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ALAS DE FUEGO por OTORYKAEDE

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Notas del capitulo:

HOLA!!!

Aquí está el segundo capi, espero que os guste, y muchísimas gracias por leer.

 Muchos besotes...

Capítulo 2: "Explicaciones..."

 

 

 

Ikki, no muy "amigo" de dar explicaciones... cualquier tipo de explicaciones, en esta ocasión, no pudo eludir dicho trámite pues, ante él, y en una clara y evidente actitud de total expectación, se hallaba un amplio auditorio, anhelante por conocer, de primerísima mano, las misteriosas circunstancias de toda aquella extraña y rocambolesca situación. Como así lo demostró, la ingente avalancha de preguntas y reclamaciones que no tardaron en dejarse oír.

 

Sin embargo, la situación parecía no estar todo lo tranquila y sosegada que se auguraba en un primer momento...

 

- ¡¡Eres un idiota!! -le escupió el Fénix en su más puro estilo, totalmente restablecido y pletórico de energía, obviando por completo, los requerimientos de los allí reunidos-. ¡¡Todo esto ha sido culpa tuya... tuya y de los ineptos que tienes por ayudantes!!

 

Ante esta, no muy errada afirmación, el Kyoto optó por hacer oídos sordos ante la queja del moreno, poniendo a prueba, una vez más, la estoica paciencia que había tenido que mantener durante todo aquel tiempo con el impulsivo Caballero.

 

- ¿Cómo te atreves, niño? ¿He de recordarte que he tenido que dejar muchos asuntos sin resolver para venir hasta aquí y ejercer de tata contigo? -replicó el Espectro fingiendo enfado, observándose la impecable manicura que lucía su diestra-.

 

Aquella recriminación pareció no agradar mucho al peliazul, el cual se levantó de un ágil movimiento para encarar al Kyoto.

 

- ¡Repite eso de nuevo, si te atreves y te juro que...!

 

- ¿A qué te refieres con eso de "tata"? -inquirió un muy curioso Pegaso, cortando sin consideración la próxima amenaza de su amigo, el cual tembló de rabia al no poder concluir con su perorata-.

 

El Espectro le regaló una mirada de soslayo al peliazul cargada de burla para luego, responder con una cínica sonrisa.

 

- Bueno... Hades en persona me encargó que este descarriado y desvalido... poyuelo, llegara sano y salvo hasta aquí. Al parecer, era en donde se encontraba su cuerpo o, mejor dicho, lo que quedaba de él... -concluyó con cierto escepticismo-.

 

Aioria se las vio y se las deseó para lograr detener el nuevo avance de su sucesor en dirección al inglés, pero no así su afilada lengua...

 

- ¿¡A quién llamas poyuelo desvalido, imbécil!? Te recuerdo que, si ese vejestorio de Caronte me hubiera dejado embarcar en esa sucia y asquerosa cáscara de nuez a la que denomina barca, nada de esto hubiera sucedido -explotó el peliazul visiblemente ofendido por el epíteto recibido-.

 

- De igual modo te recuerdo, niño, -se jactó el Juez-, que si hubieras pagado el precio que te pedía, nada de esto hubiera pasado.

 

- ¿¡Y dónde coño querías que llevara una jodida moneda!? ¡¡¡Pero, si acababa de despeñarme por un barranco!!!

 

- Lo siento pero, haberlo pensado antes. -se limitó a responder el rubio con calma-. Además -continuó tras una estudiada pausa-, conociendo tu... extravagante afición por visitarnos de improviso ¿no crees que deberías de ir... preparado?

 

-¡Serás gilipollas! -exclamó el moreno intentando zafarse, por todos los medios a su alcance, del poderoso abrazo de su maestro-. ¿¡Desde cuándo el Ave Fénix, el Ave Inmortal, necesita pagar para entrar en el pestilente Inframundo!? ¡He estado tantas veces en tu jodido Averno que, a estas alturas, ya tendría que tener la tarjeta VIP de ese inmundo lugar!

 

- ¿Tarjeta... qué? -inquirió el británico ciertamente descolocado-.

 

- ¡Oh, olvídalo!

 

La desesperación del peliazul comenzaba a llegar a su límite, que no era mucho.

 

Todos los asistentes observaban, entre sorprendidos y divertidos, el "animado" intercambio entre el Kyoto y el Fénix, ambos, tan inmersos en su particular discusión, que se habían olvidado de cuanto se encontraba a su alrededor. Ambos, intentando ser el ganador de aquella contienda dialéctica.

