi Rey?

-No…no iba a decir…tal…cosa…-y aunque lo fuese, su orgullo le impedía aceptar el detalle-Quiero que me digas si viste quien mató a Seimei.

-Me temo que no, amo…-Tomó una manita ajena, observando como le intentaba reprochar con la mirada, aunque la sorpresa no pasó desapercibida por la última palabra-Puedo asegurarle que no vi quién fue.

-¿Es qué no permaneciste a su lado como debías?-prefirió dejar a un lado aquel detalle, por ahora quería sólo centrarse en el amargo recuerdo que ocurrió hace casi dos años-

-Fue un ataque nocturno, no recuerdo nada-mintió, aunque sus palabras parecían verdades a oídos ingenuos del hermoso minino-Sólo recuerdo que el amo me confió su último deseo a mí.

-¿Su último deseo…?

-Pertenecerle a su hermoso hermano…-afilando sus ojos para sentir como aquel cuerpecito se sacudía-ser suyo…

-No… ¡NO PUEDE SER!-negó entre incrédulo y apenado, intentando soltarse, pero era incapaz. El guardaespaldas tenía una fuerza muy superior a la suya.

-La persona que comparte su destino no se ha presentado a sus ojos, Ritsuka-san…-entrelazando los finos y suaves deditos de la pequeña mano con la propia, elevándola a la altura de sus labios y lamiéndola, complacido de saber que la respiración de su rey se aceleraba y el cuerpo reaccionaba, tanto bajando las felpudas orejas como llevando toda la sangre del cuerpo a las mejillas-Él estaba preocupado…por eso, yo, BELOVED, de pertenezco ahora a…

-No lo digas…-pidió entre abochornado y dolido, escuchar su nombre real le hería… ¿Cómo es que alguien podía ser destinado con tal palabra desde antes de su nacimiento?

-Como ordene, mi señor…-susurró llevando sus labios desde la muñeca hasta mas arriba, consiente de que la piel de Ritsuka se erizaba por cada roce-haré todo lo que usted me ordene de ahora en adelante.

-Detesto dar órdenes…-su voz apenas pendía de un hilo de voz, era comprensible pues nadie osaba en tocarlo sin pedírselo previamente; y ahora llegaba el rubio y no dejaba de llenarlo con cariños que, para un niño como él, eran desesperadamente sensuales

-Verás que te acostumbras, Ritsuka...

-Yo…Sou…Soubi…-temblando y bajando un poco mas sus orejitas, tratando de apartar su mano con tan pocos esfuerzos que pareciera seguir disfrutando las atenciones y besos ajenos, pero demasiado orgulloso para llegar a aceptarlo-Ace…-el nombre ajeno a ambos hizo que los labios del mayor se detuvieran, alzando su mirada para encarar tan angelical vista-¿Ace-san también tiene nombre…?

-Eso parece-afirmó sin soltarle-Tanto él como el resto de la curiosa tripulación que llegó a tu país tienen un destino ligado a nuestro mundo.

La mirada baja de Ritsuka llamó su atención, pues el menor parecía incapaz de aceptar siquiera la idea.

-Puede que sean tan poderosos como el legendario Rey de los Piratas, pero no quiero que sigan aquí…-la angustia adornaba aquellas orbes que se habían mostrado molestas cuando quiso decirles que no se metieran-ellos no pintan nada en ésta guerra...

 

 

~ ¡¡¡ROBIN-CHWAN!!! ¡¡¡QUE HERMOSA, TE PREOCUPAS POR MÍ!!!-Sanji detuvo de un segundo a otro la discusión que había comenzado con el espadachín, llegando con un remolino de corazones hasta la doncella que atinó a sonreírle con gracia y aprecio, mismo que desagradaban al peli verde, resignado a continuar su combate; pues, cuando una mujer se cruzaba en el campo de visión del cocinero pervertido, lo demás desaparecía.

Alzó la vista cuando Wadou Ichimonji regresó a su vaina, encontrando los felinos y místicos ojos de la arqueóloga fijos en él.

No entendía por que le observaba pero aquello lo molestaba bastante, sabía que no era la primera ni sería la última ocasión que lo hiciera; ¡pero le crispaba los nervios! Perdía el control cuando tenían aquel intercambio de ideas silenciosas que terminaba por no entender.

