Capítulo 12 "Quien juega con fuego, espera"
Harry Potter, mi némesis, más temible que el Señor Tenebroso, tiene un control distinto sobre mí.
Creo que aunque no lo quiera admitir, he perdido contra esta batalla, por más que le quiera alejar de mí, siempre terminamos de esta manera, él me abraza y yo, pasmado, no lo alejo, ni le grito, me gusta su calor, su olor, es diferente a cualquier otro que probé antes, es diferente a todos los que pasaron por mi lecho.
Sabía en el fondo que no podría continuar con esta mentira. Mi padre ha muerto y yo, he escogido salvarlos a ellos, a Harry y a mi hijo.
No se si será un acto de ternura, o sólo deseo exculparme de mi mal comportamiento.
A lo mejor, podría ser bueno, con mi parte mala dentro de mí... dicen que todos tenemos un lado oscuro y un lado bueno, la luz que reside dentro, sólo uno puede escoger hacia quien va a ir a parar sus lealtades.
Mi madre no quería que me convirtiera en un asesino, mi marca es sólo una gran falsedad, la cual se hará realidad si Potter muere, si mi hijo, muere, si yo, les mato.
Sé que él no es alguien que juega con una amenaza, que matará a mi madre sin pensarlo dos veces, es un desgraciado, maldito, a quien debo rendirle pleitecias y falsos juramentos...
Que cansado estoy, de luchar contra mi destino, que cansado estoy de no poder controlar los hilos de mi destino, de contruir un presente distinto...
-No te preocupes, Malfoy- dice el moreno, soltando el abrazo- todo estará bien- sonríe amablemente.
Esa sonrisa que muestra en tiempos tan críticos como ahora, sabe que podría matarle, oculta todo su dolor tras esa sonrisa tonta, bajo esos ojos verdes, los cuales no creo que existan otros más diferentes que ellos dentro de su especie.
-Sólo nos queda el ahora, estos momentos, no los desperdicies- dice Harry seriamente.
-¿Por qué lo dices, Potter?
-Porque tú eres el único que puede decidir, hacia qué lado vas a servir y lo que perderás por ello.
-Lo sabes, ¿cierto?, con tu conexión con él, pudiste verlo.
-Sólo veo lo que Voldemort quiere que vea, pero te estoy diciendo algo diferente, Draco, escucha- toma su rostro con ambas manos- vienen tiempos difíciles, donde todo se decidirá en la batalla final, sólo tú, puedes escoger, yo sólo seguiré con mi camino, con lo que se ha de cumplir.
-Tú no puedes usar magia, no puedes enfrentarte a él.
-Ambos nos enfrentaremos, es lo que está predicho.
-¿Qué es lo que viste?
-Vi tu deseo; sin embargo, es algo que debes descubrir por ti mismo.
-Dímelo Potter.
-No, hasta que ese día llegue, esperaré.
-No seas cabezota Potter, dilo de una vez.
-Tú eres el cabezota, no te lo diré.
-¿Me estás desafiando?
-Y mi helado de chocolate, hace días que lo estoy esperando.
-Es cierto, duérmete, mañana vamos al mundo muggle.
-Hasta mañana, vete de una vez.
-Descansa.
Draco se fue de la enfermería y al llegar a las mazmorras, no dudó en subir a su habitación para dormir, mañana sería muy cansador y salir con el salvador del mundo mágico es estresante.
AL DÍA SIGUIENTE...
ENFERMERÍA...
-No, definitivamente no saldrás con el hurón- dice Ron molesto- es capaz de matarte y tú le sigues la corriente.
-No me matará, estoy seguro.
-Eso no me quita las ganas de despellejarlo vivo.
-Ron, basta o quieres volver a estar petrificado- dice Hermione.
-No, gracias.
-Es decisión de Harry, si él quiere ir, irá aunque le amarremos a la cama.
-Gracias Herm.
-Te dejamos, así podrás alistarte y esperarle, ¿vale?
-Muchas gracias, amigos.
-Si te hace algo, lo mataré.
-Basta Ron, vámonos.
-Espera Hermione.
Harry ve como sus amigos lo dejan y él aprovecha de vestirse.
Si iba así al mundo muggle, le mirarían extraño su vientre, por lo del embarazo, así que tendría que ir con su túnica puesta, así pasaría desapercibido. Además a los no mágicos les encantan los disfraces.
-Buenos días cara-rajada, ¿ya estás listo?- entra Draco a la enfermería.
-Buenos días hurón, si estoy listo.
-No me llames de ese modo.
-Tú tampoco me llames así.
-Vamos antes que se haga más tarde.
-Ok.
Ambos salen de la enfermería y llegan al jardín.
-¿Listo?- dice el rubio abrazando fuertemente a Harry y con una mano en el traslador.
-Listo.
De un soplo desaparecieron y llegaron al Londres muggle.
-Creo que nunca me acostumbraré a esa cosa- dice Harry mareado.
-Sostente.
-¿Dónde estamos?
-En el mundo de los no mágicos.
-Lo sé, idiota, en qué país, continente o pueblo, llegamos.
-No soy idiota y estamos en Londres, genio.
