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Entrelazando El Destino por akisuki

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Notas del capitulo: la tecnologia conspira en mi contra solo dire eso y dare un grasias a quienes me dejaron comentario jeje tan respondidos!!!

-Tranquilo- susurré a Martín mientras este volvía a su estómago por segunda vez esa noche, uno creería que después de tanto conocería sus límites, pero no era así, se había emborrachado hasta el punto de no poder caminar por sí mismo, así que me vi obligado a acompañarlo hasta su casa.

 

Puse una mano en su espalda, mientras lo ayudaba a no caer al suelo, cuando hubo terminado de vaciar su estómago, gracias a dios la calle estaba desierta, pasé uno de sus brazos por detrás de mi cuello y coloqué mi mano en su cintura para ayudarlo a andar.

 

¿Cómo era posible que nuevamente se pusiera en ese estado?, bueno debía agradecer que era por alcohol y no otra cosa, y que además lo había hecho en compañía de sus amigos.

Cuando llegamos a su casa prácticamente tuve que hacer malabares para abrir la puerta, aún así lo logré y casi arrastrando llevé a Martín a su habitación mientras este decía una sarta de incoherencias a las que no me molesté en prestarle atención.

 

Una vez dentro de su cuarto lo obligué a tumbarse en su cama, si mal no recordaba su padre tenía el turno de la noche en el hospital, quizás por eso Martín se había puesto en ese estado, contrario a su madre, su padre podía durar hasta un ahora sermoneándolo por su conducta.

 

Comencé a quitarle los zapatos, Martín estaba prácticamente dormido o demasiado ebrio para notar lo que hacía, una vez terminada mi tarea, estuve a punto de quitarle también la camisa, que a mi parecer había sido salpicada con algo de vomito , cuando éste se incorporó un poco. Un poco ya que cuando sintió que perdía el equilibrio se aferró a mis hombros para no caer.

 

-Martín, acuéstate y estate quieto- le dije consciente de que debía sentirse completamente mareado, no era la primera vez que lidiaba con él en ese estado, Martín cerró los ojos y supuse que estaba dormido cuando de repente los abrió y me miró como si mi presencia se tratara de una simple ilusión.

 

-Efra-. Dijo para después quedarse en silencio, era como si no encontrara las palabras para expresarse con claridad, -yo...-y acto seguido se desplomó, y su cabeza quedó apoyada contra mi hombro izquierdo, ¿acaso se habría desmayado?

 

Intenté moverme pero tan pronto lo hice, Martín se movió un poco y sus manos aferraron mis brazos.

 

-Te quiero- soltó de pronto con voz cansada por el sueño, ahora estaba en la etapa sentimental.

 

-Sí, sí yo también- dije como si de un niño de cinco años se tratara, Martín se enderezó y me encaró, pude ver sus ojos entreabiertos brillantes y mejillas sonrojadas, y sus labios abiertos ligeramente por los cuales respiraba como si no pudiera hacerlo por su nariz.

 

-No- dijo mientras negaba un poco con su cabeza, no mucho porque supongo yo le mareaba- yo en verdad...te quiero- repitió en un tono completamente diferente al de antes, y por primera vez, en todos los años que lo conocía, no supe que decir.

 

Lo vi acercarse lentamente a mí y supe lo que iba a hacer, ¡por dios iba a besarme!, no podía moverme estaba paralizado a la expectativa de lo que pasaría, sentí su aliento chocar contra mis labios y no llegó a más, antes de darme cuenta tenia a Martín inconsciente en mis brazos.

 

Una parte de mí esperó que repentinamente se levantara y continuara o incluso no recordara lo que estaba a punto de hacer pero no, un leve ronquido me dio pauta que esta vez en verdad estaba dormido.

 

Lo acomodé en su cama y lo miré unos instantes tratando de explicarme lo que había pasado momentos antes, quizás todo había sido producto de alcohol.

