Rei iba de un piso al otro entre las oficinas, los representantes de equipo y los organizadores del evento, que no paraban de caminar de un lugar al otro en ese edificio de la BBA.
Le había pedido el señor Dickenson que repartiera algunas formas a llenar con los datos de los integrantes de cada equipo a todos los que viera.Estaba sintiéndose mal de ver a tantos conocidos porque le parecía que en cualquier momento se toparía con el chico ruso en quien tanto pensaba últimamente, pero de pronto recordó que el capitán del equipo en que Hiwatari se encontraba no era el susodicho, sino cierto pelirrojo. “Menos mal, no sé qué haría si te encontrara, Kai”.
Ese registro se había salido de control y no había personal suficiente para atender a todos, así que Rei se había ofrecido a ayudar con tal de no regresar pronto a casa y encontrarse con su actual novia que empezaba a desquiciarlo, pero apenas había aceptado y ya se le habían ido las ganas de seguir en ese lugar al pensar que, tal vez, su ex-pareja estuviera en ese mismo lugar y lo tuviera que ver y escuchar de nuevo como la última vez…
-Deja de excusarte, solo déjalo así…
-No, ahora me vas a escuchar, por una vez vas a escuchar Kai Hiwatari…
-… no, por una vez no quiero saber nada de ti, ni escucharte hablar… no quiero saber nada… Resultaste ser un traidor… y pensar que todos te ven como la honestidad en persona… No quiero volver a verte, si es posible por el resto de mi vida.
Sacudió la cabeza para alejar los recuerdos y siguió repartiendo las formas a los que veía, tratando de no detenerse demasiado con ninguno, pero al cabo de un rato se le terminaron y tuvo que ir por más. Sin embargo se perdió y terminó vagando por los pasillos de servicio del edificio, que por suerte estaban casi desiertos.
Por un rato se alegró de verse en la tranquilidad que en la parte pública no existía, mas después de un rato empezó a sentirse más que perdido entre ese laberinto de pasillos y puertas cerradas que se veían iguales a cada paso. Estaba por intentar gritar para que alguien lo ayudara cuando escuchó unos pasos y luego cómo alguien tiraba algunas cosas en el siguiente pasillo, y se sintió aliviado de saber que podría ayudarlo, pero cuando vio de quién se trataba se le heló la sangre y después fue peor…
-Lo… lo siento yo… disculpen –dijo cuando pudo reaccionar y dio media vuelta internándose de nuevo en el frío laberinto azul del edificio. “Por qué… porqué tuve que ver eso…Kai…”
No pudo procesar la información que acababa de recibir, no podía creer lo que había visto porque simplemente debía ser una mala broma… Kai con su capitán… ¡Kai en brazos de su capitán Brooklyn Masefield!... todo debía ser una señal, ¿pero cómo interpretar todo?, ¿a caso ya lo había olvidado?, y si era así ¿qué derecho tenía él de decir cualquier cosa si había sido todo culpa suya?... Algo tenía que hacer, y tenía que empezar ahora o se arrepentiría por el resto de su vida…
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Pasaron algunos días desde aquel suceso, y Kai decidió ignorar el hecho y no darle importancia alguna. Pero Brooklyn (que ya se empezaba a reponer de sus lesiones) no supo cómo interpretar eso, tal vez significaba que él no era lo suficientemente importante como para que el joven de ojos rojos lo tomara en cuenta, tal vez había sido el peor error de todos besarlo frente a su ex pareja… y como nada de esas dudas le agradaban pues prefirió aclararlo todo de una vez preguntándole al mismísimo Kai, el problema era que… de nuevo había tenido que ir a atender asuntos de la corporación Hiwatari, así que el resto del equipo tenía que seguir entrenando porque ya faltaba poco para el torneo…
-Más rápido, Yuriy… debes ser menos obvio en tus ataques, Garland… la defensa, ¡úsala!... –como capitán del equipo, Brooklyn debía supervisar cada entrenamiento, y asegurarse de que sus compañeros se encontraran en óptimas condiciones
-…’más rápido, menos obvio’… ¿crees que no sabemos eso, “capitán”?…-decía el pelirrojo que jadeaba por tan duro entrenamiento, a modo de reclamo
-si lo sabes no entiendo por qué es que no lo corriges
-… ¡quiero ver que pongas el ejemplo, y no que solo te quedes viendo!…- se defendió el ruso que empezaba a enojarse por ser juzgado tan severamente como si su estilo fuera tan despreciable
-Ivanov tiene razón, tú deberías entrenar a la par que nosotros…-añadió Garland, que se encontraba igual de cansado que su compañero
-Pero no tengo con quién practicar un duelo…
-¡claro, porque nosotros somos nadie!, ¿cierto?… en cambio Hiwatari sí es un rival para ti, no como nosotros… ¡vamos, enfréntanos a ambos y ya veremos si piensas igual!-y como siempre, el impulsivo y poco reflexivo de Yuriy Ivanov era quien retaba al único miembro disponible del equipo que, además de tener cierta ventaja en nivel, estaba totalmente descansado…
-… está bien, como quieras, pero si te logro sacar del plato harás lo que te diga
-ja! Solo si logras sacarme…
Así fue como Wolborg se enfrentó a un Zéus descansado y el resultado fue… uno totalmente inesperado, porque apenas un segundo después de haber comenzado, ambos blades se encontraban fuera del plato de entrenamiento…
-¿Hiwatari? …-dijo Siebald que de inmediato reconoció a Dranzer
-Vaya, hasta que te apareces, ¿crees que te vamos a estar esperando toda la vida o que?, tú, niño tengo-empresas-que-atender, ¡por si no lo sabías mientras tú estabas jugando al hombre de negocios, nosotros nos estamos matando aquí en entrenamientos!
