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Días febriles por ines_kaiba_wheeler

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Notas del capitulo:

¡Muy buenas noches! Aquí por lo menos ya se ve la luna xD.

Parece un verdadero milagro que actualice tan pronto, pero por decirlo de alguna manera este capítulo es la segunda parte del anterior, por lo que ya me sentía inspirada para continuar.

A partir de esta semana mi agenda se va a apretar por los exámenes finales y recuperaciones, por lo que estoy matándome a escribir ahora para, cuando vuelva, dejaros un pedazo capítulo con mucha trama, mucho amor y...

De momento os adelanto que en el próximo capítulo habrá lemon, lo haré de la pareja principal, que aclaro, es AkuTaka y, quizá un ligero lime TezuFuji o FujiTezu. No me aclaro todavía ese punto xD.

Aquí os dejo la segunda parte del capítulo anterior :), disfrutad.

 

Tres tonos. No sabía por qué lo llamaba, lo vería al día siguiente en clase y podría preguntarle entonces cómo estaba la hermana de Takashi. Cuatro tonos. Takeshi empezó a impacientarse, aunque no es que él fuera mucho más paciente. ¿Qué estaría haciendo como para no contestar? Como estuviera hablando con Sadaharu de verdad que lo mataba. Cinco tonos y por fin Kaoru descolgó el teléfono.

-¿Diga?-preguntó con una voz tan profunda que le puso la piel de gallina a Takeshi.

-Kaidoh, soy Momoshiro. ¿Llamo en mal momento?-hubo un pequeño silencio.

-N-No-se escuchó un siseo del otro lado de la línea-¿Q-Qué quieres?-preguntó cortante.

-¡Cuánta agresividad!-exclamó-Sólo quería hacerte una pregunta, idiota.

-¿A quién llamas idiota, anormal?

-A quién va a ser, estúpido-Takeshi suspiró tratando de calmarse. Kaoru pareció hacer lo mismo. Ese tipo de discusiones los traían por el camino de la perdición.

-¿Me llamas para algo más que para insultarme? Estoy ocupado-Takeshi parpadeó.

-¿Entonces por qué no me dijiste que te llamara en otro momento?-preguntó curioso. A su pregunta le siguió un silencio-¿No será...que no te importa que te llame para hablar de cualquier tontería? ¡Oh, Kaidoh, qué mono eres!

-¿P-Por qué iba yo a q-querer hablar contigo de algo?-preguntó entrecortadamente, se había sonrojado. Su nerviosismo se podía notar sólo con oír su voz. Takeshi sonrió al darse cuenta.

-Tienes razón, menuda tontería. Bueno, llamaba para preguntar por la hermana de Taka-san.

-Está mejor, en un par de días le dan el alta.

-Menos mal-una vez aclarado ese tema ya no tenía motivos para seguir hablando con él. ¿Y ahora qué? Podría colgar tras despedirse pero la verdad es que no lo apetecía hacerlo.

-¿Pudiste recoger la bicicleta a tiempo?-la pregunta de Kaoru lo tomó por sorpresa.

-Sí, por los pelos.  La verdad es que el colegio ya estaba cerrado, pero vi al celador y le pedí que me abriera el portal un momento. Me llevo bien con él desde un pequeño incidente que tuve.

-¿Incidente?

-¿Quieres que te lo cuente?

-Tú pagas, tú decides-Takeshi se rió.

-Ponte cómodo, esto va para largo-comentó siguiendo su propio consejo-No sé si te acordarás de la bruja que nos daba literatura el primer año.

-Cómo para olvidarla-murmuró con desagrado.

-Sí, difícilmente se podría hacer. Pues un día llegué a clase con unas nauseas increíbles y justo tenía clase con ella a primera hora. Cuánto me arrepentí de comer aquel curri que estaba en la nevera de desayuno.

-Sólo a ti puede ocurrírsete.

-¡Oh, vamos! Tenía hambre. El caso es que me pasé toda la clase medio dormido y mareado y la tía esa sólo me llamaba la atención. Antes de que sonara el cambio de clase se acercó a mí y bueno, me dieron arcadas, su apestoso aliento se me coló por la nariz... ¿Tengo que darte detalles de cómo acabaron sus piernas?-Kaidoh se rió ligeramente.