 

Y entonces recordé su rostro cuando me dijo “te quiero”.

 

Sin poder evitarlo me incliné y lo besé, apenas un roce.

 

-Yo también te quiero- dije contra sus labios consciente de que él no podía escucharme.- te quiero.

 

------Sergio-----------

 

No era que estuviera enojado, pero no podía controlarme, cada vez que alguien me preguntaba algo o incluso me dirigía la palabra no podía evitar responderle de manera cortante o incluso sarcástica.

 

Sólo porque tenía clases ese día, si no, probablemente no hubiera salido de mi cuarto.

 

-¿Puedo preguntarte que te pasa o mejor me quedo callado?- me preguntó Sam quien caminaba junto a mí, creo que mi cara lo decía todo.

 

No me molesté en responderle, no tenía ganas, es más incluso me sentía idiota por ponerme así.

 

-Ah ya veo- dijo de pronto y yo solo lo miré de reojo- problemas en el paraíso- susurró, no pude evitar sonreír al notar que esa era una frase que solía usar Oliver.

 

-Algunos- admití, en verdad no quería hablar de ello, pero antes de darme cuenta ya le estaba contando con lujo de detalles todo lo que había pasado la noche anterior.

 

-Hubiera puesto más atención- dijo cuando terminé de contar mi relato, lo miré sin entender- era una oportunidad para conocer al que te gusta, ¿y qué vas a hacer?

 

-Pues por el momento no lo quiero ver- confesé, sabiendo que Samuel debía conocer perfectamente esa sensación, después de todo el había pasado por algo similar.

 

-Sí, pero no puedes evitarlo por siempre.

 

-Puedo intentarlo.

 

-----------Oliver---------

 

Me masajeé la sien, la cabeza ya me estaba doliendo, hacíaa casi una hora que estábamos en esto y aún no podíamos ponernos de acuerdo.

 

Sólo era un tema, sólo eso.

 

Al ser los próximos en graduarnos la universidad nos había dado la oportunidad de montar una exposición, era sin duda una buena oportunidad, el problema era que a nosotros nos tocaba elegir el tema en el cual basar nuestras fotografías, una vez elegido cada quien presentaría su trabajo y los mejores serían escogidos para ser exhibidos.

 

-¿Qué demonios es eso?- pregunté increíblemente intrigado, al ver que la discusión ya se estaba saliendo de control, todos sin excepción me miraron esperando que explicara a que me refería- lo siento- dije- era la única forma de atraer su atención- más de uno rodó sus ojos pero tenía su atención y eso era lo que quería.

 

-En cuanto al tema- me apresuré a decir antes de que perdiera su atención- creo que lo mejor sería dejarlo como “tema libre” de esa manera no nos limitaríamos y cada quien podría presentar su fotografía utilizando los elementos que él quiera para favorecer su trabajo- expliqué y la mayoría me miró como si acabara de hablar en chino- o bien podemos estar aquí otra hora peleándonos como imbéciles- señalé con sarcasmo.

 

Tras un momento de consideración aceptaron mi propuesta y pudimos finalmente salir de ese salón donde habíamos estado encerrados durante noventa minutos.

 

En realidad en tema libre era un arma de doble filo, si uno sabía usarlo bien podía sacarle provecho o bien podría ser su perdición si no se llevaban bien los elementos.

 

Ahora la siguiente pregunta seria ¿cuál sería mi tema?

 

Miré mi reloj, y caminé rumbo a la biblioteca, a esta hora Samuel ya debía estar en ella. No pude evitar sonreír al recordar cómo lo había conocido.

 

°°°° Hace catorce meses °°°°

 

Caminé por el pasillo sin apartar mi vista de los tantos cd que se encontraban ante mí, la tienda en la que me encontraba estaba muy cerca de la universidad, no tenía nada que hacer así que había decidido darme una vuelta por ella, quizás encontraría algo interesante.

