Casi un mes después, The Reason sonaba en el auto de Masfeield, mientras este conducía sin rumbo por las calles de Londres, y en medio de sus múltiples pensamientos se colaban algunas líneas de la canción.
I´m not a perfect person
There’s many thigs I wish didn’t do…
Maldita canción… le recordaba a Kai… Lo cierto es que TODO se lo recordaba, y estaba harto de ello, porque una cosa era que lo extrañara y otra muy diferente que ese hecho le complicara la vida y que se despertara pensando en él y acabara el día con su nombre entre los labios… y por cierto, ya había empezado a pensar de nuevo en él…
-Pero debe ser muy difícil llamar, claro, como no conoce los teléfonos…- su humor era tan malo que ni él se aguantaba-… y como yo tampoco los conozco…
…I found a reason for me to change …
… and the reason is you…
Su móvil sonó pero… no podía ser a quien él estaba invocando con tanta vehemencia desde el mismo momento en que cruzó el pasillo de abordaje hacía casi un mes… no podía ser el mismo sujeto que no se había tomado la molestia de llamar en ese tiempo…
-hola, Masefield
-…- bueno, es que sí era posible… ¿Kai, de verdad era él? - hola
-¿que tal el clima?- sí, era la voz de Kai Hiwatari, aunque había algo diferente… además del hecho de estar preguntando por el clima…
-je, bien, algo lluvioso pero bien, así es mi Londres- y a él se le había hecho un día especialmente soleado con solo escuchar esa voz… a pesar de que hace 2 segundos lo estaba maldiciendo…
-cuando veas Moscú, tu Londres parecerá un día soleado y brillante
-… y cuando será eso?-¿qué demonios pasaba? ¿Moscú? ¿Dónde estaba Kai?, sentía que estaba tan cerca su voz de su oído que casi podía notar su presencia detrás suyo… Mejor se orilló, no podía conducir más con esas imágenes en la mente
-en cuanto decidas que Inglaterra no se moverá tanto como para necesitar estar aquí todo el tiempo
-…- estar aquí? AQUÍ había dicho?...
-¿qué dices?
-Hiwatari, ¿dónde demonios estás?
… and the reason is you…
-detrás tuyo- su voz era tan suave, tan calmada y divertida, eso era, ¡estaba de buenas! Y además estaba detrás suyo…
-el coche negro?-apenas se daba cuenta que desde hacía un par de cruces un auto lo había seguido y que había aparcado cuando él…
-te llevo?- su voz era tan sensual ahora, tan tentadora. Sonrió aún sin voltear mas que por el retrovisor, salió del auto, en medio de la fina brisa helada que caía del cielo gris, se acercó a la puerta del copiloto del soberbio auto negro y respondió, aún por el celular
-a donde quieras- y colgó, con una sonrisa más que deliciosa en los finos labios, mientras abría la puerta y miraba al ruso que estaba al volante aún sin creérselo del todo
… and the reason is you…
-bien, el vuelo sale en media hora- le sonrió de lado, dejó que el pelirrojo se acomodara en su asiento y, antes de arrancar, lo tomó de la barbilla y lo besó deliciosamente, tomándolo por sorpresa y dejándolo un poco desubicado
-… qué es todo esto?-no pudo evitar preguntarlo, al verse de pronto envuelto en un lujoso auto al lado de un lujoso hombre bien vestido que emanaba un perfume asfixiantemente provocativo
-ja, este es MI estilo de vida, ¿te gusta?-Kai sonreía de lado, arrogante como antes, magnífico y ni rastros de estrés en su rostro, le hacía gracia hablar de su estilo de vida, después de todo, sí tenía estilo, y pobre de aquel que lo dudara
-Qué pasó con tu empresa? Pensé que era más importante que…-y se detuvo a media frase, cuando se dio cuenta que estaba a punto de reclamarle como cualquier niñita histérica, aunque no es que no tuviera razón de hacerlo, lo cierto era que 4 semanas se le habían hecho años por la ausencia del ruso
-que…tú?-y de nuevo su gesto de superioridad, así que Brooklyn lo había extrañado…
-… ejem, que todo lo demás-se corrigió y retomó su tranquila sonrisa. Aunque se sentía algo estúpido, debía recuperar compostura
-Vendí- fue su tajante respuesta. Seguí conduciendo hacia el aeropuerto y solo ahora podía sentirse libre, había tomado una buena decisión
-ah, claro… qué?!
