Capítulo IV "Decisiones y Acciones"
CELDA...
-Draco, hijo, despierta, ya es de día- dice Narcisa meciéndolo con la mano sobre el hombro.
Draco no es de lo que duermen hasta tarde, pero hoy, se sentía algo débil, como si hubiese trabajado todo el día anterior.
-¿Te encuentras bien?- dice preocupada.
-Si- dice adormilado- ¿qué hora es?
-Las once de la mañana.
-Tan tarde, ¿por qué no me despertó antes?
-Te veías muy cansado y además no ha sucedido nada.
-¿Dónde está mi padre?
-Está con el grupo de mortífagos, parece que están en una misión.
-Entiendo...
MADRIGUERA...
-¿Cómo amaneciste hoy Harry?- pregunta Ron.
-Bien, ¿a qué hora es el desayuno?
-Ya está listo, venía a avisarte sobre ello.
-Muchas gracias.
-Aunque tal vez prefieras no bajar al comedor...
-¿Por qué?
-Porque Parkinson y Zabini están tomando desayuno juntos.
-Eso no me importa- se toca el vientre.
-Aunque digas que estás bien, te ves cansado y demacrado, debes alimentarte apropiadamente, además...
-Además...
-Las clases comenzarán la próxima semana en Hogwarts.
-Es cierto... pero ahora no podré hacer nada de magia.
-De igual manera Dumbledore te querrá cerca, para protegerte como es debido, la situación no está nada fácil, han habido nuevos ataques de mortífagos.
La palabra "mortífago", era como un cuchillo en el corazón del moreno, hacia poco que Draco está sirviendo a Voldemort y lo más probable es que él también participe en esos sucesos.
Ambos amigos bajaron las escaleras y llegaron al comedor, lugar donde las serpientes platicaban tranquilamente.
-Miren a quien tenemos aquí- ataca Pansy- pero si no es el "amante" del príncipe de las serpientes, o sea, mi "marido"- dice irónica- quien lo diría, la esposa y la sombra, juntos en una misma mesa, me parece repugnante.
-Controla tu boca, esta es mi casa y tú eres una allegada- difiende Ron.
-Calmen esos ánimos- interviene Zabini- es temprano todavía para comenzar discutiendo.
-Entonces manténla lo más alejada de mi amigo.
-Lo veo bien difícil, no me iré hasta que venga Draco a buscarme.
-Tendrás que quedarte sentada, porque el hurón nunca más va a poner sus pies en esta casa.
-No lo llames así, comadreja, pobretón.
-¿Cómo llegaste aquí?, según lo que escuché, te escapaste de San Mungo el otro día.
-No cuesta nada sobornar y manipular a otros para conseguir mis objetivos.
-Vete de aquí.
-Ya te dije que no me iré, saca tus sucias manos de mi brazo- le hace el quite.
-Weasley, todavía no se puede ir, está convaleciente y está siguiendo un tratamiento para cicatrizar, no me dirás que la echarás a la calle aún sabiendo su delicado estado de salud.
-No te metas en esto serpiente-rastrera, luego ajustaré cuentas contigo.
-RONAL WEASLEY- espeta Molly- deja de molestar a la señorita.
-Pero mamá, ella...
-Lo sé, pero ya hice los preparativos, tiene que seguir un tratamiento riguroso por eso, como corre peligro su vida, se quedará aquí.
-No puede ser, no lo acepto, la quiero fuera de aquí.
-Esta es mi casa, y si digo que se quedará, lo hará.
-Entonces es más importante está mujercita insoportable que yo.
-Ron, hijo, no compliques más las cosas.
-No se preocupe señora Weasley, hoy mismo me iré de aquí.
-¿Qué?, tú no te irás, ella tiene que irse.
-No Ron, tranquilo, anoche le escribí a Dumbledore, él me vendrá a recoger a la medianoche.
-Tú no te irás.
-Eso es lo mejor, además en una semana más, nos veremos en Hogwarts.
-Esto no es justo.
-La vida no es justa.
-¿Podemos terminar de desayunar o tengo que pedirles permiso para ello?- dice la chica con veneno.
Harry y Ron se sientan a la mesa, cada uno se encerró dentro de su mundo, no palabras u acciones, todo como una rutina más que practicada... si habían palabras, no hacian más que descalificarse mutuamente...