 

Y entonces lo vi, reconocí la portada enseguida, antes de pensarlo dos veces alargué la mano para tomarlo y justo cuando lo hice otra mano lo tomó también, entonces desvié mi mirada al dueño de la mano.

 

Junto a mí había un chico de ojos verdes y cabellos castaños que me miraba fijamente, estudiándome como yo lo hacía con él.

 

Jalé un poco el compacto pero tan pronto sintió la fuerza de mi acción, él también hizo un poco de fuerza para retenerlo, entendí que ninguno de los dos cedería y al parecer era la única copia que había.

 

-Disculpa- dije tratando de sonar amable, aunque no estoy seguro de haberlo conseguido- pero voy a llevarme este disco.

 

-Qué casualidad, yo también- declaró y lo miré sin creer lo que acaba de escuchar.

 

-No creo que quieras ése- al instante comencé a jalar un poco más la caja entre mis manos y él también lo hizo, así que entre nosotros la tensión se hizo presente, ninguno despegó la vista del otro y de no ser por el hecho del leve movimiento de nuestras manos cualquiera diría que solo sosteníamos la caja y no que en realidad peleábamos por ella.

 

-Sí lo quiero- dijo aumentando un poco la fuerza, y cuando sentí que el disco se me escapaba reaccioné y yo también aumenté la fuerza, sin querer el movimiento había sido muy brusco y el compacto había salido volando unos metros detrás de mí. E incluso golpeó al que era el gerente del lugar, quien enojado por el golpe nos había pedido “amablemente” que abandonáramos el establecimiento.

 

Al final los dos nos fuimos sin el disco y culpando al otro por ello.

 

-”Maldito mocoso”- pensé camino a casa, tras haber perdido la oportunidad de comprar ese disco.

 

Al día siguiente, había tenido que realizar un trabajo en la biblioteca y ¡oh sorpresa! ¿A quién me encuentro? Sí, al mismísimo chico del día anterior.

 

Aún molesto por lo del día anterior decidí que lo mejor sería ignorarlo, tomé el libro que necesitaba y justo me iba a dar vuelta cuando choqué con alguien y ambos caímos al suelo.

 

-¡Sergio!- escuché una voz detrás de mí, me giré un poco cuando sentí que se nos acercó y por la cara que puso el castaño, él también me había reconocido al instante.

 

Paso junto a mí ignorándome olímpicamente, para ayudar a su amigo.

 

-Lo lamento- dijo el chico con el que había chocado algo apenado mientras el otro recogía sus cosas del suelo.

 

-No te preocupes- atiné a decir mientras buscaba el libro que había soltado al caer, tan pronto lo identifiqué en las manos del castaño, se lo arrebaté.

 

-Oye- me dijo molesto por mi reacción,-¿qué te pasa imbécil?- a su lado su amigo lo miró sorprendido.

 

-Lo mismo quiero saber ojos de sapo- respondí e inmediatamente la indignación se hizo presente en el rostro del castaño.

 

-¿Cómo me llamaste?, cara de rata- ahora fue mi turno de estar indignado ¿cómo se atrevía ese...ese...?

 

-Sam- lo llamó su amigo tomándolo del brazo probablemente para tratar de calmarlo.

 

-¿Cómo?- no pude reprimir una carcajada-¿tienes nombre de perro?

 

-Mejor tener sólo el nombre y no ser uno- si su amigo no lo hubiera arrastrado fuera de allí estoy seguro de que nos hubiéramos agarrado a golpes.

 

A partir de ese momento cada vez que nos veíamos intercambiábamos insultos, hasta que un día nos vimos obligados a estar juntos durante diez minutos.

 

Ese día el sistema en la biblioteca había fallado así que tenía que esperar que lo arreglaran para poder sacar el libro que necesitaba, aunque para mi mala suerte, la persona frente a mí no era otra que Sam.

 

Aún así no podía darme el lujo de dejar el libro, así que me dispuse a esperar junto a él tiempo que fuera necesario.

