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Sympathy For The Devil por LadyHenry

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Notas del capitulo:

El capítulo más largo de todos... hasta ahora XD.

IX. the mad tea party.

Después de una noche tan movida ninguno tenía ánimos para empezar el día con energías y buen humor. Parecían una panda de zombies ensimismados y hambrientos. Se dedicaban a comer sin apenas dirigirse una palabra, eso sí, las miradas eran de lo más significativo.

La primera en levantarse fue Janet, no había dormido mal. Cuando recivieron la llamada de Kate confirmando la asistencia de Phill había optado por tomarse dos de esos somníferos que le recetaba el cabrón del matasanos (palabras textuales que usaba para referirse a su médico), ella llevaba con estoicismo eso de no poder dormir más de cinco horas al día. Pero no estaba dispuesta a renunciar a ellas, y sabía que con todo lo que estaba pasando no conciliaría el sueño, así que después de tomarse el doble de la dosis recomendada había dormido ocho horas, ya ni se acordaba de la última vez que durmió tanto, estaba satisfecha del resultado, "tal vez no estaría mal repetir la experiencia", pensaba mientras ponía el café al fuego y sacaba los ingredientes para la masa de las tortitas.

Diane no fue tan precavida, decidió irse a dormir temprano, tenía que recoger a John y a su marido  a las seis de la mañana en el aeropuerto, así que quería estar descansada. Pero con la noticia no había pegado ojo, y a las tres se levantó con humor de perros. Media hora más tarde salía con el coche, por lo menos podría torturar a ese par contándoles todo lo que había ocurrido. No es que no hablara a menudo con Patrick, pero le gustaba guardarse lo interesante para un cara a cara, y teniendo en cuenta que se pasaba la mitad del año viajando la lista se alargaba...

Esperó sentada en la cafetería leyendo el periódico, ya iba por la tercera taza cuando anunciaron la llegada del vuelo. Se levantó con calma, sabía que se harían un lío con el equipaje como de costumbre, después de diez minutos aparecieron cargados de maletas, John se quejaba del numeroso equipaje de Patrick, mientras éste le miraba furibundo "son las cuatro de la mañana ¿es que no puede cerrar la boca?" Pensaba hastiado. Llevaba encima ocho horas de vuelo, había tenido que recoger y facturar el maldito equipaje tres veces y desde que se encontró hacía una hora con John no había parado de parlotear contándole muchas cosas, absolutamente insulsas. Si no iba a tener la delicadeza de dejarle descansar por lo menos se le podía ver el detalle de ir a lo interesante... pero no, era demasiado calzonazos para pasar de las amenazas de las brujas y su engendro, también conocidos como su adorable esposa, su queridísima suegra y esa ricura que tenía por hijo. Les encantaba tenerlo en suspense para verle la cara cuando le contaban las novedades, que no solían ser ni pocas ni irrelevantes. Esta vez sabía bien que había mucho que contar, y allí estaba él junto a un tío que sólo le hablaba de la boda, del novio de Andy y de Zach, lo triste era que no es que le contara qué tal le iba a Andy con Gael, sino las intenciones de éste de ejercer en cardiología, de Zach tres cuartos de lo mismo... no lo mandaba a la mierda por dos motivos: no tenía energías para ello y quedaba feo decirle que le importaba un carajo la especialidad profesional de su hijo y el amigo.

Además ya habían llegado, en unos minutos podría insultar a su mujer, y en media hora podría desayunar brownies. Eso le consolaba bastante. En cuanto cruzaron la puerta con el equipaje supo que algo no iba bien. Diane solía recibirle con una amplia sonrisa y una mirada algo traviesa, pero no sonreía, su mirada denotaba cansancio y que tuviera un periódico resultaba sospechoso, tan temprano ¿y ya había tenido tiempo para eso?  Definitivamente estaba jodido... y Kev ni siquiera había ido... muy jodido.

Se aproximó hasta ella y le dio los buenos días, mientras John empujaba el pesado carrito.

-¿Qué tal el viaje?-preguntó Diane por cortesía.

-Entretenido-respondió John, mientas Patrick le fulminaba con la mirada.

-Un auténtico calvario, así que por caridad intenta ser piadosa.

-Querido ya bastante mal está la cosa como para añadir tortura extra, así que tómatelo con calma.

-Sí, eso haré, alguien debe hacerlo...

-Chicos ¿nos tomamos un café antes de irnos?

-Está bien-por una vez tenía una buena idea.

Se dirigieron a la cafetería, Diane y Patrick pidieron un expresso doble, y John, un café solo, un zumo de naranja y unas tostadas "puto  bocazas glotón" pensaba Patrick mientras aspiraba el estimulante aroma del café.

-¿Preparado?-preguntó Diane como advertencia a lo que seguía.

-Dispara.

-¿Por quién empiezo?

-Por Kev, puede parecer egoísta, pero me inquieta...

-Pues esta vez es lo más light.

-Estupendo.

-Vamos Patrick ni que fueras el padre de la bestia-Diane y Patrick se miraron de reojo para luego sonreírle a modo de respuesta.

-Estuvo a punto de enrollarse con Jeff.

-Vaya, si que se lo tomó a pecho-replicó John con sorpresa.

-Es una lástima que Angie no pudiera venir-Diane esperaba ansiosa el momento en que John se enterara de que su hijo y Paul habían decidido liarse.

-Sí, pero en menos de una hora la veré-contestó reticente, ese tono le indicaba que él también tenía cosas de las que enterarse.

-Dices que estuvo a punto ¿qué le frenó?

-Dirás quién-matizó Diane.

-Pobre desgraciado-murmuró John para sí mismo.

-¿Y el suicida es...?-empezaba a perder la paciencia con tanto rodeo.

-Tyson, entró sin llamar, se suponía que estaban jugando con el ordenador.

-En la habitación de Kev no debería suponerse nada...

-El caso es que estaban  a unos milímetros de besarse y pum-dijo al mismo tiempo que daba un sonoro golpe en la mesa.

-Genial... y Jeff ¿qué tal se lo tomó?

-Mejor que Kev, que insultó a todo lo que se meneaba.

-Pero han hablado para aclarar las cosas o...

-No han tenido tiempo eso sucedió ayer por la tarde.

-Entiendo que no haya venido a torturarme.

-A recogerte -corrigió John.

-¿Te digo yo  a ti lo que hace tu hijo Johny?

-Vale, tranquilo-dijo levantando las manos para dejar claro que se rendía. Después le echaban la culpa a Janet de que Kevin fuera así, como si el padre no tuviera nada que ver.

-Así que mi hijo está enamorado, a la espera de declararse, y lo peor de todo frustrado por no haber podido...

-Ya lo captamos Patrick-¿es qué no tenían reparos en hablar de la vida amorosa de su hijo?

-Debe estar que se sube por las paredes ¿estás segura de que eso es lo más light?

-Phill va a venir-su tono se había tornado serio y tajante, no dejando lugar a la duda.

Patrick y John no dijeron nada, suspiraron como si el aire les faltara, cerraron los ojos por unos segundos y volvieron a mirar a Diane, preguntándose si la habrían entendido bien. Ella simplemente asintió.

-¿Algo más?- preguntó Patrick esperando un rotundo no por respuesta.

-Sí, pero son trivialidades. Lo importante ya lo sabes.

-Entiendo.

-Y por cierto los chicos aún no lo saben, sólo Kate.

-Por lo menos Joyce está tranquila, teniendo en cuanta que es Joyce-apuntó John.

-Sí pero no le hemos contado la verdadera razón por la que Jeff salió del internado.

-¿QUÉ?

-No nos decidimos a hacerlo, se pondría muy nerviosa, pero ahora que viene Phill...

-Joder ¿y qué pasará con Debra?

-De momento está en tratamiento psiquiátrico, su maridito está decidido a hacerle la vida imposible. Y eso nos conviene.

-Pero no se va a quedar así ¿verdad?

-Por supuesto que no, casi perdemos a Jeff. Esta vez vamos no vamos a reciclar, hay basura que no es aprovechable.

Eso había sonado muy mal, y seguramente sería peor de lo que pensaban. Pero no iban a entrometerse, se limitarían a ayudar en lo posible. Fuera lo que fuera, se lo merecían.