 

- Yo, lo único que sé es que, últimamente, por allá abajo todo funciona como el culo. No tenéis gente... Espectros -se corrigió el moreno con impaciencia ante la inquisitiva mirada del Juez- capacitados para realizar el "curro" que se os ha encomendado. Son todos unos ineptos, por no hablar de los que se escaquean. ¡Lo único que tienes a tu cargo es una cuadrilla de vagos, maleantes y desequilibrados!

 

- Ten mucho cuidado con lo que dices, avecilla desplumada, si no quieres regresar de nuevo al Inframundo pero, esta vez, a perpetuidad -repuso el inglés con un cierto enojo, dejando a un lado el claro tono burlón que había estado utilizando hasta el momento-. No voy a permitir que escupas ni una sola más de tus estupideces, ni que ensucies el buen nombre de mis Espectros.

 

- ¿Buen nombre...? ¿Acaso te has "fumado" algo y ahora te está dando el "bajón", o simplemente es que te automedicas...? Te podría dar innumerables ejemplos de los descerebrados que tienes por compañeros ¿sabes?

 

- ¿Ah, si...? -inquirió con altanería el Juez-. Inténtalo, aprendiz de gorrión.

 

La buena relación en la que parecían haber llegado aquel par, por lo demás, bastante extraña, no iba a durar mucho si continuaban, ambos, por aquel intrincado vericueto de las constantes y afiladas recriminaciones... Y es que ambos eran demasiado orgullosos como para dar su brazo a torcer a favor del otro.

 

- No te preocupes, que te voy a dar una lista tan larga que, cuando la termine, podrás utilizarla como papel higiénico -y esbozando una maliciosa sonrisa, añadió en un tono más suave e irónico-. Su uso... te lo dejo a la creatividad de tu imaginación.

 

Antes de que el Espectro pudiera replicar con sobrada contundencia, el peliazul comenzó de nuevo a hablar.

 

- A ver, comencemos primero por tus dos "amiguitos" : Aiacos y Minos, ambos extrañamente desaparecidos; a Lune, no se le veía el pelo (algo difícil en él), siempre corriendo de un lado para otro como un poseso; Pandora, encerrada en los archivos; Hades, acarreando montañas y montañas de papelotes; Cerbero, husmeando por los rincones sin prestar atención a nada más... y el resto, tan solo se dedicaban a arrastrarse como podían con caras de estreñidos ¿Desea, su Señoría, que le proporcione más pruebas...? -se burló de nuevo el Fénix-.

 

Las mejillas del Juez se tiñeron con un delicado carmín. Al parecer, aquel muchachito era más perspicaz de lo que aparentaba a simple vista...

 

"Maldita sea -se dijo para sí el inglés-, ¿Y ahora, qué hago...? ¿Cómo podré evitar que, mi Señor Hades y mi Señora Pandora, no queden en mal lugar, junto a todo el Inframundo".

 

Un leve carraspeo del Kyoto atrajo la atenta mirada de todos los presentes, los cuales, observaban con suma atención la próxima réplica del rubio.

 

- Bueno, quizás... y sólo quizás -matizó el Espectro con seriedad-, hayamos tenido algunos... problemillas sin importancia. Nada que no se pueda resolver, en breve, por supuesto -concluyó con su habitual arrogancia, la cual, competía duramente con la del peliazul-.

 

- ¿Se trata de algo grave, Radamanthys? -inquirió la pelimorada, un tanto alarmada por la sorprendente e inesperada revelación- ¿Os podemos ayudar en algo?

 

Con una profunda reverencia, el Juez replicó ante el amable ofrecimiento de la Diosa.

 

- No os preocupéis, Señora, no se trata de nada que no podamos resolver... sin mayores contratiempos, por supuesto.

 

- ¿Problemillas... sin importancia, dices? -escupió un exaltado moreno que se debatía, ahora más que nunca por escapar del agarre del León-. Pues, para tu información, te diré que esos "problemillas sin importancia", como tú tan estúpidamente los denominas, me han jodido la vuelta a casa...

 

Shun esbozó una enorme sonrisa al oír hablar así a su hermano mayor. De hecho, aquella era la primera vez que se lo escuchaba decir: "La vuelta a casa..." Realmente, su niisan había cambiado de una forma asombrosa.