-Estos chicos, y esa tonta pelea entre casas, creo que eso es algo que nunca va a cambiar- refunfuña Molly quien se va a la cocina.
-Lamento las molestias- se levanta Harry de la silla después de comer algo.
-¿Qué quieres decir?, qué Draco estuvo ayer aquí... ¿por qué no subió a verme?
-Yo tampoco lo vi, cuando lo supe, ya se había marchado.
-Rayos... todo porqué debe estar enfadado conmigo, porqué perdí a nuestro hijo.
-Pero eso fue en un buen momento, ya que está con el Innombrable, él se convirtió en un mortífago.
-¿Qué?, hasta que lo hizo al fin.
-A un precio muy alto.
-¿Qué quieres decir?
-La vida de sus padres.
-No hay mucho que perder, tampoco tienes mucho que elegir, Draco estaba destinado a ser un seguidor del Señor Tenebroso, no podía escapar de ello.
-Ahora está pagando por algo que no tiene culpa.
-No creo que esté pagando nada, está cumpliendo con su deber, nada más, apenas me mejore, también me uniré a ellos.
Blaize sólo guardó silencio... en su interior estaba preocupado por su amigo, por otro lado, no quería perder todo lo que había avanzado con su leoncito.
Harry se encerró dentro del cuarto, cayó al suelo, y se quedó allí... corrían los minutos y para él eran días, semanas, tal vez meses, ahora no podía derrumbarse, ahora más que nunca debía ser fuerte, por su hijo, por esa vida que lleva dentro de sus entrañas...
Levantó la vista, los ojos anegados por las lágrimas, los vidrios de los lentes, empañados por el calor, se los sacó y con un pañuelo, se secó el tibio líquido...
-No volveré a llorar más por él... esto definitivamente se acabó... ahora que he tocado fondo, puedo volver a nacer- se levanta de su sitio y tomando su maleta, guarda la ropa que tenía sobre la cama- ya no hay nada más que decir, el tiempo de espera se acabó, sea como sea, sobreviviremos- cerrando la maleta.
CELDA...
-Si todo fuera distinto, si hubiesen hechos que se evitaran, que simplemente no se hicieran, pero, no saco nada con seguir pensando- la voz interna de Draco, mientras bebía su café.
-¿Piensas en él?- pregunta su madre.
-No madre, él está olvidado.
-No lo creo, ayer de seguro te diste cuenta de lo mucho que lo quieres.
-No lo quiero, sólo deseo que muera, así podré vivir en paz aunque sea un segundo al día, así, no tendría que arrancarme su aroma de mi piel, o su voz de mi cabeza...
-Draco... sabes que es imposible, que tienes que olvidarlo, que él morirá.
-Lo se madre, pero...
-Acéptalo, no hay remedio que cure esta enfermedad.
CASA HERMIONE...
-Ginny, ¿cómo te encuentras?
-Bien, al menos hoy, esta semana ha sido horrible.
-Estás muy pálida todavía.
-Y tú ojerosa, todavía estás buscando una forma en que Malfoy no tenga que darle su magia a Harry.
-Todavía no encuentro nada, todo lo que sé es que si no recibe periódicamente una porción de su magia, ambos morirán... Harry es poderoso, pero ahora, su magia está totalmente centrada en mantenerse con vida y al bebé, si Malfoy no le ayuda, su vida... sus vidas... se apagarán.
-No te preocupes, sé que habrá una forma en que Harry no muera, él no puede morir.
-Ginny... francamente lo estoy dudando...
-Yo confío en ti, Harry confía en ti, de seguro debe estar esperando una respuesta satisfactoria.
-Por el momento, no la tengo...
MADRIGUERA...
-Harry, ¿puedo entrar?- pregunta Ron desde fuera del cuarto.
-Adelante- dice desde dentro.
-Gracias- ingresa- estuve pensando una cosa sobre tú y el bebé.
-Dime.
-Cuando nazca, me gustaría hacerme cargo de él, quiero ayudarte.
-Ron, pero esa no es tu responsabilidad, además, Zabini, ¿no lo quieres?
-Zabini no me interesa, aunque no niego que hemos estado juntos, pero en ningún momento he dejado de quererte, y ahora que estás decidido a irte, no quería que te fueras sin saberlo.
-Muchas gracias amigo, pero no quiero que desperdicies tu vida a mi lado, cuando tienes la posibilidad de estar con alguien que te ama como mereces.