Pagaron la cuenta y se fueron al coche. El trayecto estuvo amenizado por las noticias de un programa radiofónico. Cada uno iba pensando en lo que podría pasar. Diane en qué intenciones tendría Phill, sabía que Margaret le había avisado de lo de Jeff. Nadie sabía sobre   Phill, sólo Angie y Joyce hablaban con él en fechas señaladas. Y Margaret era la única que podía saber lo que venía a hacer, era ella la que lo mantenía informado de todo.

Phill era un misterio. Se había marchado a estudiar fuera y decidió vivir alejado de la familia. Sabían que estuvo yendo al psiquiatra después de lo de Debra. Era muy joven y no había podido asimilarlo, cosa muy lógica. Pero hasta ahora se había mantenido al margen, no quiso meterse de por medio. Pero no sabían si él estaba al tanto de todo lo que le sucedía a su hijo.

Para que se decidiese a volver, y encima en una celebración familiar tan grande, debía haberse enterado. Ya no era ningún niño, a sus treinta y un años ya podía hacerle frente a lo que fuera. Sólo esperaba que estuviera preparado.

John pensaba en cómo le afectaría a Jeff la llegada de su padre, antes conocido como "el raro del tío Phill al que nunca he visto en persona", estaba muy sensible y ahora que empezaba a mejorar, aunque fuera gracias a Kevin y a esa panda de locos que le hacían compañía a su no menos alocado hijo... Ahora que lo pensaba seguro que la sonrisita de Diane tenía que ver con algo que Zachary había hecho...

Patrick se maldecía mentalmente por no haberse quedado en donde estaba, ahora tendría que soportar a esa panda de histéricos en su auge más crítico. Empezando por su hijo, que seguro estaba insoportable ¿por qué no podía haberle dado con otra persona? No es que tuviera nada en contra de Jeff, al contrario, bastante había pasado el pobre, un niño tan tímido y dulce... que iba derechito a las garras de su hijo. Tampoco es que repudiara a Kevin, a decir verdad lo adoraba, y al pasar tanto tiempo fuera lo había consentido demasiado... ahora pagaba las consecuencias. Debería haberle dado un hermanito al que torturar...

Llegaron a las cinco y media. John se fue directo a la ducha, Diane se sirvió más café y Patrick fue a saludar a Janet, que estaba sirviendo el desayuno.

-Buenos días Janet-dijo antes de depositar un beso en la mejilla de su atareada suegra.

-Buenos días, hay que ver lo cívicos que somos Patrick, míranos aquí muertos de la preocupación por Joyce y tantos otros, incluido ese engendro al que yo llamo nieto y tú, hijo. Sin embargo nos deseamos lo buenos días como si nada ¿qué será lo próximo? ¿Hacer galletitas de jengibre juntos?

-No me jodas Janet que es muy temprano y no tengo ganas de guerra.

-¿John te ha estado jorobando eh?

-Sí, parecía un jodido loro, seguro que es de esos que después de echar un polvo se pone a soltar chorradas.

-Bueno después de un polvo casi todo suena chorra.

-Pues por eso, mejor callarse.

-En cualquier caso yo no me lo he tirado así que no sé.

-Yo tampoco-dijo en un tono algo infantil-ni pienso hacerlo, tendremos que preguntarle a Angie.

-Creo que eso es algo que no nos conviene saber.

-Estoy completamente de acuerdo. ¿Y ahora que ya me has molestado crees que podríamos desayunar en paz?

-Pues eso en esta casa parece imposible...

-En este antro nada es imposible abuelita. Hola papá-saludó Kevin dándole un abrazo.

-Hay que ver lo susceptible que te pones cuando no consumas.

-Recordármelo continuamente no ayuda.

-No exageres que no he tenido tiempo material de hacer eso Kev.

- ¿Ya te contaron la putada que me hicieron?-dijo poniéndole ojitos a su padre.

-A grandes rasgos. ¿Qué piensas hacer?-preguntó mientras seguía medio abrazado a Kevin, ahora lo tenía de espaldas y le revolvía el pelo, no podía evitarlo, en cuanto aparecía dejaba de lado todas esas teorías siniestras sobre su hijo y se dedicaba a mimarlo.

-¿Tú cómo te declaraste a Diane?

-Haciéndole  un niño adorable-dijo intentando aguantar la risa.

-No delires Patrick, tu único hijo es Kev.

-Ahora que lo pienso el abuelo debió haber sacrificado a una cabra para pedir tu mano, supongo que sería lo que se estilaba en la secta satánica de la que provienes...

-Mamá deja de molestarlos, es muy temprano...-iba  iniciar el tradicional discursillo que tenía que soltar para poner paz cada vez que Patrick volvía de un viaje, pero se vio interrumpida por la llegada de unos somnolientos Andy y Gael.

-Tío qué bien que llegaste, ya conoces a Gael, mi futuro esposo-esta vez sería todo un caballero y no lo tacharía de fulana ni nada parecido.

-Andy...

-¿Qué? Ahora fui respetuoso...

-Vaya idea de respeto que te gastas rubio-dijo Patrick mientras lo achuchaba contra él con Kevin en medio.

-Papáaa

-Vale Kev. No te pongas celoso sólo te achucho a ti-dijo ganándose una reprobadora mirada de su hijo.

-Eso no es justo, yo también quiero-dijo Jeff irrumpiendo en la cocina con energía.

Todos se quedaron mirándole sorprendidos, debieron hacer demasiado barullo para despertar a toda la casa. Jeff se acercó a donde estaban Patrick Y Kevin reclamando su abrazo. El mayor repitió la misma jugada que con Andy, alargó sus brazos hasta Jeff pasando por Kevin, lo atrajo hacia éste cerrando el círculo, dejándoles completamente pegados y estrujados.

La cara de Kevin era un poema, estaba algo sonrojado y tenía los ojos abiertos como platos, mientras Jeff sonreía de oreja a oreja, y disfrutaba del oportuno contacto. Dejó descansar su cabeza en el pecho de Kevin, oyendo los rápidos y fuertes latidos de su alborotado corazón, sabía que el suyo bombeaba con la misma intensidad, y por un momento pensó en lo mucho que le gustaría que se acoplaran ambos latidos. Kevin hundió su nariz en los cabellos de Jeff aspirando ese suave aroma a azahar que siempre desprendía. Estaban muy a gusto, podrían haberse quedado así mucho tiempo, pero debían separarse y continuar con el desayuno. Lo hicieron cuando Patrick deshizo el abrazo. Se miraron a los ojos como dos empalagosos y cursis enamorados. Bajo la atenta mirada del resto. Patrick estaba encantado de ver la buena pareja que hacían, en cierto modo le tranquilizaba ver cómo le cambiaba el carácter a Kevin cuando estaba cerca de Jeff.

-Veo que mi querido yerno no pierde el tiempo...

-Creía que te habías dado cuenta de eso la vez que nos pillaste...

-Patrick ya sé que si no te peleas con mi madre -hizo una pausa mientras intentaba calcular la frecuencia, al poco desistió con un resoplido de indignación-muy a menudo no eres plenamente feliz, pero no me importa. Quiero tener un desayuno tranquilo, así que coge un brownie y calla.

-Eso te pasa por tenerla abandonada tanto tiempo, cualquier día te la vas a encontrar en una situación comprometida. Y Tranquilízate cariño, sólo me encargo de velar por tu bien.

-Ya estoy mayorcita mamá.

-¿Qué entiendes por situación comprometida abuela?

-Algo parecido a lo que te pasó ayer con Jeff pero con menos ropa.

-Con lo pervertido que es Patrick lo mismo se une a la fiesta-dijo Andy como si nada, a modo de venganza por un pequeño incidente ocurrido hacía mucho.

-Qué rencoroso eres Andy, papá no pretendía avergonzarte.

-¿Quieres que te eche a Joyce?, Kevin, ¿es eso lo que quieres? Porque si se trata de joder mi madre se  lleva de calle al resto...

-Ya lo capto, tranquilo. Cada uno que ataje a los suyos.

-Amén.

-Hablando de la novia ahí viene, con Kate.