-Me acuerdo de eso. Se rumoreó durante días que  un chaval había hecho llorar a la profesora al vomitarle encima. Fuiste mi héroe-inmediatamente quiso tragarse sus palabras, palabras que habían afectado a sobremanera a Takeshi. Ser el héroe de Kaoru, aunque fuera por una tontería que había hecho el año pasado, le había alegrado lo que quedaba de día. Lo mejor que podía hacer era no mencionarlo o sino la serpiente no le dirigiría la palabra el resto de su vida.

-D-Después vino el celador y me dio las gracias por hacer que esa bruja sufriera un poco, que estaba harto de tener que hacerle el café todos los días. Desde entonces me hace favores cuando los necesito.

-No era una historia tan larga.

-¿Pero a que se está bien así de cómodo?-preguntó como quien no quiere la cosa.

-Sí...Momoshiro, tengo que colgar.

-Ya nos vemos mañana-aceptó su destino con una sonrisa. Al menos había hablado con él y casi sin discutir-Adiós-se despidió con energía.

-Fshh, adiós.

 

 

Unos golpes en la puerta de su habitación alertaron al capitán del equipo. Llevaba largo rato esperando por Syusuke y todavía no daba muestras de vida. ¿Sería él? Se levantó de la cama, donde estaba recostado tratando de descansar y abrió la puerta con suavidad. Ante él vio la dulce sonrisa del genio del equipo. Tenía la nariz y las mejillas rojas por el frío.

-¿Puedo pasar?-Kunimitsu se hizo a un lado y Syusuke se adentró en la habitación, sentándose de inmediato en la cama-Siento haber tardado.

-¿Cómo está?-se sentó a su lado y pronto tenía a Syusuke recostado en su regazo.

-Ahora bien. Tendrías que verla, Tezuka, se parece a Taka-san. Es muy guapa-añadió esperando ver la reacción de su novio. Su sonrisa se ensanchó más al notar la mirada molesta de Kunimitsu-Pero ni los dos juntos podrían igualarse a ti-levantó sus brazos y juntó sus manos tras la nuca del moreno-Ni por mucho que quisieran podrían llegar a tu nivel-lo atrajo hacia él con lentitud-¿No crees?-preguntó con picardía antes de besarlo con fogosidad.

Kunimitsu empezó a creer que lo único que Syusuke quería de él era su cuerpo, pero sabía que no era tan superficial, además fue él el que había dado todos los pasos, no Syusuke. Exceptuando el del sexo, que ahí el genio es más dominante, por llamarlo de alguna manera.

Si por Syusuke hubiese sido, ellos dos no estarían juntos en ese momento y en esa situación. Debido a la admiración que tenía hacia Kunimitsu no quería sobre pasar la línea de la amistad ya que tenía miedo de no ser correspondido. Por suerte, el capitán no tenía un pelo de tonto y supo interpretar las miradas y gestos que de vez en cuando hacía Syusuke y que eran sólo para él.

Su primera cita había sido desastrosa, como todas las primeras citas. Habían decidido ir a ver una película, pero les empezó a llover a medio camino y tuvieron que esperar a que escampase porque ninguno de los dos llevaba paraguas. Al llegar al cine, la película ya había empezado y tuvieron que rehacer el plan de la tarde. Teniendo en cuenta el nerviosismo de ambos, se hizo muy largo llegar a un acuerdo. Al final, terminaron en la casa de Kunimitsu  empapados y aburridos.

El primer beso fue inesperado. Ambos estaban nerviosos, el que más quizá era Kunimitsu, víctima de no haber besado nunca antes. Syusuke, sabiendo eso de antemano, jugó bien sus cartas y le robó su primer beso cuando él estaba demasiado entretenido pensando en sus cosas.

La primera vez que lo hicieron Kunimitsu sufrió mucho. Ya no sólo por la vergüenza, el nerviosismo y la timidez, sino que al pobre se le quitaron las ganas de sentarse durante mucho tiempo. El papel dominante de la relación variaba dependiendo del día. Unas veces era uno y otras otro y, cuando todavía tenían energías, el uno y el otro.

