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Wish upon a star... por wlanki

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Notas del capitulo:

  Gomeeeeen por la tardanza!!! De verdad, lo siento muchoo!! Acabo de empezar de nuevo las clases y he estado bastante ocupada... Lo siento!! Gracias a los que leísteis el capítulo uno y más a los que dejastéis reviews... ¡me hicieron mucha ilusión! (Gracias a ellos me he decidido hoy a acabarlo rápidamente ^^).

  Aquí os dejo un nuevo capítulo, esta vez con la canción "Tu pelo" de La Oreja de Van Gogh (por lo cual ni la canción ni la letra me pertenece). Gomen a los que no les gusta los personajes que lloran mucho... Pero al fin de cuentas estamos hablando de Kaoru Hitachiin ne?? ^D^ Espero que os gusteeeeee!!!! ^^

Cap. 02 

 

  Kaoru había llegado a diferenciar cada uno de los 60 movimientos de la aguja de su despertador a lo largo de un minuto. Sabía ya el ángulo exacto en el que se movía la aguja más pequeña en su reloj al transcurrir cinco minutos. Había llegado a obtener una relación entre su despertador y los aspersores del jardín, ya que sabía exactamente cuánto tardaban en ponerse en movimiento de nuevo. Y lo más importante: sabía a qué velocidad respiraba Hikaru cuando dormía, hasta cuál era su pulsación media; también tenía un estudio detallado del color de su cara en las diferentes posiciones lunares; y llegó a adivinar en qué soñaba.                                  

 

  Sí, la verdad, algunos meses de insomnio daban para mucho. Hasta para llegar a enloquecer porque las agujitas de su despertador seguían moviéndose hacia delante... ¿por qué no se le ocurriría probar a ir hacia atrás? Todo podría haber sido diferente. Sólo necesitaba regresar, y cambiar ese momento. El instante en el que le contestó a Tamaki la primera vez que se encontraron. Cuando empezó a hacer gestos extraños y a hablar de no sabe Dios qué con vete tú a saber quiénes... Más tarde comprendieron que Tamaki es así, pero en aquel momento... si no hubiese dicho nada... solamente le habrían ignorado, como siempre. Y ya está. Ahí habría acabado la historia de Tamaki en sus vidas. 

  - Pero tuve que hablar... - susurró apretando los puños con el ceño fruncido. Se había incorporado. Giró la cabeza, temiendo haberle despertado. Pero no, Hikaru seguía durmiendo con esa carita de ángel que tan bien conocía. Le sentía tan cerca... Pero... Sintió como se iba creando un abismo entre ambos. Un gran agujero que les iba separando poco a poco sin remedio alguno.   

 

   Fue a tocarle el pelo con la mano, pero rápidamente la cerró. Con el puño completamente cerrado, cerraba los ojos y los dientes. Hacía tiempo que no necesitaba gritar con esas fuerzas. Se contuvo. Se estaba volviendo completamente loco.  

 

  Se levantó de la cama. Se apoyó en la repisa de la ventana, y mirando a las estrellas, cantó para tranquilizarse.  

  - No ha salido el Sol, miro en el reloj, son las siete y no puedo dormir. Cojo tu jersey azul, me gusta que huela a ti, siento que me abraza como tú.  

 

  Se acordó de aquellas largas noches sin dormir. Ambos contemplaban las estrellas apoyados en esa repisa. Hikaru le decía que cada una de las estrellas eran lucecitas que él había encendido para que cuando fuese de noche le arroparan y guiaran. Un resoplido escapó de su boca al acordarse que un jovencito Kaoru le creyó en todo lo que dijese su reflejo. ¿Acaso su gemelo podría mentirle alguna vez? Lo dudaba; él jamás podría hacerlo. Y después de todo lo que pasaron juntos...    

 

  Sin embargo, ahora las cosas habían cambiado.   