Después de haber aparcado blasfemando por el poco sitio, al ser tan temprano nadie se había marchado a trabajar, había apurado el paso como si le fuera la vida en ello. Necesitaba hablar con Diane y Janet para ver si sabían algo, ya que con Margaret no se podía hablar demasiado, tenía cierta tendencia a ocultar cosas y a encubrir. Después de que naciera Jeff había ido aislándose de la familia y del resto del mundo. Se había convertido en una abuelita con tendencias autistas un tanto sospechosas, la única capaz de sacarla de su rico mundo interior era Janet. Y con métodos poco ortodoxos, según Kate esos modos de hacer reaccionar a Margaret debían perturbarle los chakras o algo así... aunque a Janet se la traía al fresco eso de bloquearle los vórtices energéticos o lo que coño fueran esas cosas que decía la hippy de Kate.

-Buenos días a todos-corearon al unísono madre e hija.

-Buenos días-respondió el resto imitando su tono, cosa que las molestó un poco.

-Tengo unas ojeras espantosas, no he dormido una mierda y me ha costado un huevo aparcar en la puta cochera. Estoy en muy malas condiciones para celebrar la jodida fiesta de compromiso, así que más os vale ser educados cuales caballeros del imperio británico, o haré que os arrepintáis  de haber nacido-sentenció Joyce mostrando su sonrisa más inquietante.

-Madre de dios Kev te pareces a mamá-dijo Tyson mientras entraba en la cocina, no pudo evitar molestarle al verle en esa postura tan linda, apoyado en Patrick.

-Puedo llegar a ser igual de malo sin duda ¿quieres comprobarlo?

-¿Y ahora qué os pasa?-preguntó Joyce contrariada.

-Nada tía, que no pueden vivir sin tocarse las narices mutuamente, como el resto de la familia-puntualizó Jeff con resignación.

De pronto Joyce reparó en su presencia, se quedó observándole, captando todos los matices que ese cambio de actitud había operado en Jeff. Ahora lucía más alegre, sus melancólica mirada había sido sustituida por un brillo especial, guardaba algo de divertida malicia y otro tanto de  desmedida curiosidad, que le impulsaba a ser más espontáneo y menos comedido. Estaba relajado como nunca antes lo había estado. Algo muy gordo tuvo que pasarle para que esa actitud aflorara tan certeramente. El cambio era beneficioso, sin duda, pero debía enterarse bien de cuál había sido el detonante. Y más ahora que Phill iba a volver, al pensar en el encuentro de ambos le entraban unas ganas desoladoras de inflarse a prozac.

Después de examinarlo a conciencia mientras Jeff empezaba a incomodarse por el escrutinio al que estaba siendo sometido, Joyce se fue aproximando hasta quedar  frente a frente. Entonces lo atrajo hacia sí, estrechándolo suavemente como cuando era pequeño y corría a sus brazos porque Debra le había reñido. Jeff descansó tranquilo, el perfume de Joyce le evocaba algunos de los escasos momentos felices de su infancia. Con ella se sentía a salvo, libre de ser él mismo, sin sentirse obligado a enmascararse ni miedo alguno a equivocarse, con ella todo estaba bien. Por eso la adoraba, era la única que le había consentido como a un hijo más, sabía de sobra lo alocada e inmadura que podía llegar a ser, pero también conocía como nadie esa faceta generosa y protectora, con la que lo había colmado de atenciones el poco tiempo que pudo pasar con ella y su familia. Por eso cuando se separó de Adam sintió mucha pena, para él eran los padres que siempre quiso, unos que le daban libertad para actuar y no lo juzgaban, que le brindaban todo el cariño que los suyos le negaban.

Fue Angie quién interrumpió la escena con su llegada. Venía farfullando maldiciones por lo que le había costado aparcar cuando pasó a ser víctima de la atención de toda la familia. Cosa que no esperaba, creía que encontraría a Janet y Diane preparando el desayuno mientras Patrick, su marido y tal vez su hijo charlaran esperando. Pero ni su marido ni su hijo estaban, en cambio el resto había comenzado a tomar café, incluso Joyce y Kate estaban allí, y lo más curioso era que la novia estuviese junto a Jeff.

No debería haberlo visto hasta la fiesta, y no tendría que acercársele tanto. Joyce creía que todo había sido una recaída por estrés, y que sólo iban a quitarle la custodia y a sacarlo del internado. No tenía ni idea de lo que realmente había pasado, ni debía tenerla hasta después de la boda. Porque se pondría histérica y complicaría las cosas. Debían mantenerla alejada, ahora no era el momento adecuado.

Así que para evitar males mayores, Angie llamó a  Diane y a Joyce para que le ayudaran a sacar algunas bolsas del coche. Así podrán aprovechar y salir para hablar. Tal vez el aire frío de la mañana les despejara un poco. Curiosamente no fue ella quien empezó la conversación, en cuanto salieron por la puerta Joyce empezó a hablar de manera frenética, dejándolas algo aturdidas.

-¿Os ha llamado a vosotras? ¿Ya saben que va  a venir? Y acompañado, no tengo ni la menor idea de con quién vendrá. Tal vez Margaret lo sepa, pero con ella nunca se sabe. Va a quedarse en su casa...

-Joyce cálmate-interrumpió Diane- sé muy bien que esta situación es muy delicada, pero creo que con la nochecita que acabamos de pasar no estamos con energías para tener un ataque de ansiedad.

-Pues yo estaba esperando a que Zach pasara por casa para traer los malditos adornos que vamos a sacar del coche, pero  me dejó un mensaje en el contestador diciendo que los trajera yo porque tenía algo importante que hacer.

Con esa observación Angie consiguió que se echaran a reír con ganas. Nunca acabaría de entender a su familia, por mucho que se esforzara... John le decía que era por la falta de práctica, que antes ella era igual de imprevisible en sus reacciones. Puede que estar a unos cuantos kilómetros desde hacía tanto tiempo, la hubiera desentrenado, aunque no estaba segura de si captar todas las movidas le compensaba del todo, tal vez ser ignorante no estaba nada mal, seguro que era más feliz así.

-Claro Angie, ya era hora de que se liara con Paul.

-Oh... así que era eso. Me extraña que no se jactara, creía que iba a ponerse muy alegre... y que lo pregonaría a los cuatro vientos...

-Tranquila seguro que eso prefirió guardárselo para verte la cara cuando lo supieras.

-Puede ser... en cualquier caso me alegra que por fin se dejaran de tonterías. Estaba harta de ver cómo hacían el ridículo evitándose. Ahora podré tratar a Paul como una verdadera suegra-comentó sonriente.

-Lo que me recuerda que yo tengo descuidada esa faceta, pero con tanto lio no tengo un minuto libre-observó Joyce con un deje de preocupación, detestaba no prestarle la debida atención a su familia.

-Pues no te agobies, que ya tendrás tiempo.

-Cierto. Ahora a lo que estamos ¿Qué vamos a hacer con Phill?

-Hablar con él, yo me encargo.

-¿Por qué tú?-inquirió Joyce algo susceptible.

-Porque Tú estás muy ocupada con la boda, y Diane lo mismo. Yo soy la que está haciendo de tata, es lo más fácil.

-Está bien-contestó reticente la novia-pero quiero saber todo lo que diga, sin peros.

-Vale, pero no te descontroles que ya nos conocemos-puntualizó Diane con tono tajante.

-Prometido. Me sentiré más tranquila sabiendo a qué atenerme.

-¿Algo más o tenemos que acabar de congelarnos aquí fuera?

-Sí, mejor entramos ya, vamos a coger las bolsas.

Fueron a por los adornos, las bolsas no pesaban casi nada, pero abultaban bastante, así que les costó horrores entrarlas. Mientras tanto el resto desayunaba haciendo escándalo. Tyson y Kev se dedicaban miradas desbordantes de afecto mientras se tiraban bolitas de papel (iban por la mitad del servilletero), Andy se dedicaba a darle pequeños sorbos a su abrasante café mientras achuchaba a Jeff, que a su vez se entretenía en quitarle los dulces a Patrick, Gael charlaba con Kate y Janet, no acababan de ponerse de acuerdo en quién le había dado por culo a quién, Kate aseguraba que Zach a Paul mientras que Janet explicaba los pros y los contras de su afirmación.

Mientras tanto a un par de kilómetros Paul y Zach se levantaban.

Despertó con una sensación algo extraña, por una parte había dormido muy bien, totalmente relajado y por otra parecía que lo hubieran molido a palos. Notaba una incómoda tirantez en el trasero, al intentar incorporarse una punzada le atravesó de lado a lado, agarró las sábanas y se mordió el labio para aguantar el dolor. En esos momentos se preguntaba en qué demonios estaría pensando cuando se abrió de piernas para que Paul se la clavara...

