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Juunigatsu No Hana por Saiyi chan

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UUNIGATSU NO HANA


Capitulo 8.-


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///¿Los sentimientos pueden controlarse? Fue la pregunta que me hice inicialmente, cuando aun ni siquiera había acabado de aceptar lo que realmente sentía. Ya había descubierto que no se podían evitar, que por mucho que lo negase, lo que sentía iba a seguir estando ahí… finalmente opté por admitirlo.

Al principio, lo vi como un reto personal; como una especie de juego que en cierto modo me impuse a mi mismo; me propuse controlar esos sentimientos que habían nacido dentro de mi sin tan siquiera, haber tenido en cuenta la posibilidad de que aquello podía llegar a ocurrir. Pero, al final me di cuenta de que no todo puede tenerse bajo control... eso lo supe desde el primer momento en que acepté que me había enamorado de Tamaki…///



Transcurría una de aquellas tardes tras finalizar la jornada de estudios en el instituto Ouran; tras la puerta de la tercera sala de música, las voces de las jovencitas exaltadas resonaban entre las paredes que componían dicho salón...

-¡Yo quiero los cuatro!- alzó la mano una de las muchachas visiblemente emocionada, captando así la atención de Kyouya.

-Kyouya-kun ¡yo también los quiero!-

-¡Y yo!-

-¡Yo también!- y así cada una de las jovencitas se hizo notar ante el moreno, quien no perdía detalle alguno de lo que las clientas le pedían anotándolo todo en su libreta.

-Entonces todas vais a pedir los cuatro álbumes recopilatorios del Host Club en la playa...- se repitió a si mismo ofreciendo una amable sonrisa ante las muchachas.

-¡Si!- gritaron ellas al unísono pudiendo incluso apreciarse, con algo de imaginación, varios corazones alrededor de las muchachas.

El joven Ootori ocultó una sonrisita satisfecha tras la mueca serena de su rostro. En ese momento un intenso brillo se reflejó en los cristales de sus gafas, consiguiendo así que un escalofrío recorriera tanto a Haruhi como a los hermanos Hitachiin que embobados, presenciaban como “el rey de las sombras” se hacía con todas aquellas jovencitas, para así obtener los beneficios que mantenían a flote al Host Club.

-En ese caso, mañana mismo tendré preparados los pedidos.- finalizó el muchacho de gafas, cerrando así su libreta de apuntes.

-¡Y entonces comí cinco de esos pasteles de frambuesa!- justo al otro lado de la sala, el mayor de los Haninozuka disfrutaba junto a sus clientas de una de sus anécdotas sobre pasteles. -¿pero sabéis? Me gustan más estos que me habéis traído hoy.- una amplia sonrisa se dibujó en su aniñado rostro, abrazando a su a vez a Usa-chan contra su pecho.

-¡Kawaiiiiiiiiiii!- gritaron las muchachas que le rodeaban, encandiladas por aquel muchachito a quien tanto le gustaban las cosas lindas.

-Mitsukuni, tienes merengue en la mejilla.- alzando una de las servilletas bordadas a mano, Mori limpió el resto de pastel, consiguiendo con aquel gesto que las clientas se alborotaran un poco más si eso era posible.

Por otro lado, Haruhi realizaba su tarea como Host; esta vez acompañada por Hikaru y Kaoru quienes junto a las clientas de estos, habían tomado asiento en el mismo lugar que la muchacha con la intención de atender a las señoritas conjuntamente.

Tamaki observó a sus compañeros bajo una sonrisa satisfecha, acabando por volverse a mirar a Kyouya quien tras atender a las clientas, parecía estar absorto en el trabajo que realizaba en su portátil. Lo observó un poco más, mostrando en su rostro una expresión un tanto distraída en la cual se dibujó casi sin darse cuenta una mueca casi de preocupación.

Desde hacia unos días que el moreno se mostraba distante e incluso cortante con él. Quizás no era algo demasiado obvio para los demás, pero él conocía demasiado bien a Kyouya como para saber que algo le preocupaba y creía saber que era… seguramente fue un error por su parte tomarse tan a la ligera aquello que comenzaba a sentir, y aun más, darse tanta prisa en contárselo a Kyouya.

Tamaki suspiró cerrando los ojos por un momento, y en cuanto los volvió a abrir, sintió como todo su cuerpo se sobresaltaba al encontrarse con la mirada del muchacho de gafas.

-Tamaki-sama ¿ocurre algo? estas distraído hoy.- rápidamente, el rubio se giró hacia su clienta, regalándole una amplia sonrisa.

-Perfectamente, disculpa princesa, solo estaba pensando en algo.- con cierto aire presuntuoso se echó el cabello hacia atrás, tomando seguidamente la mano de la muchacha entre las suyas. –y bien, me decías…- dejando hablar a la chica, los ojos azules del rubio volvieron a buscar la mirada de Kyouya.

El moreno tan solo ignoró aquella mirada igual que el gesto molesto que adornó el rostro del rubio seguidamente. Volvió a centrarse en la pantalla de su portátil, pero de inmediato sus pupilas se desviaron nuevamente hacia Tamaki. No podía evitarlo. Le era casi imposible no prestar más atención de la debida a su amigo; las palabras que este le había dicho unos días antes habían conseguido descolocarlo por completo.