-que al parecer no han servido mucho- dijo Kai mientras caía hábilmente de una rama del árbol de la propiedad cerca del resto
-¿¡qué te crees tú!? Primero te largas como si nada, faltas a cuantos entrenamientos quieres y encima de todo llegas a---
-¡cállate! No estoy para tus dramas, que si hablamos de largarse sin avisar bien podría mencionar tus huidas nocturnas después de que el tarado de Bryan te llama…
-¡tú!... cómo?... qué… ¡¡¡aaaaaah!!!, ¿nunca te dijeron que es inapropiado espiar a la gente?- y por alguna razón, el cabello de Ivanov no se diferenciaba demasiado del color de su piel en ese momento
-como digas- y sin más nada se dirigió a la casa, dejando a sus compañeros atrás
-¿no piensas tomar parte de la práctica, Hiwatari?
-paso- respondió sin siquiera detenerse, y entró en la casa
Los otros 3 solo lo vieron entrar, sin siquiera decir una palabra más, porque se notaba que algo no estaba bien con el chico bicolor. Empezando porque había tenido que ir a atender sus negocios, cosa que siempre lo ponía un poco irritable, pero además tenía esa mirada que solo un Hiwatari puede tener, esa que solo con verla desearías estar al otro lado del mundo, y además actuaba más fríamente de lo normal.
El pelirrojo de vestimenta blanca notó que Kai había tenido cuidado de no cruzar miradas con ninguno, en especial con él, y que a pesar de haberse burlado de Yuriy, como era su costumbre, no había siquiera sonreído, lo que lo llevaba a pensar que lo había hecho por cubrir apariencias.
-…¿qué se cree ese estúpido engreído?...!idiót!
-sí, bueno, por hoy ya terminamos
-¿qué?, pero si acabas de decir que teníamos mucho que mejorar, Brook…
-sí, pues será mejor que se relajen, así que salgan a desestresarse… a no ser que prefieran las huidas nocturnas jeje
-¡nada de lo que dijo ese imbécil es cierto, no hay pruebas!- decía como loco desesperado haciendo berrinche y casi se tira al suelo mientras se le subían y bajaban los colores al rostro
-JAJAJA, ¿qué más pruebas quieres que esta pataleta tuya? JAJA
-Ya largo los 2, que de seguro tienen mejores cosas que hacer que convencerme de ponerlos de nueva cuanta a entrenar, ¿o me equivoco?
Apenas pronunció estas palabras, tanto Garland como Yuriy desparecieron como por arte de magia. ‘Perfecto’ pensó el chico de orbes azul agua ‘ahora es mi turno’, y entró a la casa, buscando a su presa favorita, que estaba en su habitación.
Llamó suavemente a la puerta, apenas rozándola con los nudillos, y como no hubo respuesta abrió un poco para ver a lo que se enfrentaría. Esperaba ver al ojirojo con mala cara viendo por la ventana, o maldiciendo por lo bajo… esperaba no verlo llorando como aquella noche bajo el árbol, porque eso no podría soportarlo… tenía toda la convicción de encarar al altanero chico, pero no podía negarse a si mismo que estaba nervioso por lo que pasaría, por lo que tendría que escuchar y porque esos ojos… esos ojos le inspiraban más que respeto llegando a dejarlo sin palabras o voluntad en ocasiones, aunque ni el mismo lo aceptara.