 

  Actualmente, no tenían (aunque no pareciese) prácticamente tiempo para estar a solas. Apenas hablaban entre ellos, y hacía tiempo que les costaba seguir la línea de pensamientos del otro. Las actividades del Host Club les absorbían la mayor parte de su tiempo, y cuando llegaban a casa, se sentían completamente exhaustos como para poder ponerse a hablar de sus vidas. Estaban todo el día juntos, sí, eso no había cambiado. Pero siempre había una tercera persona. Aquello no le importaba mucho a Kaoru: cada vez que estaban con otra persona más (como mínimo), Hikaru se mostraba muy abierto y feliz con esa persona.   

 

 Hacía mucho que había dejado de sonreírle exclusivamente a él.     

 

Y eso... eso le entristecía. No por el hecho de querer adueñarse de su sonrisa (jamás se había planteado algo así; jamás podría adueñarse de algo tan etéreo que le hacía tan feliz, pero que a la vez le quitaba el alma), si no por el hecho de que amaba ser la razón por la que sonriese su gemelo, la razón por la cual levantarse cada mañana, la razón por la cual vivir. Se autoproclamaba un egoísta; un egoísta obsesivo. Por esa razón, no podía decirle nada de esto a Hikaru... después de todo, él había dado todo por su hermano para que ahora viniese con sus historias de egoísmos. Por mucho que le doliese, el mundo de Hikaru y él se había agrandado por completo. Aunque antes sólo existiese él en su mundo, sabía de sobra que ahora había mucha más gente para Hikaru... y para él. Sin embargo, no podía quitarse la idea de no querer separarse nunca de su hermano, y sin embargo, sentía como cada vez aquel abismo se hiciese más ancho y profundo. Escapaba de su control.  

 

Y ahora, más que nunca, hubiese deseado que aquellas estrellas se apagaran para siempre. Sin embargo, no lo hicieron. Más que estrellas, parecían las millones de razones por las que habría preferido no haberle dirigido la palabra al King aquel día. Y una vez más, se repetía que si su hermano era feliz, nada importaba más que aquello... 

  Nada más, nada más, nada... más. Ni siquiera él. Miró de nuevo las estrellas, y salió rápidamente de ese cuarto al notar que estaban empezando a brotar las lágrimas. Siempre se había odiado por eso: ¿acaso no podía aguantar sin llorar aunque fuese una milésima de segundo? ¿Acaso era tan... débil? Sí, lo era. Hasta el punto de haber dependido completamente de su hermano. Siempre estaba ahí, pero... ¿acaso estaba él aquí y ahora?  

 

  Y todo por la maldita puerta de la tercera sala de música de la Academia Ouran. 

 

 Antes de cerrar la puerta de su cuarto, miró a su hermano, quien seguía durmiendo plácidamente sin percatarse de nada. La cerró, quedando de espaldas a ella, y escurriéndose, acabó sentándose en el suelo del pasillo.  

 

 - No has despertado aún, apago la suave luz que ilumina mi trocito de colchón.  

 

El suelo estaba helado. Siempre lo había estado. Pero esta vez, no le importaba.  

 

  Kaoru se encontraba recordando pequeños momentos juntos; todas las largas mañanas en la escuela, todas las entretenidas tardes jugando a lo que encontrasen por ahí, todas las noches invernales abrazados uno al otro, para entrar en calor. Aquellos momentos se le clavaron como espinas en la mente; pensó que aquellos momentos no se iban a repetir nunca más, y eso le hizo estremecer por completo.   

 

  Hikaru se estaba alejando. Lo podía notar, y aunque le doliese, le notaba cada vez más y más lejos. Aún dormían juntos; por lo menos eso no había cambiado. Pero no le extrañaría que en poco tiempo su hermano decidiese que empezasen a dormir separados... Cada uno en su habitación, como deberían haber hecho desde que tenían uso de la razón.   

 

  “- Además, Hikaru ya está por “esa” edad. Dentro de nada, empezará a salir con chicas, y a traerlas... Entonces yo me tendré que esconder en esa solitaria habitación, solo...”. 

  Pero no pudo evitar soltar una risita. Otra vez se había olvidado por completo que él también tenía “esa” edad. Pero él no quería pensar en chicas. Ahora mismo le importaba la relación con su hermano. Que todo eso cambiase se le hacía extraño, raro.   