A decir verdad, Kyouya había estado algo ausente desde entonces. Trataba de buscar una lógica, alguna razón coherente por la que el rubio le había dicho aquello pero siempre llegaba a la misma conclusión; Tamaki realmente estaba comenzando a tener sentimientos más profundos hacia él… por mucho que quisiera buscar alguna alternativa, aquella parecía ser la conjetura más acertada ya que en esos últimos días, las acciones de este se lo afirmaban una y otra vez.

-¿Qué haces Kyouya?- preguntó Tamaki tras acercarse al muchacho de gafas por la espalda, inclinándose un poco sobre él con la intención de ver que tenia tan distraído al moreno.

Kyouya abrió los ojos de par en par y una corriente eléctrica que se asemejó a un escalofrío, recorrió todo su cuerpo haciéndole sobresaltar ante la repentina presencia del rubio. ¿Cómo demonios no se había dado cuenta de que se había acercado? ¡Si hasta hacia un segundo lo había estado mirando! Rápidamente cerró el portátil, tratando de evitar así que el “intruso” descubriera lo que había estado ojeando hasta ese momento.

-¿Uhm? ¿Estabas viendo de nuevo las fotos que hice en el Zoo?- una inocente sonrisa se dibujó en los labios del joven presidente, ocasionando con aquellas palabras que las mejillas del muchacho de gafas se tiñeran levemente de rojo.

Había sido descubierto… al parecer no había reaccionado lo suficientemente rápido y Tamaki había acabado por darse cuenta de que había estado mirando el CD de fotos que este le había dado días atrás. En ese momento no supo que decir, ni siquiera se atrevió a mirarlo. Aquello le resultaba un tanto bochornoso. Aun así, se subió las gafas tratando de mantener la compostura, abriendo nuevamente el portátil bajo una circunstancial sonrisa.

-Solo estaba mirando que fotos podría usar para ofrecer a las clientas.- mentira... aquella había sido la excusa mas barata que podía haber encontrado.

-Oye Kyouya, no te di esas fotos para que las uses con el propósito de sacar beneficios para el club.- protestó adoptando una fingida expresión molesta, recibiendo una mirada por parte del moreno.

Kyouya frunció el ceño. Y él que había llegado a pensar que su excusa resultaría notoria para Tamaki… fue a decir algo, pero la mueca seria en el rostro del rubio y las palabras que le precedieron le hicieron guardar silencio.

-No pasaba nada si me decías que estabas mirando las fotos porque te apetecía hacerlo.- dándose media vuelta, Tamaki entrelazó las manos tras su espalda. –no es propio de ti inventar unas excusas tan obvias.- finalizó dedicando una mirada de reojo a su amigo, dejando escapar un suspiro más bien de decepción que de molestia. –Bien mis queridas princesas, disculpad mi tardanza…- y retomando su tarea como Host, el joven presidente volvió con sus clientas ofreciéndoles una amplia sonrisa.

Kyouya lo observó alejarse, no pudiendo hacer más que dejar escapar una nerviosa risita que pretendió ser sarcástica. Después de todo, Tamaki era la persona que mejor lo conocía… pero la verdad es que sabia que no estaba actuado nada bien en esos días, y el rubio parecía comenzar a cansarse de aquella actitud tan cortante que mantenía últimamente.


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Cada una de las muchachas que asistían cada día a la tercera sala de música habían acabado de abandonar el lugar. La jornada del Host Club había finalizado por ese día, aun así, sus integrantes todavía se entraban allí.

-¿Entonces haremos el cosplay de indios?- preguntó Hikaru pasando un brazo sobre el hombro de su hermano.

-Parece que es el más solicitado por las clientas esta vez.- Kaoru le dio una mirada a la hoja que contenía los gráficos con respecto a las peticiones de los disfraces.

-Entonces la próxima vez iremos de indios, Takashi, tu podrías llevarme a caballito ¿ne?- entusiasmado con la idea, Hani abrazó a su conejito de peluche, dedicando una mirada a Mori quien asintió en respuesta.

-Si ya esta decidido el cosplay, ¿entonces puedo marcharme? Si pierdo más tiempo no llegaré al supermercado para la oferta de carne de ternera.- mostrando su usual expresión de desinterés, Haruhi dejó escapar un suspiro cansado.

-Haruhi no hace falta que te marches todavía ¡yo haré que lleven a tu casa toda la carne de ternera que quieras!- acercándose a la muchacha, Tamaki rodeó los hombros de esta con su brazo. –¡y de primerísima calidad!- completando el abrazo, el rubio restregó su mejilla contra la de la muchacha.

-No gracias…- le respondió cortante, pellizcando como de costumbre la mano del joven presidente.

Tras deshacerse del posesivo abrazo, la chica de cabellos castaños se encaminó hacia la puerta, la cual separaba la salita en la que los miembros se reunían de la sala principal donde atendían a las clientas.

-¡Pero Haruhi! ¡Espera, puedo acompañarte al supermercado plebeyo si quieres! Así no tendrás que llevar tú la cesta.- con lagrimitas en los ojos y en una actitud de padre caprichoso, el joven presidente alzó una mano como si así tratara de alcanzar a su pequeña.

-No es necesario sempai, puedo yo sola.- esta vez el rostro de la muchacha mostró una sonrisa, algo forzada, ante el rubio quien se llevó un dedito a la boca a la vez que sus mejillas se sonrojaban.

