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Días febriles por ines_kaiba_wheeler

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Notas del capitulo:

Time whitout see you!

 Hola a todos y todas. Después de mi medio año sabático me he decidido a hacer algo con este fic que no sabía por donde cogerlo para continuarlo. Aún así no me gustó mucho el desarrollo del capítulo. Seguramente halla partes que no se entiendan. Con paciencia y buena letra espero explicarlas a lo largo de los capítulos. Como ya sabéis toda crítica es bien avenida y cualquier duda será rápidamente contestada(a no ser que se conteste en capítulos posteriores). 

Atención, en este capítulo aparece la razón del título del fic. Estaos atentos y la localizaréis sin problemas.

Gozad de una lectura agradable.

 

^^

-Idiota.

La habitación, que se había quedado en silencio tras la breve incursión de Jin y Ryoma en ella, se llenó al instante de sonidos de sorpresa, sobre todo por parte de los progenitores de quien lo había soltado. Takashi es, era y sería siempre una persona muy buena y educada por lo que ese tipo de cosas realmente destacaban en su persona.

Sadaharu, que escondía tras sus gafas una mirada de comprensión y resignación, giró la cara hacia los monitores de nuevo. El pulso de Nami se estaba acelerando y eso sin duda no era bueno para ella. Takashi apretó sus puños con fuerza y se levantó del sofá.

-¡Eres increíblemente idiota, Jin Akutsu!-exclamó antes de marcharse corriendo por la puerta, empujando al mencionado haciendo que se cayera directo al suelo al pillarlo desprevenido. Esa acción no se la esperaba nadie, ni su propia familia. La madre, que se había quedado de piedra, recuperó el color de la cara y miró a Jin con desprecio sin ayudarle a levantarse.

-Sabía que eras una mala influencia para mi hijo. Siempre lo supe. Sólo buscas hacerle daño a las personas, eres despreciable.

-Cariño, no hables sin saber...-murmuró su marido.

-¿Sin saber? ¿Qué necesito saber? Es un delincuente. No, peor que eso. Es peor que una rata de alcantarilla, siempre metido en toda la mierda que hay en esta ciudad.

Jin, levantándose del suelo, miró el ambiente que rodeaba la habitación. Pese a las miradas que estaba recibiendo sólo le importó la de Nami, que parecía a punto de llorar y ella no se merecía presenciar aquello. Era demasiado pequeña para entender algunas cosas y tampoco quería que odiara a su madre.

-Cuando Takashi me dijo que te había vuelto a ver no quise creerlo. Lo mandé al Seigaku para que no se juntara nunca más contigo, no tenías ningún derecho a ir a buscar problemas allí para encontrarte con él-Jin la miró en silencio-¿Por qué no dejas a mi hijo tranquilo? Sólo lo meterás en problemas. Tanto a él como a mi niña e incluso a tu madre. ¿Acaso te hace ilusión seguir los mismos pasos de tu padre? ¡Lárgate de nuestras vidas!-exclamó roja de la ira.

Jin, sin decir nada, se giró, abrió la puerta y se fue. Dejó atrás de nuevo el silencio y caminó hacia su futuro incierto y, como llevaba esa mujer diciéndole toda su vida, lleno de mierda. No sabía cómo pudo aguantar y tragarse toda la furia que sentía a la simple mención de su padre. Que lo comparara con él.

Jin no era así, ni sería así nunca.

No acabaría tirado en cualquier esquina a las diez de la mañana apestando a una mezcla de alcohol, tabaco, porros, orina y vómito. No robaría en los supermercados para poder comer diariamente. No terminaría todas las noches durmiendo la mona en la fría cama de una comisaría. Ni pegaría a las mujeres que lo atendieran en el hospital cuando estaba demasiado borracho como para saber diferenciar entre luz y oscuridad. Ni aparecería por casa para violar a su mujer cuando le diera la gana. Ni apuntaría con un arma a su hijo de siete años. Tampoco le daría palizas descomunales a ese mismo niño para que no pudiera ir a clase ni jugar con sus amigos.