-Vendí.
-la compañía? Es decir, ¿vendiste empresas Hiwatari?... no hablas en serio- pero la cara de suficiencia del ruso no mutó-… hablas en serio. Pero… ¿cómo…?
-Odio esa empresa, pero te dije que me consigue este nivel de vida. Vendí acciones, ahora hay un consejo y un verdadero grupo corporativo
-¿Es decir que esa empresa ya no es Hiwatari?
-Simplemente es que ahora hay un montón de imbéciles trabajando por mí
-… entonces no vendiste la empresa: compraste un consejo
-Ja, es lo mismo, mientras funcione…
-Espera, ¿entonces por qué no lo hiciste antes?-todo lo que había soportado… ¿por qué hasta ahora era que había decidido vender?
-Eso justamente estaba haciendo, vendía acciones, bonos, pero mi Abuelo dejó un caos interno y una mala reputación, y tuve que meter orden, de otro modo no habrían pagado bien
-Me sorprendes, Hiwatari, cada día más…- y le sonrió, ya habría tiempo de más preguntas y respuestas
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El vuelo a Rusia, en el jet privado de Kai, fue tranquilo y sin complicaciones, lo mejor de todo fue descubrir los asientos de piel reclinables, amplios y mullidos.
Brooklyn estaba maravillado, no por el lujo, él estaba acostumbrado a eso, sino de lo bien que todo se veía. Un día estaba solo en la fría Inglaterra y al otro volaba al país septentrional más grande del mundo en compañía del sujeto más arrogante, frío, altanero y delicioso que jamás hubiera conocido; todo un hombre de mundo Kai Hiwatari…
-¿pasa algo?-la voz profunda del heredero sonó 25 minutos antes de aterrizar sobre una tierra fría y algo hostil
-eh?... nada, ¿por qué preguntas?
Los ojos carmesí del ruso le miraron fijamente por encima del vaso con jugo que sostenía pocos a centímetros de sus labios. La mirada fija, el gesto serio y, finalmente, una sonrisa de medio lado pusieron nervioso al londinense.
-¿qué?
-…- no le quitaba la vista de encima, su silencio se prolongó y la sonrisa se hizo más evidente, más cínica, más condenadamente seductora
-… veo que estás feliz- pero si de sonrisas hablamos, el chico estilo príncipe encantador era diestro
-… sabes que odio cuando sonríes así?- Kai se acercó hasta quedar encima de Brook, que estaba cómodamente sentado
-de verdad?-lo ponía nervioso, ese fénix quemaba con su presencia. Comparando las personalidades de Kai en sus buenos tiempos y en los malos no sabía qué prefería
-sí
-por qué?- no tenía sentido, después de todo, tener al ruso cerca le ponía nervioso…
-porque me nubla el juicio y me hace vender acciones o volar de un país a otro- se acercó hasta hablarle al oído, sin tocarlo aún- ¿no crees que es razón suficiente?
-no…
-hm
-por qué?
-...?
-porqué hasta ahora?
-… -el ruso se alejó lo suficiente para mirarlo a los ojos, serio, sabía de lo que hablaba, sabía que en algún momento el tema saldría
-de pronto sólo apareces, te vas y regresas sólo porque sí
-…Brooklyn
-No, no quiero que suene a reproche, pero… sólo quiero saber si esto va a ser así porque, ¿sabes?, estuve este tiempo… sin saber qué pasaría
-Entonces hubieras llamado, ¿o es que tú tampoco conoces los teléfonos?
-… y quién me aseguraba que contestarías?... no, sé que eres así, un caprichoso y obstinado, por eso me gustas, por eso me dije que serías mío, por eso te lo dije, pero… porqué?
-porque nada me aseguraba que tú quisieras que volviera…- se acomodó frente al pelirrojo, en el sillón de enfrente. Su actitud cambió a una seria, no había tonos de burla ni de otra cosa que sinceridad franca y pura, nada de reproches ni culpas
-…-bueno sí, tenía que aceptar que eso podía ser culpa suya- cómo puedes decir eso?! Esperé pacientemente más de medio año por ti, y no crees que yo quería que volvieras?!- algo parecido a la indignación teñía sus palabras y envenenaba su garganta, culpa suya o no, daba igual, no podía creer semejante estupidez
-fuiste tú quien se fue a su preciada Inglaterra, sin ningún motivo aparente, de un día a otro, y yo tenía que completar la venta
-es que tenía que gritarte que vinieras o no me dejaras ir?!...
