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Xx Mi Dulce Pecado xX por Lady_Calabria

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Notas del capitulo:

olaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! bueno por petición popular voy a seguir este fic!!!!

weno espero que os guste^^ 

CAPITULO 2

 

Aquella misma noche, Ariel jugueteaba distraídamente con su comida sin prestar atención alguna a la conversación que mantenían sus padres, de trabajo, como siempre.

 

Su madre era doctora en una clínica que habían abierto nueva en la ciudad, su padre era un hombre de negocios, ambos bastante atractivos y los dos rondaban los cuarenta años.

 

Su madre era rubia, pero no tenía el pelo tan claro como él, sino que en una tonalidad más oscura.

Su padre, un hombre alto y fuerte, tenía el cabello castaño y los ojos muy claros, casi grises, como los del muchacho.

 

En aquel momento los dos hablaban sobre lo que les había pasado a cada uno en su trabajo.

 

-pues entonces va el marido y le dice…- le contaba la mujer a su esposo pero lanzando miradas por el rabillo del ojo a su hijo, que en ese momento estaba haciendo un castillo con su puré de patatas- le dice…!hijo, no juegues con la comida!

Ariel levantó la mirada algo desconcertado pero luego asintio.

-ehhh, si, vale, mama- dijo para luego volver a bajar la cabeza.

 

La mujer frunció el ceño, ella, como todas las madres parecía tener un radar que le indicaba cuando le pasaba algo a su hijo, cuando mentía y cuando estaba preocupado.

El radar se disparó.

La rubia le hizo una seña a su marido.

 

-ehh….Ariel…-empezó el hombre sin saber muy bien como empezar-se te ve muy callado hoy.

-estaba pensando-les dijo Ariel distraídamente.

-¿es que pensabas?- inquirió su madre.

-es los votos que hacen los curas…-suspiró él, soltándolo sin pensar, en seguida se dio cuenta de su error.

-¡en que cosas piensas hijo!- exclamó la mujer con tono reprobatorio.

-es que….hoy nos han hablado de eso en el instituto…pero muy por encima y no acabo de entenderlo del todo…

-bueno hijo, pues hay tres votos.-empezó a explicarle su padre, enumerándolos también con los dedos-el de pobreza…

“pobreza…bueno, no es tan terrible…”pensó el chico.

-El de obediencia…

“ojala me obedeciera a mi…” se dijo para sus adentros, imaginándose todo lo que podrían hacer los dos juntos.

-y castidad-terminó el hombre.

 

El tenedor hizo mucho ruido al chocar contra el plato, al chico se le había escapado de  entre los dedos de la impresión.

-¿Qué?-inquirió todavía atónito.

-castidad, cariño- le dijo la mujer.

-eso significa que…que… -intentó decir el muchacho pero dejó la frase a medio acabar porque no podía decirlo.

-que no pueden mantener relaciones con nadie- terminó la frase su madre, mirándolo atentamente.- creo que ni siquiera pueden pensar en esas cosas…

-¿no pueden?

-no- le dijo su padre- pero yo creo que algún que otro pensamiento se les escaparan…al fin y al cabo, solo son hombres…

 

El chico sintió como una pequeña llama de esperanza crecía en su interior.

 

Se puso en pie y cogió su plato.

 

-no tengo más hambre….me voy al cama que tengo sueño…buenas noches- dicho eso y después de dejar el plato en la cocina se fue a su habitación.

 

Los dos adultos se miraron extrañados por el comportamiento de su hijo.

 

*********************************************************************

 

Nada más cerrar la puerta, Ariel se apoyó en ella y se dejó resbalar hasta el suelo.

 

Encogió las rodillas, haciéndose un ovillo, y pegándoselas al pecho.

 

Aquello, sin duda, era una complicación, sus estúpidos votos le impedían incluso pensar en el sexo al pobre hombre…se imaginó una vida sin sexo.

Se estremeció solo de pensarlo, menuda tortura.

 

Sin duda el sacerdote debía de tener mucha voluntad…debía creer mucho…

Suspiró.