A la vez que se encargaba de guardar todos los documentos sobre el Host Club, Kyouya observaba la escena entre su mejor amigo y la única chica del grupo. Tamaki no había perdido en lo más mínimo aquella actitud sobre protectora hacia Haruhi. No podía negar que aquel hecho le confundía, o más bien podría decirse que aquello le hacia sentir celos de alguna manera.

-Al parecer Tama-chan sigue como siempre, ¿no crees Kyou-chan?- ante la pregunta del pequeño, el moreno centró toda su atención en su sempai. –me pregunto si sus sentimientos hacia Haru-chan eran acertados después de todo...- murmuró para si mismo, centrando sus ojos color miel sobre Usa-chan. –¡Mañana quiero comer pastel de chocolate! ¿ne?- tras ofrecer una amplia sonrisa al muchacho de gafas, Hani corrió hacia Mori subiendo sobre la espalda de este.

“Me pregunto si sus sentimientos hacia Haru-chan eran acertados después de todo.”

¿Que había querido decir Hani con aquello? ¿Acaso se refería a que Tamaki nunca había estado realmente enamorado de Haruhi? podría ser así… quizás aquella actitud sobre protectora que el rubio mostraba hacia la chica no era más que eso; una especie de sentimiento paternal por muy extraño que pudiera resultar… en parte mezclado con aquel sentimiento “especial” que la muchacha despertaba en cada uno de los miembros del Host Club.

-¿Aun vas a quedarte un poco más?- sacando a Kyouya de sus pensamientos, Kaoru se acercó a él tomando asiento a su lado.

-Si, quiero acabar algo.- sin volverse a mirar al gemelo, comenzó a teclear prestando toda su atención a la pantalla de su portátil.

Pero aquella atención no duró mucho cuando junto a la puerta que separaba ambos salones pertenecientes a la tercera sala de música, se escuchó un ruido. Sus ojos oscuros giraron hasta toparse con lo ocurrido; Tamaki se encontraba tirado en el suelo justamente sobre Haruhi, dejando a la chica acorralada entre sus brazos.

El muchacho de gafas pudo apreciar perfectamente como las miradas de ambos muchachos se cruzaban entre sí. No lo pudo evitar. Aquella visión consiguió que todo su cuerpo se revolviera, acabando por sentir un intenso calor en su pecho como si se tratara de una molesta punzada que le oprimía.

-Tamaki-sempai ¿puedes dejar que me levante?- Haruhi entreabrió los ojos llevando ambas manos hasta apoyarlas sobre el pecho del rubio.

-¡Ah! Lo siento, es que he tropezado con el pie de Hikaru.- apartando su atención de la muchacha que seguía bajo él, Tamaki clavó una mirada amenazante sobre el susodicho.

-Señor no me culpes a mi por tu torpeza.- acabó por protestar el mayor de los gemelos cruzándose de brazos. –yo no tengo la culpa de que no mires por donde andas.-

-Esta bien, ¡pero dejad que me levante!- inquirió la muchacha de cabellos castaños, captando así la atención de los otros dos.

Esbozando una sonrisa circunstancial, Tamaki se incorporó poniéndose en pie frente a Haruhi, ofreciéndole una mano para ayudarla a levantarse la cual ella aceptó sin objeción alguna.

Ante el silencio del joven Ootori tras aquel escándalo, Kaoru lo miró, comprobando como el muchacho de gafas mantenía una expresión un tanto desaprobatoria, o más bien molesta, con la cual miraba como Tamaki parecía ejercer de príncipe rescatando a una doncella en apuros; y esa doncella no era otra que Haruhi...

-Me temo que Haruhi no llegará a alcanzar esa oferta.- comentó divertido el menor de los Hitachiin, dejándose caer sobre la mesa.

Sin decir una sola palabra al respecto, Kyouya cerró su ordenador portátil, y bajo la mirada de los ojos verdes del gemelo, hizo a un lado sus cosas con la clara intención de salir de allí.

-Kyouya, ¿Dónde vas?- preguntó Tamaki mostrándose interesado y algo confundido, pero el moreno ni siquiera lo miró.

Kaoru lo siguió con la mirada, observando como el joven Ootori atravesaba la puerta que separaba ambas salas ante la mirada extrañada del resto de sus compañeros. Finalmente esbozó una sonrisa suave; después de todo, Kyouya parecía ser bastante influenciable cuando se trataba de Tamaki…

-¿Qué pasa con Kyouya-sempai?- refunfuñó Hikaru.

-Quizás es porque habéis alborotado demasiado…- la muchacha de cabellos castaños entrecerró los ojos, dedicando una mirada recriminatoria al gemelo para seguidamente hacer lo mismo sobre Tamaki.

Pero el rubio ni siquiera se percató de dicha mirada por parte de ella… su atención ahora mismo tan solo podía ocuparse de Kyouya. ¿Acaso su amigo estaba celoso de... Haruhi? aquella actitud por parte del moreno le molestó, así que finalmente, frunció el ceño en una expresión decidida.


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Se había dejado llevar por lo celos; por aquella sensación de vulnerabilidad que lo había hecho reaccionar de aquella forma tan impulsiva frente a todos sus compañeros, en especial frente a Tamaki.