-¡Quiero helado!, ¡quiero comer muchas cosas hoy!- dice emocionado el moreno y poniendo cara de cachorrito.
-Vamos primero a una gelatería- dice el rubio poniéndose en marcha.
-¡Mira mamá, esos chicos están disfrazados de magos!- dice un niño a su madre.
-Parecen de verdad- dice la mujer.
-¡Lo somos!- dice Draco.
-Cállate Malfoy, no podemos usar magia aquí o se te olvidó pedazo de idiota.
-Mira mamá ahora están discutiendo como novios.
-Pero qué cosas dices hijo.
-Lo sé, madre, ya que mi hermana lee muchos de esos mangas, parece que se llaman yaoi.
La mujer se desmayó.
-Madre, despierta.
-Vámonos Potter- se van caminando.
-Mira Malfoy, aquí hay una gelatería- indica Harry con el dedo.
-Entremos.
-Buenos días, ¿qué desean servirse?- dice una chica linda.
-Buenos días, quiero una copa de helado de menta con chocolate y que incluya una buena porción de galletas- ordena el moreno.
-¿Y usted?
-Yo sólo quiero un café negro.
-De inmediato les traigo su orden.
-No te quejes luego de tu peso.
-¡Qué cruel eres!, ¿acaso olvidaste que tú tienes la mitad de la culpa?
-Silencio.
-Perdón por la espera- trae los pedidos.
-Gracias señorita.
-No te pongas a coquetear con la servidumbre cara-rajada y come.
-Silencio hurón y bebe tu café- dice molesto el moreno- a propósito Malfoy, ¿trajiste dinero para pagar todo esto?
-Me crees tan estúpido como para no traer dinero.
-¿Hiciste el cambio de monedas?
-¿Cambio de monedas?- dice alzando la ceja- ¿quieres decir que aquí no aceptan los galeones?
Harry se atora con el helado- serás tonto, por supuesto que eso no sirve aquí, ¿cómo vas a pagar la cuenta?
-Tú tampoco trajiste nada, ¿cierto?
-Nop, ya sabes que no he podido salir mucho.
-Entonces, tendremos que actuar con el plan b.
-¿Cuál es el plan b?
-Huir sin pagar la cuenta.
-¡Eso es de cobardes!
-¿Y qué vas a hacer para cancelar?
-¿QUÉ HARÁS TÚ?
-Pues nada, ni pienses que me voy a poner a fregar platos para cancelar.
-Tendrás que hacerlo, por mientras yo comeré mi delicioso helado.
Harry siguió comiendo y se sentía verdaderamente feliz.
-Aquí está la cuenta- trae una carpeta.
-¿Estás seguro?- insiste el rubio.
-¿Tenemos otra salida?, señorita, sabe, tenemos un pequeño problema, mi amigo, tiene dinero, pero es una moneda extranjera, por casualidad, ¿no aceptan galeones?
-¿Qué es eso?- pregunta la chica molesta- ¡a lavar platos los dos!
-Sí que tiene agallas esa mujer, si pudiese usar mi magia- reclamaba el rubio por lo bajo.
-Cállate Malfoy y límitate a lavar, yo secaré.
-Dijiste que no ibas a hacerlo.
-Pues vale este pequeño sacrificio, además, el bebé está muy emocionado- toma la mano al rubio y la posa sobre su vientre- ¿notas cómo se mueve?
Draco se queda un poco en silencio, y sonríe levemente...
-Después que salgamos de aquí, regresemos al colegio- dice serio.
-Si, todavía no puedo salir mucho- responde el moreno.
-¿Qué pasa cara-rajada?- le dice al notar que le sangraba la nariz.
-No es nada, debe ser la presión alta, ya va a pasar- se pone un poco de toalla nova sobre la nariz.
Draco siguió lavando y Harry secando, luego se marcharon hacia donde quedó el traslador.
-¿Estás bien?- pregunta el ojigris.
-Si, no es nada, regresemos, por favor- se aferra al cuerpo del sly y ambos desaparecen.
Sus amigos les estaban esperando en la enfermería...
Harry tenía la presión muy alta, así que tuvieron que dejarle descansar. Madame Pompfrey le dio una poción y gracias a ello, se quedó dormido.
-Yo me retiro- el ojigris se fue hacia las mazmorras.
Era peligroso jugar con fuego, sabía que tarde o temprano ardería bajo esas llamas, pero hacía tiempo que no veía a Harry tan relajado y feliz, eran pequeñas cosas que le atraían de él...
Con Harry podía ser el mismo, con ese mal carácter que lo caracteriza, apasionado y frío, y tantas otras cosas más...
Si no hubiese jugado con fuego esa vez en el aula de pociones, la primera vez que le besó, su relación sería la misma, la de dos enemigos; sin embargo, se arriesgó a cambiar el argumento, ahora podría intervenir en el final, escogería y perdería algo, lo sabía, pero también sabía que había perdido la batalla, no podía seguir negando que le amaba, a pesar de todo, todas sus malas acciones, todo lo que hizo para que le odiase, le olvidase, le amaba, y él, le recibía con un abrazo fuerte, así que, después de tantas cosas vividas, sabía bien lo que debía hacer...
Quien juega con fuego, espera...
continuará...