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FEARLESS por Rayn Hiwatari Kon

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Notas del capitulo:

Lamento mucho haber tardado tanto en actualizar, mi computadora se descompuso por mucho tiempo y me la acaban de devolver éste viernes.

Por ello me apresuré a actualizar, aunque creo que me ha quedado algo corto u,u...aún así espero que lo disfruten.

Sin mas, les dejo el fic!

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FEARLESS

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Cap. 6. Proudless

 

Alzó la mirada para encarar la enorme edificación que se presentaba frente a sus ojos. Había tenido que viajar durante varios días para conversar con el adorable y pequeño rey de Vayu, siendo escoltada tan sólo por su dama de compañía y trayéndose consigo a un hombre que encontraron a costas de Mizu.

Haber recibido tal noticia estando en su palacio la sorprendió de sobremanera.

Ya llevaba más de siete días de su arribo, pero apenas habían logrado llegar a la isla del viento, pese a quedar tan cercanas la una de la otra.

-¿Qué es lo que estás esperando, Kouya?

Se volvió a su diestra, observando a una hermosa dama de cabellera miel, tez clara y ojos purpúreos, fijos en su persona; ésta le estaba sonriendo mientras parecía penetrarle a profundidad, sacando un rubor en sus mejillas que se forzó por ocultar regresando su atención al frente.

-Nada, Yamato-respondió apenada, antes de volverse al hombre de su zurda, analizando aquel rostro escondido debajo del curioso sombrero-avance, Monsieur.

-Muy amable, madeimoselle-una voz ronca y grave hizo acto de presencia mientras acataba la orden de la joven dama, manteniéndose a su costado mientras cruzaban los tres el umbral de las puertas de palacio sin pudor alguno.

No era su costumbre mostrar la sumisión con la que estaba actuando, más la curiosidad e saber en que sitio se había metido lo obligaba a acatar órdenes de la doncella. Aquellas curiosas orejas, las extrañas edificaciones que vino presenciando desde su estadía en la primera isla…Era algo irreal y maravilloso, a lo que jamás hubiese pensado encontrarse tras largos años de recorrer Grand Line.

Los guardias se encontraban mas al fondo, estando acostumbrados a que los peatones entraran y saliesen de castillo con libertad; por lo que apenas llegaran a la zona indicada avisarían de su presencia al soberano del lugar.

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La gran mayoría de la tripulación de Straw-Hat acabó recargada sobre algún mueble o pared, tratando de asimilar como se habían metido en un lío que no les incumbía en tan escaso tiempo. Apenas habían estado en aquella isla…unas dos o tres horas y ahora se verían obligados a ser los héroes contra un enemigo que desconocían.

Luffy, sin embargo, sonreía divertido balanceándose de adelante para atrás, con las piernas cruzadas y embozando una sonrisa amplia e infantil, haciéndose a la idea de las mil y un aventuras que les aguardaban, siendo la primera de ellas el descubrir cada una de las islas que constituían aquel misterioso archipiélago.

Mientras tanto, no pensaba que una mirada podría estar recorriendo cada uno de sus músculos ni las finas líneas que conformaban su figura, pero alguien lo estaba haciendo…prestándole especial atención a la risita alegre y las facciones aniñadas, repasando cada detalle de su rostro con esmero.

Había contado desesperado los meses en los cuales se volvería a encontrar con su amado y pequeño hermanito; claro que aquella reunión fue precipitada y salida de sus planes, pero cualquier situación era una buena excusa para él.

No le parecía coherente que, tras varios años de mantenerse alejado de él, siguiera sosteniendo un sentimiento tan profundo como el que se anidaba en su pecho por Luffy; en un comienzo lo veía como la peor de las locuras, un sentimiento que era todo menos inocente e impuro, por ello agradeció y maldijo separarse del pelinegro a una edad tan temprana; pero, tras reflexionar en su último encuentro en Arabasta, aceptó que nada podría cambiar los ojos con los cuales le veía, tomando el valor suficiente para aceptarlo y hacérselo saber tan pronto se reencontraran.