Pero unos segundos después éste apareció recién salido de la ducha, llevando sólo una pequeña toalla que cubría más bien poco de su esculpida anatomía, se estaba secando el pelo con otra mientras numerosas gotas de agua de deslizaban por su piel trazando sugerentes caminos, cuyo recorrido se dedica a seguir Zach con una mirada evocadora y ansiosa.

-Eh Zach holaaaa-decía Paul mientras le pasaba la mano delante de los ojos para conseguir que dejara de ignorar sus palabras. Pero Zach siguió embobado mientras apartaba su mano y le contestaba.

-No sabes cómo me duele el culo en toda su extensión, casi me da algo cuando me senté, me estaba prometiendo a mí mismo que en la vida iba a volver a dejar que me follaran.

-No seas quejica, no es para tanto.-era consciente de la tendencia al melodrama de Zach y estaba preparado para ignorarla-Y el único que te va a follar en todo caso voy a ser YO-dijo haciendo énfasis en ese yo.

-Sí, de eso me estaba percatando ahora mismo. Es preocupante que este dolor no me haya impedido babear como un imbécil en cuanto te he visto salir de la ducha.

-Así que era eso lo que pasaba, esa perversa cabecita tuya no te dejaba prestar atención a lo que te decía.

-No, porque estaba muy ocupada prestándosela al resto de tu cuerpo. No acabo de explicarme cómo me he resistido a lo evidente tanto tiempo...

-Lo que importa es que ya no hay resistencia alguna-dijo tomando a Zach por el mentón para atrapar sus labios, iniciando un delicioso beso de buenos días, que los dejó sin aliento y algo atontados.

-Madre mía debemos parecer una de esas parejitas empalagosas de las que tanto nos hemos reído- Zach estaba dándose cuenta de lo colgado que estaba, nunca se había sentido tan estúpidamente feliz.  O puede que Kevin tuviera razón y esa harina no fuera trigo limpio, sonrió ante tal ocurrencia.

-¿Por qué sonríes de esa manera tan sospechosa?-no le gustaba nada esa expresión traviesa que se le había puesto de pronto.

-Meditaba sobre los efectos secundarios del chocolate y el amor.

-Hablando de chocolate, tenemos que salir ya o no nos dejarán nada para desayunar.

-Sí, Jeff se ha vuelto muy posesivo para los dulces.

-Cosa que no acaba de explicar lo de Kevin-ambos empezaron a reír maliciosamente.

-Veo que Kev sigue pareciéndote adorable.

-Muy gracioso, a Jeff se lo parece porque sus feromonas le impiden vislumbrar la realidad-¿Adorable? Puede que Kev no fuera el anticristo, pero de ahí a ser adorable había un abismo.

-No es para tanto, no es ningún angelito, pero tampoco hay que ponerse así.

-Es tu primo y acepto sus excentricidades, pero como se te vuelva a echar encima más le vale correr.

-Kev no se me echa encima, no seas paranoico. Sabes perfectamente que es para bromear.

-¿Qué tiene de gracioso que te meta mano o te babosee?

-La cara que se te debe quedar a ti, ahora que lo pienso.

-Sí claro, pura diversión.

-Para el resto sí... además lo haría para ver si te arrancabas de una buena vez y te declarabas.

-Vaya si al final va a ser toda un arma de la caridad.

-Ja ja ja esa sí que es buena... me la apunto.

-Muy bien pero vas a tener que pagarme los derechos de autor... en especias.

-Interesante pero las especias te las meto yo a ti mejor, por ahora mis posaderas estarán resentidas.

-Perfecto, estoy deseando probar esas especias-dijo mientras lo levantaba de la cama para atraerlo hacia sí.

-Quieto ahí... no quiero perderme el desayuno. Me voy a duchar y salimos.

-¿Necesitas ayuda?

-Muy tentador, pero mi lesionado cuerpo no está para aventuras acuáticas. Sé buen chico y no me tientes.

"Espero que no se terminen los dulces" pensó Paul mientras iba recogiendo sus ropas por el pasillo. Habían dejado todo un reguero de prendas desde la entrada hasta el dormitorio. A medida que las recogía del suelo iba rememorando lo sucedido esa noche, y de nuevo esa estúpida e interminable sonrisa se colgó de sus labios. Había sido increíble tener a Zach...

De pronto sus pensamientos se vieron interrumpidos por un grito ensordecedor "joder, qué coño le pasa a esta mierda" escuchó pronunciar a su adorado novio. No sabía cómo, pero tenía que quitarle la dichosa manía de echarle abajo los momentos románticos. Se dirigió al baño antes de que Zach estallase en cólera.

-¿Qué ocurre?

-Que de repente el agua ha salido congelada.

-Voy a revisar el calentador.

-Déjalo ya salgo.

-Me parece que se ha estropeado.

-Muy brillante Watson ¿se te ha ocurrido a ti solito?

-El agua fría te pone de muy mala leche ¿sabes?

-Obvio, pero eso no es algo que no supieras ya. Más vale que arregles ese cacharro si quieres que vuelva por aquí.

-Ahora mismo llamo para que lo arreglen, su alteza.

-Así me gusta, que se te vea dispuesto a complacerme. Así que vámonos ya, y por favor intenta mantener la compostura.

-El que tienes problemas con eso no soy yo-nada más terminar la frase cayó en la cuenta del motivo de esa inesperada advertencia. Zach caminada algo más lento que de costumbre y cada vez que tenía que sentarse lo hacía como si fuera un octogenario artrítico. Aunque ahora que lo pensaba Janet lo era y no parecía tan afectada, mejor guardarse esa perla para sus adentros, estaba seguro de que si la compartía con alguien más acabaría mal parado.

-¿Vas a poner el coche en marcha o esperamos a que se conduzca solo?

-Ah sí, disculpa, se me fue la bola...

-Me parece que por esta vez prefiero no saber en qué estabas pensando.

-Mejor no. Y deja de hacer el tonto que no es para tanto, tu culo no es de cristal-mejor desviar la atención antes de que Zach se arrepintiera y le preguntara.

-Tengo falta de estimulantes, pero en cuanto haya ingerido mi dosis de café voy a vengarme de esto ¿lo sabes verdad?

-Faltaría más, sería una injusticia dejarlo así-dijo con ironía.

-La justicia ante todo-pronunció esbozando una enigmática sonrisa que dejó a Paul preocupado, no por las represalias que fuera a tomar por esa tontería, sino porque estaba seguro de que lo decía por otros. Pero ahora no había tiempo para pararse a preguntar, ya hablarían con más calma. Hoy tocaba presentación oficial en la fiesta de Joyce. Le agradaba la idea de pregonar que Zach era su pareja, sabía que en algunos momentos lo iba a pasar mal por las ocurrencias de la familia, pero merecía la pena soportarlo.

Llegaron a las siete y media a la casa de Janet, y para su sorpresa ya hacía rato que habían empezado a desayunar. En cuanto cruzaron la puerta los silbidos, piropos y demás ocurrencias no se hicieron esperar. Lejos de avergonzarse Zach lanzó besos volados e hizo reverencias al entregado público que les jaleaba. Mientras tanto Paul fue a saludar a Jeff que intentaba contener la risa ante las chorradas que se estaban dedicando a hacer Kevin y Zach, de pronto Kevin se había puesto en el papel de novio repudiado.

-Oh Zach ¿cómo has podido hacerme esto? Me abandonas por uno más feo que yo y encima vienes a restregármelo en casa de la abuelita.

-¿Acabas de llamarme abuelita?-dijo Janet curiosa.

-Yo no soy más feo que tú-se quejó Paul.

-Primero yo soy hijo de Diane y esta es tu casa, así que en efecto eres la abuelita-aclaró mirando con sorna a Janet- y segundo yo estoy mucho más bueno que tú Paulie acéptalo de una vez. Y ahora si no os importa estoy tratando de ponerme dramático.

-Me parece bien Kev, mientras sigues con tu actuación, yo estaré aquí consolando a Jeff.

-Chicos dejadlo ya, hay que hacer muchas cosas hoy-Diane intentaba poner un poco de oren antes de que terminaran de desmadrarse del todo.

-Cierto y Zachary tesoro ven a saludar a tu padre-dijo John con fingida indignación.