 

Ninguno de los demás Caballeros quiso hacer la más mínima alusión al tema, incluido el pony, pues aquellas palabras, en verdad que les habían llegado al corazón.

 

Por otra parte, el peliazul pareció no darse cuenta del espectacular trasfondo de sus palabras pues, el moreno continuó con su perorata.

 

- ...El alboroto que se ha montado aquí arriba y la estúpida facha que llevo. ¡Y todo por tu culpa! ¿¡A quién demonios se le ocurrió vestirme así para mi entierro!? -inquirió de malos modos el Fénix, logrando al fin deshacerse del férreo abrazo que lo mantenía a una prudente distancia del Juez-.

 

Ninguno de los Caballeros presentes se atrevió a decir nada... especialmente, Afrodita.

 

- ¡No creo que sea para tanto! -exclamó el inglés, bastante cansado ya de la dichosa discusión-. Al fin y al cabo, todo se ha podido solucionar satisfactoriamente bien ¿No? Entonces ¿de qué diablos te quejas?

 

- No eres más tonto porque no te entrenas ¿verdad? Mi hermano y mis amigos no creo que estén muy de acuerdo con esa mierda de explicación que has dado ¿o sí...?

 

- ¿¡Y qué quieres que te diga, cabeza hueca!? Ya se te han pedido excusas... ¡Incluso el mismísimo Hades, en persona, lo ha hecho!

 

- ¡Lo dicho sois todos una panda de incompetentes!

 

- ¡Nada de eso! -repuso el Juez con suma autoridad, dejando a un lado su usual autocontrol-. ¡¡Nosotros no tuvimos la culpa Minos y Aiacos decidieran casarse tan repentinamente!! ¡¡Ni de que en su banquete nupcial se diera un contagio masivo de salmonelosis, carajo!! ¡¡Ni tampoco de que los Espectros becarios que contratamos para sustituir a los que se hallaban indispuestos no tuvieran la menor experiencia en llevar todo el papeleo del Inframundo!! Dale gracias a que mi Señor Hades y mi Señora Pandora se pudieran hacer cargo de todo el trabajo.

 

- ¡¡Pues no lo debieron de hacer muy bien, porque no veas el alboroto que se formó ante la mesa de Lune!!

 

- ¿¡¡Y qué querías que hiciera el pobre, si no se aguantaba la colitis aguda que padecía!!? -le espetó el Espectro con aire contrariado-.

 

- ¿¡¡Y qué excusa le vas a dar a ese insensato e irresponsable viejo que trabaja de barquero, eh!!? ¡¡Por todos los Dioses, pero si las colas que habían en el embarcadero daban doble vuelta al Tártaro!! Por no mencionar -continuó el Fénix en tono suspicaz-, la obsesiva e inquietante insistencia en obsequiarte con una ruta turística por todo lo ancho y largo de la laguna Estigia, el Cócitos, el Piriflegetón y el Lete. ¿¡Pero se puede saber porqué ese tío no está disfrutando ya de su jubilación!?

 

- Jamás pensé que pudieras ser tan ruin y desconsiderado -se quejó el rubio con aire dolido-. El viejo cumple bien con su trabajo, lo ha realizado durante toda su larga y milenaria vida -le reprochó-.

 

- Más a mi favor. Yo creo que ya va siendo hora de que se tome unas largas y... milenarias vacaciones -repuso el peliazul con sarcasmo-.

 

El Kyoto bufó con fastidio ante la tozudez del joven Caballero.

 

- Lo único que le sucede es que, a veces, se le va la mano en las celebraciones y "empina el codo" más de lo debido. Pero, por lo demás, no hemos tenido ninguna queja sobre la forma en que lleva a cabo su labor, la cual, te recuerdo, es sumamente importante -concluyó con una más que apreciable altanería-.

 

El peliazul se colocó ambas manos en sus caderas, adquiriendo con ello una graciosa pose de claro desafío.

 

- Mira por donde, vas a tener una buena excusa para todos ellos. Pero dime ¿con qué excusa cuentas tú...?

 

La afilada mirada del peliazul chocó de frente con la refulgente y dorada de su "antagonista", y una leve sonrisa de saberse, por fin, el vencedor, se dibujó en los carnosos labios de aquel orgulloso Caballero.

 

- ¡No son excusas, niñato! ¡Yo solito estaba realizando el trabajo de los TRES Jueces del Averno ¿te enteras?! -respondió el rubio con auténtico enojo-.