Robin no dejaba de mirar el rostro enamorado de Ace embozando una cautivada y comprensiva sonrisa, atrayendo los ojos oscuros hasta ella para pestañear extrañado, correspondiéndole el gesto de la misma manera, pues parecía que a aquella dama había leído sus sentimientos en un simple intercambio de miradas. Curiosa, hermosa, inteligente y perspicaz. Le parecía algo extraño que una pirata como ella aceptase unirse a la tripulación de Luffy; pero era imposible negarse a él, tenía cierta atracción que nadie lograba ignorar.

-¡Vamos, Chicos! ¡No sean así!-la voz del capitán del Merry rompió el silencio en el que el cuarto se vio sumido por minutos que a él le parecieron eternos-Puede que apenas los conozcamos, pero han sido buena gente con nosotros, y ¡será divertido!

-No todos coincidimos con tu sentido de la diversión, Luffy-tras salir de su sopor, Sanji buscó entre sus ropas la cajetilla para sacar un cigarro y apaciguarse los nervios que tenía de punta gracias al escandaloso chico.

-¡Ah…! ¡Yo…yo no podré seguir!-alzó la voz Usopp con falsa aflicción-mi enfermedad de PRESIENTO-QUE-ALGO-PELIGROSO-VA-A-OCURRIR hay regresado-tendiendo su cuerpo en el suelo y ladeando la cabeza, imitando una expresión moribunda que nadie creía ni tomaba en cuenta.

-Chopper, ¿Crees poder crear una medicina para la estupidez que pueda servirles de algo?-la pelirroja señaló a sus espaldas, donde se hallaban Ussop, Luffy, Sanji y Zoro.

-Me temo que eso aún no tiene cura-respondió el renito agazapado en las piernas de la morena, quien entretenida acariciaba cada uno de los cortos y castaños cabellos del pequeño animal, distraída en analizar al pecoso comandante.

Zoro ignoró el comentario de Nami sin evitar que una de sus venas le saltara de la sien, enfadado; calmándose poco a poco, cerrando sus ojos para despejarse de la mente cualquier sentimiento de ira y batalla que perturbasen su cuerpo y alma.

-Y bien, ¿ahora que hacemos?-Ace fue quien alzó la vista y voz, sonriéndoles enormemente, estirando su cuerpo distraídamente conservando su lugar en la cama-¿Alguna idea?

-¡Investiguemos el castillo!-sugirió el capitán antes de que unos emocionados Ussop y Chopper se levantasen de sus asientos animados y juguetones, amenazando con evacuar la habitación de no ser por las manos que surgieron en el piso, los tomaron por los tobillos y estamparon sus rostros sobre las baldosas tras un sonoro ¡¡“auch”!!-¡¡¡AHHH!!! Robin!!-recriminó Luffy-¿Por qué hiciste eso?

-Es que no tienes hambre, ¿capitán-san?-Aquellas palabras hicieron que el gruñir del estómago del menor, palmeándoselo para elevar el rostro y encarar a la arqueóloga de su barco.

-Ahora que recuerdo…¡¡Sanji!! ¡Tengo hambre!

-¡¿Y qué quieres que haga?!-el rubio musitó molesto, torciendo sus labios en una mueca-No puedo cocinar nada sino hay ingredientes.

-Hn… ¡entonces iré a por ellos!

-¡Detente, tonto! ¡No sabes siquiera donde encalló el barco!-Nami le tomó de la oreja para jalarlo de vuelta en su intento por detenerlo, sintiendo como éste continuaba tranquilamente su andar, como si nada pasara-Se me olvidó que era de goma…

Robin volvió a reír alegremente por el espectáculo que montaban sus nakamas, abandonando su sitio al lado de Ace, dejando a Chopper en el suelo y usando las habilidades de su Akuma no mi para frenar a Luffy.

-¿Qué ocurre, Robin?-volvió a preguntar el curioso capitán con su infantil y apaciguado tono.

-Creo que Ritsuka-san comentó que haría un banquete para nosotros-concluyó la morena aumentando el tamaño de su alegre gesto.

-Bueno-Se cruzó de piernas y brazos mientras tomaba asiento en medio del cuarto-¡yo espero!

-No cabe la menor duda…-Nami entreabrió sus ojos con un deje de molestia, soltándole la oreja que tan sólo balanceó la cabeza del moreno con sombrero de paja por segundos, dejando caer su peso sobre la pared mas cercana, masajeándose la sien.

