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La luna, el sol, la noche y el día por Naokonyu

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Ya había pasado casi un mes desde que Kaede entrenaba a Iori-chan y este ya podía controlar el fuego púrpura, claro esto no había sido sencillo y fue muy doloroso para el pequeño, pero al fin lo había logrado y eso era lo único que importaba.

 

Ahora tiempo de regresar a casa y aunque el pelirrojo deseara quedarse al lado de su sensei tenia que cumplir con la parte del trato.

 

Esa noche su sensei lo acompaño hasta la mansión. 

-¿Puedo quedarme con usted?- Preguntaba dulcemente el pequeño. 

-No.- Kaede intentaba parecer frió. 

-¿Por qué no? 

Buena pregunta, podría quedarse con el pequeño, eliminar a la familia y listo... pero su maldita conciencia no se lo permitía. 

-Listo, ya llegamos.- dijo al entrar al jardín trasero –ahora entra y ya sabes que decir. 

-Hai... ¿Sensei vendrá a visitarme?- Mas que una pregunta se escuchaba como una suplica. 

-Claro neko-chan...- Este apodo se lo otorgo por la enorme curiosidad del pequeño -... lo prometo. 

¿Por qué lo hacia? Se supone que el odia a todos los Yagami, aun mas que a los Kusanagi y entonces ¿por qué no matar a la familia entera? Seria muy fácil, pero... ¿qué ejemplo le estaría dando a su neko-chan?... anteriormente ni siquiera un niño lograría detenerlo y sufriría el mismo destino que sus padres, pero el pelirrojo era distinto, el aun no estaba corrompido por los ideales del clan y tenia la esperanza de salvarlo.  

-¿En serio?- no podía creerlo. 

-Hai. 

Por primera vez después de demasiado tiempo Kaede mostró una sonrisa sincera tratando de proporcionarle un poco seguridad al pequeño, al segundo ser que había llegado a apreciar. 

El plan de Kaede había salvado al pequeño de un severo castigo ¿cuál había sido el plan? Pues muy fácil Iori tenia que decir que el motivo de su salida había sido para entrenar, una excusa que para un niño normal no resultaría  para el pequeño Yagami era perfecta.

Así el tiempo fue pasando, cada noche después de un agotador entrenamiento con su padre Iori-chan esperaba en el jardín ansioso a que su sensei llegara.  

A veces repasaban las lecciones de historia, matemáticas o geografía que el tutor particular le enseñaba, otras Kaede lo ayudaba a perfeccionar algún movimiento que su neko-chan le fallaba o simplemente hablaban de cosas sin importancia.  

Una noche Kaede no encontró en le jardín al pelirrojo, así que con todo el sigilo del mundo entro a la mansión y busco la habitación de Iori, cuando la hallo vio que el pequeño estaba en la cama sollozando, se acerco a el y con suave voz le pregunto: 

-¿Qué sucede? Iori levanto el rostro para ver a su sensei. Kaede se enfureció al observar unos moretones que Iori tenia en el rostro, en esos momentos deseo matar al causante de estos...  

-Sensei ¿Por qué mi padre odia tanto a los Kusanagi? ¿acaso son malos?- preguntaba mientras que se secaba el rostro con la manga de su playera. 

El mayor suspiro intentando calmarse para responder esa pregunta. 

-Sabes neko-chan haces preguntas muy difíciles de contestar- y mostró una de sus ya típicas sonrisas. 

-Lo se, por eso mi padre... 

-Pero sabes que conmigo es muy distinto... Tu padre los odia por que su padre se lo inculco desde niño. 

-¿Y por que mi abuelo los odiaba? 

-Por que su padre lo obligo y no los odian por que sean malos si no por que son fuertes y al igual que nosotros ellos pueden invocar el fuego de la nada, solo que el color de sus llamas es escarlata y por eso el clan Yagami detesta a los Kusanagi ya que ellos quisieran ser los únicos te tengan grandes poderes.- concluyo, pero su mirada se había ensombrecido y su sonrisa desapareció. 

-¿Se siente bien?- esa mirada lo preocupo. 

-Hai, solo recordé algo. 

Los años pasaron y Kaede observaba como Iori iba creciendo y que a sus 13 años ya mostraba los frutos de su entrenamiento. 

Cuando tenían una de sus largas conversaciones en el jardín sentados debajo de un árbol, repentinamente el pelirrojo empezó a toser, su boca se lleno de sangre y sentía un agudo dolor en el pecho. 

“Esto es...” 

-Cálmate neko-chan, todo pasara, intenta pensar en otra cosa- le susurraba al oído mientras lo abrazaba mas sus palabras no surtieron efecto y pequeñas convulsiones se hicieron presentes en el cuerpo de Iori.-Onegai neko-chan no te dejes vencer, piensa en lo bien que lo hemos pasado todo este tiempo.- si lograba distraer la mente del pelirrojo el riot no llegaría a mas, pero no funciono, las convulsiones se hicieron mas fuertes y no solo eso ya que ahora Iori empezaba a gritar, en un intento desesperado por silenciarlo tomo el rostro de su neko-chan y lo beso. 

La sorpresa de Iori fue tan grande que se olvido de todo, del dolor, del lugar donde se encontraba, incluso de quien era, lo único que tenia en mente era que su sensei le había robado su primer beso. 

Cuando Kaede noto que Iori ya se había calmado, se separo de el. 

-Sumimasen, era eso o noquearte y como jamás me perdonaría el golpearte opte por lo primero.- se disculpo por lo sucedido. 

“Esas son las únicas maneras de detener el riot.” Pensaba ya que el había estado en el lugar del pelirrojo y esa persona había hecho lo mismo que el. 

Después de lo sucedido esa noche y conforme pasaban las semanas en el corazón de Iori-kun crecía un nuevo sentimiento, en pocas palabras estaba enamorado de su sensei, ahora no podía evitar sonrojarse cada vez que lo veía, su corazón latía tan rápido que varias veces pensó que se le saldría del pecho y actuaba con bastante torpeza en frente de el. 

Pero el día en que decidió confesar sus sentimientos (ya conocidos por Kaede) su padre le anuncio que dentro de unos días se mudarían a Osaka. 

...... 

continuara..


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