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"Quien juega con fuego, baby" por giovanetta

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Notas del capitulo: hola, ayer quise subir este fic y no pude, agradezco mucho que me extrañen ^^

Capítulo 14    "Cortando Raíces"

  

HOGWARTS...

  

-No tengas miedo Draco, yo estoy aquí- le dice el moreno, tranquilo, aunque débil.

 

-Aléjate de mí- podía decir el ojigris, luchando contra las órdenes que escuchaba una y otra vez dentro de su cabeza.

 

-No lo haré- volvió a decir y fue quedándose dormido, soltándose un poco.

 

Draco podía notar su ropa mojada por la sangre que corría de Harry y el sudor de éste.

 

-No te duermas cara-rajada- dice algo preocupado el sly, soltando el abrazo y tomándole por los hombros.

 

-Es muy difícil, tengo mucho sueño- suspira y se queda inconsciente.

 

Draco volivó en sí mismo y notando el estado de Harry, lo dejó en la cama y fue a buscar agua tibia, paños y ayuda a su Padrino.

 

Severus Snape, estaba de ronda por los pasillos del colegio de Magia y Hechicería.

 

-¿Qué sucede Draco?- le pregunta el profesor, cuando ve que su ahijado iba con una fuente con agua y paños en el hombro.

 

-Se trata de Potter, está muy enfermo- dice el ojigris, preocupado.

 

Severus, que conocía muy bien a Draco y le tenía mucha estima, decidió ayudarlo. Claramente lo hacía por su ahijado, no por el héroe trágico.

 

Mientras que Harry...

 

-Mamá, papá- murmuraba en sueños.

 

El moreno soñaba que estaba en el jardín de Hogwarts, con su hijo en brazos, recién nacido. En lo lejano, estaba Lily y James, saludándole y invitándole a acercarse.

 

-Madre, padre, al fin nació mi bebé, ¿no es hermoso?- decía Harry, muy feliz, presentándoles a su hijo.

 

Por más que intentaba acercarse a sus padres, ellos se alejaban rápidamente.

 

De pronto el paisaje cambió. Estaba al borde de la Torre de Astronomía. El bebé había desaparecido y él era empujado por Ron, su amigo al vacío... lo más extraño, era que a pesar de que sangre teñía el pasto, estaba conciente de su muerte, podía ver su cuerpo desde otro ángulo.

 

El paisaje volvió a cambiar y vio el mismo laberinto que había en el Torneo de los Tres Magos... el regreso de Voldemort, la muerte de Cedric frente a sus ojos.

 

Abría y cerraba los ojos, veía a sus amigos con capas de mortífagos. Pidiendo su muerte y la de su hijo. Malfoy también los acompañaba.

 

-¡Suéltenme!, ¡me han traicionado, y yo que confiaba en ustedes!- gritaba mientras veía que Voldemort, reía ante ese espectáculo tan patético.

 

-Mientras exista la luz, las tinieblas no cesarán- le dice el mago apuntándole al corazón.

 

Harry sentía que su corazón le quemaba, todo dentro de él ardía. Sus piernas, no podía sentirlas. Era como si estuviese amarrado, desarmado... lo único en lo cual podía pensar, era en su bebé, en que posiblemente había muerto.

 

-Sosténlo- le dice Snape a Draco, quien debía mantener a Harry atado a la cama ya que la fiebre se lo estaba comiendo.

 

Jamás creyó que podía llegar a dañarle tan profundamente. Nunca le había visto de esa forma, tan frágil y débil... todo por no haber podido detener el hechizo a tiempo.

 

Harry gritaba por sus visiones, sobre todo, repetía una y otra vez que le habían traicionado.

 

Con un paño empapado en sangre, otros de sudor que seguía brotando de su cuerpo, claramente, dudaban que pudiese sobrevivir a eso.

 

-Sólo nos resta esperar, nada más- dice Snape, quien había preparado una poción a base de algunas plantas y raíces para combatir esa clase de ataques.

 

Una voz dentro de su cabeza, le pedía que volviese, todo iba a estar bien, que nadie le había traicionado o hecho daño.

 

Poco a poco, el cuerpo de Harry se fue quedando quieto. Había dejado de gritar cosas dormido.

 

-¿Tú le compraste “ese vestido” a Potter?- pregunta Snape, algo asqueado de ver a Potter con vestido maternal.

 

-Fueron sus amigos.

 

-Ciertamente perdiste el buen gusto, quedó demostrado- dice el mayor retirándose.

 

-Gracias, Padrino- dice Draco.

 

-No lo hice por “ese”, lo hice porque se me dio la gana- cierra la puerta.

 

La pareja se quedó a solas en la habitación.

 

Draco iba limpiando la cicatriz de Harry con el paño mojado. Había dejado de sangrar.

 

-Lo mejor es que me aleje de ti, Potter- dice con tono amargo- si yo no estoy contigo, al menos vas a seguir con vida- apostilla, retirándole cabellos de su frente que insistían en quedarse allí.

 

Lamentablemente hay cosas que no se pueden cambiar. Yo estoy destinado a ser un mortífago y tú el héroe trágico de las novelas. Una vez te dije que tú fuiste el peor error de mi vida, lo eres. Puedes odiarme, de seguro lo haces tanto como me amas. Dicen que cuando amas a alguien, puedes odiarle con la misma intensidad. En algo dicen la verdad.