-Harry... todavía no llegas a entender cuáles son mis sentimientos hacia ti- lo abraza- sé que antes me equivoqué, que te forcé, pero me enceguecí cuando me enteré que salías con Malfoy, los celos me nublaron todo razonamiento, pero, quiero que sepas, que mis sentimientos son profundos, que te amo y que nunca me apartaré de tu lado.
-Ron... tú eres mi amigo, un hermano para mí, te quiero de esa forma, y como te dije antes- se separa- no desperdicies tu vida a mi lado, yo puedo con esto, no creas que volveré con Malfoy, eso se acabó definitivamente.
-Pero... tienes que seguirlo viendo para que te dé su magia y así poder continuar con tu embarazo con normalidad.
-No... le escribí a Dumbledore, y él me prometió que hallaría la forma en que Draco no tenga que acercarse a mi nunca más.
-Si estás decidido a hacerlo, no te lo impediré, pero si, te esperaré en el expresso hacia Hogwarts como cada año.
-Iré, no te preocupes.
-Entonces te dejo solo.
-Ah, Ron, espera.
-¿Qué pasa?
-Me podrías traer unas mandarinas, tengo mucha sed.
-Voy a ver si quedan, o si no, las iré a comprar.
-Muchas gracias, amigo.
-De nada- cierra la puerta.
-Lo siento Ron...
Pasaron las horas, Harry comía mandarinas, mientras que la insoportable de Parkinson descansaba en el cuarto de Ginny.
-¿Estás enfadado conmigo?- se acerca Zabini.
-Aléjate de mi- Ron se corre.
-Qué delicado, dime qué puedo hacer para que estés más feliz.
-Llevarte a tu inoportuna amiguita de mi casa y por supuesto, tú podrías aprovechar de irte por donde llegaste.
-Weasley, ya es momento de que me des una respuesta- Blaize toma las muñecas de Ron y lo deja contra la pared.
-¿Qué quieres?
-¿Qué sientes por mí?
-Sólo quiero que te largues de mi vida- responde.
-Eso es un sí o un no.
-Quédate con la duda.
-Ni creas que me quedaré con la duda- con una mano baja hasta la entrepierna del pelirrojo.
-No me toques.
-Si te gusta.
-No, no me gusta.
-Entonces, ¿por qué estás temblando?
-Tengo frío, tus manos están frías.
-Entonces... caliéntalas con el calor de tu cuerpo- le susurra y lo besa furiosamente.
No consiguió nada con resistirse... si nuevamente cayó en la telaraña...
Llegada la medianoche, un anciano de barba blanca y túnica larga, estaba frente a la puerta de la madriguera. La puerta se abrió dando paso a Dumbledore.
-Buenas noches Albus, me da gusto tenerte aquí dentro de mi casa- dice Arthur Weasley estrechando su mano con la del anciano.
-El gusto es mío, he venido a recoger a Harry.
-En un momento estará aquí.
Harry tomó su maleta y la jaula de Hedwing y bajó corriendo las escaleras.
-Harry, no te excedas, no es bueno en tu estado- dice el anciano.
-Profesor, muchas gracias por venir.
-No es nada Harry, ahora más que nunca corres peligro, lo menos que puedo hacer es protegerte.
-Quédate a beber algo.
-Lo siento, será para otra ocasión, tenemos algo de prisa.
-Muchas gracias señora y señor Weasley.
-Hijo, sabes que siempre serás bienvenido a esta casa- lo abraza Molly- cuídate mucho.
-Cuídate Harry.
-Si, lo haré.
-Vámonos Harry, nos espera un largo viaje- se adelanta a la entrada.
Las maletas y otros, fueron reducidos para usar la aparición.
-Nos vemos- Harry sigue a Dumbledore.
-Viajaremos en traslador, así que sujétate fuerte.
-Si profesor- se acerca hasta el anciano.
-Allá vamos, a Hogwarts.
La sensación fue como una absorción, al poner los pies sobre el pasto, se cayó al suelo, estaba algo mariado.
-Hemos llegado.
-Hogwarts...
-Así es- dijo sacando un caramelo de limón- tenemos mucho de qué platicar, pero antes, debes descansar.
-Gracias profesor...
-Quiero volver a mi casa... un lugar al que pueda llamar, "mi casa"... pensó el moreno, dejando que el viento nocturno le desordenara aún más su cabellera rebelde.
continuará...