-  Oa apá ¿tal el aje?-intentó pronunciar Zach mientras daba buena cuenta de los dulces.

-Bien, hijo, bien... ya dejamos para otro momento la charla que sabes lo que detesto que hablen con la boca llena.

-Eso me lo anoto -dijo Patrick por lo bajito a Gael- menudo viajecito me dio, no se calla ni debajo del agua.

-Lo sé, es mi jefe-mencionó el aludido con resignación.

-Las guardias deben ser una fiesta...

-¿Decías algo amado yerno?

-Nada adorada suegra.

-¿Estás seguro? Porque aparte de ser adorable tengo los pabellones auditivos muy bien dotados para mi edad.

-No me cabe la menor duda, pero lo mejor es el café que preparas ¿me pones un poco más por favor?

-Claro, vas a necesitarlo para hacer toda la lista de recados de Joyce-añadió maliciosa, le encantaba ponerlo en aprietos.

- Bien, aquí tengo las listas con los recados que me harán el grandísimo favor de hacer. Diane viene conmigo. Angie con John, Gael con Andy, Zachary con Paul, Kate con Kevin, Janet con Patrick. Y Jeff se viene con nosotras. Que a nadie se le ocurra protestar, he tenido muchas cosas en cuenta al asignar las tareas y los quipos. Terminen el desayuno y ¡andando!

Varios murmullos de desaprobación se hicieron patentes, pero fueron acallados por las fulminantes y amenazadoras miradas de Joyce.

El teléfono sonó, al estar más cerca  Zach se levantó automáticamente, soltando una sonora queja por el dolor que le había causado el hacerlo tan deprisa y bruscamente. Los jocosos comentarios no se hicieron esperar.

"Zach tesoro ¿cómo has dejado a ese depravado que te estrene el traste?" o "vaya, vaya, a alguien se lo han dejado como un bebedero de patos" fue lo más light que le dedicaron. Mientras tanto la víctima del escarnio público intentaba atender la llamada.

-¿Diga?

-Buenos días, podía pasarme con Diane.

-Ahora mismo está en el baño ¿quiere dejarle algún recado?

-No hace falta, la llamo luego.

-Verá es que hoy va a estar muy liada, así que no creo que pueda localizarla. Mejor me dice su nombre y ya le digo que le llame.

-¿Kevin?

-No, soy Zachary, el hijo de...-no pudo terminar la frase, se le adelantaron.

-Angie.

-Exacto, ¿tengo el gusto de hablar con?

-Tu tío.

-¿Con cuál de ellos?-esto empezaba a no gustarle nada.

-Phill.

-Ah...vaya... qué sorpresa. ¿Y qué tal estás?

-Bastante jodido ¿y tú?

-También, pero en el buen sentido. Ayer me estrenaron el...-volvió a ser interrumpido.

-Ya veo que la familia sigue tan expresiva. ¿Y cómo es que has tardado tanto? Debes tener veinte...

-Pues me va más dar que recibir, eso es todo...

-¿Y qué tal lo llevas?

-Pues tengo algunas molestias bastante incómodas, y a una panda de capullos vacilándome.

-Déjame adivinar ¿Andy y Kevin?

-Sí, son los más efusivos, ya debían destacar de pequeños. Pero también están Janet, Patrick y Jeff.

-Entonces estás en grave peligro. ¿Cómo está Jeff?

-Bastante bueno.

-Deberías tener más cuidado, Paul es un chico celoso...

-Vaya, si que debía ser obvio...

-Sí, ya despuntabais desde la infancia.

-Y recién nos liamos hace unos días. Supongo que nunca es tarde...

-Si la dicha es buena.

-¿Le haces eso de terminarle la frases a todo el mundo o es algo personal?

-Lo siento, supongo que estoy muy nervioso.

-Pues lo disimulas bien.

-Son años de práctica. Ahora en serio ¿qué tal está?

-Pues muy contento, es lo que tiene el amor...

-¿Está enamorado?

-Sí y a que no sabes de quién...

-Del maldito  y endiablado engendro...

-Que mi hija trajo al mundo para torturarme-completó Zach entre risas.

-Eh deja de hablar de mí como si no estuviera presente-protestó Kevin, haciéndose notar.

-Qué atento es Kev...

-Tanto como tú, parece que estás bien informado.

-Hago lo que puedo.

-¿Te quedarás mucho tiempo?

-Sí, puede decirse que es mi vuelta oficial.

-Eso suena contundente.

-Zach ¿quién llama?

-¿Esa es Angie?

-Sí ¿te la paso?

-Por favor.

-Ok, encantado de hablar contigo tiito.

-Igualmente, no puedo creer que aún te acuerdes de eso.

-La buena memoria debe ser de familia-y sin añadir nada más le pasó el teléfono a su madre.

-¿Phill?

-Hola Angie, llamaba para...

-Ahora no es un buen momento, hay demasiada gente aquí. Te llamo en un rato.

-Vale, parecemos un par de mafiosos.

-Muy gracioso, si te parece te paso con...

-Vale, vale. Hablamos en un rato.

-Hasta luego-se despidió antes de que Joyce regresara con Diane de escoger su traje para la fiesta.

Una vez terminado el desayuno, se dedicaron a cumplir con la dichosa lista de Joyce. Pasaron toda la mañana fuera. Afortunadamente para el almuerzo estaba todo listo. Sólo tenían que arreglarse y disfrutar de la fiesta.

A las tres ya habían comido todos y estaban descansando. Aprovechando ese momento de tranquilidad Angie se dispuso a llamar a Phill. Mientras tanto Jeff había bajado a buscar algo de agua, tanto reírse y vociferar con Tyson y Andy mientras jugaban con la videoconsola le había dejado deshidratado.

La jarra estaba llena y resbaladiza por el frío de la nevera, el esfuerzo que tuvo que hacer le produjo un fuerte dolor en los cortes de sus endebles muñecas,  finalmente la jarra terminó resbalando entre sus manos. Maldiciendo su mala suerte, o su estupidez al no prever lo que sucedería, fue a buscar la fregona y el recogedor para limpiar el desastre que había ocasionado por su torpeza. Estaba totalmente centrado en recoger los cristales, fue entonces cuando se acordó del espejo, y de pronto estaba rememorando todo lo que había hecho esa mañana, hasta que un grito le sacó de sus pensamientos de una manera brusca e inesperada.

Al girar su cabeza para ver lo que sucedía se encontró a una conmocionada Joyce que le miraba con unos ojos atemorizados por lo que observaba, abiertos a más no poder, con las manos se tapaba la boca, y se notaba perfectamente que estaba temblando. Jeff intentaba comprender el motivo de su actitud, pero Joyce seguía petrificada, sin atender a sus llamadas.

"Tía Joyce" repetía una y otra vez sin obtener respuesta. Poco a poco dejó de lado la limpieza y se fue acercando, al llegar a su altura se dio cuenta de que lloraba, sus ojos parecían dos pequeñas fuentes de las que brotaba agua continuamente, sin emitir un solo sollozo, sin moverse... seguía mirándolo con sorpresa y estupor.

Pasados unos diez minutos pudo recomponerse del shock y sentarse. Le indicó a Jeff que la acompañara. Una vez se secó las lágrimas y se aseguró bien de lo que había visto al tomarle las muñecas a Jeff, empezó a preguntar. El pequeño tenía ganas de darse cabezazos contra la pared por no haberse dado cuenta de lo que sucedía. Unas pequeñas gotas de sangre se filtraron por las vendas con el ajetreo, aún tenía las heridas sensibles para hacer esos esfuerzos, y con lo poco cuidadoso que era ni se había preocupado de mirarse cuando se le cayó la jarra. Así que Joyce se había dado cuenta de lo que hizo de una manera absurda, y en el peor de los momentos. Era el día de su fiesta, esa que había preparado con tanto esmero porque era para los más a llegados. Y él la había cagado bien al descubrirse.

No quiso que le dijeran nada a su tía para no estropearle la boda, sabía lo mucho que Joyce se preocupaba por él, y lo último que deseaba era estropearle su día.

-¿Qué pasó Jeff?-preguntó con la voz rota de dolor, a penas en un lamento.

-Yo no quería decirte nada para no estropear la boda, te lo habría contado más tarde... pero como siempre acabé metiendo la pata.

-¿Estropearme la boda? ¿Crees que si llegas a conseguir...?-hizo una pausa, el mero hecho de nombrarlo le dolía demasiado- Ah hacerlo...yo hubiera podido...