 

Estuvimos al menos cinco minutos en silencio, un silencio más que incómodo, creo que de haber tenido un objeto filoso hubiéramos podido cortar la tensión que se sentía entre nosotros.

 

Por mucho que me cayera mal esa clase de silencio me parecía realmente desesperante.

 

-¿Hace cuanto que están así?- pregunté mirando como las encargadas de la biblioteca se peleaban con las computadoras.

 

-Como diez minutos- me respondió, al parecer a él también le incomodaba el silencio- y creo que va para largo, estoy considerando irme.

 

-Ojalá yo pudiera- suspiré- pero necesito este libro.

 

-¿Qué estudias?- me preguntó sinceramente interesado al tiempo que se giraba para verme.

 

-Fotografía ¿y tú?

 

-Relaciones internacionales- respondió y yo no pude evitar soltar una leve risa.

 

-Pues, no eres muy diplomático- declaré pensando quiza se enojaría conmigo pero para mi sorpresa él también se rió.

 

-Es que tú sacaste lo peor mí- iba a responderle cuando nos avisaron que el sistema se había arreglado, así cada quien sacó lo que necesitaba y salimos de la biblioteca.

 

-Bueno un gusto hablar contigo sin gritarnos- me dijo.

 

-O insultarnos- agregué con una sonrisa- por cierto me llamo Oliver- dije, consciente de que yo sabía su nombre y él desconocía el mío.

 

-Samuel o Sam como prefieras- me dijo y ambos nos despedimos, no había dado ni dos pasos cuando me giré.

 

-¡Sam!- lo llamé y él se detuvo para girarse también- ¿quieres ir cenar?- pregunté antes de saber que estaba haciendo. Él sólo me miró unos instantes- entenderé si no...-

 

-Sí, me encantaría- me interrumpió con una sonrisa.

 

°°°°°°°°°°

 

Creo que fue en ese momento que me enamore de él.

 

------Rodrigo-----

 

A pesar de estar todo el día ocupado en el trabajo, no podía sacarme de la cabeza a Sergio y la manera en la que se había despedido la noche anterior, algo seguía sin estar bien pero no podía dar con que era.

 

En la mañana le había mandado un mensaje a su celular pero no me había respondido, incluso le había marcado y tampoco me había respondido.

 

¿Qué era lo que pasaba?

 

Quizá yo estaba paranoico o estaba viendo cosas donde no las había.

 

----------Sergio-----------

 

-Maldición- dije cuando noté que me faltaba uno de mis cuadernos. Traté de recordar donde podría estar, y la respuesta me cayó como un balde de agua fría.

 

De seguro lo había olvidado en el departamento de Rodrigo

Bueno poco me había durado el gusto de no verlo cuando mucho veinticuatro horas, así que sin ánimos me encaminé al departamento de Rodrigo si no fuera porque en verdad necesitaba esos apuntes...

 

No tardé mucho en encontrarme frente a su puerta, al mal tiempo mejor darle prisa así que llamé a la puerta y nos instantes después Rodrigo me abrió.

 

Estaba vestido con unos pantalones grises que le quedaban un poco sueltos, y se encontraba descalzo, la camisa beige que vestía tenía desabrochados los primeros tres botones y estaba usando sus lentes, que enmarcaban perfectamente las bellas facciones de su rostro.

 

Por un instante no me sentí tan mal de haber sido rechazado.

 

-Sergio- me dijo a modo de saludo haciéndose a un lado para dejarme pasar.
 

 

-Hola- lo saludé sin poder, ni querer evitar que mi voz sonara fría- olvidé un cuaderno y vine por él- expliqué mientras buscaba la maldita libreta para poder salir corriendo lo más pronto posible.

 

-¿Qué te sucede?- Me preguntó mientras se cruzaba de brazos mirando como yo buscaba como loco la libreta por toda la sala.

 

-”Tú me sucedes”- pensé- nada- dijo mi boca.

