Con la brillante luna llegaron al puerto al que vieron a borrachos que cantaban antiguas canciones y a mujeres que exhibían sus atuendos junto un barato precio. Pasaron del puerto y llegaron a una escarpada cala que acogío el barco sin ningún peligro por los cambios de marea, los cuales no eran muy bruscos en la isla.
Nami dió algunas indicaciones a sus nakamas y estos empezaron a hacer maniobrar el barco sin problemas, atracaron a los pocos quince minutos y decidieron que esa noche dormirian en el barco. El día siguiente buscarían un hotel donde estarse mientras esperaban que el log pose se cargara por completo.
Sanji se aposentó a la cocina para tomar su ultimo cigarrito antes de irse a la cama y soñar, como siempre, con su querido Zoro, quien no sospechaba, ni de lejos, lo que Sanji pensaba cuando lo observaba silenciosamente des de su territorio sagrado, su cocina.
El joven chico hizo figuras con el humo lentamente y vio como su querido cigaro se consumía parsimoniosamente en sus dedos. Hecho la última calada y bajo al dormitorio de los chicos, los cuales dormian a pierna suelta en su hamaca, llenando la habitación de sonidos no muy agradables. Sanji se estiro e intento pensar en algo relajante para no oir ese estruendo.
Cerró los ojos y no se sorprendio al oir a Luffy clamando comida y carne en sus sueños, tampoco lo hizo cuando Chopper empezó a pedir dulces y algodón de azucar. A su tiempo Ussop murmuraba algo del famoso capitán Ussop, el valiente guerrero de los mares. ¿Y Zoro? Se preguntó el rubio. ¿En qué soñaria Zoro? Seguro que en ser el mejor del mundo, eso era lo unico que ocupaba su verde mundo.
Abrió un ojo y vio a su amigo, tirado en el sofa, con la boca abierta y el ceño un poco fruncido. Se removio un poco y cerró esa enorme bocaza que tanto anhelaba saborear Sanji. Fruncio más el ceño y tiro la cabeza un poco atrás.
Sanji se puso bien y decidio mirar descaradamente lo que Zoro hacia en la luz de la luna. Estaba murmurando algo que el rubio no entendió. Gimió suavemente y casi imperceptiblemente. Suspiro y se regiro un poco más. Cuando lo tuvo de perfil lo vio perfectamente. ¡La entrepierna de Zoro! Por dios, que bien dotado estaba...
Zoro se mordía el labio y gemia bajito. Así que Zoro tambien tenía sueños mojados...¿Con quien serian? Se dijo el rubio. Se acercó un poco más a él, ansioso por oirlo gemir un poquito más, solo un poco más. No calculó bien y... ¡pam! Que daño le hacia el brazo, y que duro que estaba el suelo.
Zoro gruñio un poco y abrio uno de esos ojazos marrones en los que Sanji se había fundido tantas veces.
- ¿Qué haces en el suelo?- Preguntó una ronca voz, proveniente de la garganta del peliverde.
- Miró que no este agujereado. ¿A ti que te parece?
- Te pregunto algo y aun... Da igual... Duerme y deja de despertar a la gente.
Sanji sonrió para si. Zoro no tenía ni un poco de paciencia, y eso le encantaba a él. Era tan divertido sacarlo de sus casillas...
La mañana amanecía con total tranquilidad en la pequeña carabela. Sanji había hecho un excelente desayuno y la mayoria ya estaban preparados para salir a la isla.
- Chopper, tu y Ussop ireis a reunir medecinas y material para el barco. Sanji y Zoro iran a por comida, Luffy ni se te ocurra meterte en lios. Robin y yo iremos a por ropa.
Todos asintieron y aunque Zoro pusiera su tipica cara de "¿por qué yo?" le acompaño sin decir nada, solo gruñendo de mal humor.
Sanji se movía con rápidez en el mercado, hablando y preguntando para cercionarse de donde era la comida, quien la había llevado, cuanto tiempo hacia y un par de cosas más. Al final, el desesperado Zoro pensó que acabarían pidiendole el D.N.I al comerciante con el que hablaba tan animadamente el cocinero.
En una de esas ocasiones, Zoro se preguntó por enesima vez porque él iba cargado con toda la compra como si fuera un burro de carga y no estaba tomandose una fría cerveza en cualquier bar. Resoplo y Sanji notó lo molesto que estaba el chico.
- Zoro, si no puedes con todo ya lo llevare yo...- Dijo el rubio, en tono burlon que cambiaba totalmente el significado de lo que debería ser una amable sugerencia.
- ¡Claro que puedo con todo!- Le encantaba... Zoro era adorable cuando se enfadaba, aunque lo prefería sonrojado.- Pero iríamos más deprisa si no te entretuvieras como una maruja en cada lugar donde vamos.
- ¿Qué me has llamado pelo de alga?- Zoro dejo la comida en el banco que tenían al lado, en la plaza donde se encontraban.
- ¡¿Qué tienes en contra de mi pelo, ceja de sushi?!- Gritó él, haciendo que la poquisima gente que pasaba se girara a verlos.
- ¡¡Nada, musgo con patas!!- Dijo Sanji, a su turno.
- ¡¡Estoy harto de ti, cocinerucho de pacotilla!!- Zoro se giro sin presentar más batalla y se perdió entre los callejones, dejando a un impactado Sanji con la boca abierta y la compra al lado.
Normalmente se hubieran peleado un poco y ya esta. Pero no esperaba eso del peliverde, esa vez la pelea había sido flojita, no tenía por que ofenderse tanto después de todo lo que se decían diariamente.
Recorrió algunos callejones que parecían dar vueltas por todo el pueblo y no paro hasta que su ira fue controlable. No sabía muy bien por que había huido de Sanji esa vez. Era como si una voz dentro de si le gritara que no quería pelearse con él. Que no quería más heridas provocadas por las palabras de rubio.
¡¿Pero, por que?! ¿Qué era lo que había cambiado? Normalmente se habrian peleado un poco y ya esta. Esa vez, no quería dar más golpes, no quería insultarse más... Solo quería no tener que estar alerta cada segundo de su existencia. Quería a alguien que le protegiese de todo lo que le acechaba.
¿¡Pero, cual era la gran estupida idiotez qué le hacia pensar que ese alguien, ese heroe que le salvaría, seria Sanji!? Sintió unos pasos detrás de si y se giro a tiempo para ver...
TO BE CONTINUED