Era hermosa y, con toda la pesadez de su alma, debía aceptarlo; pero el que le aceptara como nakama y parte de su familia no significaba que tuviese confianza plenamente en ella…sospechaba que quedaban cosas que aún les ocultaba y no estaba seguro si al descubrirlo fuese algo bueno o malo....

Su sonrisa volvió a enfadarle, frunciendo el ceño al tiempo que se acercaba lentamente hasta donde los demás, pasando de largo a Robin y quedando a la altura de su capitán. Ahora ya no sabía que le molestaba más: si ver a la morena con aquellas sonrisas y miradas misteriosas ó soportar los panchos que Sanji montaba cada vez que veía a las muchachas.

-¿Qué pasa que todos vinieron a molestar?-cuestionó irritado, bajando la vista antes de sentir los brazos de goma de Luffy envolverle el torso, saltando nuevamente una vena de su sien. No estaba de humor para los juegos del pequeño.

-¡Queríamos jugar!-contestó el capitán simple, sencilla y alegremente a su primer oficial-Y pensamos que tu y Sanji también querrían divertirse un rato

-Ya vez que nos entretuvimos mucho sin la interrupción de la arpía cerca-señalando el interior, siendo amenazado con una patada retenida ante las manos extras que surgieron para detenerlo, cortesía de la morena.

-¡No te atrevas a llamar así a Nami-san!-expresó encolerizado, recibiendo una sonrisa burlona de respuesta

-¿Y que si lo hago?

-¡Entonces te arrepentirás cuando tengas tu asqueroso rostro deforme por las patadas que te daré!

-Eso quiero verlo

-Creo que ésta vez seré yo quien deba intervenir entre ustedes dos-tanto el cocinero como el espadachín y el mismo capitán se sorprendieron al ver como era Ace quien se colocaba entre ambos, sonriéndoles ampliamente y resaltando las curiosas pecas que había en sus mejillas tras alzar un poco el filo de su sombrero-Supongo que es algo de interés común, así que…

-Hmpf…-la respuesta de Zoro fue corta e indiferente, dándose media vuelta y saliendo de la habitación como esperando que los demás le siguiera.

No tardaron mucho en hacerlo; debían estar todos según Robin y Ace, así que tenían que reunirse con la navegante para comenzar la discusión, misma que afloraba la curiosidad del resto de los miembros de la tripulación.

Nami estaba concentrada en algunos mapas que había traído consigo del barco, además de otros más que halló arrumbados en una esquina, polvorientos y viejos; los habría pasado por alto sino analizara todo con detalle. Ahora podía entender que era el grabado que encontraron en la puerta principal antes de llegar a la estancia: era un mapa de aquel lugar…unas islas que, según el resto de los mapas mundiales, no existían…

Los constantes toques en su puerta le llamaron la atención, observando ésta misma de reojo sólo para regresar la vista a los papeles viejos y gastados.

-Pase-exclamó desde s sitio, intentando interpretar lo que los mapas tenían inscrito en ellos.

Segundos más tarde, el sonido del picaporte crujir y las suelas rebotar sobre la madera avisaba la presencia de los otros siete, mirándolos con el seño fruncido y una mano sobre la cadera.

-¿Y ahora qué es lo que quieren? ¿Qué no ven que estoy ocupada?

-Eso es un lindo recibimiento…-repeló el felino de cabellera verdosa, callando antes de que la mujer se atreviera a jalarle nuevamente su pobre cola-“¡Demonios…! Al fin del cabo termino obedeciéndola…”

~ ¡¡Nami –swan!!-exclamó el rubio acudiendo como remolino junto a la pelirroja, tomándole las manos animosamente con sus típicos ojos de corazón-Robin-chwan dijo que necesitaba hablar con nosotros en conjunto, así que por ello hemos venido a por ti

-¿Robin?-la miró interrogante, recibiendo una sonrisa cándida y dulce de la morena, quien se acercó a la cama y tomó asiento, esperando a que el resto se arremolinase a su lado.

-¿Qué es lo que ocurre, Robin?-cuestionó el joven de larga nariz-¿Por qué necesitas que estemos todos?

El renito asintió ante la pregunta, curioso de escuchar la razón tal y como el resto; pero Luffy observo como Ace le abandonaba y llegaba a la par que la arqueóloga, intercambiando miradas que tan sólo ellos mismos conocían su significado.