Jamás sería igual que su padre y eso lo tenía muy claro. Aunque para demostrarlo tuviera que sacrificar algunas cosas.

 

 

Kawamura, por mientras, había llegado a un pequeño parque cercano al hospital. Tenía frío ya que se había ido de la clínica sin coger su abrigo ni sus guantes y bufanda, pero tampoco le apetecía ir a por ellos. Le había sentado tan mal que Jin se tomara su salud como un juego que se había dejado llevar por las emociones. No estaba llevando un día muy bueno, primero lo castigan, su hermana empeora y Yuuki-chan...

Suspiró.

No la comprendía. ¿Por qué decirle a Jin que se iba a casa de sus padres si realmente no iba a estar allí? Todavía le daba vueltas a lo que le dijera antes de darse cuenta de que Jin escuchaba la conversación.

-Takashi-kun, realmente no estoy en casa de mis padres, sólo le dije eso a Jin para que no se preocupara. Estoy en el ginecólogo.

-¿Y para eso te vas toda una semana?-al hacer esa pregunta, la mujer se había reído.

-Sólo será el fin de semana. A Jin le pondré la excusa de que mi jefe me llamó porque necesitaba ayuda en el restaurante y no preguntará más.

-Yuuki-chan, te noto rara.

-Takashi-kun...-escuchó un suspiro-No le digas nada a Jin pero...creo que estoy embarazada.

-¿Qué? ¿Cómo?

-Llevo un tiempo viendo a mi ex marido. No le dije nada a Jin porque sé que no se lo tomaría bien. Los detalles de cómo acabé preñada no hace falta que te los aclare, ¿verdad?

A partir de ahí ya había detectado a Jin por lo que procedió a cambiar de tema. Menos mal que reconoció el suave olor de la colonia que utilizaba, sino seguramente les habría sorprendido hablando de ese tema.

No le gustaba que Yuuki se encontrara de nuevo con su antiguo amante, menos sabiendo las cosas que le hizo a la pobre tiempo atrás. Pero ella era adulta, no podía más que darle ánimos y consolarla si algo malo pasaba de nuevo.

-¿Kawamura-sempai?-preguntó una voz profunda frente a él.

-Kaidoh... ¿Qué haces por aquí?-preguntó levantándose del banco en el que se encontraba.

-Venía a visitar a su hermana-Takashi sonrió. Tenía grandes amigos-Momoshiro fue a por su bicicleta, me dijo que lamentaba no poder venir.

-No importa, sé que hubiese venido. Vamos entonces.

-Sí...

 

 

Avanzada la tarde fueron llegando más visitas a la habitación de su hermana. Eiji se encargó de animar a Nami con sus saltos y bromas, alegrando de paso el ambiente tan tenso que había en la habitación desde que Jin se había ido.

-Muchas gracias por venir-dijeron los tres miembros de la familia Kawamura haciendo una ligera reverencia hacia los muchachos del equipo de tenis.

-Fue un placer-murmuraron ellos. Takashi se despidió de sus padres y los fue a acompañar un largo trecho. Debía ir a buscar a Jin y disculparse con él y de paso, saber cómo estaba. Un pequeño grupo, formado por Ryoma, Syusuke y Eiji, se había quedado en la parada de un autobús. Suichiro no había ido porque tenía cosas que arreglar en su casa por lo que sólo quedaban Sadaharu y Takashi.

-Kawamura-dijo Sadaharu-¿Qué sabes del padre de Akutsu?-Takashi miró hacia él sorprendido y  horrorizado. Si hacía esa pregunta quería decir que su madre había tenido palabras mayores con Jin. Era la única que le echaba en cara el mal bicho que había sido y era su padre.

