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FEARLESS por Rayn Hiwatari Kon

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Notas del capitulo:

Nuevamente he tardado demasiado en actualizar u,u y se que no tengo excusas, pero la madre Inspiración no me llegaba, no sabía que escribir y sinceramente no se si les va a gustar, yo espero que si TwT

Esta vez puse dos lemmon, el primero va a tratar de Sanji y Zoro y el segundo de Mihawk y Zoro, si quieren saltarse alguno, por eso les digo el orden, sino es así, leanlos ambos XD

Habrá dos episodios de Dreamless, pero espaciados, los proximos lemmon seran de acexluffy y SoubixRitsuka ^^

De una vez les dejo con el fic, espero lo disfruten!

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FEARLESS

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DREAMLESS Part1

El comedor se había hundido en un silencio sepulcral que nadie estaba dispuesto a quebrantar, al menos no aquellos que conformaban la banda de piratas. El Shichibukai tomaba su copa repleta de vino tinto sin hacer demasiado ruido, rosando el cristal con sus labios en un acto de exquisita elegancia, sorbiendo un poco del líquido y devolviendo el recipiente a su lugar, elevando la servilleta y limpiándose antes de siquiera comenzar a ingerir los alimentos que les habían traído.

Tanto era el grado de impresión que ni siquiera Luffy había comenzado a comer como era costumbre, todos parecían alertas de los peligros que un hombre como él podía acarrear, además de que la duda de cómo había llegado no desaparecía de sus cabezas. Si lo que habían investigado con anterioridad era cierto, significaba que necesitaban a Taka no me Mihawk para algo en el archipiélago…

-Esto parece demasiado incómodo, chicos ¿no podrían, al menos, calmar sus ansias y preguntas hasta que pase la cena? Siento que en cualquier momento se desatará una batalla campal si siguen así

Al fin, fue el mismísimo Ace quien prefirió picar el hielo. Algunos de los tripulantes obedecieron a sus palabras, como la joven arqueóloga o el pequeño doctor, quienes yacían ignorantes de los hechos ocurridos con Zoro tiempo atrás; pero el resto no bajaba la guardia.

Incluyendo al mismísimo Roronoa.

Estaba confundido. Hacía tanto tiempo que no le veía, pasando por varios combates sin descanso…que jamás imaginó que comería tranquilamente, en la misma mesa, con él, poniendo de lado la rivalidad que sostenían el uno con el otro.

Agradecía a su postura inmutable e infranqueable, pues de no ser por ella resaltaría el nerviosismo que aquellos ojos dorados causaban en su cuerpo. ¡¡IMPERDONABLE!! ¡Absoluta y definitivamente…!

-Parece que no están contentos con mi invitado, piratas-la voz de la joven gobernante del reino del agua retumbó entre las paredes que encerraban el comedor, penetrándolos a todos y cada uno de ellos con sus ojos mieles, seria y posiblemente enfadada-Lo siento, pero si les desagrada no me interesa.

-Tranquila, Kouya-animó la rubia acercando una mano a los cabellos verdosos, acariciándolos junto con las bellas orejas, ampliando su sonrisa al observar tan tímido sonrojo-posiblemente ellos son enemigos fuera de nuestro ‘mundo’, por así llamarlo, es obvio que no quieran bajar la guardia.

-Pero…-trató de objetar, más el sonido del vaso estampándose contra la mesa les hizo volverse a la cabecera, donde el rey regente tenía el seño fruncido.

-¡Si tienen diferencias, arréglenlo fuera de la mesa!-alzó la voz, con una vena saltando de su sien-¡¿qué no ven que uno no puede mantenerse tranquilo en la mesa?! Según yo, ¡ustedes tenían hambre!