-Lo sé, y lo lamento de veras. Pero ahora estoy mejor, no volveré a intentar nada parecido. Lo prometo.

-Más te vale-dijo con un tono serio, de solemne advertencia-. Se van a arrepentir de haberme ocultado algo así, ¿cómo han podido?

-Yo no quería...además estabas ocupada y...

-Qué le den a la boda Jeff, no estoy tan loca como para anteponer la boda a mi familia.

-Lo sé, por eso no quería decirte nada, no hubieras seguido adelante y yo no me lo podría perdonar.

-Está bien, ya no hay mucho que hacer respecto a eso. Pero ahora mismo vas a contarme lo que ocurrió. No pienso moverme de aquí hasta que lo hagas.

-Pero tía Joyce quedan unas pocas horas para la fiesta, tendrás miles de cosas que hacer.

-La primera es escucharte Jeff. Cuando antes empieces...

Y durante una hora Jeff fue relatando lo que le había llevado a ese punto de su vida, viendo cono Joyce le escuchaba atentamente mientras intentaba controlar sus ganas de llorar. Al acabar estuvo abrazándolo durante unos largos quince minutos.

-No voy a dejar que te vuelvan a hacer daño esos malnacidos Jeff, aunque tenga que encargarme personalmente. No te preocupes por nada, ya no pueden acercarse a ti. Ahora vamos a zanjar este asunto, como deberíamos haberlo hecho hace años.

Jeff se limitó a asentir, sabía que hablaba totalmente en serio. Que iba a cumplir todas esas afirmaciones. Ya no le preocupaba demasiado lo que fueran a hacer, sólo quería que le hicieran partícipe. Esta vez no iba a quedarse de brazos cruzados, iba a enfrentarse a sus fantasmas e iba a vencerlos. Ya era hora de tomar las riendas, y nada ni nadie iban a echarlo para atrás. Era consciente de que iban a intentar sobreprotegerlo, pero a estas alturas eso era soplar sobre sopa fría, había iniciado él mismo el cambio, como debía ser, y no estaba dispuesto a que arreglaran el asunto sin contar con él. Había tenido mucho tiempo para meditar sobre su vida, la de su familia... y tenía algunas cosas muy claras. Ahora sólo quedaba ponerlas en práctica. En cierto modo le daba pena el que estuvieran preparando algo a sus espaldas, ya que era una pérdida de tiempo, tendrían que acabar haciendo lo que tenía planeado, después de todo era él el afectado, y por lo tanto el que más información tenía. Pero por ahora, ése era un tema que no iba a retomar, debía esperar a aclarar algunas cosas más. Cuando escuchó al dirigirse al baño la conversación de Zach fue consciente de que Phill iba a venir, y eso era toda una sorpresa. Tendría que esperarle para saber si debía tenerle en cuenta o no.

Era curiosa la manera en que iban a encontrarse, tras saber que él era su padre biológico, no su tío ¿o era ambas cosas?, se imaginó cómo sería poder conocerle, pero de todas las opciones que barajó nunca llegó a pensar en nada parecido. Debería estar acostumbrado a las sorpresas, después de todo las recibía muy a menudo. Antes de nada debía aclarar su situación con Kevin, no podía hacer nada con él rondándole por la cabeza, ya era hora de arriesgarse, si quería algo con él no dudaría en intentarlo, si por el contrario prefería no comenzar una relación más profunda, lo entendería, después de todo no bastaba con gustarse, lo suyo no iba a ser fácil, tendrían que pasar por muchas cosas si empezaban a estar juntos, y por ahora la mayoría no eran nada agradables. Tal vez preferiría esperar un tiempo, y si seguían gustándose intentarlo cuando todo se hubiese aclarado y calmado. Por su parte podría esperar eso y mucho más. Sólo quedaba saber qué pensaba Kevin, y lo sabría esa misma noche, no tenía más tiempo para buscar momentos ideales. En unos días empezaría todo y debía saber en qué puesto jugaba cada uno.

Suspiró nerviosamente, saber qué abordaría a Kevin al final de la fiesta y se declararía le ponía muy nervioso, estaba cuestionándose si no sería mejor hacerlo al comienzo. Pero descartó la idea, ya que fuera cual fuera la respuesta, la reacción que provocaría iba a ser demasiado intensa como para poder ocultarla con normalidad. Y ya era suficiente con que esa noche Andy Y Zachary presentaran a Gael y Paul como sus parejas, no debía llamar la atención nada más, porque entonces Joyce no tendría protagonismo alguno. Aunque comenzaba a sospechar que el motivo de que montara tantas fiestas era pare reírse de su familia y hacerlos pasar apuros, mientras ella reía observando cómo se retaban y torturaban unos a otros. Puede que Diane tuviera razón y ese videojuego alimentara demasiado sus conspiradoras cabecitas, pero era tan divertido...

Jeff se deshizo del abrazo y se encaminó a la habitación para curarse las heridas y acicalarse. Joyce fue a la suya para tomarse algunos tranquilizantes. Gary estaría a punto de llegar y debía estar totalmente calmada, ahora no era el momento de contarle lo sucedido.

Angie se asustó con el estruendo de la jarra, y  fue a ver lo que pasaba, al ver que Joyce había llegado antes no pudo más que lamentarse por no ser más rápida. Se quedó a ver  lo que sucedía, cuando vio que comenzaban a hablar, se marchó para seguir con su llamada pendiente."Tarde o temprano iba a pasar, lástima que sucediera en un momento tan inoportuno" tras pensar esto se reprochó el haber callado, hubiera sido mejor contárselo antes, así hubiera estado preparada, que la tomara desprevenida fue lo peor que pudo haber pasado. Estaba segura de que iba a inflarse a calmantes y se pasaría la fiesta sonriendo algo atontada por el efecto. Sólo quedaba intentar consolarla, y facilitarle en la medida de lo posible el que no la molestaran demasiado durante la cena, cosa difícil de lograr, considerando que ella era la anfitriona. Se decidió a dejar sus cavilaciones a un lado para llamar a Phill de una vez, tendría que ser breve aún le quedaban muchas cosas por hacer, incluyendo terminar de limpiar los restos de agua y cristales que habían diseminados por el suelo.

-Buenas tardes Phill.

-Hola Angie.

-¿Para qué llamabas a Diane esta mañana?

-Tenía algunas llamadas perdidas suyas.

-Bueno ella ahora está ocupada, pero yo sé el motivo así que haré de portavoz.

-Yo lo supongo también. Margaret me contó que Jeff intentó suicidarse, y que se había enterado de que soy su padre así que ya es hora de que me responsabilice de él. Sé que es algo tarde pero es ahora cuando estoy preparado.

-¿Con quién vas a venir?

-Joder, debería haber aprendido a estarme calladito. Si esa era la pregunta mi confesión ha sido totalmente inapropiada.

-Menos coñas hermanito, que Joyce acaba de enterarse por sus propios medios de lo que hizo tu hijo y está en plena crisis.

-¿Y cómo es que no lo sabía?

-Jeff no quería que se enterara hasta después de la boda, es un chico discreto, ha salido clavadito a ti.

-Muy graciosa Angie.

-Ve acostumbrándote, ya  sabes lo divertidos que somos.

-Sí, ese peculiar sentido del humor es imposible de olvidar.

-¿Vas a quedarte con Margaret?

-Sí, y voy a ir con mi pareja.

-¿Y cómo se llama?

-Glenn.

-Joder, la boda va a estar plagada de maricones. Gael y Andy, mi hijo y Paul, el tuyo y Kev. Y ahora tú y mi cuñadito Glenn. Joyce se va a poner muy contenta. Si esto sigue así la familia acabará en esta generación.

-¿Kate sigue sin pareja?

-Sí, aunque están intentando liarla con un tal Ben.

-¿Quién es la celestina?

-Janet y Joyce.

-¿Esas dos de acuerdo en algo?

-Sí, Andy cree que están en una secta satánica y quieren que venga el anticristo.

-Interesante teoría, pensaba que ese título lo ostentaba Kevin.

-Creo que desecharon la idea cuando al tropezarse en la pila bautismal se quejó por el golpe en lugar de desintegrarse.

-Pobre Kev.-dijo entre risas-¿Le dirás lo de Glenn al resto?