Eran una pareja de lo más inestable y curiosa. El estrés del capitán hacía que en ocasiones contestara mal a Syusuke y que este se enfadara con él a consecuencia de ello. Al igual que había pasado esa misma mañana. Pero siempre, después de cada discusión, uno de los dos daba su brazo a torcer y terminaban de reconciliarse en la cama.

-Te quiero-murmuró Syusuke contra sus labios. Kunimitsu sólo sonrió antes de volver a besarlo. Con suerte y si jugaba bien sus cartas, hoy le tocaba a él.

 

 

 

-Te romperé el cuello si le cuentas a alguien esto-tan sutil y delicado como siempre, se permitió pensar Takashi.

Tras haberse calmado, Jin había procedido a amenazarlo con múltiples cosas si se atrevía a abrir la boca. Ahora se encontraban sentados en el suelo del salón, uno frente al otro.

-No tengo necesidad alguna de contarle a nadie lo que haces, Akutsu-suspiró-Además, sé cosas más avergonzantes de ti que esto-Jin lo fulminó con la mirada-¿He de recordarte a Teddy y las tardes interminables que pasabas junto a él?-Jin se sonrojó, muerto de la vergüenza.

-¡No me jodas! ¡Tú también jugabas con él, Kawamura! -Takashi sonrió.

-Recuerdo que lo sacabas del armario siempre que iba a tu casa a jugar-se le escapó una pequeña carcajada-¡El monstruoso Teddy-Gozilla!-exclamó entre risas-Después le dabas una patada y lo lanzabas contra la pared-Jin sonrió de lado al recordarlo-Incluso una vez lo lanzaste contra un jarrón y lo rompiste.

-Mi madre estuvo quitando los trozos rotos del relleno durante tres días.

-Y no me dejabas ir a jugar a tu casa porque no querías que me enterara-comentó agarrándole en un pellizco la nariz-Fueron los tres días más aburridos de toda mi infancia-añadió haciendo un puchero. Jin retiró la mano de su nariz y se acercó peligrosamente a los labios de Takashi.

-¿Quieres recuperar la diversión de entones?-preguntó conteniendo una sonrisa al ver la cara de susto que se le había quedado al moreno al acercarse tan súbitamente a él-No pongas esa cara, ni que te fuera a comer-ronroneó en su oído.

-Quizá no literalmente-murmuró Takashi alejándose de él un espacio considerable, poniéndose de pie.

-¿Huyes de mí? No te resistas, Kawamura, sabes que me encantan los retos-dijo poniéndose de rodillas y acercándose de nuevo a él.

-V-Voy al baño-tartamudeó escapando por la puerta.

Jin parpadeó. Takashi, cada día, era más imprevisible. Pero por lo menos hoy no tenía escapatoria. Entre que no quería ver a sus padres y que tenían el piso para ellos solos, sólo hacía falta un poco de insistencia y terminaría cediendo.

Se sentó en el sofá para relajarse un poco. Necesitaba concentrarse para no echársele encima directamente, autocontrol sobre todas las cosas sino quería pasarse el resto de su noviazgo sin darle alegría al cuerpo.

Takashi, por el contrario, no había ido directamente al baño, ni ganas tenía de ir. Se había pasado por la habitación de Jin para buscar dos cosas en el armario. Sonrió al encontrarlas, aunque una tardó un poco más en averiguar dónde estaba. Seguro que se iba a reír mucho si su plan salía a pedir de boca. Se tumbó en la cama y esperó, intentando que los nervios no lo mataran. Después de todo hoy no tenía a donde escapar y eso lo estaba destrozando por dentro antes de tiempo.

Cansado de esperar a que Takashi volviera, Jin salió a su encuentro. En el baño no estaba, ni en la cocina. Sólo le quedaba su habitación, aunque no creo que fuera tan tonto como para meterse en la boca del lobo. Al verlo tumbado en la cama, mirando fijamente hacia donde estaba él y con una sonrisa pícara en la cara, se replanteó lo dicho. Quizá no era tan tonto.