El joven Ootori suspiró cansado. Pasó una mano por su frente a la vez que cerraba los ojos para seguidamente, abrirlos y colocar bien sus gafas en un gesto con el cual trató de recuperar la compostura. Mejor seria olvidarse del club por un rato y despejarse.

-¡Kyouya!- la voz de Tamaki hizo que el moreno se detuviera para girarse a mirarlo. -¿Qué ocurre? ¿Por qué te has ido de esa forma?- dejándose ver algo enfadado ante el muchacho de gafas, el joven presidente alcanzó el brazo de su amigo sujetándolo de la muñeca.

Kyouya le ofreció una mueca desaprobatoria una vez que sus ojos oscuros, se centraron en el rubio tras dedicar una mirada desinteresada al agarre que este le había impuesto.

-No pasa nada Tamaki, ¿podrías dejarme solo un rato?-

-¿Estas celoso?- ante la inesperada pregunta, el moreno fue incapaz de ocultar una expresión de sorpresa. –¿es eso Kyouya? ¿Estas celoso de Haruhi?- inquirió Tamaki mantenido una mirada demandante, dejando ver ante su amigo que no lo dejaría hasta obtener una respuesta.

Kyouya se rió entre dientes, apartando por un momento su mirada de la que los ojos azules le dedicaban. Una vez que se deshizo del agarre bajo un movimiento ágil, volvió a encarar al joven presidente del Host Club.

-No esperes que te responda a algo tan estupido.- esta vez se mostró serio ante Tamaki, pasivo e incluso seguro de si mismo, pero no por ello consiguió intimidar a su amigo.

-Bésame.- la expresión en el rostro del rubio no cambio en lo mas mínimo, en cambio, la sorpresa se hizo evidente en el moreno ante las palabras de este. –bésame Kyouya.- le repitió con seguridad, consiguiendo que el otro muchacho se paralizara por un momento.

-Tamaki, no estoy de humor para tonterias.- trató de mantener la calma, y sin dejar ver el rubor de sus mejillas ante su amigo, Kyouya le dio la espalda con el único propósito de escapar de aquella situación.

En un movimiento rápido y por puro impulso, Tamaki lo rodeó acabando por encararlo nuevamente. Su rostro se dejó ver sonrojado ante el moreno, aun así, la expresión que mantuvo ante este indicaba que no lo dejaría ir tan fácilmente. Sin dejar tiempo a que el muchacho de gafas ni tan siquiera abriera la boca para objetar, el joven presidente posó sus manos sobre los hombros del otro, empujándolo hasta dejarlo acorralado entre la pared y su propio cuerpo.

-¡Vamos bésame!- demandó una vez más, notando ante la cercanía como un intenso escalofrío recorrió el cuerpo de Kyouya.

Su respiración se había vuelto agitada en tan solo unos segundos; sus ojos azules se mantenían clavados en los oscuros ofreciéndole una intensa mirada y sus manos, se sentían temblar sobre el cuerpo dl moreno.

-Tamaki…- aquel nombre escapó de los labios del muchacho de gafas en un tono de voz titubeante, casi entrecortado.

-Si de verdad sientes por mi eso que dices… ¡bésame! Haz algo para conseguirme.- sintió como el cuerpo de Kyouya temblaba junto al suyo, como sus respiraciones se habían vuelto una sola y como un calor sofocante se había adueñado de la situación.

El joven Ootori se sintió perdido en la mirada que los ojos azules le ofrecían; como si estos estuvieran sumiéndolo en la más absoluta profundidad, temiendo incluso quedar atrapado en ella. No podía creerlo, le era casi inconcebible la idea de que Tamaki estuviera demandándole algo así con tal seguridad… no obstante, en ese momento, esa mirada e incluso las palabras previamente pronunciadas por el muchacho, le recordó el día en que este pudo ver a través de él. Aquello volvió a asustarle como en dicho momento, y por un instante, dudó. Quiso besarle, estrecharlo contra su cuerpo y sentir aun más cercano aquel embriagante calor que se había creado entre ambos.

Esperó. El joven presidente tan solo pudo esperar a que Kyouya diera ese paso; a que los labios de su mejor amigo se aproximaran hacia los suyos rompiendo así con cualquier límite marcado, rasgando la moral y todas las pautas sobre lo que estaba bien o mal.

-No voy a besarte.- la mirada del muchacho de gafas se mostró segura e incluso implacable ante el rubio.

Ante aquella negativa, los ojos azules se abrieron con sorpresa y a la vez decepción. Tamaki agachó la cabeza bajando la mirada hasta perderla en el suelo; momento que Kyouya aprovechó para abrirse camino junto al rubio una vez que este dejó caer los brazos pesadamente junto a su cuerpo.

-Entonces… ¿entonces por qué dices tener esos sentimientos hacia mi?- su voz escapó calmada de entre unos labios que sentía temblar, y su mirada trató de encontrarse con la del moreno pero este no se volvió a mirarlo. –¡si de verdad sintieras algo por mi me besarías!-

-Tamaki, no es cuestión de probarte nada.- esta vez sus ojos oscuros enfrentaron al rubio, apreciando una expresión desanimada en el rostro de su amigo. -no tengo por qué hacer algo por el simple hecho de denostarte que es lo que siento por ti.-

-¿Sabes Kyouya? Tu problema es que te asusta conseguir lo que quieres, por eso no luchas por ello.- ante aquellas palabras, el moreno respondió con una mordaz sonrisa, ofreciéndole seguidamente a su amigo una mirada severa.