-Ah…es cierto-contestó tranquila y comúnmente el joven capitán, dándose cuenta de que tenía distintos y sabrosos alimentos frente a sus ojos, comenzando a babear sin cuidado alguno-¡¡ITADAKIMASU!!-Tras ello, sus brazos se estiraban por toda la mesa, robando porciones de cada uno de los platillos, sin reparar en las reprimendas que le daba Nami o en las risas de cierto hombre de ojos dorados.

-¿Por qué siempre tiene que sucederme esto…? ¿Por qué acepté unirme a éste grupo…?-murmuraba la navegadora con la cabeza gacha, sosteniéndosela con ambas manos, al borde de las lágrimas-si sigo así, mis nervios no durarán con Luffy…

-Eso no es sólo para ti, es para todos-murmuró el espadachín intentando calmar sus exagerados latidos para tomar un poco de Ron y servirlo en su tarro, pero cierta mano le ganó, sonriéndole con aire imponente y cautivador, mostrándole la botella.

-¿Te sirvo?-Zoro sólo asintió a la pregunta de Mihawk, inseguro al no saber que decir, esperando a que el Shichibukai le preparase la bebida sin más, manteniéndose firme y sereno.

-Parece que todo está un poco menos tenso-Soubi sirvió un poco de carne a quien fuese su protegido, que tras tanto repelar aceptó los cuidados y atenciones del rubio-eres un buen dirigente, Ritsuka.

-Cállate…no he hecho nada-respondió ladeando el rostro, ganando más de una risita disimulada, especialmente de las que fueran chicas.

-En verdad lo sentimos, Ritsuka-kun.

-No hay porqué pedir perdón, Sanji-san-dijo éste sin más-parece que fue un gran golpe para ustedes el encontrarse al señor Juraquile Mihawk de nuevo. ¿Será acaso que ustedes son enemigos?

-Podríamos decirlo así. Pero más que eso, fue una experiencia pasada que ocurrió entre Zoro y…-una katana apareció en la garganta de Usopp, coloreándole el rostro de azul y tornando sus ojos en blanco, con su alma escapándosele desde los labios.

-No es necesario dar detalles como esos a desconocidos-espetó con voz severa, regresando a Wadou Ichimonji a su vaina, después de ver desfallecer al artillero frente a su plato.

-Entonces tiene que ver con ustedes, de una u otra manera-picó Yamato con sonrisa traviesa-pero, ¿no será mejor que formen tregua? Al menos, hasta que logren salir de la isla del viento, por lo menos. Les sería más fácil contribuir.

-No estamos seguros-aseguró Nami, enfrentando su mirada con la desafiante de la guardaespaldas-¿Cierto, Luffy?

-¿Yf pofque nof?-con su boca rebosante de comida, igual a la de su hermano, quien intentaba robarle un trozo de carne, apresado por su mano derecha. Tragando duramente antes de alejarlo de Ace-sino le hace nada a Zoro, no tenemos asuntos en su contra.

-Además, ¿no fue esa cicatriz hecha por un combate de igual a igual?-agregó Robin mirando a Mihawk, mismo que se limitó a asentir-Dudo que quiera pelear sin acuerdo mutuo de espadachín-san.

-Entonces podemos confiar en él, ¿Luffy?-el renito se veía resguardado en las piernas de Robin, quien le asintió antes de que el capitán respondiese algo inentendible por tanta comida atiborrada en su boca

-Creo que eso acredita un ‘si’, Chopper-interpretó Usopp, sin estar muy convencido.

-Pero aún no me queda claro como es que Taka no me pudo llegar hasta aquí. Dudo que conociera las islas de éste lugar secreto

-Como afirman, no lo conozco-al fin, el pelinegro se aventuró a hablar, respondiendo a las preguntas que todos formulaban en sus mentes-llegué como supongo que lo hicieron todos ustedes. Me atrapó una tromba ayer por la noche, lejos de éste lugar, mas al sobrevivir logré tocar tierra por la mañana; al parecer era una isla extraña y preferí escuchar lo que debían decirme.