-¿Facilitándome el trabajo? Cuánta amabilidad junta en un mismo ser-dijo Jin acercándose a la cama con movimientos felinos-¿Jugamos?-la pregunta la hizo con un tono tan grave y sensual que hizo sonrojar por completo a Takashi.

Jin se subió a la cama y gateó hasta situarse justo encima de Takashi, mirándolo con profundidad. Se lamió los labios para humedecerlos. La simple visión inocente del moreno hacía que su cuerpo se incendiara y necesitaba apagar ese fuego que lo llenaba. Lo besó suavemente, no tenía ninguna prisa en profundizar. Pero al parecer, Takashi sí tenía prisa ya que le estaba acariciando los labios con la lengua para que abriera la boca. Ni corto ni perezoso, aceptó gustoso la petición de su novio que, por primera vez, tomaba él la iniciativa.

Las piernas de Takashi rodearon su cintura y lo atrajo hacia su cuerpo a la par que sus manos se colaban bajo su jersey. Jin abrió los ojos con curiosidad. Le gustaba eso, demasiado. Su autocontrol se venía abajo, ese nuevo Takashi, tan apasionado y rudo, lo estaba calentando a sobre manera.

Se separaron para que Takashi terminara de sacarle el jersey.

-Espera aquí un momento-murmuró contra sus labios. Jin se levantó y se dirigió al armario.

Sabía que era mala idea guardar los condones allí, pero así al menos no estaban al alcance de su madre, quien no se atrevía a abrir esas puertas por miedo a encontrar algún bicho extraño. Takashi se sentó en la cama y empezó a desabrocharse los botones de la camisa con lentitud, sin quitar ojo de Jin. Este abrió las puertas correderas del armario. Algo le cayó encima de la cabeza y allí se quedó. Algo blandito, suave y de tamaño estándar. Takashi se rió a carcajada limpia.

-El regreso de Teddy-Gozilla-dijo, con gran dificultad, entre risas. Una pena que el armario estuviera justo frente a la cama, se moría de ganas de verle la cara a Jin.

-Mira tú porqué tenías tanta prisa-murmuró lanzándole a Takashi el oso de peluche en plena cara, haciendo que dejara de reírse momentáneamente. Se le había pasado el calentón de repente, pero guardó un par de condones en el bolsillo del pantalón. Le iban a hacer falta más adelante.

-Hacía tanto tiempo que no lo veía-comentó mientras lo abrazaba-Me recuerda tantas cosas.

-Tu primer beso, por ejemplo-Jin se sentó en la cama y lo miró con sorna.

-Y el tuyo también.

-El caso es que estamos hablando de tus recuerdos no de los míos-Takashi lo miró con una ceja levantada y una sonrisa burlona.

-Además, no se puede considerar eso un beso, Akutsu. Fue un accidente.

-Accidente, desliz...Llámalo como quieras, pero el caso es que fui tu primer todo-Takashi colocó a Teddy cubriéndole la cara y se acercó a Jin. Una vez lo suficientemente cerca, lo separó con rapidez y le dio un fugaz beso en los labios.

-Je-Jin lanzó al oso hacia dentro del armario. Si bien el Takashi pasional le calentaba, su parte infantil hacía que, literalmente, ardiera.

-Kawamura-murmuró con voz ronca.

-¿Sí?

-Esa camisa sobra-Takashi tragó saliva fuertemente cuando Jin lo volvió a recostar sobre la cama. Los nervios volvieron al punto de partida, volvía a sentirse inseguro.

-N-No creo estar preparado-murmuró dejando helado, de nuevo, a Jin.

-La última vez no dijiste eso y si lo dijiste, no sirvió de mucho-Takashi se sonrojó como nunca antes.

-No hables como si lo hubiésemos hecho muchas veces-le reprochó el moreno.

-Habla por ti-por mucho que quisiera, no pudo evitar la patada que le dio directamente en la cara, lanzándolo contra el suelo.