-tal vez, soy un obstinado, recuerdas?... Vendí porque aprecio mi tiempo
-claro, no tenías tiempo de jugar, 0 tiempo libre
-mi tiempo… contigo- un suave sonrojo asomó a las mejillas del ruso, mientras mantenía la vista en el inglés fijamente
Un silencio extraño se hizo entre ambos, pero no bajaron la mirada, era solo que la sinceridad no le iba a uno en ese tipo de cosas y que, prueba tan fehaciente de los sentimientos, no podía pasarse por alto por el dueño de Zeus. Resultaba que el frío Kai Hiwatari tenía un lado considerado. ¡Qué demonios! Era tierno y lo había demostrado ya, no podía pedirle nada más… se sintió tan torpe y estúpido que quiso que la tierra se lo tragara, ¡con un demonio!, ¡¿dónde estaban los paracaídas en ese momento?!
-…Kai…
-hmp!- volteó la mirada por fin, con ese aire molesto que le caracteriza – qué creías que hacía, ¿evitar tu presencia, CAPITÁN?
-…¿Cuántas veces has vendido?
-ninguna antes, ¿por qué?- su gesto seguía igual pero qué pregunta tan insensata en ese momento
-… Ja sabías? Un dato interesante: cuando uno experimenta el enamoramiento, el juicio y la parte razonable se bloquea con subjetividades, y la euforia que de momento sentimos, se convierte en un mar de inseguridad
-Lees mucho…
-No, lo digo por experiencia… Tendrías que comprenderlo- Ruborizado aún, el pelirrojo se acercó a los labios del otro y con el sentimiento más puro de arrepentimiento por haber creído que quería desplazarlo o algo peor, le besó, y terminó por abrazarlo… Un par de lágrimas se quedaron entre sus pestañas, sin ser descubiertas y comprendió que había sido víctima de los celos… así que confirmaba que estaba irremediablemente enamorado, como un idiota de pies a cabeza… y sólo quería seguir así…
-…comprendo…
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Llegaron a la Abadía, en medio del frío paisaje, y en cuanto entraron los recibieron cálidamente…
-¡Tú, estúpido niño de negocios! –gritaba, como de costumbre, el de ojos árticos
-Hola Yuriy- saludó con su típica sonrisa de príncipe encantador
-Vaya, te esperábamos hace mucho, pensamos que Kai había desistido de tu secuestro-le decía Bryan a Brook, mientras los otros dos rusos seguían con su saludo
-Sigues igual de ruidoso, ladrando… ¿Qué hay para cenar?-La voz indiferente de Kai resonaba tan autoritaria como siempre
-Escúchame cuando te hablo, tú maldito desconsiderado, ¡¿qué crees que hacías mientras jugabas malabares económicos de reestructuración corporativa?!... ¡Y no soy tu sirviente!
-¿Secuestro?-preguntó el pelirrojo sin entender a lo que se refería el pelilavanda
-Sí, bueno, cuando nosotros regresamos de Japón, Kai había dicho que tuviéramos todo en orden, que no quería ningún desastre y cosas así, para su llegada, pero después de mucho no llegaban y nos enteramos que estabas en Inglaterra y Kai parecía estar vendiendo la empresa… menuda sorpresa…
-Ladras mucho, pero no muerdes perrito…- una sonrisa de medio lado desquició al dueño de Wolborg
-Tú, estúpido engreído! La próxima que quieras decidir el destino de unas 50 personas deberías de avisarles, idiot!-seguían discutiendo
-... así que yo debía haber sido secuestrado antes?... ja… supongo que fue el mal clima lo que lo retrasó - qué curioso… todo eso había pasado mientras cada uno divagaba por su cuenta, qué ironías…
-jaja, mal clima en Rusia? Debes estar bromeando, Inglaterra es igual…
-Sí, parece que en realidad, todo el mundo es igual…
Y así, la abadía, Kai y Brooklyn, Yuriy y Bryan… todo era lo mismo a donde quiera que fueran, después de todo, son unos obstinados engreídos que lo único que quieren es poder ser ellos mismos. Y bueno, amaos los unos a los otros… ó, la otra versión y la que más les acomoda, amaos unos sobre otros.
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