¿Contra que debía luchar? ¿Contra dios? ¿Contra su fe? No podía hacer eso.

 

Pero un pensamiento cruzó su mente.

“solo es un hombre” pensó el chico” y no es de hierro….ni de piedra…tarde o temprano podría caer en la tentación…y yo me encargaré de estar allí…”

 

Una inquebrantable determinación brilló en sus claros ojos.

 

-solo es un hombre-susurró- y todos los hombres tienen debilidades…

 

********************************************************************

 

 

Dorien suspiró y el padre Federico gruñó.

 

-padre, yo lo único que digo es que todo esto es muy aburrido-le dijo Dorien.

-¿y que quieres que haga? Me pongo una nariz de payaso, la iglesia no es una feria-le dijo El mayor levantándose.

-lo se, pero tampoco debe ser un castigo.

-¡no blasfemes más!

-no blasfemo padre, yo…yo …

-¡callate! MI iglesia ha ido muy bien siempre y no va a cambiar porque vengas TÚ.-le dijo el hombre  calvo y se fue, dando un portazo al salir.

 

 

Dorien suspiró se quedó mirando sus zapatos.

Cuando salió del seminario soñaba con ayudar a la gente, poner su granito de arena a la felicidad de la gente…pero aquel viejo hombre, chapado a la antigua no le dejaba, no le daba paso al progreso y eso le crispaba los nervios.

¿Cómo se podía ser tan cabezota?

 

Se dirigió hacia el confesionario, ese día le tocaba a él confesar, ya que se turnaban para hacerlo.

Se dio cuenta de que la gente venía a confesarse los días que lo hacía él, la razón era que, simplemente, él ofrecía compresión y ayuda en vez de regañarles como lo hacía el otro padre. Los trataba con confianza y simpatía en vez de alzar una pared de fría cortesía, seria e indestructible.

 

Sin quererlo su mirada se dirigió hacia los bancos, en especial en el que se había sentado el chico rubio, Ariel…tan vez esperaba verle otra vez…

Si, aunque no estuviese bien, esperaba verle de nuevo.

Aunque ya había pasado dos días desde que le había visto por primera vez…”hasta pronto” había dicho el chico, ¿pero cuando exactamente era pronto? A lo mejor, era mejor para él si el chico no volvía más, era mejor alejarse de las tentaciones, o al menos eso le habían enseñado.

 

Una mujer le llamó la atención, esperaba pacientemente a que llegase para confesarse, suspiró y se dirigió a allá, para hacer su trabajo.

 

*********************************************************************

 

 

Ariel llegó justo a tiempo para ver como el joven sacerdote entraba en el confesionario.

 

Sonrió, había tenido muchísimo trabajo en el instituto, una montaña de deberes que no podía dejar para después, aunque en varias ocasiones estuvo a punto de mandarlo todo al diablo y correr hacia la iglesia, para ver a su sacerdote.

 

Se sentó en el banco donde se sentó la última vez , y esperó a que la mujer tenminara de hablar con él.

 

Cuando por fin lo hizo el chico se levantó de un salto y ocupó su lugar.

 

*********************************************************************

 

Dorien se fue a levantar pero al ver que otra persona se sentaba tras la rejilla de madera se volvió a sentar.

La otra persona respiró hondo.

 

-padre…yo nunca me he confesado y quiero hacerlo bien…-dijo una voz conocida, Al sacerdote le dio una salto el corazón, era él.-ave… ¿ave? Bueno, ave maría purísima.

-sin pecado concebida -dijo con voz temblorosa el hombre.

 

Ariel jamás lo había echo, pero había visto muchas películas y decidió imitarlas.

-perdóneme padre porque he pecado…he ido en contra del noveno mandamiento…

 

El sacerdote tragó saliva, el noveno mandamiento era “no consentirás pensamientos impuros”

 

-te escucho- le dijo con la voz ronca.

-yo…padre, he tenido un sueño.

-¿un sueño?

-si…en mi sueño, padre, yo estaba solo en mi casa…entonces venía un hombre…era mayor que yo, moreno y con los ojos verdes…

 

Dorien aguantó la respiración, aquella era una definición muy acertada de su apariencia.