-¿Q-Qué le ha dicho mi madre?-preguntó con un hilo de voz.

-Le echó en cara muchas cosas. No le trató precisamente bien, Kawamura. Me sorprendió que no se lanzara a dar puñetazos a cualquiera de los que estábamos allí.

-La gente tiene muy mala opinión de él. No es tan malo como lo pintan, en especial como lo pinta mi madre-añadió con tristeza-Espero que no haga ninguna tontería.

-¿Tontería?-Takashi miró hacia Sadaharu con ojos brillantes.

-La última vez que mi madre lo criticó se tiró delante de un coche. Por suerte el conductor pudo esquivarlo. Creo que tenía once años por aquel entonces. Y mi madre sigue en sus trece.

-Quiere protegerte, a ti y a Nami.

-Akutsu no es una mala persona como para que deba protegernos de él. Lo que tiene miedo es que se convierta en alguien como su padre y me arrastre a mí con él-Takashi se detuvo-Yo ya me quedo aquí-Sadaharu  miró el edificio con una ceja enarcada-Aquí vive Akutsu. Inui, ¿podrías hacerme un favor?

-Claro.

-Llama a todos y diles que si llama mi familia preguntando por mí, que no se preocupen, que estoy bien.

-Tan pronto llegue a casa lo haré, Kawamura.

-Muchas gracias, Inui. Da gusto tener un cuñado así de amable-y dejando a Sadaharu rojo como un tomate maduro, entró en el edificio en un suspiro.

En cuanto llegó al piso donde vivía Jin, se detuvo con pesar. Necesitó respirar profundamente varias veces para relajarse un poco. En el momento en que iba a coger la llave para entrar y esperar dentro a que llegara Jin, una tos desde el interior lo alertó de que ya estaba en casa. Juntando gran fuerza de voluntad, llamó al timbre. Al abrirse la puerta, Takashi quiso tan siquiera saludar pero ni eso fue posible a hacer. Se limitó a mirar hacia el felpudo que estaba pisando.

-Pasa-la voz tan calmada que usó Jin le puso la piel de gallina.

Levantó lentamente la cabeza y se dispuso a entrar en la casa cuando vio algo que le llamó la atención. Juraría que cuando lo vio en el hospital no tenía un corte en una ceja ni una magulladura en la mejilla. Una vez estuvo dentro, Jin le indicó el cuarto de baño y él, extrañado, se metió dentro seguido de Jin. Una vez allí, empezó mirar en el botiquín y sacó alcohol y algodón.

 Cada vez que el algodón tocaba la herida, Jin soltaba un quejido y el algodón se le caía de la mano. Pese a ser una situación algo graciosa, Takashi decidió hacer algo más que ser un simple espectador.

-Deja que te ayude-murmuró quitándole suavemente el algodón de la mano e impregnándolo de alcohol-¿Cómo te lo hiciste?-Jin se encogió de hombros-Cierra el ojo.

-Me caí-respondió, de nuevo, con suavidad-Resbalé en un montoncito de nieve que una agradable señora dejó en la acera-añadió con ironía. Takashi soltó una risilla y Jin sonrió. Aunque la sonrisa le duró poco ya que el alcohol empezó a quemarle en la piel.

-Siento lo de esta tarde-susurró quedamente.

-Al menos fuiste más sutil que tu madre. Hacía tiempo que no me comparaba con mi padre-a Takashi se le cayó el algodón de la mano, la cual empezó a temblar ligeramente-Cuando termines, me gustaría que te fueras-Takashi abrió los ojos rápidamente-y no volvieras.

El temblor que lo cubría, paró por completo. El color se le fue de la cara y sus ojos le escocieron como si estuvieran ardiendo. Jin lo estaba echando de su vida y no por un día o dos. Por siempre, y todo por la lengua tan larga y venenosa que tenía su madre.

-Sabía que harías o dirías alguna burrada-murmuró Takashi-Pero no sabía que yo me incluía en ella.