-Así que por una tromba…parece que cada sección tiene sus desastres naturales, lo mío era una trampa de rocas con tormenta-rió Ace, despreocupadamente. Más se atragantó con un trozo de carne al mismo tiempo que su hermano menor, dejando a todos con los comentarios en mente.

-Y Mihawk también posee un nombre-culminó Kouya, sonriéndole al hombre, que correspondió elevando su copa y bebiendo el contenido-pero a comparación de ustedes, ya sabe en donde se haya.

-¡¿El nombre?!-interrogaron todos intrigados, o al menos la mayoría de la tripulación, deseosos de saber donde se encontraba el susodicho.

-Es un secreto, aparentemente. Así que no tengo razones por las cuales mostrárselos, a menos que compartieran el mismo que yo. Con ello, más de uno quedaron con la intriga tatuada en sus rostros, deseando averiguar que significado acarreaba tal clave, donde lo tenía Mihawk y… ¿con quién lo compartiría…?

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Abrió sus ojos lenta y suavemente, llevando una mano a su frente para intentar controlar el mareo que se apoderaba de su cuerpo.

Sintió como si le hubieran golpeado fuertemente con algo, tal vez un coco le cayó encima, o Luffy le había estampado nuevamente en contra del mástil; no dejaba de lamentarse acerca de la pobre Merry, aún se preguntaba como había soportado tantos maltratos, aunados a los daños que traía consigo caer del cielo.

Al separar sus párpados y ser capaz de visualizar mejor sus alrededores, se percató de que aquel sitio era completamente desconocido a sus ojos: Un cuarto de tapiz beige en las paredes, con alfombrado carmesí que hacían juego con las sábanas de la cama en la que estaba tendido; pétalos de rosas blancas y rojas regados por doquier, provocando que los aromas penetraran cada poro de su piel. Cama de cuatro postes, con las cortinas del mismo tono que el resto de las telas…no cabía la menor de las dudas, era un escenario seductor y excitante, no faltaban más que las velas aromáticas que iluminaran la estancia.

Pero estaba sólo…no había nadie a su alrededor.

Las telas resbalaron por su piel, que ahora que caía en cuenta, estaba al descubierto. Se ruborizó abruptamente, ¿Era acaso que hizo algo y no lograba recordarlo? ¿Abría sido con Nami-san…? No…si fuera eso, estaba seguro de que no hubiera terminado con vida; había también posibilidades microscópicas de que hubiera compartido el lecho con Robin…entonces, ¿Quién...?

-¿Me estabas esperando, Ero-Cook?

Esa voz…no pudo creerlo…abrió sus ojos desmesuradamente cuando, frente a su campo de visión apareció aquel estúpido marimo en unas condiciones…podrían decirse que bastante comprometedoras.

Sólo una toalla se sostenía sobre su cintura, una muy pequeña y que dejaba poco a la imaginación acerca de los atributos naturales de su dueño; con su cuerpo escurriendo de agua caliente ante la ducha previa, y esos pendientes tintineando por el movimiento de su cuerpo, que cada vez se arrimaba al propio, siseante, imponente, seductor y apeti…

-¡¿En qué rayos estoy pensando?!-exclamó tomándose la cabeza con ambas manos, moviéndola de un lado a otro, con sacudidas descuidadas y frenéticas, que parecían ser tomadas por alto por su ‘agresor’-¡¿Qué rayos haces…así?! ¡¿Qué demonios es lo que YO hago medio desnudo, metido en una cama con aire romántico y en el mismo cuarto que tú?! Puedes explicarme es…es…so…

Ahora estaba a su costado derecho, con la toalla abandonando sus partes nobles, haciéndole tragar duro al ver lo bien desarrollado que estaba, tragando dificultosamente, buscando el modo de apartarse, inclusive si fuese brusco, pero no encontrándolo…atónito. Era la palabra que más le sentaba ahora…por su acompañante que había perdido sus orejas y cola, con un cuerpo estructural y envidiable; y él, al tomar un tono carmesí en sus mejillas ante la impresión y sentir que cierto sitio innombrable de su cuerpo había reaccionado positivamente a una provocación que jamás tuvo lugar.

