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Amarte duele por Nabichan Saotome

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Amarte duele

¿Quieres saber cómo te amo? Loca, desesperadamente y en secreto.

Por: Nabichan Saotome

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Capítulo 6. Un día difícil

El viento corría en la ciudad de Tomoeda en aquella mañana somnolienta de otoño; entonando una ligera canción matutina entre los melancólicos árboles, cuyas hojas se perdían al contacto con el tiempo.



Syaoran había despertado minutos antes, con el sol acariciando su rostro trigueño de forma cálida, reconfortante; le había costado un gran trabajo separarse de aquella suave cama, realmente estaba muy cómodo. Pero era hora de levantarse. Se había vuelto a acostar tres veces, se había enterrado entre las sábanas, había jugado con las hermosas y brillantes plumas que salían de aquella almohada sobre la que reposaba su alborotado cabello color castaño; había atrapado unas cuantas, dejando que su vuelo terminara nuevamente en la cama. Y dejó que la mente vagara mientras que su mirada se perdía en aquél techo blanco, un pequeño suspiro inundó el cuarto y su eco creció hasta desaparecer en el abismo del silencio... el día anterior había sido simplemente difícil.



Lo de menos era haberle confesado sus sentimientos a Sakura, eso era hasta cierta medida soportable. Había ocurrido algo inusual, algo que jamás se hubiera esperado. No solamente formó una relación de amistad con Eriol, al grado de contarse secretos y anhelos... para nada. Su amistad había llegado demasiado lejos, habían descubierto demasiadas cosas del otro. Habían llegado al límite y lo habían destruido...se habían besado.



Despertó a altas horas de la madrugada, por un sueño extraño, bajó las largas escaleras al percatarse de un ruido proveniente de la sala, encontrándose a Eriol...ahí, en ese sofá había ocurrido gran parte de lo sucedido. Una y otra vez sus labios se unieron, las caricias no se hicieron esperar.



Hiragizawa había mencionado que debían olvidar todo, por el bien de ambos. Y nuevamente habían terminado en aquella alfombra, disfrutando del aroma de sus labios.



Syaoran se encontraba en uno de los cuartos de huéspedes, ahí mismo, antes de entrar esa misma madrugada, habían despedido con un último beso su pequeña aventura, jurándose que no debía volver a ocurrir. Aunque... no estaban muy seguros de ello.



Lee salió de la habitación, para prepararse e ir a la escuela, en ese momento preciso salió Eriol, encontrándose a mitad del camino.



-Ho...hola-



-Hola- sus miradas se fijaron entre sí después de varios segundos de evitar contacto visual. Lentamente pudieron ver la misma cara de preocupación en el otro. Tras mucho pensarlo, Eriol rompió el silencio. -Será mejor que nos apuremos, a menos que quieras que faltemos a clases nuevamente-

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El desayuno, el cual por cierto estuvo compuesto de cereal, jugo de naranja, huevos y demás; transcurrió entre el molesto silencio que hicieron que cada momento se volviera eterno. Syaoran lucía un uniforme de los tantos de Eriol, que le venía a la perfección por el gran parecido entre ambos. El suyo se había ensuciado terriblemente el día anterior.



-¿Cómo dormiste?-



-Mal, realmente me sorprende el haber podido dormir-



-Oh- el silencio reinó nuevamente, Eriol no podía siquiera mirarlo; siquiera mencionarle de lo mal que se sentía después de sus palabras, con las que daba fin a su fugaz romance.

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Sakura despertó al momento que las manecillas de su reloj marcaban las 7:04 de la mañana, hubiera querido dormir un poco más, pero con aquellos pensamientos sobre su cabeza, simplemente no podía. El gran guardián Keroberos aún dormía en aquél cajón, esperando que su ama le anunciara la hora de levantarse.



-¡¡Monstruo, ya levántate!!- se oyó la voz de su hermano, que desde las escaleras que daban a la cocina, la llamaba, con tono desvelado; seguramente, por aquella noche de pasión con Yukito, de la que apenas había regresado, y había preparado el desayuno; tras besar por última vez a su amante.