 

  No sabía lo que le estaba pensando. Agitó la cabeza. Demasiado egoísta, demasiado. Como siempre. Siempre acaparando a su hermano, y por una vez que éste consigue abrirse al mundo... él se lo necesita echar en cara. Pero una vez más se callará. Una vez más sonreirá a pesar de todo, y con una sonrisa en la boca le dirá “adelante” a cualquier cosa que su hermano le dijese. Una vez más dejará de lado esa ridícula obsesión por su hermano de lado. Hará que sea el turno de Hikaru de disfrutar la vida.   

 

  Y mientras, él, ya verá lo que hace...  

   - Buenos días, señor-. Kaoru se sobresaltó. Acababa de pasar una sirvienta por delante suya y ni siquiera lo había notado. Es verdad. Aquella era la hora en la que la actividad por aquella mansión debía comenzar. Pronto despertarían los señores, y todo debería estar listo (desayuno, ducha, ropa,...) para comenzar como es debido la mañana.  

 

Entro en la habitación,... 

 

 Rápidamente se metió en la habitación. Lo último que quería que ocurriese era que le encontrasen en ese estado. Alcanzó a verse en un espejo. Nuevamente las ojeras dominaban su rostro; la noche de insomnio no le dejaba indiferente.  Tenía los ojos rojos a causa de las malditas lágrimas evitadas. Se lavó rápidamente la cara. No podían verle así. Se echó mil cremas, y a pesar de todo, aquellas persistentes ojeras no querían irse.  

 

 Temía volver a la cama y encontrarse de nuevo frente a frente con su reflejo.

 

   Por lo tanto, acabó escondiéndose en un rinconcito al lado de la ventana.   A través de la ventana, se podían oír los pájaros cantar; se podía oír la fuente, los coches de los empleados; se podían oler los aromas de los millares de flores que abarrotaban el jardín; se podía sentir prácticamente el fulgor de los rayos del Sol sobre tu piel, y, en general, se podía sentir todo el esplendor de aquella naciente mañana. 

  Sin embargo, Kaoru no vio, ni olió, ni sintió nada más que cada una de las respiraciones que su hermano daba a la nada, cada palpitar de ese corazón que alguna ingenua vez se le ocurrió que pudiese palpitar por él...  

 

...oigo tu respiración, y los latidos de tu corazón.   

 

  Si se paraba a pensar, no tenía ni idea lo que le estaba pasando. Hikaru había conseguido extender su mundo, pero él... él... probablemente seguía viviendo de Hikaru. No negaba que las actividades del Host Club le divertieran; es más, estar con Haruhi hacía su vida más llevadera. Les había enseñado un montón de cosas, sin que ella se diese cuenta... Así era Haruhi. En cuanto a los demás, nunca desaprovechaba el momento de echarse unas risas a su lado. Eran una gran familia, al fin y al cabo... En cuanto a Hikaru, quería convencerse de que se lo pasaba tan bien como lo hacía él, y que no notaba el cambio que había entre ambos.   

 

  Vas despertando ya.

Buscas en mi mitad y me encuentras esperando en un rincón.  

 

  No podía admitir que su hermano estuviese sufriendo tanto como lo estaba haciendo él.  Se acurrucó todavía más y bajo la vista al suelo. Se dijo que tendría que ir corriendo a lavarse otra vez la cara, ya que las lágrimas estaban otra vez bro... 

  - ¿Kao-chan? - la voz de su gemelo sonó alarmada por encima suya.  Kaoru se sobresaltó imperceptiblemente. No quería que su hermano le viese en esa situación. ¿Cuándo se había levantado? ¿No lo había notado? Igual resultaba que era más débil de lo que creía...  

  - Kao-chan... - esta vez, la voz de Hikaru se oyó dulce y tierna. Se había puesto de cuclillas para estar a la altura de su hermano, y le levantaba el rostro con un dedo, como había hecho tiempo atrás. Y esta vez, nuevamente, encontró un rostro sonrojado, surcado por lágrimas. Pero esta vez, la mirada enrojecida de su gemelo estaba fija en la de él, como queriendo transmitir telepáticamente algo más que pensamientos; algo que iba más allá de sentimientos y sensaciones. 