 

- Ya. Pues déjame decirte que lo hiciste de forma penosa -le soltó el peliazul sin la más mínima consideración y disfrutando como nunca de tener entre las cuerdas a aquel arrogante Espectro-.

 

- ¡Pues ya me gustaría verte a ti en mi lugar, con todas las enormes responsabilidades que conlleva tan elevado cargo! 

 

- Lo que es enoooorme -se jactó el Fénix con ironía-, es esa única ceja que te impide la correcta visión de lo que tienes ni a un palmo de distancia de tus narices. Yo que tú, no tardaría mucho en depilarla.

 

- ¡¡Bueno, ya está bien...!!

 

La molesta voz del gemelo menor se dejó oír en la amplia sala, acallando por fin la discusión.

 

- ¡Estoy harto de que todo el mundo se meta con la ÚNICA CEJA de mi Rada!

 

Todos los presentes se quedaron pasmados ante las sorprendentes palabras del peliazul. Incluido su gran amor, al cual, un levísimo rubor tiñó sus mejillas por unos breves instantes.

 

Por lo que parecía a simple vista, al gemelo menor le afectaban más las burlas recibidas por la única ceja de su amado, que las maliciosas acusaciones por no realizar bien su trabajo.

 

Ikki se giró levemente para enfocar el ceñudo rostro de Kannon, y una socarrona sonrisa no tardó en aparecer en sus labios.

 

- Vaya, ya iba siendo hora de que te dignaras a salir en defensa de tu prometido -se burló-.

 

Kannon enrojeció a su vez, comprendiendo en el acto, la delicada situación en la que él mismo se había puesto sin advertirlo. Y todo por esa enorme bocaza del Fénix, la cual, parecía competir con la del Pegaso...

 

- Ikki, eres incorregible... -susurró el gemelo-.

 

- ¿A que sí? -repuso el aludido con un pícaro guiño de su ojo-.

 

- Así es, los niños malcriados suelen serlo -intervino el Espectro, exhalando un profundo suspiro de resignación-. Por cierto, Fénix ¿tu amado Shaka ya conoce esa tierna faceta tuya?  

 

El turno de que se le coloreasen las mejillas le llegó ahora al peliazul, el cual, no pudo evitar lanzar una fugaz y, sorprendentemente, algo avergonzada mirada al Guardián de la Sexta Casa.

 

Virgo no pareció muy contento por aquella alusión a su persona, por lo que decidió, cuando el lugar y la ocasión lo ameritasen, enseñarle al indiscreto pajarillo la mejor manera posible para no meterse en líos. ¿Y qué mejor forma que la de quitarle todos sus sentidos?

 

Esa inquietante sonrisa y un leve brillo indescifrable que descubrió en las bellas turquesas de su amado, le indicaron al Ave de Fuego, que no se le auguraba un futuro nada... prometedor, a la hora de intentar declararle su amor al único hombre que había conseguido derribar todas sus defensas y hacerse dueño de su corazón...

 

Atenea, sumamente consciente de la desagradable situación que se podría dar entre ambas parejas, decidió intervenir en aras de la paz mundial... y del amor.

 

- Bueno muchachos, ¿Qué les parece si estos... asuntos, los discuten entre ustedes y, en privado...? -inquirió la pelimorada intentando quitar importancia al asunto-.

 

Los cuatro aludidos se miraron entre ellos y, con un ligero asentimiento, dieron su conformidad.

 

- ¡Estupendo! Y ahora....

 

- Saori, por favor -se quejó el pony, interrumpiendo a su Diosa sin la menor consideración-, no seas así. No nos dejes con la incertidumbre de saber lo que pasa... ¡Es tan emocionante!

 

- Seiya, eres un chismoso -le espetó Aioros, dándole una colleja en la cabecita del castaño-.

 

- Ayyyyy.... Pero ¿qué he hecho...?

 

- Nada de provecho -le regañó el Dragón-. Si que se te ha pasado pronto la tristeza por la ausencia de Ikki.

 

- Bueno -se intentó explicar el pony-. En realidad, me he quitado un peso de encima al saber que Ikki no volvía por un problema crónico de... diarrea en el Inframundo... jajjajaja....jajajjajajaja......

 

El castaño irrumpió en una sonora carcajada, la cual, y muy a pesar de todos los demás, se fue extendiendo a todos los presentes. Incluso el serio y estirado Espectro, no pudo evitar que una débil sonrisa se instaurara en la comisura de sus labios.