-¡Ya voy!- se levantó de la cama perezosamente tras soltar la pluma de ganso que jugueteaba entre sus dedos, mientras pensaba en una sola persona: Lee Syaoran. Ayer tras la escuela él le había confesado sus sentimientos, realmente le había dicho que la amaba y no era una simple mala broma de su imaginación; sin saber porqué, lo había rechazado. A pesar de saber a plenitud que lo amaba, más que nada en ese mundo, más de lo que se podría expresar con palabras. Simplemente tenía miedo a perder a un amigo, y la verdad, es que todavía no estaba segura de querer hacerlo. Lo amaba, era totalmente cierto, pero; también lo quería, como amigo, como amante; como fuera, no podía darse el lujo de perder a alguien como él. Aunque después de sus palabras, dudaba volverlo a ver. Sakura tomó una muda de aquél ropero, y en el momento en que se colocaba una blusa color blanco que formaba parte de su uniforme escolar, gritó. -¡Yo no soy un monstruo!- Ni siquiera se había dado cuenta de cuando su hermano Touya la había llamado de esa forma.

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La noche anterior, Touya había salido de su casa en compañía de Yukito con el pretexto de irlo a dejar hasta a su casa, por la hora tan avanzada en que se despidieron, Fujitaka ofreció llevarlos, recibiendo como respuesta un “No” potente y nervioso por parte de ambos. Definitivamente, querían estar solos. Sin embargo, Touya se percató sobre su extraña actitud hacia ellos, definitivamente sospechaba algo sobre su relación con Yukito, ¿Y si ya lo sabía?, ¿Y si en un descuido los vio besarse a mitad del pasillo cuando se despedían, o en la cocina? Eso sería aún peor. Entre más pronto lo supiera, mejor se sentiría, tendría más libertad para demostrar su amor por Yukito y al fin, y al cabo, dejarían de esconderse. Sakura bajó al comedor con gran ánimo, disimulando lo más posible su poca alegría.

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Llegaron a la escuela, saludando a sus conocidos con una expresión de alegría sumamente falsa pero convincente. Syaoran se mordió el labio inferior cuando ambos se fijaron en una pareja que se besaba en el pasillo, se voltearon a ver asustados; por momentos pensaron que podían hablar de lo sucedido en aquella madrugada, pero no....todavía no podían enfrentarse a la realidad. Entraron a su salón cinco minutos antes de que la campana de inicio de clases sonara.



A Syaoran le dio un vuelco el corazón al fijar su mirada al lado del salón donde se sentaban, ahí estaba Sakura, platicando lúgubremente seguramente de él y de lo sucedido el día anterior; se detuvo secamente, halando a Eriol, que seguía caminando, por primera vez en más de media hora le dirigió la palabra.



-Por favor...- Eriol comprendió al instante lo que quería decir, así que sonrió con sinceridad feliz de que se atreviera a hablarle a pesar de lo sucedido. Se dirigió a Takashi y a Chiharu tras dedicarle una hermosa sonrisa que hizo sonrojar a Syaoran. Dicho lo que había planeado ambos asintieron tomando sus mochilas y llevándolas a los lugares que anteriormente Lee y Hiragizawa ocupaban, dejando sus sitios a la voluntad de ambos. Cuando Eriol regresó a Syaoran con una sonrisa de satisfacción, aún ese color sonrosado se hallaba en sus mejillas. -Gracias- se sentaron tranquilamente, Hiragizawa tras Lee momentos después de que el profesor Terada entrara al salón junto con el sonido estridente del timbre de inicio de clases.



-Syaoran....- Sakura susurró su nombre desde el otro extremo del salón, mientras lo veía fijamente; Tomoyo la observaba preocupada, jamás había visto a su amiga tan deprimida.

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Sin embargo, Syaoran y Eriol no volvieron a hablarse.



Era la última clase, en los laboratorios de química. En una mesa, se encontraban Syaoran, Eriol, Chiharu y Takashi que platicaban de ciertas banalidades. En otro escritorio, totalmente alejado; a la izquierda en el fondo se hallaban Tomoyo, Sakura, Rika y Naoko. Sakura tenía la mirada fija en Syaoran, la había evitado por todos los medios posibles. Eriol estaba sentado a la izquierda de Lee, volteó a la mesa contraria susurrándole muy cerca del oído en tono divertido.



-Te está mirando- Lee volteó a verla, inconscientemente. Regresó su mirada a su cuaderno vacío al percatarse de que era cierto.



-Ya lo sé, Eriol, es la tercera vez que me lo dices. ¿Te gusta atormentarme?-



-No, lo siento-



-Chicos... el profesor nos ha pedido que formemos equipo con el compañero más cercano- Chiharu y Takashi ya se hallaban realizando su experimento. Syaoran y Eriol se miraron, Lee con una mirada furiosa. Hiragizawa había aprovechado cualquier oportunidad para recordarle su condición, por obvias razones, terminaron trabajando juntos.