-Nuestro capitán…-continuaron Sanji, Ussop y Chopper.

-Piensa con el estómago…-murmuraron varios al unísono, largando un suspiro grupal.

Más, en el silencio que se formó tras ello, varios rugidos delataron a sus amos, enrojeciéndose inconscientemente, apenados de verse muertos de hambre, sin excepción alguna en la tripulación.

La única que pareció encontrarle gracia al momento fue la arqueóloga, incluso habiendo su estómago gruñido para implorar por alimento; aquella tripulación se había vuelto lo más importante para ella, su único sueño, además de encontrar los Ponegrhyps, era que nada les pasara y encontrasen su propia felicidad, fuera donde fuese.

-Lo mejor es que nos quedemos en éste sitio hasta que vengan por nosotros-sugirió al tiempo que volvía a su puesto en el filo del colchón, cargando nuevamente a Chopper y acomodándolo en su regazo-será mas sencillo que nos encuentren a que si salimos y nos perdemos por tan preciosa edificación.

-¿Creen que tarden mucho?-replicó el comandante sujetándose el estómago con una de sus manos-si es así mis entrañas se devorarán entre sí.

-¡Las mías también!

-¿Pueden dejar de ser tan quejumbrosos? Todos tenemos apetito-reprendió el cocinero irritado antes de volverse a Zoro.

Parecía como sino quisiera hacer sentir su presencia, prácticamente no había dicho palabra alguna hace algo de tiempo. Bueno…no resultaba tan extraño, aunque no se notara, el espadachín era bastante serio, sólo decía lo necesario, mediar palabra con él era bastante complicado sino eras Luffy o un gran conocedor de espadas.

La sola idea crispó sus nervios, sacando un nuevo cigarro y buscando su mechero para encenderlo, dispuesto a controlar las extrañas ansias que cada vez se presentaban más a menudo, todo por causa del cabeza de marimo.

¿Por qué tenía que encontrarse pensando en él tan frecuentemente?

No sólo era desde que habían encallado, ya tenía un par de meses que se sorprendía reflexionando sobre éste, o viéndolo entrenar por la escotilla de la cocina; también aumentaron sus peleas e insultos…cualquiera podría decir que era normal: estrés de estar encerrado una gran temporada en un barco con casi puros hombres y bellas damas a las que no podía meterles mano. Aquella debía ser la razón…sólo necesitaba un poco de paz, tranquilidad y una bella damisela con la cual compartir la noche y, posiblemente, la gran sarta de tontas reflexiones desaparecería de su cabeza.

Su sonrisa pareció algo perversa, aparentemente sólo observada por el curioso peli verde, quien recargaba la cabeza sobre su mano perezosamente, alzando una ceja y sus orejitas con la inquietud repiqueteando su hígado.

¿En qué clase de cosas estaría pensando para embozar tales facciones tan desagradables?

Bueno, tampoco tenía porque saberlo, como si en verdad le importaran la gama de ideas sucias que tenía el cocinero pervertido…Ahora que lo reflexionaba bien, ¿Alguna vez se habían hecho presentes tales reflexiones por su cabeza?

Cerró sus ojos intentando recordar algo, pero lo más cercano a eso eran los repentinos impulsos de ver al rubio últimamente…Aunque, no le ponía ni contento ni orgulloso. ¡¿Por qué demonios tenía que ver más a la persona que detestaba?! Vaya ideas alocadas.

-¡Toc toc!-dos figuras se asomaron por el filo de las puertas, sonriendo infantilmente; aparentemente orgullosas de haber asustado y hecho saltar de terror tanto al artillero como al doctor-¡venimos a por ustedes!

-Ritsuka-san dice que el banquete ya está servido-el primero en entrar completamente fue Natsuo, sonriendo traviesamente cuando Youji penetró a la habitación, abrazándose a él empalagosamente, sintiendo las firmes manos del peli turquesa sobre sus caderas delgadas y finas.

-Así que los guiaremos hasta allá-culminó el mayor de los dos, apoyando su mentón en la cabellera rojiza y afilando sus ojos púrpura, acortando las distancias entre ambos descaradamente.