-Es algo acerca de la isla-habló el comandante con seguridad antes de cruzar las piernas y apoyar los brazos sobre sus propias rodillas-supongo que la historia antigua del archipiélago Gerard.

-¿Archipiélago Gerard?-murmuraron el astillero, el pequeño doctor, el capitán y el cocinero; pues que ellos hubieran visto, sólo se encontraba la isla en la que encallaron.

-Ahora veo-Todos se volvieron donde Nami, quien extendió unos mapas donde mostraban cuatro islas separadas por apenas unos cuantos kilómetros de distancia, de tal manera que integraran las cuatro alas de una mariposa; unidas a un islote alargado, que daban a entender era la manera con la que intercambiaban productos entre ellos-ah de ser éste.

-Que raro-Sanji lo tomó entre sus manos mientras que Nami desenvolvía otro más-cuando entramos a la cabina de navegación en el Merry, no vimos ningunas tierras así, tampoco el log pose señalaba en ésta dirección…

-Eso es porque ninguna de las islas despide campos magnéticos-corroboró la arqueóloga hojeando el libro hasta encontrar la página que tenía las mismas palabras escritas, siguiéndolas con el dedo para exclamarlas en voz alta-hay un campo que parece formado con magia…éste mismo permite que no se den señales de existencia en éstas; la única isla magnética es Gaia, de la tierra, pero pasa desapercibida por tener otra más a leguas del archipiélago.

-¿Campo mágico? ¿No estará de broma? Suena demasiado irreal y fantasioso-Zoro frunció el ceño incrédulo, antes de volverse a su costado para observar entre fastidiado y poco sorprendido como los ojos de Luffy, Ussop y Chopper brillaban ilusionadamente

-¡¡¡SUGOOOOI!!!-dijeron al unísono antes de emocionarse más de lo normal, pensando que habría criaturas mitológicas o humanos modificados como en sus mas locos sueños, haciéndole a Zoro cuestionarse como había terminado con una sarta de idiotas, que los quisiera y fuese fuertes; además de estar entre ellos su infantil y cariñoso capitán.

-Ya no debería extrañarme…

-Pero no se porqué le extraña, espadachín-san-éste se volvió a la arqueóloga, levantando una ceja ate la expectación-hemos visto de todo en estos mares, un campo mágico es mas fantasioso pero no imposible.

-Eso hay que tomarlo en razón-Nami tomó asiento en su silla, interesada en la historia que les aguardaba-pero dime, Robin, ¿Qué es lo que encontraste? Parece que tienes datos importantes de ésta isla.

-Así es…-carraspeó un poco, llenando su boca de saliva antes de proseguir. Era una historia algo extensa e interesante-Primeramente, éste archipiélago ha sido nombrado como Gerard, aunque no mencionan la verdadera razón por la que lo ha recibido…-haciendo una pausa antes de continuar-cada una de sus islas recibe el nombre por el elemento que predomina en los dominios: Vayu, isla del viento; Gaia, Isla de la tierra; Ignis, la isla del fuego; y Mizu, la isla del agua. Entre las cuatro mismas fue creado un islote, que une a todas y cada una de las naciones para conservar la armonía. Es considerada como la tierra sagrada y todos la respetan como tal. Ahí se organizan festivales una vez al año para adorar a los dioses que crearon el archipiélago y ofrecer agradecimientos de sus cuidados-

‘También menciona que el Dios de las islas, en agradecimiento por el comportamiento entre cada una y las ofrendas que le daban, se encarga de mantener en pie el campo de fuerza, impidiéndole a viajeros siquiera llegar y encallar en éstas tierras; pero se dice que hay personas cuyos destinos se ligan y poseen corazones puros, por lo cual logran tener acceso y descubrir sus destinos. Son los únicos que logran superar las barreras naturales’-finalizó Robin con el resumen poco detallado

-Entonces el ciclón era parte…

-Así es-interrumpió Ace al cocinero sonriendo con las piernas cruzadas sobre el colchón-el ciclón, las erupciones marinas, tormentas y caminos llenos de estacas de piedra son para que ninguno logre cruzar, al parecer se activan en automático. Si por alguna razón sobrevives significa que es un privilegio para ti y tu tripulación

-Pero aún así, no tenemos idea porque nosotros, ni tampoco que estará pasando-La información que Robin les dio ayudaba a comprender un poco donde estaban, pero no la situación que les envolvía.