-Gracias Chiharu- Realizaron las actividades de forma correcta, intentando no cruzar ni una palabra, principalmente de parte de Syaoran que seguía demasiado molesto.

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La clase terminó como siempre, con alguno que otro inconveniente, como que tendrían tarea para el fin de semana o que se avecinaban los exámenes parciales, además de cierto regaño que sufrieron por sus faltas. Sonó la estridente campana de fin de clases, lo que trajo un gran barullo y descanso por parte de todos los alumnos que guardaron su material en las mochilas y se pusieron de pie despidiéndose del profesor, que para sorpresa de todos fue uno de los primeros en salir.



Lee no pensaba esperar a Hiragizawa para despedirse o ir a su casa, tomó su mochila furiosamente y siguió al grupo de alumnos que salían intentando librarse de aquella presión lo más pronto posible. Eriol formó una mueca extraña, soltó su mochila y de un solo esfuerzo tomó el brazo de Syaoran, virándolo hacia él y pronunciando muy levemente y en tono melancólico.



-Vamos al parque-



-No- Lee desvió la mirada de aquellos ojos grises, con los nervios de punta y el corazón acelerado rechazando su proposición, intentando no mirarlo, pues con una sola mirada suya...cambiaría de opinión.



-Pero...-



-Tenías razón, lo que hicimos no debió ser...olvídalo, es mejor para ambos. Adiós- En tanto, los corredores fueron vaciándose, el alumnado salió completamente del salón, y Syaoran lo miró por última vez antes de despedirse y salir apresuradamente del lugar...



-¡Pero....! ¡¡Syaoran!!- Ni siquiera fue detrás de él...seguramente sería peor. Se recargó en la pared tras gritar su nombre, dejando que una triste lágrima solitaria se escapara de su hermosa mirada y se deslizó hasta el suelo, completamente solo.

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Sakura lo esperaba a la salida de la escuela, con las manos entrelazadas, intentando tranquilizarse, tenía que hacer algo y pronto. Se lo confesaría, le diría que lo amaba y que lo del día anterior había sido una tontería, que no era lo que ella quería decir en realidad, simplemente estaba confundida. Lo vio salir corriendo y acercarse a la reja, sus ojos se abrieron al máximo, estaba decidida, tenía que hacerlo. Pero sus piernas no le respondieron al corazón, sino a la cabeza, que insistía que estaba mal. Salió corriendo, alejándose de la escuela justo en el momento en que Lee pasó de largo intentando no pensar en nada.

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Los ojos de Sakura eran minutos antes de un brillo verde intenso, pero la noticia que recibía le acribillaba la mente como si fueran cuchillas las palabras que surgían de los labios de su padre, su hermano y Yukito. Definitivamente eso era algo que no se esperaba instantes después de servir la comida de forma cabizbaja, desganada por pasar un día más sin su amado Syaoran; inusitado, tal vez demasiado obvio.



-Sakura- su mente daba vueltas, pensando como pudo no haberse dado cuenta de su realidad, era tan lógico, tan notable. Touya y Yukito eran... eran una pareja. -Sakura- Touya la tomó de los hombros intentando hacerla entrar en razón, había roto un plato al enterarse, el cual se hallaba en el suelo hecho cientos de pedazos, su hermana vio los fuertes brazos que la asían y se alejó con lentitud, subiendo las escaleras después con rapidez, tras susurrar dos palabras con el rostro casi furioso.



-Qué asco-

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Definitivamente no sabía porqué había reaccionado de esa forma, no era su estilo y por supuesto que no era lo que ella sentía, al contrario.



“Yukito y yo tenemos algo que decirles”



Había sido absurdamente prejuiciosa. Sí, era cierto; Touya y Yukito eran una pareja ¿Y?



Diez minutos después, de haber subido las escaleras, bajó, inundada en lágrimas lanzándose al regazo de su hermano, sin palabras, él comprendió que estaba arrepentida de aquella reacción tan repentina.



-No te preocupes monstruo, si hubieras hecho lo contrario me habría asustado-



-Yo...no soy un monstruo- dijo mientras se separaba de él y le dedicaba una sonrisa aún con los ojos nublados, viró hacia su querido Yukito y lo abrazó también a él.