-A Joyce y a Diane sí. ¿Quieres que alguien más lo sepa?

-Que Jeff se enterara no estaría mal.

-Hecho.

-Cuéntame qué tal se lo toma.

-No te preocupes, últimamente se lo toma todo con una naturalidad pasmosa.  Kev casi lo besa en mitad de una partida de un juego hard yaoi.

-Vaya ¿y qué hizo?

-Intentar detener a Kev cuando se proponía matar a Tyson por interrumpirle.

-Eso tuvo que ser dantesco. ¿Tyson está bien?

-Sí, en cuanto Jeff se ríe un poco a Kev se le van los instintos asesinos a tomar por saco.

-Vaya así que Diane y yo acabaremos siendo consuegros.

-Eso parece. En fin me alegro de que vuelvas. Tengo que colgar, la fiesta comienza en una hora.

-Yo también me alegro de hablar contigo, os he echado de menos, aunque no pienso admitirlo en público. Dale un beso a Joyce de mi parte. Diviértanse en la fiesta.

-Lo intentaremos, hasta pronto.

Después de hablar con Phill se sintió más tranquila. Iban a cambiar muchas cosas, pero creía que por fin su familia iba a poder rehacerse, aunque para conseguirlo primero tuviesen que hacer algunos ajustes importantes y poco agradables. Mientras meditaba sobre cómo contarles a las demás lo de Glenn terminó de limpiar la cocina.

A las seis en punto todos estaban arreglados y preparados. Habían llegado al hotel con una puntualidad británica. Se observaron unos a otros comprobando que todo estuviese en orden. Joyce estaba espléndida, anormalmente tranquila, o zumbada según Janet, pero muy elegante. Andy estaba de un lado para otro mirando de reojo a Zach y a Gael. Hasta que su novio se le acercó pidiéndole que lo acompañase a los baños, pues no sabía dónde estaban.

-Joder, ¿precisamente ahora tienes que ir al puto baño?

-Bueno, si lo prefieres puedo mear en el jardín, ese si sé dónde queda.

-Está bien, sígueme.

 Una vez en el baño Gael entró en uno de los cubículos, empujando a un desconcertado Andy al interior. Intentó protestar por la jugarreta, y preguntar qué pretendía, pero todas esas palabras quedaron sofocadas por un beso asfixiante. Atrapó los labios del rubio con rapidez e introdujo de forma avasalladora su lengua, iniciando una frenética puja por el control. Cuando el oxígeno se extinguió se separaron jadeando, con los labios enrojecidos y el pelo algo alborotado. En algún instante habían comenzado a juguetear con él desordenándolo. Sin decir ni media palabra Andy salió al lavabo, se miró en el espejo unos segundos y estalló en carcajadas.

-Lo siento, parezco una colegiala histérica.

-Eres un digno hijo de Joyce.

-Este no es el momento adecuado para hacer bromas de ese tipo.

-Ya lo sé.-dijo mientras le arreglaba el cabello a Andy-tu madre está algo rara, Gary está en las nubes, Paul también, y Zach se ha debido fumar medio jardín de ese vecino tan encantador que tiene Janet. Pero deja de preocuparte tanto.

-Mi padre me llamo hace media hora.

-¿Qué quería?

-Que me dignara a presentarte.

-¿Y?

-Pues le dije que mamá le había invitado a la fiesta, que se dignara él a aparecer.

-No me digas que...

-Sí, va a venir. Porque yo le provoqué.

-Bueno tal vez no sea tan mala idea. Y es cierto que Joyce le invitó, así que  no creo que le suponga un problema.

-Si me hubieras matado a polvos como te pedí, ahora estaría más relajado.

-Hagamos un trato. Procura tomarte la fiesta con calma y cuando acabe prometo enmendarme-dijo mientras lo agarraba del bolsillo del pantalón, haciendo que sus caderas chocasen y volvieran a quedar a escasos milímetros el uno del otro.

-Me parece bien, mientras te presento a todo el ganado, iré pensando en cómo haré que me compenses.

-Intenta disimularlo por lo menos.

-No prometo nada... salvo tenerte en mente y ser muy... pero que muy creativo.

Después de darle un pequeño beso y dedicarle la más traviesa de sus sonrisas Andy regresó junto al resto, dejando a Gael algo turbado mientras se acomodaba la chaqueta y se peinaba de nuevo.

 En la recepción Joyce iba saludando a los invitados que pasaban por el resto de la familia, tardaron unas dos horas en saludarse al completo. Las reacciones de la gente eran de lo más variado, desde sonrisas cómplices hacia Zachary y Paul, hasta caras de puro asombro al enterarse de que Andy salía con un hombre, y más teniendo en cuenta que era la primera vez que presentaba oficialmente, en un acto familiar, a alguien como su pareja. Gael tuvo que aguantarse las ganas de reír muchas veces, y no perdía oportunidad de que le contaran batallitas de su chico en fiestas. Incluso pasó más de media hora charlando animadamente con  una de las ex de Andy. Definitivamente la fama de chico malo de Andy era sobradamente merecida, de pensar en la de oportunidades que iba a tener de cachondearse de él se le hacía la boca agua. Lástima que el rubio interceptara a su ex y después no lo dejara charlar a solas con nadie más. Pero "que me quiten lo bailado" pensó Gael, tenía mucha información y sabía cómo usarla.

La aparición estelar de Adam formó un pequeño revuelo entre los invitados, ya sabían que podían ser de lo más cívico cuando se lo proponían, pero quedaba un poco extraño que se personara en la fiesta, con un ramo de flores para felicitarla hubiera bastado. Al llegar y saludar a su ex mujer supo que algo iba mal, muy mal. Joyce no era de las que se pasaban esas celebraciones a broma, y verla tan despreocupada y ausente lo alarmó bastante. Así que fue a hablar con su hijo para buscar una explicación. Sin embargo éste cuando escuchó la pregunta se marchó para buscar a su madre dejándolo a solas con Gael.

-Vaya, parece que está siendo una fiesta movidita.

-Tenía entendido que en esta familia siempre lo son.

-Sí, en eso tienes razón. Y ahora que nos han presentado formalmente ¿cuánto tiempo llevas con Andy?

-Un año más o menos.

-Vaya si que van en serio, su record era la mitad. Además nunca antes había hecho presentaciones oficiales, por no mencionar el detalle de que tampoco había salido con chicos.

-¿Y usted?

-¿Yo qué?

-¿Ha salido con chicos?

-No, la que hacía eso era Joyce. Le gusta mucho el de la piscina.

-¿El que la limpia?

-No seas vulgar, el socorrista.

-Ah claro, el que se tiraba a la chacha era usted.

-Disculpa, ha sido de muy mal gusto por mi parte hacer ese tipo de comentarios.

-Está bien, dejémoslo ahí. Sólo permítame aclararle una cosa, ya sé que Andy era todo un semental y que sólo salía con chicas pero...-en ese momento Andy regresó interrumpiendo la frase.

-Desde que le conozco estoy encantado de que me den por el...

-¡Andy!-atajó Gael indignado.

-¿Si cariño?

-Ése no era el final de MI frase.

-Es una pena, era un gran final.

-Claro, pero no era el mío, y si no te importa me gusta acabar mis frases.

-Está bien, sólo creí que podía enriquecer la charla-dijo encogiéndose de hombros.

-Chicos, ya dije que lo siento, no se peleen más.

-Papá te dejo cinco minutos a solas con mi novio y no se te ocurre otra cosa que hablarle de mis ligues, eso es de muy mala educación. ¿Qué vas a hacer ahora? ¿Ir a hablar con Gary de lo buena que era mamá en...?

-¡Andy!

-¡Gael!

-Prometiste tomártelo con calma.

-Lo siento esto es demasiado, deberías darme un adelanto-dijo tomándolo de la mano para ir al interior del hotel- y tú mantén la boca cerrada. Si quieres hablar con mamá, espera que termine la cena.

-Entendido ¿puedo hablar con alguien mientras tanto?

-Janet está en el estanque, seguro que verte le alegra la velada.

-Mejor me quedó por aquí.

-De eso nada pequeño, hace mucho tiempo que no hablamos, será mejor que me pongas al día de tus andanzas. Y así de paso evitamos que metas tus narices donde no debes-dijo Janet colgándose del brazo de un resignado Adam.