-De eso me encargo yo-la voz del moreno comandante hizo a todos girarse a él sorprendidos, menos Robin, quien sonriendo ya suponía el porqué tomo lugar a su lado, donde cualquiera tenía el alcance de verlo-Soubi, la persona que me acompañaba, me contó algunos detalles que Ritsuka pareció no aclararles-levantándose la punta del sombrero para revelar las pecas adornándole las mejillas-Hace unos cuantos años, antes de que Gold Roger se convirtiera en el rey de los piratas, tocó tierra en la isla de Gaia. Por esos entonces, una organización secreta de llamada ‘Nana-tsuki’ o ‘Siete Lunas’ fue creada; sin embargo nadie está seguro de sus verdaderos objetivos, sólo saben que desean tener en sus manos la magia que cubre las tierras de Gerard y a las personas cuyos destinos están ligados pro un ‘nombre’-Todos se quedaron callados y curiosos al ver que inclusive Ace mencionaba aquel detalle que nadie parecía querer explicarles…el significado de la palabra ‘Nombres’ y la razón por la que dos personas debían estar ligados fuertemente ante los mismos-Hubo una guerra por el poder en pleno apogeo y cuentan que fue el mismo Gold Roger quien se inmiscuyó en los problemas del país, acabando él y toda su tripulación con los combates y problemas que les abrumaban. No había persona que discrepara con el título de ‘héroe’ que le obsequiaron, además de salvador…Posiblemente, razón por la que han insinuado que estamos aquí es porque una situación bastante similar ha florecido en los últimos dos años. Con la muerte del hermano de Ritsuka y rey de la isla de la tierra, Seimei, se han realizado especulaciones y dado razones suficientes para que las naciones vuelvan a entrar en guerra. Existen varias alianzas entre ellos, según tengo entendido: El país del viento con el país del agua y la tierra; el país del agua con el país del viento, el país del fuego con el país de la tierra, y el dela tierra aliándose con el país del fuego y el viento. Las guerrillas internas se han acrecentado alarmantemente y los combates entre los países se propagan, el único punto neutral en todo esto es el país del viento; quien, gracias a su rey, se ve intacto y libre de ataques; hasta el momento…Rumoran que los posibles causantes del asesinato fueron las Siete Lunas, pues le habían ofrecido al muchacho un espacio entre sus filas y éste rechazó la oferta; aunque otros sólo tienen hipótesis de que un país que los envidia tiene la culpa.

Un silencio sepulcral se formó en la habitación; las múltiples noticias los habían dejado boquiabiertos. ¿Entonces por ello estaban ahí…? ¿Es acaso que ellos piensan que podrían serles de ayuda?... eso era… ¡era irracional! Definitivamente no, ¡nada podría…!

-Está bien-anunció Luffy alegremente mientras el resto de sus compañeros lo miraban incrédulos, rogando internamente por que las palabras que pensaban que venían sólo fuesen especulación-¡los ayudaremos! ¡Está decidido!

Las temidas palabras salieron de la boca del cabeza hueca de su capitán. Todos excepto el moreno comandante y la arqueóloga se golpearon la cabeza y/o sintieron que el mundo se les venía abajo. Ahora no tendrían vacaciones y se verían inmiscuidos en batallas que no eran suyas. ¡Ni como librarse!

Una vez que las ideas asaltaban la cabeza de su capitán, nada, ABSOLUTAMENTE NADA tenía poder o autoridad suficiente para sacarlas de ahí.

Luffy sonrió más ampliamente con las manos sobre la cadera. No había razón por la cual él no pudiese ayudarlos; de todas maneras, había prometido superar al rey de los piratas actual, ¿y qué mejor que seguir sus pasos en lo mas que le fuera posible? Incluso si sus amigos se mostraban inconformes al comienzo, concordarían con él que era lo correcto.

¡Lo prometía! A esas cosas de lunas… ¡LES PATEARÍA EL TRASERO!

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Bien, aquí termina. Sólo les pido que sean tan amables en dejar sus reviews y me comenten si ¿quieren que los especiales tengan alguna pareja en especial?

Aquí me despido, nos leemos luego

SHAW!!!


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