-¿Z…Zoro…?-tartamudeó antes de elevar su mirada, sin saber como pues ésta se mantenía renuente de apartarse de la parte inferior-¿Y…Y tus orejas…? Ya sabes, esas…esas de…de

-¿De gato?

-Si, esas mismas-culminó, teniendo una morbosa sonrisa por respuesta, que trajo más de un escalofrío y lo expandió a cada rincón de su ser-¿Qué les pasó?

-Oh… ¿así qué no lo recuerdas?-tanteó provocativo, metiéndose a la cama improvistamente, acorralando al cocinero entre su cuerpo y el colchón, abriéndole las piernas e introduciendo una de las propias entre ellas, acariciando cierto bulto con la rodilla, pese al impedimento de las sábanas, robándole un gemido al rubio-Ya las perdí…

-¿Y…Ya?-volvió a titubear, buscando un camino por el cual escapar, pero sus brazos y piernas eran tomados entre los dedos del fornido espadachín, dejándolo inmóvil, indefenso…y con un deseo tan peligroso y necesitado por su cuerpo creciendo cada vez más-¿Y…con quién…?

-Así que te gustan ese tipo de juegos, Sanji-arrimándose a lamerle la curvatura del cuello, sintiendo los forcejos del cocinero bajo su ser, haciéndolo pasar por un juego, mordiéndole con hambre, reprendiéndose a sí mismo el rubio al verse tan débil que dejó a un gemido colarse de su garganta a sus labios-Entonces haré que lo recuerdes pero…-sonriendo juguetón, mordiéndole el lóbulo de la oreja-si querías hacerlo de nuevo, sólo me lo hubieras pedido…

Anonado, Sanji fue besado con una pasión y experiencia que no esperaba de un principiante como Zoro. Un beso lleno de sentimientos y deseos que le fueron transmitidos, manteniéndolo inquieto y extrañamente anhelante.

Sus deseos fueron atendidos casi de inmediato. Las manos amplias y morenas acariciaban su figura, deshaciéndose milagrosamente de la sábana con la que se había ocultado por algunos momentos; por más que su mente peleara en detenerlo, convencerse una y otra vez lo mucho que amaba a las mujeres, algo le decía que nunca había sentido tanto regocijo con una dama…deseo, pasión, ambos desencadenados sin ninguna restricción.

Ahora sabía lo que era ser devorado vivo. Y le fascinaba.

No supo en que momento sus gemidos plagaban el cuarto, subiendo la temperatura de éste a un nivel sofocante; con los labios poco atentos de su ahora amante chupándole los pezones, mordiéndolos, lamiéndolos a su antojo…Las manos posesivas tanteándole los redondos y blancos glúteos; su propio miembro frotándose en contra del suyo, acarreando espasmos, temblores, gritos que imploraban continuar, ser tratado sin piedad por el primer oficial.

¿En qué momento enloqueció? ¿Verdaderamente importaba? ¿De verdad quería saberlo?

-¡¡¡Zoro!!! Ah…Zoro, ¡maldito marimo! Hnn…eso…ah… ¿Eso es todo…lo que tienes?-incluso ahora no podía parar de retarlo, relamiendo sus labios con lascivo deseo, sin apartar la mirada de su amante que se asomaba por su entrepierna, misma que hacía poco comenzó a lamer con desesperante lentitud, una suavidad poco propia de su personalidad, pero hecha posiblemente adrede para sacarlo de sus cabales.