  Un Kaoru inerte recibió el cálido abrazo de su hermano a modo de disculpa. Le prometió que no le dejaría nunca solo; le prometió estar más con él; le juró que no le pasaría nada sin que se lo contase.   Así que finalmente Hikaru sí que se daba cuenta de lo que estaba pasando... 

  K. - “No puedes imaginar cuánto te quiero. Ahora los relojes pararán.”   

 

 

  ---   

 

 

  - ¿Sabéis? Todas las noches de tormenta, Kaoru se acurruca en mí y con cada rayo se sobresalta más y más. Suele llorar con el tronar de los truenos. - Un Hikaru sonrió, mostrando toda su perfecta dentadura, con una actitud de niño perverso. 

  - ¿De verdaaaad? - exclamaron un grupo de chicas al unísono, enternecidas por aquel hermoso amor entre hermanos. 

  - Sí, totalmente en serio. Parece que todavía no ha superado su miedo a las tormentas de cuando era pequeñ... 

  - ¡Hikaru! - le cortó su hermano. Estaba completamente rojo, y avergonzado. - No sé si está bien que digas eso...  

  - ¿Eh? - Hikaru se acercó a Kaoru, y le levantó la barbilla. - Gomen, Kao-chan... Solamente quería transmitirle la belleza de tu rostro al ser iluminado por los rayos... Jamás veré algo tan puro... 

  - Hikaru... “Tú acercándote a mi pelo. Tú y tu mirada otra vez. Quiero que no exista el tiempo. Detener este momento. Para siempre...” 

  - Kyaaaaaaa!!! - como siempre, las jovencitas indiscretas gritaban nerviosas, encantadas, por la belleza de aquella relación incestuosa, que tanto les conmovía.   

  - “Si supiesen que todo esto es puro teatro; que no va más allá de una actuación de dos actores para el goce de sus espectadores...”  

 

  Antes de entrar en el Host Club la relación con su hermano sí que tenía matices como los que había en sus actuaciones en esa sala de música... Pero al cruzar esa puerta, otra se había interpuesto entre la relación de su hermano en el Host Club y la relación con su hermano más allá de esa puerta. Todas las palabras de amor, todas las caricias, todos esos inicios de besos que parecía haber en Ouran desaparecían al cruzar la puerta de la sala, manteniéndose una corriente y normal relación de hermanos. Como si siempre hubiesen sido dos hermanos normales y corrientes; como si nunca hubiesen llegado a depender tanto el uno del otro; como si no se hubiesen amado nunca... más allá de lo fraternal...  

 

 Una vida es poco para mí.  

 

  La voz de Kyoya le sobresaltó. Sin pensar, había cruzado toda la sala hasta llegar a un pequeño cuarto privado para el descanso de los hosts. Kyoya estaba en la puerta, y le felicitó una vez más por el “espectáculo”. Kaoru asintió como pudo, y le dijo que iría a tumbarse un poco. Kyoya le siguió con la mirada, intentando comprender el porqué de su insomnio. Apuntó en su agenda algo creyendo entender, y con una sonrisa demoníaca se dirigió al centro de la sala, donde su King le estaba llamando.   

 

  Kaoru mientras tanto se había sentado enfrente de la puerta, y como ésta estaba abierta, pensaba mientras veía a su gemelo y a Haruhi hablando animadamente. ¿Qué sentía dentro de él? Podía apreciar felicidad, por ver a su hermano tan alegre; podía sentir un poquito de orgullo, por saberse responsable en parte de que su hermano cruzase la puerta; se sentía culpable a la vez; sentía hasta un poquito de curiosidad por saber qué era aquello que sacaba chispas de los ojos de su hermano. Aquella era una sensación extraña; siempre le había dedicado todas sus risas, y ahora ver una de la que no sabía su causa, se le hacía desconocida, pesada.  

  Pero había algo más. Algo que ardía en su interior, pero a la vez le congelaba de pies a cabeza. Había un sentimiento que le hacía temblar, pero que le daba fuerzas. Había alguna causa de por qué su metabolismo cambiaba totalmente al sentir a su hermano cerca. Había algo detrás de todo ello, pero no tenía respuestas ante aquello que era nuevo para él. O probablemente fuese que no quería tener la razón a todo ello, por todo lo que podría conllevar. El miedo le venció esta vez, dejando nuevamente que se acurrucase en sí, y mirase el suelo, sin saber qué hacer, ante aquello que parecía evidente.  