-Antes de decir todo eso, deberías comenzar por aclararte tú mismo, ¿qué es lo que sientes realmente por Haruhi? Cuando tengas claros tus sentimientos, entonces estarás en posición de pedirme que te bese.- no obtuvo respuesta alguna, tan solo un incomodo silencio se creó entre ambos.

Acertando que Tamaki no tenia nada más que decir, el joven Ootori retrocedió para entrar nuevamente en la sala contigua, con la clara intención de recoger sus pertenencias para por fin marcharse a casa. Alzó la mano para girar la manivela de la puerta, pero esta ya se encontraba girada… aun así la alcanzó acabando por empujarla. Al hacerlo, unos grandes ojos castaños se clavaron en los suyos, y la expresión sorprendida e incluso algo confundida por parte de la muchacha que se hallaba frente a él, consiguió que él mismo Kyouya adoptara una mueca recelosa.

No dijo nada, solo pasó junto a Haruhi adentrándose en el salón, dejando a la muchacha en la puerta que separaba ambos habitáculos con la mirada clavada al frente…

Instintivamente, Haruhi se giró a mirar al muchacho de gafas. La presencia de Kyouya pasando junto a ella le resultó fría, mucho más que de costumbre; había sentido como la piel se le erizaba ante un claro escalofrío, pero no fue eso lo que más sorpresa le había causado… si no aquella expresión con una mezcla de sorpresa, recelo e incluso algo de vergüenza que el moreno había dejado ver ante ella. Finalmente, sus ojos castaños buscaron a Tamaki de inmediato. Simplemente avanzó un par de pasos con la mirada clavada en el rubio, los suficientes como para cruzar el umbral a la vez que la puerta se cerró tras ella.

-Tamaki-sempai…- se atrevió a llamarlo, encontrándose con la mirada abatida de los ojos azules bajo una mueca que intentó ser una sonrisa.

-Haruhi… ¿ya te vas al supermercado? Si no te das prisa no llegarás a alcanzar la oferta.- comentó sonriendo lo mejor que pudo, pero la mirada de la muchacha sobre él se mantuvo seria en una expresión preocupada.

Aquella fingida sonrisa por parte del joven presidente del Host Club se fue tornando a una mueca seria ante el evidente silencio por parte de la chica. Por un momento desvió la mirada a un lado, dedicando una escurridiza mirada a la muchacha.

-Nos has oído ¿verdad?- en respuesta recibió una sincera afirmación por parte de la chica ante la cual, suspiró resignado ofreciéndole esta vez una tierna sonrisa. –¿Puedo acompañarte al supermercado?-


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Sin decir una sola palabra y bajo la mirada del resto de sus compañeros, Kyouya se aproximó a la mesa donde anteriormente había estado trabajando en su portátil. En un gesto brusco dejó caer sobre la mesa la carpeta donde había recogido todos los documentos del club, consiguiendo que los demás se sobresaltaran.

Kyouya se mantuvo en pie. Apoyó ambas manos en la mesa e inclinó su cuerpo sobre la misma acabando por clavar su mirada ausente en los documentos. Sin prestar atención a sus compañeros y sin que la presencia de ellos le importara realmente, cerró los ojos tomando algo de aire, tratando por todos los medios de tranquilizarse.

-Na, na, Takashi, ¿puedo comer otro pastel?- con la intención de desviar la atención del muchacho de gafas, Hani extendió ante su primo un pastelito de fresas.

-Solo uno Mitsukuni.- respondió secamente, siguiendo el ejemplo del pequeño dejando así de prestar verdadera atención a Kyouya.

-Kaoru ven a ver este nuevo juego.- esta vez fue la voz de Hikaru la que se dejó oir atrayendo la atención de su hermano menor.

Kaoru solo asintió en respuesta, y tras dedicar una mirada rápida a su hermano, volvió sus ojos verdes hacia el joven Ootori nuevamente. Frunció el ceño en una mueca preocupada, y sabiendo que no podría hacer nada en aquel momento por intentar acercarse a Kyouya, acudió a Hikaru.

Con las manos aun sobre la mesa, el muchacho de gafas las apretó en un puño en señal de impotencia y rabia contenida. Aun podía sentir la respiración de Tamaki a escasos centímetros de sus labios, las manos de aquel muchacho quemando sus hombros e incluso levemente su pecho. Había deseado besarlo así como este se lo había pedido, pero simplemente no pudo hacerlo. Algo tenía claro... y es que en el momento en que diera ese pasó, ya no habría forma de volver atrás.

Finalmente alzó la mirada de sus ojos oscuros colocándose bien las gafas sobre la nariz, y tras recoger todas sus pertenencias, se aproximó a salir de la sala con la intención de marcharse ya a su casa.

-Nos vemos mañana.- se despidió secamente, atrayendo una vez más las miradas de los presentes quienes optaron por despedirse como si nada ocurriera.

-¿Se habrá enfadado con nuestro señor?- preguntó Hikaru inocentemente a su hermano.

-Podría ser…- apartando la mirada de la puerta una vez que esta se cerró, Kaoru sonrió sutilmente ante el mayor de los gemelos.