 

-ese hombre, venía,  y sin decir una palabra me besaba…- dijo el muchacho con la voz más sensual que el mayor había oído nunca. Habría podido jurar que el chico tenía los ojos cerrados, disfrutando de su recuerdo – sentía sus caricias por todo el cuerpo…aún recuerdo el tacto de su piel morena, padre, poco a poco y casi sin separarnos me llevó a la cama…

 

Dorien no podía evitar imaginarse lo que el rubio le susurraba con voz aterciopelada, no estaba bien, lo sabía, pero no podía evitarlo. Y la temperatura de su cuerpo estaba empezando a subir como la espuma.

 

-dejé que me desnudara, que me acariciara, que me besara…y luego yo le comencé a desnudar… lentamente, torturándolo con la perspectiva….entonces, usted, padre…se ponía sobre mi…

 

Dorien comprendió el doble juego del rubio, él siempre le hablaba de usted, y esa forma verbal era fácil de confundir, no se refería a una persona se refería a él, ÉL.

Dorien notó como una parte de su ser empezaba a despertar, salió de pronto como de un sueño, se puso en pie de un salto y salió del confesionario torpemente.

 

-no…no, por favor, no siguas…-le rogó.

 

Ariel también salió del confesionario, totalmente tranquilo y con una media sonrisa en el rostro.

 

-¿Por qué se pone así, padre?-le preguntó inocentemente.

-tu… ¿tu has soñado conmigo?-le preguntó atónito.

-si padre, por eso necesito que me perdone usted…quería que lo supiera…

-¿Qué lo supiera? ¿Para que?

-porque, padre, tengo intención de seguir soñando con usted…-le soltó con sinceridad- y si sueña conmigo no quiero que se sienta culpable…tiene mi total consentimiento.

-es un detalle por tu parte- le dijo irónicamente Dorien.

-padre, ¿es que no lo entiende? Tal vez…una noche…cuando los dos soñemos con el otro…tal vez, suspiremos al mismo tiempo, y será como si de verdad estuviésemos tocándonos, haciéndolo ¿entiende ahora?  Yo en mi cama y usted en la suya, pero tan cerca…

-eres un chico raro- soltó Dorien sin poderse aguantar.

-puede, supongo que si- aceptó el chico encogiéndose de hombros.

 

Ariel se acercó a él lentamente.

-¿como se llama padre? Todavía no se su nombre

 

-Dorien-le soltó casi sin pensar, Ariel sonrió -¿para que quieres saberlo?

 

-Dorien….es que….quiero saber que nombre debo suspirar entre sueños…

 

Dorien tragó saliva de nuevo, aquel chico le ponía nervioso.

 

Iba a decir algo pero no pudo porque una señora entró en la iglesia.

 

Ariel frunció el ceño, molesto por la interrupción y miró a la señora con cara de pocos amigos, pero luego relajó el rostro y miró de nuevo al sacerdote.

Le sonrió.

-bueno, padre, le veré pronto- dijo, pero luego al pasar por su lado le susurró de manera que la señora no lo oyó- esta noche seguramente….

 

Dorien estaba nervioso y respiró hondo para tranquilizarse.

 

“¿Por qué me pongo así por un niño?” pensó exasperado, viendo como el chico se iba por a puerta “  y aunque fuese más mayor…y aunque fuese una mujer…yo no debo pensar en estas cosas. Me gustaría ver como fue su sueño…!No Dorien! ¡Céntrate!”

 

La mujer se acercó a él.

 

-Padre, debo confesarme por que últimamente estoy pensando muy mal…

-a mi me lo va a decir…-susurró

-¿Qué?

-nada, nada…cosas mías…

 

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Ariel se apoyó en la pared de la iglesia.

 

-castidad- dijo en tono burlón, con un profundo menosprecio- hasta la palabra me repatea…

Notas finales:

wenoooooo!!!!! dejar review!!!

hasta el proximo cap!!

gracias por leer! 


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