-¡Hey, hey, hey! ¿Qué se supone que hacen ustedes dos?-Usopp se sonrojó inevitablemente, observando a ambos niños restregarse el uno contra el otro con sonrisas morbosas. Inclusive se le hacía extraño que esas orejas y colas fuesen reales.

-Nos abrazamos, tonto-respondió Youji levantándose de hombros, restándole importancia.

-Pero si ambos son chicos-La voz de Zoro parecía un gruñido al momento que se ponía de pie, ignorando olímpicamente a la chinche de cabellera oscura que había estirado sus brazos y se le pegó en la espalda.

-¿Y?-ahora fue el pelirrojo, quien levantó la ceja de su ojo visible, indignado-¿Qué tiene que ambos seamos hombres, algún problema, cabeza de brócoli?

-¡¿Cómo me…?!

-Si, Zoro, ¿qué tiene de malo?-Luffy ladeó su cabeza, confundido ante tanto jaleo.

-Es que no es común, Luffy-explicó Sanji, avanzando hasta la puerta, viendo como ambos niños parecieron ignorarles-Que un chico ande tan junto a otro con intenciones mas allá de la amistad es…

-¿Raro?-ambos pequeños fulminaron al rubio con la mirada, quien no tuvo mas remedio que mantenerse en silencio-eso es lo que querías decir, ¿Güerito?

-Pues si te parece molesto, te aguantas-cortó Natsuo, enfadado-me vale un soberano cacahuate si te incomoda que esté así con Youji, no por ti ni por nadie dejaré de hacerlo. Él es mi “otra mitad” y la persona con la que comparto destino. Nadie JAMÁS podrá romper nuestro vínculo.

-¿Vínculo?-Tras vario tiempo, Nami intervino, tanto para detener las palabras de alguno de sus nakama como de los chicos-te refieres a esos ‘nombres’ de los que tanto hablan en éstas islas.

-Si-contestaron al unísono, dándose media vuelta para salir-pero nosotros no podemos contarles nada sobre ello.

Sin más, desaparecieron tras las puertas, esperando a que salieran mientras cada uno se mimaba, entrelazando los dedos de sus manos y juntando las frentes, sonriéndose como no lo hacían a nadie mas: con ternura y amor, susurrando palabras en un idioma desconocido para los oídos de todos menos la arqueóloga, que fue la primera en salir, mirándoles con ternura.

Tras ella fueron saliendo todos y cada uno de los miembros de Straw-Hat, pero la gran mayoría tenía sus rostros encendidos ante la vergüenza de ver a ambos menores de 15 años, con sus labios unidos y rostros ruborizados, compartiendo un enternecedor y cálido beso que aceleraba el pulso de cada uno.

Tomaron su tiempo para separarse e ignorar al resto, caminando por donde habían llegado primeramente con Yuiko a sabiendas que no les perdían el rastro, conversando alegres entre sí, comentando de un tipo atractivo con sombrero extravagante que acompañaba a la soberana de la isla aliada.

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-Aún no entiendo como es que logro lidiar contigo…-Ritsuka había vuelto a tomar su lugar sobre el trono real, masajeándose la sien, intentando pasar por alto la perturbadora mirada que se clavaba en sí, haciéndole sonrosar-Soubi…

-Dígame, alteza-respondió con su común sonrisa, enigmática y seductora, que no provocó mas que otro temblor deslizarse por la espina dorsal del muchachito.

-Deja de verme así…-replicó ladeando su cabeza-resulta incómodo, ¿Sabías?

-No, en realidad no-mintió acomodándose delante del rey, de rodillas, tomando la piernita larga, y pálida, retirando uno de los zapatos tras circo, maroma y teatro causados por su dueño, callando el chico abruptamente por el repentino beso depositado en su plata-Ritsuka-san…sigue siendo igual de hermoso y delicado que siempre.

-Su…suéltame…tú…tonto-la voz le temblaba, tanto como las manos y el resto de su cuerpo.