 

  Por todo, quería tenerlo todavía cerca, al lado suyo. Aunque todas aquellas muestras de cariño no fuesen tan intensas como antaño, no podía permitirse el lujo de tenerlo lejos de él. Quería que le abrazase, que le dijese palabras de ánimo; quería seguir durmiendo al lado suyo, y acurrucarse en él las noches de frío; quería seguir sonriendo para él, quería que siguiese siendo su razón de todo... por lo menos un poquito más. Hasta que el mundo venciese sobre ambos.  

 

  - Siento miedo al pensar que esta complicidad algún día vaya a terminar.   

 

  Toda su infancia pasó por delante suya, y se dijo que no todo eso no podía terminar así; no quería que fuesen más que compañeros de sangre, de aspecto y de casa. Sabía que algún día iba a pasar: cada uno por su lado, cada vida separada. Que al fin de cuentas eran hermanos... no podía esperar otra cosa.  

 

  - Miedo a no volver a ver tus ojos desvistiéndome como lo hacen cada anochecer.  

 

  Y cuando todo aquello acabase...  

  - Te echaré de menos.   

 

  Afuera, una sombra idéntica a la suya le oía tras el fino muro, recargando su figura sobre él. No quería creer que el causante de todas esas noches fuera él. No podía imaginar que el causante de la mirada triste en esos ojos felices fuera provocada por él. Pero tenía que aceptarlo, sólo para intentar corregirlo e intentar borrar esa expresión de la cara de su hermano.

  Esperó un poquito más, y entró en la subsala.  

 

  Su gemelo se hallaba lavándose la cara. Éste giró la cabeza sobresaltado al verle, pero disimuló inmediatamente cogiendo la toalla, secándose y sonriendo.  

 

  - ¡Qué sueño tengo! Definitivamente, madrugar no va conmigo - se excusaba. - He probado a ver si refrescándome me despierto un poco - admitía sonriendo Kaoru.  

 

  Hikaru sonrió para sí mismo. Sabía perfectamente que se estaba lavando la cara para quitar la expresión de lágrimas que tenía.  

 

  - Abrázame otra vez, vamos a prometer algo que nunca vayamos a romper. - cantó en alto Hikaru. - Es la canción que estabas cantando, ne? - comentó sonriendo.  

 

  Pero la cara con la que le esperaba Kaoru fue una muy distinta: su gemelo le observaba con una expresión de horror en sus ojos color miel. El ambiente de golpe se volvió tenso, y Kaoru irradiaba nerviosismo y miedo por cada poro de su piel.   

 

 

  - Me... ¿me has oído?   

 

 

  Una pesada piedra cayó encima de su cabeza. Verdaderamente era idiota. ¡Se supone que le había oído cuando estaba espiándole!  

  - “Baka, baka, baka” - pensó mientras pensaba qué le iba a decir ahora a su hermano para disculparse. - Sí, sí que lo he oído.   

 

  Otra pesada piedra cayó encima de, esta vez, la cabeza de Kaoru. Finalmente Hikaru se había dado cuenta de que algo pasaba, y ahora iban a venir preocupaciones por parte de su gemelo, las cuales no quería en absoluto que cruzasen la mente de su reflejo. 

  - “Baka, baka, baka” - se autodenominaba mentalmente mientras pensaba qué le iba a imaginar ahora para que su hermano no se preocupase.   

 

  - Kaoru, tenemos que habl... 

  - ¡Es vuestro turno! - la voz de Kyoya volvió a sonar fría y directa. Los gemelos se miraron. Kaoru salió rápidamente de la habitación aliviado, mientras Hikaru se quedó plantado en la mitad de la sala. No sabría cuándo esa situación se podría volver a repetir, ya que sabía de sobra que Kaoru iba a ignorar la situación que habían pasado, y actuar como si ésta no hubiese ocurrido nunca. Dirigió su mirada a Kyoya, y vio cómo éste les estaba dirigiendo miradas a él y a un Kaoru ya en la mitad de la sala del Host Club repetidamente. Hikaru atinó a preguntar qué era lo que pasaba con él, pero Kyoya le respondió que no era nada, apuntó en algo en la libreta y se fue, no sin antes repetir que las clientas les esperaban.    