 

Mi padre murió, antes de caer a Azkaban preso de por vida o muerto por el beso de un dementor. Hablar con el vejete de Dumbledore, no sacó nada en limpio, pues tú sigues crítico y yo sigo siendo tu problema.

 

Podría haberme detenido antes, si lo hibiese querido. No se si en algún momento te amé tanto como para arruinar mi carrera mortífaga, ahora sólo quiero cumplir el sueño que vi.

 

Ese bicho que va a nacer, es lo que nos mantiene juntos.

 

-Si me odias tanto, ¿por qué me cuidas?- dice el ojiverde, interrumpiendo el monólogo del sly.

 

-No puedo dejar que mueras, no valdría la pena haber llegado tan lejos y tú, muerto.

 

-¿Sólo por eso me mantienes con vida?- pregunta, triste.

 

Esa mirada, partía el corazón del rubio. Era tan desolada y melancólica.

 

-Hay personas que nunca cambian Potter, debería saberlo bien.

 

-Sólo me dirías algo así, porque vas a dejarme, ¿cierto?- le mira fijamente- ¿vas a unirte a Voldemort?- le vuelve a preguntar.

 

-Es lo mejor Potter, lo nuestro nunca ha funcionado y nunca lo hará, hasta ahora sólo ha habido problemas, uno detrás de otro, ya estoy cansado, estoy cansado de ti- le dice frío.

 

-Entonces vete, si vas a cruzar esa puerta, no regreses nunca más- le dice dolido el gry.

 

-No regresaré nunca más Potter- se levanta de la cama.

 

Va hacia donde está su túnica, se la coloca y vuelve a ver otra vez a Harry, quien le miraba suplicante.

-Nunca más, Potter- el rubio se fue, cerrando la puerta detrás de él.

 

Harry sentía que su corazón, ya no podía estar más roto dentro de él. Cada palabra que fue dicha, fue con un cuchillo. Sólo pudo llorar y arrullarse, hundiendo la cara en la almohada, desatando toda su frustración con golpes en la cama.

 

Draco salió de Hogwarts, a sus jardines... ese ya no era su lugar, nada más lo ataba allí...

 

Desapareció y fue hasta el refugio de Voldemort.

 

Narcisa, ya no era la misma mujer fuerte que conoció en su vida. Estaba vieja, sola, demacrada. Sus ojos estaban secos de tantas lágrimas derramadas.

 

Encerrada en una celda, era igual que una muñeca sin dueño, carente de alma o emociones... esa ya no era su madre, no podía ser esa mujer.

 

Con una rama, hacía una especie de círculos en la tierra. Tarareaba una melodía que jamás había oído. Su vestuario estaba muy sucio y desaliñado.

 

Todo lo que rodeaba al rubio hasta ese entonces, se hizo trizas.

 

Se acercó donde su madre y la abrazó. Quedó arrodillado a su altura. Aunque ese gesto no fue correspondido, ya que ella ni siquiera le reconoció. Aún desprendía ese olor de madre que le gustaba cuando era niño.

 

Todo en su interior, era frío, aún así, lloró amargamente por su suerte y destino.

 

Cuántas veces fue advertido y no escuchó. Creía que tenía el control absoluto de las situaciones... cuan equivocado estaba...

 

Mientras tanto en Hogwarts, Dumbledore fue a visitar a Harry y platicaron mucho sobre lo que iba a suceder.

 

“Hay cosas que no se pueden evitar, simplemente suceden”- dijo el Director, lamentando la suerte de esos chicos.

 

Harry le pidió un favor al anciano.

 

Entendido- respondió el aludido.

 

Hermione y Ron, fueron a visitarle a las mazmorras.

 

Unos cuantos consejos y maldiciones, fue el acto de entrada.

 

¿Por qué simplemente no podía ser feliz?, cada vez que gozaba de un gramo de felicidad, era enviado a la amargura por el doble de lo vivido.

 

-No me arrepiento de haberle querido- decía el moreno- si no hubiese pasado todo eso, yo no tendría este bebé´acaricia su vientre- él me da fuerzas para seguir, sé que ganaremos al final, aunque en esta batalla, se pierda algo tan importante como el amor y la vida de quienes amamos.

 

¿Puede ser el amor medido por las horas del día?

¿Podemos resignarnos a perderlo todo sin chistar?

Si ese es el caso,

Es porque realmente no sabes amar,

O no tienes sangre en la venas.

 

Anoche tuve un sueño,

Fue más bien una pesadilla,

Donde tú me dejabas en medio de la nada,

Un desierto de pétalos rojos,

Que bailaan alrededor mío.

 

Risas habían dentro de mi cabeza,

Algunas que conozco muy bien,

Confiar en ti, fue el error más grande,

Dejar de creer en mí, le siguó,

Sólo el fruto del amor, puede salvarnos,

Aquello que fue engendrado por entera voluntad,

Mientras exista la luz,

Siempre habrá oscuridad,

Tormentos, alegrías, penas,

Quejas, amoríos, aventuras,

Personas a quienes amamos,

Personas a quienes perdemos,

Sólo debemos conocer,

¿Cuál es nuestro límite?

Si lo cruzas o mueres en el intento.

  

Continuará...

Notas finales: espero les haya agradado, ahora podrán leer hasta el fina ^-^

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