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Syaoran daba vueltas por todo el cuarto, intentando soportar la tentación de hacerlo. Sus pies se posaban innumerables veces sobre aquella alfombra color vino mientras que miraba como el día se iba a través del cielo, dentro de tres horas oscurecería por completo. Miró el teléfono sobre su buró, debía contenerse. Se tiró a la cama y se cubrió la cabeza con aquella almohada de plumas de ganso como si escuchara algo que nadie escuchaba, algo que acribillaba su mente, que lo atraía al punto máximo; tenía que hacerlo, no podía estar ni un segundo más así.



Soportando el aire sin su aliento, el viento sin su voz, era como no respirar, como no escuchar. No ver sus ojos, era como si de pronto su luz se hubiera extinguido, lo necesitaba, necesitaba tenerlo cerca, sentirlo. Aunque eso significara pisotear su orgullo.



Con la mano temblando, tomó el teléfono inalámbrico y marcó aquél número, estaba hecho. Esperó que contestara, pero no fue así. Dos minutos más, definitivamente, no se encontraba en casa. Tomó una chaqueta índigo y se la colocó, asiendo después una mochila verde donde había colocado unas cuantas pertenencias y salió de su cuarto con el corazón latiendo intensamente a cada instante.



Bajó las escaleras, encontrándose con Wei que descansaba en el sillón tomando un té negro.



-Wei, regreso al rato, voy a ver a Eriol- se colocó la mochila en el hombro derecho, mientras que tomaba una manzana de una cesta sobre la mesa.



-Joven Syaoran, se me olvidó mencionarle que Sakura llamó anoche, parecía preocupada- viró a verlo, extrañado de la llamada de Sakura, pensando que ella le preguntaría si podían seguir siendo amigos, por momentos tuvo la esperanza, que su inconsciente desechó al instante, de que estaba arrepentida.



-¿Sakura?...qué raro, si vuelve a llamar le dices que...no, no le digas nada. No me tardo- se apresuró a salir, quizá Eriol no quería contestar el teléfono.



El viento corría con fuerza, arrasando las últimas hojas de los árboles, muy pronto sería invierno. Guardó la manzana en la bolsa exterior de aquella mochila mientras se encaminaba a la mansión Hiragizawa, no podía evitarlo, quería verlo.

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Alzó la mirada, recorriendo el parque con aquellos ojos color avellana intentando localizarlo, y lo encontró en uno de los columpios. Se acercó lentamente hacia él, después de haber ido a su casa, y al centro, por fin lo encontraba.



Su hermoso cabello azulado ondulaba con el viento de otoño mientras que aquella intensa mirada grisácea miraba hacia la nada, en el piso de cemento sobre el que se columpiaba lentamente, inmerso en sus pensamientos.



-Hola- Eriol no contestó, simplemente siguió balanceándose, sin siquiera mirarlo. Lo que tomó Lee como una iniciativa -Eres muy difícil de encontrar, ¿lo sabes?- Se paró justo delante de él, mirándolo extrañamente. -Llevo una hora buscándote por la ciudad... aunque debí suponer que estarías aquí- el silencio inundó el ambiente por breves minutos hasta que Syaoran detuvo el paso del columpio, halando de las cadenas a una distancia considerable.



-¿Qué te hace pensar que tenía que estar precisamente aquí?-



-Aquí estuvimos ayer, precisamente me senté en éste columpio en el que te encuentras, en aquél árbol te enteraste de un secreto...a una cuadra de aquí, llegaste con una sombrilla después de abandonarme a mi suerte. Me cubriste de la lluvia, me llevaste a tu casa. Ayer éste parque nos vio creando y destruyendo...además, hace rato me invitaste a venir aquí. Era muy obvio, pero también fui a buscarte a tu casa- Syaoran se sentó en el columpio de al lado balanceándose con lentitud, mientras que no dejaba de verlo.



El sol empezaba a bajar con lentitud, todavía quedaba una hora de luz en el momento en que un teléfono fue colgado tras una breve conversación.



-Buenas noches- Sakura suspiró, había rechazado a Syaoran, no había puesto atención a sus clases por lo que tenía tarea extra; se había enterado que Touya y Yukito eran una pareja, había peleado con Kero y Wei finalmente no le había dicho con quién se encontraba su amado Lee, definitivamente....aquél no era su día.

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FIN DEL CAPÍTULO 6

CONTINUARÁ...

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