La fiesta estaba resultando muy entretenida, los invitados tenían muchos temas de los que hablar. Y es que los Blyton siempre habían sido una familia bastante llamativa. Mientras empezaban a comer, el barullo de las voces se iba adueñando del comedor, aumentando de volumen a medida que se cruzaban unas conversaciones con otras, al terminar el postre era casi ensordecedor. Agobiado por el  cargante ambiente Kevin decidió salir a tomar el aire, o a contaminar sus pulmones, hasta que comenzara el baile. Momento en el que regresaría para reírse de los participantes, era una tradición entre primos el puntuar y comentar los bailes, siempre elegían a los reyes, basándose en un justo y objetivo sistema de puntuación. Que abarcaba desde el atuendo hasta el ritmo.

Encendió su cigarro y se dispuso a darle una buena calada cuando una mano lo interceptó,  al darse la vuelta para enterarse de la identidad de su "agresor" se topó con dos ojazos azules que lo miraban reprobadoramente.

-¿No te enseñaron que es de muy mala educación quitarle las sustancias adictivas a la gente?-no pudo evitar sonreír mientras regañaba a Jeff.

-Tienes razón debería enmendarme ¿puedo hacer algo por ti para reparar el daño que acabo de cometer?-dijo acortando la distancia que les separaba.

Al tenerlo tan cerca y dispuesto Kevin iba perdiendo la noción de las cosas, sólo podía mirar eso labios que se había quedado a poco de probar.

-Sí, claro que puedes-atinó a responder.

-¿Y cómo?

-Pues me puedes decir que vas a creerme cuando te diga que estoy enamorado de ti, que no vas a pensar que es algo superficial, y que tampoco te vas a asustar cuando sepas que siento esto desde hace mucho y que es algo muy fuerte.

-¿Y si además de hacer todo eso te digo que yo también te quiero?

En esos momentos Kevin creyó que iba a darle algo de lo fuerte que le latía el corazón, juraría que las piernas le temblaban y comenzaba a sentirse mareado. Respiró hondo mientras miraba a Jeff con una intensidad demoledora.

-Eso sería alucinante-dijo haciendo acopio de las pocas fuerzas que parecían quedarle.

-Pues ya puedes empezar a alucinar-ver a Kevin así de aturdido le resultaba absolutamente adorable, estaba seguro de que nadie más había tenido el honor de verlo así. Y eso le hacía sentirse especial, de pronto todos los nervios e inseguridades pasaron a un segundo plano. El incesante cosquilleo de su estómago se estaba haciendo insoportable, tenía que hacer algo ya, porque si Kevin lo seguía mirando así juraba que se iba a derretir allí mismo. Se puso de puntillas rodeándole el cuellos con los brazos, pegó su frente a la de Kevin, y le miró implorante mientras se mordía el labio inferior mostrando un leve rastro de indecisión-Te creo, sé que no es un capricho pasajero, no voy a asustarme, al contrario me encantará saber que es así. Y yo también te quiero Kev.

Al terminar la declaración a Jeff le temblaban las piernas y respiraba agitadamente, Kevin lo tomó en brazos poniéndolo a su altura.

-Madre mía, me va a costar mucho no arrastrarte fuera de aquí para poder evitar que nos interrumpan de nuevo. No sabes cómo he esperado oírte decir eso, llevo tanto tiempo enamorado de ti, conteniéndome para no meter la pata, que ahora mismo no sé qué es lo que debería hacer.

-Esta vez si alguien interrumpe te dejo que lo patees, mientras tanto puedes seguir diciéndome lo mucho que me adoras-dijo sonriendo como un niño que acaba de recibir el mejor regalo que pudieran hacerle.

-Creo que mejor te lo demuestro-y sin más dilación fusionó sus labios con los de Jeff, sintiendo como se estremecía entre sus brazos. La suavidad  y el calor de esos labios tan ansiados intensificaban su deseo, elevando la temperatura a un ritmo desmesurado. Una sensación de excitante abandono les iba invadiendo a ambos, lo notaba en la total entrega por parte de Jeff, y en la vehemencia con que él estaba devorando esa dulce boca. Con pequeñas y lánguidas mordidas, saboreando su interior al acariciar su lengua que se enredaba en la suya en un perfecto acoplamiento. De pronto escuchó como comenzaba a sonar la música. Y una voz de alarma se apoderó de su conciencia perdida. Lentamente se fue separando de Jeff, le costaba un esfuerzo sobrehumano el hacerlo, quería quedarse pegado a sus labios el resto de la noche, y tal vez de la vida, y Jeff no ponía mucho de su parte.

-Jeff... el baile. Debemos...

Un nuevo beso acalló sus buenos propósitos. Pero tuvo que ser fuerte y detenerlo, o no podría controlarse y acabaría abordándolo hasta llevarlo  a una habitación. Y eso era ir muy rápido, aunque Jeff se mostrara tan receptivo era adecuado hablarlo un poco más, sólo para que estuviera bien seguro de lo mucho que lo amaba. A pesar de que le dijera con seguridad que le creía y que no estaba asustado, le parecía algo precipitado, quería saber bien cómo había llegado a tener esa seguridad. Después de saberlo ya podía derrumbarse el mundo que él iba a hacer todo lo que había reprimido en esos años.

-Si quieres bailar podemos hacerlo aquí-dijo Jeff aún colgado de su cuello con los labios muy enrojecidos y una mirada llena de anhelo.

-No estaba pensando en bailar precisamente... así que antes de que mi razón desaparezca y decida llevarte a un sitio apartado donde no existan las interrupciones de ningún tipo será mejor que volvamos a la fiesta un rato.

-¿Tenemos que volver  dentro?-su expresión de fastidio se mostró más certera que nunca.

-Deberíamos despejarnos un poco, y elegir a los reyes del baile es una tradición familiar legendaria.

-Está bien.- no pudo evitar sonreír al pensar en esa panda de harpías despellejando a los invitados. Estaba seguro de que el pobre Gael no sabría donde meter la cabeza, y que Zach ya habría utilizado a Paul para ir a parodiar a la señora Irving y su pareja de turno- Pero antes quiero que me concedas un baile.

-Muy bien, pero si pierdo el control por tenerte pegado a mí como una lapa no vas a tener derecho a quejas- le advirtió mientras lo tomaba en la posición correcta para bailar.

-Aunque pierdas el control no vas a oír una sola queja de estos labios-sentenció Jeff, a la vez que empezaba a seguir los pasos que le marcaba Kevin.

Y así pasaron un buen rato, en silencio, mirándose a los ojos mientras se movían al son de la música, dejándose llevar disfrutando de algo de intimidad compartida. Por una vez todo era perfecto. Era un comienzo peculiar, pero ellos no eran una pareja muy convencional. Cuando la pieza terminó, se quedaron quietos, a la espera de que comenzara otra, no se estaba nada mal allí, y además se les daba muy bien bailar. Kevin pensó que eso era una buena señal, y deseando no tener que esperar mucho para comprobarlo decidió concentrarse en el baile un rato más.

Había resultado una fiesta muy interesante, pensaba Janet sentada en un banco del jardín, mientras observaba a su nieto y a Jeff bajo los efectos del enamoramiento. Quedaban muy monos los dos juntos bailando, tan tiernos que parecía imposible que bajo esas caras de felicidad se escondieran dos manipuladores natos. Jeff estaba descubriendo esa faceta, Kevin la tenía más que desarrollada. Iban a ser un peligro juntos, sólo de pensarlo una gran sonrisa se formaba en su rostro, después de todo no había nada más alentador y propicio para que una pareja durase que ser una constante fuentes de estímulos el uno para el otro. Y ponía la mano en el fuego por ese rubito, estaba segura de que era capaz de seguirle el ritmo a Kevin sin despeinarse.

Ya tendría oportunidad de comprobarlo en unos días. El regreso de Phill, conocer a Glenn... para tener más de ochenta años su agenda era de lo más apretada. Cuando iban por el tercer baile decidió que ya era hora de interrumpir a los tortolitos, tendría que inventarse alguna chorrada para que alguien fuera al jardín ¿pero quién era la persona adecuada para sufrir la ira de Kev? Mientras lo meditaba se fue hacia el salón donde estaban los invitados bailando, ya habían comenzado con la elección, tendría que sustituir a uno de los jueces. Una ladina sonrisa empezaba a formarse cuando reparó en...

 

 

 

 

 

 

 

 


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