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EL PROTECTOR. por rosae

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CAPITULO 26.



Cuando Heero desapareció sentí que mi corazón iba a estallar de pena, no podía dejar de llorar, como siempre un trueno fue su despedida.
Entramos en la casa y Trowa procedió a darnos las armas, una para cada uno, después hizo que Ángel se sentara lo más alejado posible de las ventanas y se quedó estático al lado de una de ellas.
Su cara volvía a ser aquella fría y sin emociones que yo había visto el día que le conocí.
Sabía que estaba concentrado en cualquier ruido que pudiera parecer sospechoso de que ellos nos hubieran encontrado otra vez.
Quatre y yo nos mantenemos cerca de Ángel como nos había dicho Trowa y yo veía como Quatre miraba a Trowa con una mirada triste.
Le agarre de los hombros para tranquilizarlo, sabía como se sentía, ver a la persona que amas con esa mirada que parece demostrar que no tiene corazón duele pero solo es la concentración que le hace volver a ser un soldado frío.
De pronto un trueno suena en la distancia y veo como Trowa se tensa.
- Preparaos ? nos dice casi en un susurro ? ya vienen.
En segundos aquel lugar se volvió un caos, estallidos de balas recorrían el lugar, cristales que se rompían con el impacto de los proyectiles.
Nosotros tres disparábamos hacia el lugar de donde salían los disparos. Tirábamos como nos había enseñado Trowa prácticamente sin mirar ni siquiera apuntar, disparábamos casi por instinto.
Ángel estaba en una esquina de la habitación acurrucado en posición fetal tal como le habías enseñado lejos del alcance de los disparos.
La adrenalina inundaba nuestros cuerpos, Trowa se movía rápidamente poniendo barricadas en aquellos lugares que estaban más desprotegidos.
De pronto un fuerte trueno estremeció todas las paredes de la casa, había sonado dentro y el único que podía tener tanta precisión para el viaje era Heero pero no se le veía por ningún lado.
- Vigilad y seguid disparando ? nos dice Trowa corriendo a la parte superior de la casa ? no dejéis que nadie se acerque.
Como unos diez minutos después Trowa volvía a nuestro lado.
- Rápido todos a la parte de atrás ? la voz de Trowa sonaba urgente ? hay que salir de la casa rápidamente.
- Pero? - veo la duda en los ojos de Quatre.
- Sin preguntas Quatre ? le agarró de la mano ? prometimos obedecer sin cuestionar, Ángel sigue a Trowa sin chistar.
Y sin decir una sola palabra más los cuatro corrimos hacia la puerta trasera para salir de la casa con la mayor rapidez posible.
Una vez fuera corrimos hasta el bosque que había a la trasera de la casa. Detrás oíamos como aquellos hombres al darse cuenta que la casa esta vacía emprendieron nuestra persecución.
Corríamos casi sin pensar y de repente Ángel tropezó con una piedra y cayo, Trowa casi sin parar su carrera le cogió en sus brazos y siguió alejándose hacia el bosque seguido por nosotros.
Seguíamos corriendo y a la vez disparando a aquellos que nos perseguían, ya habían caído cuatro de los doce que llegaron.
Seguíamos huyendo y no podíamos parar, de repente delante de nosotros se abrió un precipicio. Trowa rápidamente escudriño todo el lugar descubriendo unas rocas a la derecha y rápidamente nos encamino hacia ellas.
Una vez parapetados detrás de las rocas esperamos vigilando el único camino que llevaba hasta la zona.
- Trowa ? mire directo a sus ojos - ¿por qué nos sacaste de la casa?
- El trueno no era por Heero ? me enseño una cuartilla ? léela.
Abrí cuidadosamente la cuartilla y allí estaba la letra de Heero.


?Trowa salid rápido de la casa, tienen un bazoka y dispararan para destruirla junto con vosotros. El jefe del grupo es Heinzbert así que ten mucho cuidado y dile a Duo que le amo y que se cuide o yo también le odiare si le pasa algo.


Heero.