-Si apenas estoy empezando, cocinero de mierda-chupándole la punta, llevándose consigo otro gemido de su amante-ahora verás quien soy yo…

La estancia era invadida más que nada por sus propias súplicas, jadeos y gemidos, retorciéndose entre las colchas y los pétalos de rosa mientras que la boca extrañamente experta felaba su miembro erecto. Subía y bajaba, bombeando una vez tras otra, aprovechando las distracciones e inmiscuyendo a un invasor en sus entrañas. Debía admitir que al comienzo resultó insoportablemente doloroso, pero se descuidó ante tantas distracciones, permitiéndole que la dilatación fuera exitosa.

Uno fue sólo el comienzo. Luego dieron paso a dos, tres. Terminando con el cuarto, que indicaba que al fin estaba listo…Espera. ¿Listo para qué?

-Ya estás, Sanji…-la voz profunda y ronca del peli verde penetró los sentidos del cocinero, quien se había quedado estupefacto, regresando a la ‘realidad’, al caer en consideración de lo que ocurriría luego-No te tenses como antes, quiero evitarte en menor de los dolores, aunque te lo merezcas.

Una mezcla de cariño y consideración fueron capaces de leerse en los fieros y rasgados ojos negros. No quedaba más que confiar en ello…podría, no resultar tan malo como lo había pensado.

Lentamente fue penetrado, retirando sus palabras; ¡era extremadamente doloroso! Presentía que llegaría el momento en que se iba a partir en dos; además… ¿cómo era que Zoro tenía una erección tan prominente? Ahora podía saber su enorme tamaño, pues estaba intentando entra a su cuerpo con torturante lentitud.

-Maldito…me duele-arañándole la piel de la espalda, inconsciente de que estaba derramando lágrimas que resbalaban hasta la piel morena.

-No te preocupes…confía en mí-estrechando su mano, entrelazada la una con la otra, siendo la comisura de sus labios besada cálida y tersamente-trata de tranquilizar tu cuerpo, así no te dolerá…-el puchero embozado por Sanji le causó gracia, pero llegó a su mejilla, lamiéndola y besándola con suma cautela-podemos discutir, pero nunca le haría daño a ‘la persona que más amo’…

Eso fue suficiente para que se calmara y exaltara al mismo ritmo. La penetración fue todo un éxito, prosiguiendo con las embestidas, lentas y cuidadosas en su comienzo, buscando la comodidad del cocinero en su avance, hasta terminar con movimientos rápidos, desesperados, anhelando una cercanía que prometiese unirlos a ambos en cuerpo y alma. Sus manos jamás se soltaron después de ello, inclusive mientras jadeaban, gimiendo el nombre del otro, implorando cada vez por más…más…más…

En el climax, gritaron el nombre del otro, mientras sus vientres eran humedecidos ante la esencia de Sanji y el interior del rubio marcado por su eterno y nuevo dueño: un imbécil marimo, que prometía ser el espadachín más poderoso del mundo…

-Te amo…Sanji…-jadeó en su oído, acunándole en brazos para dar un bostezo

-Y yo a ti…Zoro…

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El crujir de la puerta le alertó en aquel momento, apoyándose en contra de la cabecera de la cama, tanteando el mueble de noche para - lograr encontrar en éste algún cigarro que hubiese retirado; encontrándolo extrañamente encendido y llevándolo a sus labios antes de volverse a acomodar.

Posó galantemente, la mejor y mas seductora, esperando a que aquella chica que había emanado de la ducha se acercara y saltara a sus brazos para repetir de nuevo lo que sus recuerdos habían bloqueado, sin saber el porque…

Hacía un buen rato que estaba consiente, pero absorto en sus pensamientos, buscando un razonamiento lógico de cómo había acabado en un lugar como aquel.

Debía resultarle obvio culminar en la costa de una playa, pero que sus armas fueran despojadas y su bote desaparecido le parecía totalmente imposible…era un sitio misterioso, oscuro y erótico. Da dama blanca había tomado posesión del cielo, clamando su reino de oscuridad, momento único donde los astros brillantes hacían acto de aparición.