 

 

  - ¿Conocéis esta canción? - Hikaru y Kaoru volvían a estar como siempre; como ya predecía Hikaru, Kaoru actuaba como si nada hubiese ocurrido, como si nunca hubiesen dejado esas sillas, como si esa pequeña sala no hubiese existido. - No puedes ni imaginar cuánto te quiero. Ahora los relojes pararán.  

 

  Su mirada fue a parar a Kaoru, y observó complacido al comprobar que la canción sí que hubiese hecho efecto. Éste le miraba con los ojos de siempre, pero con aquella mirada que sólo él podía interceptar, esta vez cargada de terror.  

 

  - ¡Sí, sí que la conozco! - asintieron las chicas. 

  - Es que la ha estado cantando todo el día Kaoru ^^ Tú acercándote a mi pelo. Tú y tu mirada otra vez. Quiero que no exista el tiempo, detener este momento. 

  - No... no sigas... - susurró Kaoru, con la mirada fija en el suelo. 

  - Quiero que no exista el tiempo. Detener este momento. Una vida es poco para mí. 

  - No puedes ni imaginar cuánto te quiero - susurró apenas perceptiblemente Kaoru. Aquella frase le pegaba...  

  - Ahora los relojes pararán - cantaron al unísono las chicas sin saber qué era lo que estaba pasando.  

 

  Kaoru no pudo más. Saltó de su asiento y corriendo se fue al baño, donde se encerró. Golpeó la pared con todas sus fuerzas, hasta que no pudo más, y acabó sentado en el suelo, como siempre. Esta vez no evitó nada; lloró todas las lágrimas contenidas todos esos días, pegó al suelo toda la rabia evitada.    

 

 

  Pero oyó una voz. La misma que ahora estaba resquebrajada en llantos, pero en la garganta del otro joven.   

 

  - Tú, acercándote a mi pelo. Tú y tu mirada otra vez. Quiero que no exista el tiempo, detener este momento, una vida es poco para mí.  

 

  La voz de Hikaru sonaba tierna, melosa. Intentaba acunar a su gemelo con las notas, y lo logró. Logró que éste se calmase un poco, pero no logró que saliese al fin del baño. Decidió que era mejor hablar ahora, ya que no iba a tener otra oportunidad.  

 

   - Kao-chan... Esto es sólo un juego, ¿recuerdas? Desde el mismo instante en el que cruzamos la puerta nos propusimos que únicamente íbamos ahí a pasar el tiempo. ¡En verdad, les estamos tomando el pelo a todos! Podemos acabar con todo esto cuando queramos; como lo hacíamos antes.  

 

  Silencio.  

 

  - Kao-chan... ¿Te asusta estar rodeado de tanta gente? 

  - “No es eso...” - de nuevo, empezó a sollozar. 

 

  - Kao-chan... Dime que pasa... Necesitamos hablar, necesito saber que es lo que cruza tu mente...  

 

 

  Millones de afilados cuchillos se clavaron en el corazón de Kaoru al comprobar definitivamente que su hermano estaba de nuevo preocupado por él, pero otros miles de cuchillos se clavaron en el corazón de Hikaru al oír la corta respuesta de su reflejo envuelto en lágrimas, tras la puerta del baño.   

 

 

  - Esto... esto se nos... está escapando,... Hikaru.

Notas finales:

 Y ya está!! Espero que lo hayáis podido disfrutar, como lo he hecho yo escribiéndolo!!

 El próximo cap. tendrá la canción "En sólo un segundo" de Amaral. Da un poco de miedo lo que es la canción (xD sobre todo porque la vi en YouTube en un video de resident evil) pero la letra va muy bien con el capítulo.

 Espero una vez más críticas y comentarios vuestros en los reviews!! Espero que nos veamos dentro de poco en el próximo capítuloooo!!!!!!

 See you!! ^^


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