-Ya es hora de que nosotros también nos marchemos ¿ne?- esta vez fue la sonrisa tranquilizadora del muchacho del conejito la que captó la atención de los demás quienes asintieron en respuesta.


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La puerta que separaba ambos salones pertenecientes a la tercera sala de música se cerró tras de si. Quizás no estuvo bien su reacción ante Tamaki; la expresión abatida del muchacho no había pasado inadvertida para él. Simplemente bastaba con haber reaccionado de otra manera, con haber medido un poco sus palabras…

En ese preciso momento su mirada se irguió, sus ojos oscuros miraron al frente y su expresión se tornó desalentada… al otro lado de la sala pero justamente frente a él, pudo apreciar la sonrisa de Tamaki; una sonrisa que fue acompañada por una infantil risa; todo ello dirigido a Haruhi quien abandonaba la tercera sala de música a su lado.

Kyouya se mantuvo en aquel lugar, tan solo observando como el joven presidente del Host Club se perdía tras la puerta acompañado por la muchacha de cabellos castaños. En un acto inconsciente, sus labios se curvaron en una mueca que trató de asemejarse a una sonrisa irónica cuando por su cabeza, pasó la posibilidad de que lo ocurrido minutos antes no hubiera afectado al rubio en lo más mínimo.

Agachó la cabeza abatido. Ni siquiera se reconocía… ¿cuando se había rendido tan fácilmente ante algo? Haciendo alarde de su impasible seguridad, el joven Ootori acabó por erguir la mirada con orgullo y bajo su habitual actitud, se dispuso a salir de la tercera sala de música.

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No era demasiada la gente que caminaba por las calles de aquel pequeño barrio a esas horas de la tarde. En cambio, en uno de los parques de los alrededores, los niños disfrutaban aprovechando los últimos minutos de juego antes de volver a sus casas.

-Siento que no hayas podido llegar a la oferta.- se lamentó Tamaki bajando la cabeza en una expresión aniñada ante la mirada de Haruhi.

-No importa...- comentó algo nerviosa, tratando así de restarle importancia antes de que el rubio acabase deprimido en algún rincón de la calle.

Manteniéndose nuevamente en silencio, la muchacha caminaba cargando una de las bolsas, mientras que el joven presidente del Host club, llevaba las dos restantes. Ambos seguían en silencio; no habían hablado demasiado durante su visita al supermercado y menos aun durante el trayecto.

Por su parte, Haruhi estaba confundida; en parte interesada por saber de que habían estado hablando exactamente sus dos sempais, aun así, creía preferir no saberlo…

Tamaki la miró de reojo; ese silencio estaba resultando mucho más incomodo que si intentaba explicar a la muchacha lo sucedido. Casi sin darse cuenta dejó escapar un suspiró pesado, deteniéndose por un momento justamente frente a la entrada del parque.

-¿Sempai? ¿Estas cansado de llevar las bolsas?- tras detenerse, Haruhi dedicó una mirada al rubio en un gesto inocente. –Puedo llevarlas yo.- extendiendo ante el muchacho su mano libre se acercó hasta el, atrayendo la mirada de los ojos azules.

-No es eso, puedo con las bolsas.- una suave sonrisa se dibujó en sus labios; un gesto que de alguna extraña forma, consiguió sobresaltar a la muchacha. –Haruhi... me gustaría explicarte que fue lo que oíste antes.- ante esas palabras, un escalofrío acabó por recorrer el cuerpo de la chica de cabellos castaños.

En ese momento, la muchacha recordó la expresión de Kyouya cuando se encontró con los ojos oscuros de este justo al abrir la puerta; una expresión que le sorprendió demasiado, una mirada que jamás había visto por parte del muchacho de gafas. Lo sabia... sabia que Tamaki tarde o temprano acabaría por querer contarle lo ocurrido. Simplemente podía negarse a escuchar cualquier explicación que el rubio tuviera que darle; algo tan sencillo como eso... pero pese a lo que ella creía, quería saber que era aquello que ambos amigos estaban ocultando y que según lo que había oído, ella misma parecía tener algo que ver en el asunto...


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Sin cuidado alguno, el joven Ootori dejó sobre la mesa su cartera. Deshizo el nudo de su corbata y antes de desprenderse de ella, se dejó caer pesadamente en el sofá.

Suspiró cansado. A diferencia de todos los días, esta vez había vuelto caminando. Al menos había tenido bastante tiempo para calmar aquella molesta intranquilidad que le envolvía. Abrió los ojos sobresaltado cuando alguien llamó a su puerta, sacándolo de aquella tranquilidad en la que se había visto envuelto momentáneamente. Miró hacia la misma, y ante el sonido que se volvió a repetir, frunció el ceño con fastidio.

-¿Quién es?- preguntó con desgana sin siquiera detenerse a mirar a la persona que abría la puerta.

-¿Puedo pasar, Kyouya-sempai?- portando una amplia sonrisa, el menor de los hermanos Hitachiin se hizo visible ante el muchacho de gafas.

-¿Has venido solo?- preguntó el moreno volviéndose a mirar al recién llegado; aunque ya creía saber cual era el motivo de su visita...

-Si... Hikaru no sabe que he venido.- Kaoru acabó por adentrarse totalmente en la habitación, cerrando la puerta tras de sí. –Perdona por no haber avisado antes.- el menor de los gemelos se disculpó llevándose una mano tras la nuca, manteniendo aun la sonrisa en sus labios.