 

Cuando la Diosa pudo calmarse de su ataque de risa, ésta dio las órdenes pertinentes para que fuera servido un gran banquete.

 

Aquél, había sido un día muy largo. Lleno de muchas y profundas emociones que los habían dejado al borde del agotamiento... y del hambre.

 

Así que, después de una opulenta cena de bienvenida, todos los presentes se retiraron a descansar. Todos, excepto cuatro de ellos, los cuales, aún tenían asuntos de vital importancia que tratar y a los que, sorprendentemente, se les había sumado un quinto.

 

Por un lado, un indiferente Shaka fue el primero de los cinco en marcharse, seguido, por supuesto, por un dubitativo Ikki, el cual no tenía ni la menor idea de cómo explicarle al Virgo, todo lo que su sola presencia, y la ausencia de ella, eran capaces de provocarle...

 

Y, por el otro, un extraño trío se dirigía, en aquellos precisos momentos, hacia el Templo de Géminis.

 

Kannon y Radamanthys no dieron crédito alguno cuando, un circunspecto Saga, se dirigió al Espectro para que éste le explicara, con todo lujo de detalles y en la más estricta intimidad, por supuesto, cuáles eran las verdaderas pretensiones que el Juez tenía con su único hermano...

 

El gemelo menor jamás pensó que su hermano mayor se pudiera tomar tan a pecho su relación amorosa ¿O quizás, esa susceptibilidad repentina, le venía por quién era, en realidad, su actual pareja y prometido...?

 

Nada de lo que pudo objetar Kannon sirvió de nada pues, en realidad, Saga no se había dirigido a él en ningún momento, siendo el total y único receptor de toda su atención, un serio e, imperceptiblemente, nervioso Kyoto del Hades.

 

Así que, sin nada que poder hacer para remediarlo, los dos gemínanos y el primer Juez del Averno, se dispondrían a mantener una interesante charla...

 

 

 

CONTINUARÁ...

 

 

 

Notas:

En la mitología griega, Caronte era el barquero del Hades, el encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro del río Aqueronte si tenían un óbolo para pagar el viaje, razón por la cual en la Antigua Grecia los cadáveres se enterraban con una moneda bajo la lengua. Aquellos que no podían pagar tenían que vagar cien años por las riberas del Aqueronte, hasta que Caronte accedía a portearlos sin cobrar. El río por el cual navegaba Caronte suele ser llamado Estigia, o laguna Estigia, aunque el más nombrado según varias fuentes suele ser el río Aqueronte.

 

El río, o laguna, Estigia, constituía el límite entre la tierra y el mundo de los muertos, el Hades, al que circundaba nueve veces. El Estigia, el Flegetonte, el Aqueronte y el Cocito convergían en su centro formando una gran ciénaga. Popularmente se cree que el Estigia podía cruzarse en una barca guiada a veces por Caronte y a veces por Flegias, pero la mayoría de las fuentes clásicas afirman que el primero porteaba el Aqueronte y el segundo el Flegetonte.

 

El Cócito es un río del Hades por cuyas orillas vagaban los que no podían pagar a Caronte, según la mayoría de las fuentes durante 100 años. Era un afluente del Aqueronte (o del Estigia, según las versiones) y era alimentado por las lágrimas de los ladrones, los pecadores y de todos aquellos de mala conducta.

 

El Piriflegetonte, o Flegetonte, es un río de fuego que corre por el Hades. Es un afluente del Aqueronte, y se le considera hijo de Cocito.

Por él corría fuego que ardía pero que no consumía combustible alguno. En La divina comedia el Flegetonte estaba compuesto de sangre hirviendo y formaba parte del séptimo círculo del Infierno, conteniendo las sombras de los tiranos, los asesinos, los ladrones y los culpables de pecados relacionados con la violencia hacia los semejantes.

 

En la mitología griega, Lete o Leteo (en griego antiguo Λήθη Ln71;thê, ‘olvido' u ‘ocultación') es uno de los ríos del Hades. Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Algunos griegos antiguos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas.

 

Notas finales:

Otro capi más. Espero que os haya gustado...

Pronto conoceremos la famosa"charla" que Saga tendrá con el "supuesto" prometido de su hermanito.... Rada.

Y los avances que el Fénix pueda hacer con su amado Shaka, serán todo un misterio....

Hasta prontito....


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