 

-Entonces... ¿por qué me evitas?- preguntó.

 

-No lo hago- dije evasivo, mientras movía los cojines que adornaban uno de los sillones, entonces noté varios papeles en la mesa y una taza de café a la mitad, había interrumpido su trabajo.

 

-Claro, es normal que no me respondas ni los mensajes, ni las llamadas, así como que estés evitando mi mirada- señaló, a veces olvidaba que él me conocía bastante bien, incluso más que mis propios amigos.-Sergio déjate de niñerías y dime qué te pasa.

 

Esas fueron las palabras mágicas, podía decirme lo que quisiera pero odiaba que me acusara de inmaduro.

 

Lo encaré mirándolo furiosamente.

-Nada, no pasó nada Rodrigo- dije molesto, casi gritando- ese es el problema, además solo somos amigos- en ese momento encontré mi cuaderno y sin decir nada más lo tomé y salí del departamento dando un portazo sin darle a Rodrigo oportunidad de decir algo, si es que había comprendido lo que le había dicho.

 

Cuando salí del edificio no pude evitar derramar unas lágrimas, ahora si me sentía como un idiota, necesitaba hablar con alguien. Necesitaba un consejo o algo. Y sin pensarlo dos veces me lancé a un teléfono público que había cerca de ese lugar.

 

----------Rodrigo---------

 

El portazo que dio Sergio al salir me hizo reaccionar, y aún así no entendía del todo lo que había querido decir.

 

“Sólo amigos”

 

Yo mejor que nadie sabía lo dolorosas que podían resultar esas palabras, y antes de darme cuenta ya estaba saliendo detrás de mi Sergio. Consciente de que quizás ya no lo encontraría.

 

Salí a la calle mirando en todas direcciones, saqué mi celular y marqué el número de Sergio esperando que me respondiera, mientras esperaba a que me contestara la llamada no pude evitar pensar que explicación darle.

 

No era que no quisiera, si no que no podía... quererlo...

 

Y entonces caí en cuenta de lo que estaba haciendo, hace años me había jurado a mí mismo no enamorarme de nadie, jamás, ¿y ahora que estaba haciendo?

 

No era idiota, sabía porque había corrido detrás de él, porque sentía que debía darle una explicación, y eso iba en contra de mi juramento.

 

Cancelé la llamada cuando el timbre sonó por tercera vez, no podía explicarle a Sergio la razón, eso sería desnudar completamente mi alma ante él y no podía hacerlo, ni con él, ni con nadie.

 

Me había costado mucho construir ese muro para derribarlo ahora.

 

Convencido que lo mejor sería dejar las cosas como estaban regresé a mi departamento con la intención de regresar al trabajo. No quería pensar en nada.

 

------Efraín------

 

Desperté, cerca de la una de la tarde con la cabeza algo adolorida y la ligera sensación de que la declaración había sido un simple sueño.

 

Pero no era así, ¿verdad?

 

O ese quería creer, bueno igual no importaba mucho dudaba que Martín recordara algo de lo que me había dicho y yo no planeaba decirle que lo había besado, bueno prácticamente se lo había robado. Ya que él estaba inconsciente.

Lo mejor sería seguir actuando con normalidad, eso era lo mejor.

 

Me levanté y una lucecita desde mi buró me advirtió que tenía un mensaje nuevo en mi celular, con pereza me acerqué a él y lo leí.

 

Era de Martín, diciéndome que su papá se había dado cuenta de su “cruda realidad” y había pasado cuarenta minutos regañándolo antes de irse a dormir.

 

Me reí ante el mensaje, tal como supuse Martín no recordaba nada.

 

-”Que desilusión”- pensé.

 

¿Qué rayos había sido eso?

 

Aún debía estar adormilado, lo mejor sería ducharme para despertar por completo.

Notas finales: dejen reviews!!!!!!!!!!!! y diganme su opinion!!!! jejeje y grasias por leer.

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