Sin embargo, la escena con que se topó fue una un tanto diferente a la que esperaba; estaba Kai sentado al filo de su cama, con la mirada fija en una tarjeta, postal o fotografía (no estaba seguro) con una expresión seria. De pronto, la mano con que sostenía aquel pedazo de papel, se cerró con fuerza, temblando ligeramente, a la vez que dejaba salir un cansado suspiro que igual pudo sonar a fastidio, y volteaba hacia otro lado, como evitando ver cómo terminaba de arrugar el papel y lo estrujaba con más fuerza y después lo lanzaba al cesto de basura que estaba al otro lado de la puerta sin que cayera dentro y terminara cerca de la cama. No estaba seguro de si debería o no entrar como había planeado, pero una vez más, Brooklyn había descubierto otra faceta del ruso-japonés, una que no estaba seguro que le gustara…
-¿qué haces aquí?- dijo con un tono sin mucha expresión, al darse cuenta de la presencia del pelirrojo
-esa es mi pregunta… al menos la primera-dijo aún desde el marco de la puerta
-es mi habitación. Ahora, largo –no estaba viendo a Brooklyn en realidad, estaba demasiado ofuscado con lo de en la mañana
-…no, - '¿por qué esa mirada tan ausente?...' –necesito saber qué es lo que pasa contigo
-¡qué molesto!… haz lo que quieras- y se dejó caer en la cama, mientras su mirada se perdía en algún punto del techo
-ni siquiera escuchaste lo que dije, contéstame qué pasa- ¿qué podría haber causado tal estado en ese chico?... ¿y si tenía que ver con cierto chico chino?
-nada
-¿y qué piensas sobre lo que pasó en el edificio de la BBA?- entró a la habitación y se acercó hasta quedar a un par de pasos del otro
-… no me molestes, no estoy para tus juegos, Masefield
-¿porqué todo es un juego para ti?... ¿no puedes pensar que hay algo de sinceridad en las personas?
-no
-¿porqué?
-no pienso cometer el mismo error 2 veces
-¿qué?... discúlpame, pero no llego a comprender de qué hablas.
-cállate, no quiero hablar más- y dicho esto cerró los ojos quedándose inmóvil, tal pareciera que se encontrara profundamente dormido, aunque ambos en la habitación sabían que no era así
-… bien, como quieras. Si no quieres hablar no lo hagas, pero eso no me va a hacer callar, así que será mejor que me escuches…- se sentó al filo de la cama, cerca del otro, dándole la espalda –para mi no es un juego, besarte se ha convertido en mi deporte de alto riesgo favorito y apuesto que a ti no te incomoda tanto como parece… ¿o me equivoco?-no recibió respuesta, pero notó que Kai se dio la vuelta, quedando ambos de espaldas al otro. Lo estaba ignorando de nuevo, y no dejaría que eso volviera a pasar, así que le sacaría las respuestas de una u otra forma.
Se levantó y dio la vuelta hasta quedar de frente a Kai, a quien sus cabellos cubrían un poco su rostro, puso sus manos sobre la cama y se inclinó sobre su compañero, besándolo suavemente en los labios.
Se quedaron un segundo así, hasta que Hiwatari reaccionó, abrió los ojos y volvió el rostro, provocando que Brooklyn se separara.
-¡¿Por qué hiciste eso?!-exclamó a la vez que se levantaba de un salto olvidándose de cualquier otra cosa que no fuera ese extraño nerviosismo que lo sacaba de quicio cada que su capitán se aceraba demasiado
-dijiste que hiciera lo que quisiera y eso hice
-¡deja de hacerlo!... demonios
-al menos ya estás prestando atención, ¿qué te ocurre?
-… nada, ¡ahora largo de aquí!- ahora sí, Kai Hiwatari había regresado, con todo y ese tono imperativo de voz que no dejaba espacio a réplicas
-¿y qué hay del entrenamiento?
-obviamente este equipo no puede darme nada con lo que trabajar, ¿o no recuerdas cómo los saqué del plato hace un momento?... patéticos
-discúlpame por tal actuación, aunque ¿debo recordarte que hasta hacía poco tu Dranzer no podía diferenciar un blade del piso?
-hmpf!! ¡Al menos no destrocé el mundo por crear una realidad subalterna oscura llena de locura!
-¡ese fue un golpe bajo!, tú no dejas de sorprenderme…
-¡sal de una buena vez que no estoy para tonterías!
-no, además me debes algo, ¿recuerdas? Y hoy me voy a cobrar por las buenas o por las malas
-¡¡de qué hablas, estás loco!!
-sí, claro que lo estoy, ¿y cómo no estarlo si tú me vuelves loco?- dijo con una sonrisa encantadora- y lo que me debes es una noche, porque no se me ha olvidado…
-…no te atrevas…- y es que conociendo al pelirrojo, sabía que lo que seguía lo sacaría de balance, fuera lo que fuera, así que se adelantó y retrocedió unos pasos
-… no pensé verte huir de mi tan pronto jeje, pero hoy…-y su mirada cambió por completo, tomando una actitud decidida –no te dejaré escapar
Esas palabras dejaron a Kai algo confundido y expectante, ‘¿qué se traía entre manos este tipo?’, pero pronto su duda se disipó; en un muy rápido movimiento, Masefield se le acercó, lo tomó de los hombros y le dio un golpe certero que lo desmayó casi al momento, quedando este a merced del de ojos azul agua, quien lo sostuvo con un brazo para que no cayera al suelo.