Cómo había hecho no lo sabía porque prácticamente estaba encima de él, pero teniendo en cuenta que Takashi también había ido al dojo, lo veía posible. ¿Se lo merecía? Por supuesto. Sabía lo mal que le sentaba a Takashi que hiciera ese tipo de comentarios y no era la primera vez que dejaba de hablarle por largo rato por decir algo parecido. Pero sí era la primera vez que le pegaba sin contener la fuerza. En cuanto pudo levantar la mirada no vio la cara rabiosa de Takashi. Eso era, sin duda, lo más desconcertante. Ni furia, ni dolor, ni tristeza. Sólo indiferencia.

-Kawam-

-Calla-se sentó en la cama mirándolo fijamente-Tengo suficiente con escuchar a otros que me lo dicen por ahí, no necesito oírlo también de ti.

-Y esos otros deben saberlo por experiencia, ¿no?-la mirada de Takashi se volvió confusa-Sólo alguien que lo hubiese hecho conmigo puede opinar. Esos que te lo dijeron, ¿crees que pudieron estar en esa misma cama donde estás sentado?

-No...

-Cree a quien quieras Kawamura, como si decides no escuchar lo que voy a decir ahora. En tu mano está-respiró profundamente y dejó de acariciarse el lugar donde había recibido el impacto-Sabes que me cuesta coger confianza con la gente, hasta hace relativamente poco no confié plenamente en ti-Takashi asintió. Sabía de primera mano lo que le costaba a Jin hacer amigos por culpa de su desconfianza-Y en cuestiones de relaciones siempre he sido un negado-de nuevo, asintió. Tres veces, con pesimismo-Sé que ni mis actos, ni mis palabras, ni los rumores que circulan por ahí están de mi parte, pero puedo jurarte por Yuuki-Takashi lo miró sorprendido. Seguramente era la primera vez que llamaba a su madre por el nombre-que el único con el que he follado ha sido contigo y no estoy dispuesto a que me vuelvas a pegar por hacer una pequeña broma-añadió frunciendo el entrecejo.

-¿Pequeña broma? ¿A qué llamas tú pequeña broma? ¿Sabes los comentarios que he tenido que aguantar por ahí? En mi clase no paraban de enumerarme a los tíos y tías que te habías pasado por la piedra.

-¿Qué te crees, que eres el único al que le hablaban mal?-preguntó alzando la voz-A ti no te dejaban mejor conmigo. Los muy hijos de puta le llenaban la cabeza con burradas a Taichi para que me las viniera a decir. ¡Pero no oí ni una mísera palabra porque te quiero lo suficiente como para no creer a nadie más que a ti!-le gritó fuera de sí.

Takashi quedó en shock, no sólo por el grito, sino por lo que había gritado. Jin recuperó poco a poco el aliento y las palabras volvieron a su cabeza según las había dicho. Se tapó la cara con las manos y bajó la cabeza. Sus mejillas adquirieron un color que pocas veces tenían. Cada vez que abría la boca o la cagaba o se dejaba en vergüenza. Era un maldito bocazas. Escuchó un sollozo y levantó ligeramente la cabeza. Takashi lloraba y reía al mismo tiempo, con un adorable sonrojo anidando en sus mejillas.

-No eres más tonto porque no entrenas-dijo Takashi secándose las lágrimas.

-¿Qué has dicho?-preguntó encarándolo de nuevo.

-Que no eres más tonto porque no entrenas-repitió, echándole la lengua.

-Te vas a arrepentir de haberte metido con el demonio del Yamabuki.

-¡Oh, no!-deslizó la camisa por sus hombros. El cuerpo de Jin pareció reaccionar. Se mordió el labio con un toque sensual y lo miró fijamente-Sé gentil, por favor-susurró con voz melosa y suplicante.

A este punto, la cremallera del pantalón de Jin estaba que reventaba. Larga noche le esperaba a Takashi, muy larga.

Notas finales:

Bueno...Cada día que pasa pienso que hago a los personajes más OCC, pero quizá sea cosa mía xD.

Espero de todo corazón que os haya gustado y bueno, nos vemos cuando termine los exámenes.

 

Att. Inés


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