-Imagino que ha sido demasiado obvia mi conducta de esta tarde...- mostrando una mueca de ironía, el muchacho de gafas desvió la mirada a un lado, provocando que Kaoru adoptara una sonrisa mucho mas calmada.

-Todos se han quedado preocupados.- comentó tras aproximarse a uno de los sillones tomando asiento en él. –no creo que sospechen nada de lo que realmente ocurre, pero si se han dado cuenta de que las cosas entre tú y mi señor andan un poco extrañas.-

-Ese Tamaki... no tenía que haberme dicho nada...- aquellas palabras que Kyouya alcanzó a murmurar entre dientes, fueron recogidas perfectamente por el menor de los Hitachiin.

-¿Mi señor te dijo algo?-

-El muy idiota dijo que creía estar comenzando a sentir algo por a mi.- Kaoru tan solo pudo abrir los ojos de par en par ante esas palabras, eso si que no lo esperaba... –eso ha complicado aun más las cosas, ya que parece que no está nada seguro de lo que siente en realidad.-

-¿Lo dices por Haruhi?- Kyouya se limitó a asentir en respuesta. –así que por ese motivo reaccionaste de esa forma... Kyouya-sempai, no deberías preocuparte tanto.- sonrió ante el moreno en un gesto alentador, encontrándose con una mirada seria en los ojos oscuros de su sempai. –creo que mi señor ya tiene claros sus sentimientos, quizás eres tú quien esta actuando de una forma recelosa ante ellos. Puede que con un poco de tiempo cada cosa tome su lugar.- finalizó ofreciendo una amplia sonrisa al muchacho de gafas.

Kyouya desvió la mirada perdiéndola en el suelo. Quizás Kaoru tenía algo de razón en todo ese asunto. Siempre había encontrado poco viable la remota posibilidad de que Tamaki pudiera corresponderle, y al saber que, en contra de todo pronostico, el rubio comenzaba a sentir algo por él, la situación se había tornado peligrosa; tanto que no sabia como encajarla. Para ser sincero consigo mismo, sentía que si Tamaki no le marcaba un ritmo respecto a lo que pudiera ocurrir entre ellos, no sabría como dar el siguiente paso…

**************************************************

El columpio se balanceaba con suavidad mientras que el muchacho de cabello rubio lo impulsaba con su cuerpo. Junto a él, Haruhi permanecía sentada en un banco; ambos prácticamente solos exceptuando algún que otro chiquillo que aun correteaba entre los toboganes.

-No imaginaba que se tratara de eso.- sin siquiera mirar a Tamaki, la muchacha movió los pies sobre la tierra en un inconsciente intento por dibujar alguna cosa. –me di cuenta que algo pasaba entre vosotros desde que estuvimos en la playa, pero jamás pensé que se tratara de algo así.- sonrió algo nerviosa; bastante sorprendida después de lo que el rubio le había contado.

-¿Es raro?- mostrándose avergonzado, el joven presidente miró a la muchacha, dejando ver ante ella una infantil expresión la cual causó una sonrisa en Haruhi.

-No es que sea algo raro el que te guste otro chico... es solo que... de ti, sempai, es de quien menos me hubiera esperado algo así.- ante esa muestra de sinceridad, Tamaki no supo si reír o de lo contrario, buscar algún rincón donde echarse a llorar. –ya sabes... es que siempre se te ve tan seguro con las clientas del club y con cualquier mujer, que lo último que hubiera imaginado es que acabarías... enamorándote de otro chico....- la sonrisa comprensiva que prosiguió a dichas palabras consiguió tranquilizar los nervios del rubio, haciendo que este esbozara una suave sonrisa que completó el sonrojo de sus mejillas.

-Pero... no se que pasa con Kyouya.- Tamaki bajó la mirada cubriendo sus ojos con el cabello rubio que caía sobre su frente. –nunca he considerado que Kyouya sea una persona fría, pero desde hace unos días está demasiado distante.- detuvo el movimiento de su cuerpo provocando que el vaivén del columpio cesara, finalmente, sus ojos azules miraron a la muchacha.

Haruhi se mantuvo en silencio por un momento; pensativa. Una suave brisa comenzaba a soplar meciendo los cabellos de ambos al igual que hacia con las ramas de los árboles; las primeras hojas comenzaban a caer anunciando la llegada del otoño.

-Quizás tenga miedo.- acabó ella por romper el silencio.

-¿Miedo?- Haruhi asintió en respuesta, consiguiendo que el rubio se mostrara confundido.

-Puede que a Kyouya-sempai le asuste dar un paso más; al fin y al cabo sois muy buenos amigos desde hace tiempo. Seguramente no quiera correr el riesgo de que vuestra amistad pueda perderse al “sustituirla” por un sentimiento más comprometido.- ante la deducción de la chica, los ojos azules del rubio se abrieron con sorpresa.

Ahora parecía ver casi con completa claridad lo que estaba ocurriendo... Kyouya no quería arriesgarse; así como él mismo había deducido. Pero el motivo era justamente como Haruhi le había hecho ver, no porque realmente el muchacho de gafas no quisiera dar ese paso.