A su alrededor estaba decorado con velas blancas, incrustadas perfectamente en el suelo de tal manera que nadie las pudiese movilizar, todas desprendiendo el olor de los jazmines del desierto, tan exquisitos, adictivos y únicos que nadie pensó pudieran existir; arbustos y palmeras circundando el área, con una cama estratégicamente acomodada en el centro del círculo misterioso. A su lado, una mesa de cedro, reposando con una canasta llena de frutas en el mismísimo centro, las más jugosas, apetitosas y raras de cada rincón de la tierra…

No cabía duda alguna, alguien estaba intentando ganarse su atención. Pero no lo estaban logrando de la manera que esperaban; estaba molesto y a quien saliera, exigiría devolverle su espada antes de asesinarle con ésta.

El crujir de las plantas lo puso en guardia, pero no se atrevió a cambiar su postura. Necesitaba ver el rostro de aquella ladrona…y cuando se apareciese no iba a saber que fue lo que acabó con su mísera vida.

No daba crédito a lo que sus ojos presenciaban…jamás imaginó a aquella persona, acercándose a sí, en un escenario que no podría ser llamado santo, con su torso cubierto de aceites que lo hacían brillar como si fueran perlas de sudor corriendo por cada línea de sus músculos; vestido únicamente con un pantalón árabe y varias pulseras estratégicamente acomodadas en su pierna derecha y brazo izquierdo, con las perforaciones de su oreja conectadas gracias a una cadena de oro.

-¿Zo…Roronoa…?-soltó el Shichibukai con sus ojos abiertos desmesuradamente, tratando de controlar el extraño y devorador calor que se apoderaba de cada partícula de su cuerpo.

¿Por qué estaba ahí aquel espadachín que intentaba superarlo? Y lo peor de todo, ¿vestido de una manera tan apetecible que era complicado dejarlo de lado? No…no era más que juegos mentales, confusiones propias, alucinaciones…

-Mihawk…-su voz entraba por sus oídos con aquel tono brusco, varonil y ronco. Pero había algo distinto…un tinte de lujuria y seducción venía implícita, misma que le hizo temblar de pies a cabeza, maldiciéndose a sí mismo, pues no era capaz de decir o hacer algo, sólo esperar a que se acercara y los separase una corta distancia de apenas centímetros.

-¿Qué haces, Roronoa…?-soltó mientras que con ello se escabullía su decencia, misma que desapareció cuando una de las amplias y morenas manos le jalaron de la gabardina, quedando su sombrero en la tierra y sus rostros a una peligrosa corta distancia

-Soy tuyo…haz conmigo lo que desees. Juraquile…-tras terminar su susurro, atrapó salvajemente los labios del pelinegro, besándolo brusca y vorazmente, desencadenando una serie de sensaciones desconocidas para el Shichibukai en ese entonces, ó al menos, con magnitudes tan desmesuradas.

¡Al diablo con todo!

Tomó a Zoro con ambas extremidades, estrujándole posesivamente y obligando a un gemido emanar por la misma presión ejercida. Sus manos no se permitían estar inactivas, cada segundo que transcurría identificaban un pequeño fragmento de piel morena, tan jugosa, exquisita, deseable con el brillo que la noche misma le daba.

Las orejitas verdes caían a cada costado de la cabeza de su dueño, quién respiraba con agitación, incapaz de recuperarse, aferrando sus manos al fornido y pálido cuerpo del mayor, que le restringía aprehensivamente, cual si lo reclamara como suyo.

Mihawk bajó su rostro, palpando con una de sus manos la piel del rostro de su acompañante. Lo elevó, quedando ambos frente a frente, sumidos en un hipnotizan te ambiente, acortando las distancias al transcurso de los segundos hasta que ésta se volvió nula, encerrando sus bocas en un cálido beso.