Quería librarse pero no veía como ni porque no podía. La presencia de aquel hombre tan extraño no dejaba de hacerle cambiar su manera de ser; le molestaba un tanto, perturbaba y además, lo hacía sentirse débil, pero…

-Mi rey-La puerta se abrió abruptamente, dejando ver uno de los guardias acompañado-tiene visitas de la Reina de Mizu: Kuzuki Kouya; además su guardaespaldas y dama de honor Shizumu Yamato y…

Hubo un silencio incómodo que se apoderó del cuarto entero tanto por la duda causada por el nombre de aquel extraño y la escena montada delante de sus ojos.

-¡Je je je je! Al parecer, Soubi-kun no pierde tiempo cuando está a solas con alguien-la voz de la rubia sacó a Ritsuka de su estupor, encogiendo sus piernas y abrazándose a ellas para alejarlas de las manos del oji púrpura-¿Es que querías violar al rey? Y más que nada, ¿A un niño?

-A mi también me da gusto en verte, Yamato-respondió colocándose de pie, mostrando una sonrisa un tanto arrogante-no cabe duda que sigues siendo una hermosa mujer, no hay nada que se le compare a tu belleza más que lo fastidiosa que sueles ser.

-A eso le llamo yo un cumplido sincero-Ambos se enfrentaron fieramente con la mirada, ignorando a las personas que eran mas importantes en aquel cuarto, más el invitado imprevisto que analizaba cada momento meticulosamente.

-Yamato, tranquila…-una voz suave hizo meya en los oídos de ambos rubios, quienes guardaron silencio por respeto, más aún cuando el soberano de aquellas tierras se levantó de su sitio y avanzó hasta donde estaban ambas mujeres-Lamento el mal comportamiento de mi acompañante, Ritsuka-san-la mujer hizo una reverencia cuando el chico se halló mas cercano.

-No, perdóneme también-imitando el gesto, quedando ambos con la cabeza agachada por unos segundos-Soubi también fue descortés-se volvió al recién nombrado, quien interpretando la mirada reprobatoria de su nuevo amo sonrió antes de inclinar la cabeza en modo de falso arrepentimiento, haciendo que el niño torciera el gesto-de todas maneras, ¿A qué debo el placer de su presencia, Kouya-san?

La misma volvió sus ojos al hombre a su izquierda, llamando la atención tanto de Soubi como Ritsuka.

-Lo encontramos en las costas de nuestras islas, al parecer es un pirata de ‘afuera’ que pasó las pruebas, y aparentemente también tiene un ‘Nombre’

Era extraño…ya habían arribado siete personas a la isla del viento, después uno a las de la tierra y ahora en las del fuego. ¿Qué clase de suceso era éste? Le costaba creer que fuesen hechas de una cadena de coincidencias.

-Así que un pirata de afuera, ¿verdad? ¿Cómo te llamas?-ordenó teniendo que alzar el rostro para ver el ajeno, quien lo bajó sin molestia alguna

-Soy…

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-Ya llegamos-avisaron ambos mientras cruzaban el umbral de cristales hexagonales, tan sólo para dar paso a un cuarto bello, como caverna de hielo, en medio una mesa caoba y sillas decoradas con detalles entre azules y blancos.

Sobre la mesa descansaba un mantel blanco con encajes, además de una abundante y variada cantidad de comida, con animales marinos provenientes de todos los mares, haciendo sospechar e ilusionar al cocinero sobre All Blue.

-¡¡¡¡¡COMIDA!!!!-exclamó el capitán de la tropa queriéndose lanzar a la mesa y devorar todo su contenido sin excepción alguna. Pero sus planes fueron frustrados por una gran y fuerte mano que lo envolvió por la cadera, sintiendo un extraño e inusual cosquilleo que le azotó de pies a cabeza.

No supo que decir; más bien, ninguna palabra se atrevió a salir de su garganta, pues habían sembrado en ésta su tumba. Volvió sus ojos atrás y encontró la sonrisa de su hermano, causándole extraños cosquilleos en la boca del estómago, aumentando su inquietud pero agrado al contacto.

-No seas imprudente, Luffy, no podemos comer sin antes llegar el dueño de la casa-Reprendió Ace antes de que el menor asintiera mansamente, extrañando a mas de uno, parte de su tripulación-Eso, buen niño.

-Esto es raro…-murmuró Usopp analizando bien aquello, pensando que estaría sumido en un sueño bizarro.