Ahora comenzaba a comprenderlo... definitivamente había sido un error haberle dicho a Kyouya que creía corresponder a los sentimientos de este, al menos no tenia que haberse dado tanta prisa en hacerlo…

-Ya entiendo... no es algo complicado ¿pero sabes Haruhi? Eso nunca pasará, ante todo somos los mejores amigos que existen.- una amplia sonrisa se dibujó en sus labios, ante la cual, la mirada de los ojos castaños de la muchacha se clavó interesada. –¡y nada ni nadie podrá acabar con eso!- poniéndose en pie con total ímpetu, el joven presidente del Host Club alzó un puño como si se tratara de una especie de grito de guerra.

Haruhi lo miró nerviosa e incluso irritada, sintiendo como las gotitas de sudor resbalaban por su rostro. Aun así, acabó sonriendo con ternura ante el rubio cuando esté le ofreció una de sus aniñadas sonrisas.

-Ahora que lo tengo todo mucho más claro, haré todo lo que sea posible para que Kyouya quiera dar ese paso sin sentir miedo.- dicho eso, le guiñó un ojo a Haruhi en un gesto de complicidad.

-Esto... sempai... intenta no asustarlo aun más...- sonrió nerviosa en un vano intento por calmar la efusividad del joven presidente.

-Por cierto Haruhi...- sus ojos azules se volvieron en una intensa mirada sobre la chica, provocando que ella lo mirase con desconfianza. -¿vas a enamorarte de mi ahora que no puedes tenerme?- bromeó en un cariñoso tono infantil, ante el cual, ella lo miró amenazante.

-Ni lo sueñes...- respondió cortante, acabando por esbozar una sonrisa ante la risa que se dejó oír por parte del rubio. –Tamaki-sempai, estoy segura de que todo ira bien.- el joven presidente se lo agradeció respondiendo con un gesto amable.

-Te acompañaré a tu casa, ya casi ha oscurecido.-

-Me parece bien.- Haruhi se puso en pie tomando una de las bolsas, percatándose de que nadie más que ellos quedaba ya en el parque. –ya comienza a refrescar un poco.- comentó tras emprender el paso.

-Pronto llegará el otoño…- tras atrapar una hoja que la brisa había llevado hasta él, sus ojos azules se entrecerraron observándola con cierto anhelo. –al igual que las estaciones, todo cambia…-

-¿Decías algo sempai?-

-No, nada, volvamos ya.- esbozó su mejor sonrisa y tomando las bolsas restantes, se dispuso a seguir a la muchacha.

La suave brisa sopló una vez más haciendo caer nuevas hojas de los árboles que aun se mantenían con el color del verano. Los ojos azules de Tamaki se clavaron en la muchacha que caminaba algo más avanzada a él. Sonrió tranquilo, ahora lo tenía claro; ya no había más que pensar, solo necesitaba que Kyouya lo supiera.





Continuará...





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Notas::. POR FIIIIIIIIIIIIIIIIIIIN! POR FIN HE ACTUALIZADO!!! >_< gomen! De verdad k siento mucho el enorme retraso k ha sufrido este fic >_< llevo días queriendo actualizarlo pero entre una cosa y otra nunca lo hacia -_- para empezar.. he tenido mucho lío en el trabajo, por desgracia murió la madre de mi jefa y han sido unos días de completo caos -_- aparte de eso, estuve una semana de vacaciones, las cuales aproveche para ir a mi pueblo y estar allí sin internet ^^u con lo cual, tenia tiempo libre pero no internet ^^u gomen..

Asi k ahora k parece k las aguas vuelven a su cauce, he actualizado el fic con este capitulo 8 k al parecer tanto habéis esperado y k yo me he negado a subir antes no tengo perdón -_- de verdad k no me gusta hacer esperar tanto pero a veces las cosas no pueden ser como una quisiera -_- con lo cual también me temo k tardare un poco en subir el 9, aunque espero k no tanto >-< tratare de ser mas rápida la próxima vez ^^ es k el trabajo quita mucho tiempo -_-

En fin.. comentando sobre este capitulo... pues parece k entre Kaoru y Haruhi nuestros dos chicos han conseguido darse cuenta de algo mas.. a hora les keda avanzar otro pasito pequeñito aunque sea XDD pero aunque no haya pasado nada realmente interesante en este capitulo, he dejado caer esa escenita del “Kyouya bésame” k tanto me gustó escribir *_* y k espero k os haya gustado leer >///< después de esto vendrán mas escenitas de estas k nos gustan tanto :P a ver si de una buena vez pasa ya algo mas entre ellos! >-< todo esta en mi cabeza, solo hay k escribirlo :P

Bueno, el motivo de haber escogido a Kaoru y Haruhi como “confidentes” pues en verdad no se muy bien por que.. supongo k escogí a Haruhi pk ella también esta metida en el “problema” de Kyouya y Tamaki de cierto modo, y el haber escogido a Kaoru creo k ha sido pk me gustaba un acercamiento por parte de él y Kyouya ^^ (a quien no? XD) en fin.. espero k al menos la espera haya merecido la pena y hayáis disfrutado de este capitulo ^^ y una vez mas.. muchísimas gracias por esperar y seguir leyendo, prometo no dejar este fic hasta k lo acabe! Aunque a veces tarde en actualizar ^^u

Un beso y gracias por el apoyo! Nos vemos en el capitulo siguiente!!! Bye byeeeeeeee



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