Éste comenzó inocente, suave y cálido; pareciese que era también el primero del bello gatito de piel morena, pues no sabía como mover sus labios a pos de otorgar sensaciones placenteras; pero no le causó decepción o desagrado, al contrario, le invadió una ternura que nunca creería posible. Un hombre tan firme, salvaje y fiero como Roronoa con dotes enternecedoras…no cabía duda de que era afortunado.

Con el paso del tiempo, sus besos fueron abandonando la ternura e inocencia para transformarse en otros menos castos, impregnados de pasión y deseo contenidos por mucho tiempo, unos de los que apenas se hacía consiente. Caricias repartidas por ambos cuerpos, anhelantes de impartir y recibir sensaciones inolvidables al ser frente suyo, buscando complacerle a plenitud, emanando cantos de gozo y alegría.

El rubor no tardó en apoderarse del rostro de Zoro cuando los labios de Mihawk se desviaron de su destino primero para culminar saboreando el exquisito y amplio cuello. Podía sentir el aroma varonil del peli verde en su olfato, escuchar sus gemidos roncos cruzando por su tímpano lentamente, procesándolos y hacérselos ver como claras insinuaciones, el cabello verdoso, áspero pero cómodo a su tacto…mientras que la parte inferior se abultaba con lentitud, dándole los frutos que tanto había esperado.

Lamidas, besos, caricias, suspiros…gemidos, mordidas, plegarias, deseos…pasión, desesperación, anhelo…cada emoción desarrollada a flor de piel por los ocupantes del escenario, que lenta y sensualmente terminaron por quedar desparramados entre las sábanas cómodas que cubrían la desnudez del colchón.

Desvestir a Zoro no fue mayor problema. Lo primero en irse era aquel molesto chaleco que no tenía razón de ser, dando plena disposición a su dueño para recorrer las líneas del pecho del primer oficial; tal cual, su gabardina sufrió con el mismo destino, enterrado en la arena al lado del sombrero, sin pensar que haría cuando todo eso acabase.

Se lanzó literalmente en contra de su presa, devorando sus labios, enloqueciéndole con sus caricias, tanteando los pectorales hasta encontrar una pequeña elevación que palpó sin una pizca de consideración, con rotunda alegría al ver que ese punto era débil en su bello minino. Su presa se arqueó de placer, pero al no quererse quedar a brazos cruzados, igualmente tocaba todo lo que hubiera a su paso para complacerle; le pareció un acto adorable, incluso la mueca de reclamo que mostró al verle así; posiblemente no gustaba de ser tierno, pero resultaba inevitable…

Descendió abruptamente sus labios al mismo punto, consumiendo con exquisitez cada línea del pectoral marcado y firme de Zoro. Besó la cicatriz que una vez le había hecho, podría tomarse como marca de posesión en su perspectiva, nadie más sería capaz de dejar una huella tan marcada y fuerte como la suya.

‘¿Huella?’-recordó, pasando por alto todo lo que debería seguir. Bajó hasta la ingle, arrancándole literalmente sus pantalones para localizar lo que tanto le perturbaba. Ahí, en ese preciso punto, estaba tatuado el ‘nombre’ que compartían…uno que les uniría por la eternidad, pues estaban hechos el uno para el otro.

-Zoro…-susurró desde la posición que había tomado, ganándose un rubor precipitado de su inexperta pareja al ser lamido desde el ombligo hasta el nacimiento de su entrepierna-tú serás siempre mío…no importa lo que ocurra-estrechando una de las manos morenas con la propia, regalándole un casto beso en la punta de su firme erección-Nadie mas que yo estará siempre contigo.