-No es ninguna burrada, Kawamura. No te quiero cerca de mí. Nunca te he querido. Me has servido de diversión algunas veces pero ya está. No superas el rango de juguete sexual y me he aburrido de ti-Jin se dirigió hacia la puerta del baño-Cuando salgas no des un portazo, me duele la cabeza-añadió sin mirarlo.

Takashi se encontraba en shock. No sabía qué creer. ¿Sería verdad todo lo que le acababa de decir o simplemente era una treta para que su madre estuviera contenta al fin? Quizá lo mejor sería irse pero necesitaba decirle un par de cosas a ese idiota que tenía por novio.

Lo encontró tumbado en el sofá, con los ojos cerrados.

-Te dije que te fueras.

-Retiro mis disculpas de antes. Definitivamente eres idiota-Jin abrió un ojo, curioso por esa afirmación-¿Sabes qué? A lo mejor mi madre tiene razón y sí eres una mala influencia para mí-dijo mirándolo con desprecio-Sólo tú haces que mi sangre hierva con sólo tu presencia, que mi corazón lata acelerado en mi pecho sin bajar de ritmo cada vez que me miras, que mi piel arda en deseos de ser tocada por tus manos, por tus labios, que hacen que me sumerja en un sinfín de sensaciones que hacen que mi temperatura suba sin detenerse y me provoque un estado en el que no sé ni dónde estoy, aunque sí sé que estoy contigo. Haces que me enferme de sólo pensar en ti, en esa mirada tan profunda, en los ágiles movimientos que haces para llevarme a la locura antes de abrazarme, en tu manera de sonrojarte cuando te observo fijamente, en la sonrisa pícara que me muestras antes de darme un beso. Mi cuerpo se mueve solo cuando estás cerca, mis manos anhelan encontrar las tuyas y mis pies caminan hacia ti a paso rápido. Sin ti, no hay días febriles. Jin Akutsu, me pones enfermo de amor-terminó diciendo con suavidad.

En todo momento había estado mirando fijamente a Jin y no se le había escapado ninguna de sus reacciones a cada palabra que decía. Finalmente, había acabado incorporado en el sofá, y se encontraba derramando un par de lágrimas en silencio. Se las secó débilmente pero pronto brotaron más. Takashi caminó hacia donde estaba y le agarró la mano. Jin lo miró directamente a los ojos y Takashi le sonrió tristemente.

-Eres lo mejor que me ha pasado nunca, como amigo y como persona. Ayudaste a Nami aquella vez que se perdió en el parque y no sabía regresar a casa sin conocerla de nada. Siempre me protegías de los niños que querían pegarme cuando éramos pequeños. Sé de buen grado que más de la mitad de las lágrimas que derrama Yuuki-chan no son culpa tuya-Jin abrió los ojos sorprendido-Al único que gozas haciendo llorar y sufrir es a mí y porque no acabas de aceptar que yo te quiera tanto como lo hago. Concéntrate en ser feliz y vivir la vida sin importar lo que los demás opinen de ti. Te amo como no tienes idea y quiero demostrártelo el resto de mi vida-vio como Jin bajaba la cabeza.

-¿Puedo abrazarte?-preguntó con voz tomada y ronca.

-Claro-contestó y tan pronto lo hizo se vio atrapado bajo unos brazos fuertes. Se sintió enternecido por estar sujetando al amor de su vida llorando entre sus brazos como si fuera un niño pequeño falto de cariño.

Lo que realmente era.

Notas finales:

Espero con todo mi corazón que os haya gustado, de verdad que sí. Si tenéis alguna petición de lo que queréis que ocurra, no dudéis en hacerla. Como es una pareja extraña por estos lares(y que yo potenciaré con unos cuantos fics que estoy escribiendo xDD) pues no pasa nada por experimentar un poco.

Gracias por leer.

Atte. Inés


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