Ahora entendía porque Trowa nos saco de la casa con tanta urgencia, pase la cuartilla hasta Quatre para que él también la leyera.
Hasta cuando no estaba Heero nos protegía de todo mal y por eso lo amaba cada vez más pero no era momento de pensar en eso, debíamos sobrevivir y para eso era necesario que pusiéramos todos nuestros sentidos en el peligro inmediato.
Las ramas empezaron a sonar haciendo notar el avance de ellos, estaban muy cerca, faltaba poco para que llegaran hasta allí.
Trowa no apartaba la vista del camino su mirada fría no dejaba de escudriñar hacia todos lados para evitar cualquier sorpresa.
De repente cinco hombres aparecen en el camino y observan todo el lugar descubriendo el sitio donde estamos escondidos.
Se abren en abanico y empiezan a disparar, de nuevo la adrenalina empieza a correr por nuestras venas y los disparos empiezan a llenar toda la zona.
Cuando más enfrascados estamos en la batalla un tiro que viene desde detrás de nuestra posición deja fuera de juego a Trowa y antes de que nos demos cuenta tres hombres aparecen ante nosotros.
De los cinco que habían entrado en la zona solo quedaba uno y junto a los otros tres nos acorralaron.
Intente disparar contra uno de ellos cuando me di cuenta que la persona que apareció ante mi cuando Sandra murió había cogido a Ángel sin que nos diéramos cuenta.
- Soltad las armar ? su mirada seguía siendo aquella que vi la primera vez ? sino lo hacéis os juro que mato al niño.
No podíamos hacer otra cosa, así que soltamos las armas y levantamos nuestras manos.
- Bien, veo que sois sensatos ? su sonrisa no llega a sus ojos ? Atadlos, menos al trenzado el es mío.
Se acerca hacia mí mientras los otros atan a Quatre y Trowa.
Sujeta mi barbilla y su cara se va acercando a la mía, en sus ojos sigo viendo esa luz de locura que vi la primera vez pero también pude ver un punto de deseo.
- Sigo pensando que te ves muy apetecible ? y sin dejarme mover se apodero de mis labios con brutalidad haciéndome daño y obligándome a abrir mi boca empezó a explorarla a la vez que mordía mis labios haciéndome sangre.
Unos tiros le hicieron dejar mi boca y agarrándome por el cuello me uso como escudo delante de él.
Allí estaba Heero que acababa de matar a los tres hombres que quedaban aún.
- Siempre tan oportuno ? se reía mi captor ? ahora que empezaba a desfrutar del pequeño. Su boca es muy dulce, espero que todo sea mejor.
- Suéltale Heinzbert ? su voz sonaba sin inflexión ninguna ? ya es demasiado tarde todo ha terminado y no puedes hace nada.
- Maldito ? su voz sonaba furiosa ? puede que no pueda hacer nada pero tu y tu puta no lo disfrutareis. Eso te lo juro.
Se medían sin despegar sus miradas uno del otro y Heero no bajaba el arma ni un momento.
- Heero suelta el arma ? de repente note el cañón de su pistola encañonando mi cabeza ? sino la sueltas antes de que llegues a disparar el morirá.
Veo como Heero parece dudar durante unos momentos para después empezar a coger el arma por el gatillo y empezar a soltarla.
- Déjala con cuidado en el suelo ? le dijo Heinzbert ? muy despacio y con dos dedos.
- Déjale a él ? seguía sin apartar la mirada de sus ojos ? ya me tienes a mi, él no tiene la culpa de nada.
Una carcajada salió de los labios del demente que me tenía cogido por el cuello haciendo que un escalofrío de miedo recorriera mi espalda.
- Si no lo hubieras conocido ? le dijo ? nunca se te hubiera ocurrido traicionarnos y dices que no tiene la culpa. Además como ya he dicho quiero probarlo.
Mientras todo esto pasaba ninguno prestaba atención a los otros tres. Trowa había perdido el conocimiento debido a la perdida de sangre y Quatre al verse libre de la vigilancia había logrado arrastrarse hasta donde éste yacía pero nadie había llegado a atar a Ángel y éste se acercaba muy lento a Heinzbert por detrás con un palo en sus pequeñas manitas.
Antes de que ninguno nos percatáramos descargo un golpe con el palo en la espalda de Heinzbert con toda la fuerza que pudo sacar.
Heinzbert sorprendido por el golpe me soltó y yo sin pensarlo me deje caer rodando para alejarme de él.
Heero no dejo escapar su oportunidad y sin dudar un solo momento volvió a empuñar su arma y disparo dando al otro entre media de sus ojos.
Todo había terminado por fin.
Corrí hasta coger a mi pequeño y abrazar su cuerpecito entre mis brazos. Gire mi mirada buscando a Heero y vi que ya corría hacia Quatre y Trowa para ver que les pasaba.
Con mi pequeño Ángel en brazos me acerque y observe como Heero estaba parando la hemorragia con la camiseta que se había quitado.
Cuando consiguió pararla un poco sin mirarme me dijo que hiciera trozos mi camisa y le hizo un vendaje improvisado.
- Tenemos que llegar a la casa ? se abrazo a mi un vez concluido ? no es muy grave pero ha perdido mucha sangre y habrá que darle antibióticos para evitar una infección.
No le deje hablar más mis labios se unieron a los suyos y con ese beso le agradecí de nuevo el haberme protegido.
Todo había terminado y estábamos todos juntos y cogiendo a Trowa nos dirigimos a la casa. Necesitábamos descansar pero a partir de ahora el futuro era nuestro.

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