-Juraquile…-esa sonrisa…aquella que protegería a pesar de todo, una casi imposible de ganar, pero que él conseguía sin esfuerzo alguno. No cabe duda, el minino perdería no sólo su virginidad, sino también su corazón, en aquella primera vez; mientras que el propio quedaría siempre en las manos del guerrero-Te amo…

-Y yo a ti, koneko*-chan…-molestó tan sólo para ganarse un rubor que cubrió el rostro de su amor por completo, retomando su tarea al lamer y saborear el miembro del chico, inconsciente de que el suyo estaba mas necesitado, e incómodo al ser aprisionado por las apretadas telas del pantalón.

Tragó la entrepierna de Zoro de improvisto, envolviéndola con el calor abrumador de su boca, repasándola con su lengua mientras estaba adentro, bombeando lenta y tortuosamente, sacando un y mil plegarias de su ‘presa’.

Al tenerle distraído con las felaciones, aprovechó el momento y preparó su entrada con extremo sigilo. Un dedo dentro, los espasmos y el dolor eran palpables para su chico, viendo a la colita verde enroscarse en la pierna de su duelo y las orejitas bajar, trayéndole una vista enternecedora; pero poco a poco pasó, trayendo sólo un gusto mayor al que había disfrutado con anterioridad. El mismo proceso se repitió al ser dos y tres dedos por consiguiente, siendo el último aún más sencillo, sin acarrear problema o dolor al dueño del virginal santuario.

-Zoro, voy a entrar…-avisó acomodándolo, con las piernas sobre sus hombros y los pantalones despojados, permitiéndole al muchacho ver tan extensa erección…estremeciéndolo y asintiendo como pudo, sumido en la estupefacción.- ¿Estás listo? Si te llega a molestar, ¿Prometes avisarme?

-Estoy listo, y sí lo haré…-asintió rodeándole el cuello con los brazos, el torso con la cola y sus ojos entrecruzados, intercambiando un beso más para darle confianza, bajando de nuevo sus orejitas, predispuesto…

La inmisión fue lenta, pausada y considerada de parte del Shichibukai. Cuando presentía que el dolor podía estar apoderándose del joven espadachín, retrasaba el proceso u optaba por detenerse por completo. Tardó un poco, pero el momento anhelado llegó…los movimientos fueron pausados, lentos, suaves y considerados, esperando a que Zoro se acostumbrara. No podía dejar de besarlo, acariciarle sus puntos débiles…distraerlo del dolor era su principal objetivo; uno que logró con su debido esfuerzo, comenzando a compartir el placer, las ansias, el deseo…

La brisa marina apagó las velas, las frutas no fueron necesarias para crear ambiente…entre la oscuridad de la noche, con el sonido de las olas y los gemidos de ambos, dieron su último suspiro; rindiéndose ante el placer, el deseo, el amor…

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Las risas de dos pequeños diablillos comenzaban a angustiar a Anami y Nanaya, quienes estaban sentados en la orilla de la cama que compartían, observando a los pillos tocar sus estómagos y reír a mas no poder…eso no daba un buen presagio, pero no tenían idea de sus travesuras como para evitarla o reprenderlos…

-Deberemos esperar hasta mañana, a ver si hay alguna anomalía-sugirió el peli azul, calmando a la chica, quien se acunó en su regazo-sólo esperemos que ésta vez, los juegos de Natsuo y Youji no hayan ido demasiado lejos…

-Créeme, con sus reacciones, lo dudo…-aseguró la chica, perturbada e incapaz de pensar en descansar por como lo pasarían sus invitados-¿Qué tan grave ha de haber sido su juego como para no parar de reír…?

La incógnita quedó sembrada en sus mentes, sin saber que el humo en las mentes de las víctimas se volvía cada vez más denso…

 

CONTINUARÁ

Notas finales:

Bien, aquí lo damos por terminado en ésta ocación, espero que les haya gustado y que esperen el siguiente ^^

Para los seguidores de Midnight love, el capitulo no pasa de este fin, si acaso el lunes, así que espérenme pacientemente, no tardo ya mucho n,n

 

Dewa, nos vemos en el siguiente!

 

MATTA ASHITA!!


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