-jeje, te dije que me cobraría con o sin tu colaboración…- lo recostó en la cama y acarició su rostro, mientras se acomodaba junto a él suavemente - ¿qué está pasándote, Kai? … de pronto esa mirada tan ausente, esa actitud tan extraña… y esta maldita sospecha de que hay “gato” encerrado no me gusta nada…- y empezó a desabrochar la camisa del ruso, poco a poco, como sin darse cuenta de lo que hacía, y poco a poco su mano se fue colando dentro de las ropas, sutilmente… notó que su piel era muy suave, y blanca como el yogurt… esa piel que tanto se le negaba… apenas notó lo que estaba haciendo, su pulso se aceleró, al igual que su respiración, parecía un novato en el campo, ¿quién lo diría? Brooklyn Masefield temblando por estar con Kai Hiwatari a su merced…
Subió de nuevo su mano hasta los labios del chico y los delineo lentamente con sus dedos, observando cada detalle de ese perfecto rostro… podía sentir su acompasada respiración que desentonaba con la propia. Se acercó al cuello del ruso y comenzó a besarlo suavemente, pero se detuvo al escuchar un molesto teléfono celular que estaba en la mesa de noche. Rápidamente se levantó y contestó, para evitar que el sonido despertara a su compañero, y pensó en colgar de inmediato, después de todo lo que menos le interesaba era escuchar que llamaban de las empresas Hiwatari, sin embargo la voz que escuchó le pareció demasiado conocida…
-¿Kai?… déjame hablar esta vez, discúlpame por llamarte a tu oficina, pero no tenía otro lugar dónde localizarte. El número no importa cómo lo haya conseguido… Kai, solo quiero saber cómo te va… por… por favor contéstame… Kai---
-Él está ocupado conmigo, Kon, haznos el favor de no llamar de nuevo- fue la fría contestación de Brooklyn que pronunció como escupiendo hielo, luego colgó y apagó el móvil, sentándose con la mirada baja. -…Ahora entiendo todo… parece que hoy tampoco será…- estaba a punto de pararse y salir de la habitación cuando vio una bolita de papel cerca de su pie, la levantó y la extendió, reconociéndola como la fotografía que había estado viendo su ahora inconsciente compañero, y al ver quienes se encontraban retratados sintió una molestia en el estómago y un amargo sabor invadió su boca; ni más ni menos que la feliz pareja, Kai a la derecha con una mirada mansa y un gesto amable, casi sonriendo, se la dedicaba a Rei, que alegre, le devolvía la mirada con una mano sobre el hombro del bicolor… el cuadro más perfecto que se hubiera imaginado…-… esa mirada nunca te la había visto, Hiwatari… nunca…
Salió de la habitación con el gesto resignado y la fotografía arrugada en una mano, con ganas de encontrar a cierto asiático e incrustarle su puño en la cara, pero Brooklyn Masefield sabía que la violencia no era la que ganaba guerras a diferencia de la estrategia y diplomacia… Una charla arreglaría todo, sí, y si no lo arreglaba al menos le aclararía muchas cosas; ya era hora de conocer a su rival.
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Kai despertó ya a media tarde en su cama, con las cortinas corridas y más de la mitad de su camisa desabrochada, un poco desorientado, tratando de recordar cómo había terminado así. Tomó el celular de su mesa de noche para ver la hora, pero se encontró con que este estaba apagado, alguien lo debía haber tomado porque él lo dejaba encendido por si le llamaban de la empresa… entonces todo volvió en un segundo: ¿Dónde estaba ese engreído de Brooklyn? Él debía haber apagado el celular y desabrochado su camisa, él lo había tomado por sorpresa al moverse tan rápida y ágilmente aún con las supuestas heridas que aún tenía… heridas que seguramente solo había fingido… Encendió su celular y revisó los registros, algo debió haber pasado para que Masefield decidiera apagar el aparato. La respuesta la encontró rápidamente al ver en la lista de llamadas recibidas un número que había visto y memorizado esa misma mañana…
-…Rei ¿qué demonios pretendes?…-salió de su habitación buscando a su capitán, pero se encontró con que la propiedad estaba sola a excepción de él mismo. ¿Qué estaba pasando?, ¿a dónde había ido Brooklyn?, más importante, ¿porqué le importaba el paradero de ese tipo? Y luego la llamada de Rei… definitivamente ese no era su día…