-¿Estará enfermo?-el renito llevó una pezuña cerca de su boquita, mostrando una mirada algo angustiada en sus grandes y negros ojos.

-Lo dudo, aún tiene el apetito de un hoyo negro-culminó Nami-tal vez si haga caso a su hermano mayor y ya. No es algo fuera de éste mundo-restándole importancia.

-Si, es lo más lógico-apoyó Sanji, viendo como los niños que antes les habían guiado ya estaban acomodados en la enorme mesa de caoba-Oigan, ¿por qué se sientan antes de que llegue el dueño de la…del castillo?

-¿No pensarán que lo esperaremos parados, cierto?-una voz igualmente conocida apareció por otro de los canales que conectaban al mismo sitio, observándose la inmutable niña pelinegra junto con Nanaya y Yuiko, quien les saludó mas naturalmente

-Es lo más común-musitó Zoro antes de largar un bostezo, haciendo que una ceja saltase de la sien de Sanji.

-Pues aquí podemos sentarnos y esperar al Rey-Nanaya fue quien tomó la palabra, pues sus acompañantes habían comenzado una plática amena, ignorando a los piratas-pero no podemos probar bocado sin que esté presente. Así son las reglas.

-Saben que esa clase de leyes me molesta, pueden comer aún sino estoy. ¿Qué pasaría si estuviese en junta y no ceno? Ustedes tampoco lo harían.

La voz del rey se hizo presente en el cuarto, cruzando por el arco principal e iluminado por varias luces tan curiosas que no entendían como se podían sostener en el aire. Tras de él apareció el rubio que había llegado junto con Ace, agregando a un par de mujeres desconocidas para ellos y…

Los ojos de Zoro se abrieron desmesuradamente, mucho más que los del resto al encontrarse con tal persona en dicho lugar…era, era imposible, irreal.

Su corazón palpitaba descarrilado ante la impresión y los ojos dorados clavados en su figura, penetrando cada poro de su piel, intentando indagarle por dentro, ignorando la razón de la sonrisa enigmática de aquel hombre de cabellos negros, gabardina oscura y curioso sombrero.

-¡¿MIHAWK?!-las palabras que Zoro intentaba decir le fueron robadas por Nami, Sanji, Ace, Luffy y Ussop, ya que, si lo pensaba bien, ni la arqueóloga ni el doctor a bordo lo conocían. No en persona.

-¿Hn?-la mirada de la peli verde se volvió al hombre mayor que ella, analizando la expresión que el mismo mostraba-Juraquile, ¿conoces a esos chicos?

¿Juraquile? ¿Por qué aquella mujer llamaba al mejor espadachín del mundo por su nombre, si al parecer no tenían demasiado de conocerse? Frunció el seño, a su parecer, no tenía ni siquiera la autoridad de levantar la voz como lo hizo.

-Así es, alteza-respondió mansamente, sorprendiendo a los Straw-Hat-son unos conocidos, al menos la mayoría de éstos-paseando sus ojos por cada uno hasta clavarse donde el pelinegro, al único que mostraba aquellas sonrisas extrañas, curiosas y penetrantes…-una banda respetada de piratas, tres de ellos con recompensas por sus cabezas, fuertes, astutos pero apenas principiantes.

-Parece que si los conoce, Mihawk. ¿Tienes algún tipo de interés en ellos?

-No creo que sea de su incumbencia, Soubi-respondió cortante antes de alejarse y tomar su lugar en la mano izquierda de la mesa, dejando dos espacios de distancia desde la silla del Rey.

La sorpresa aún no terminaba de desaparecer de los ojos de cada uno de los piratas, tratando de descifrar la razón por la que alguien como un Shichibukai había llegado a aquellas islas…

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

Bien, aquí es donde da por finalizado el capitulo ^^ tal vez el nuevo personaje les sorprenda, pero me parece que ponerle un poco de conflicto a la relación saldría mucho mejor.


SPOILER!

Próximo capítulo habrá lemmon!!! no es directamente con los personajes pero creo que ha llegado el momento al menos para que se entretengan un poco con ellos n,n. La historia es larga así que para que se metan (que fueo suena XD) entre si los personajes tomará su tiempo.

Con ésto me despido, espero les haya gustado ^^

 

MATTA NE!


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