Cuando abro los ojos me veo metido en una cama, vestido solo con una playera que solo me cubre lo necesario, aún me siento desanimado… si ese chico me ha hecho algo me tiene sin cuidado… me levanto y busco mis cosas…
Al salir de la habitación lo primero que veo es a Benoît dejando unos vasos con leche en la mesa junto con unos platos ya servidos.
-Buenos días-me saluda entregándome un vaso con jugo de naranja-Veo que dormiste bien, anoche caíste dormido mientras caminábamos… así que te traje cargando, no me pareció que dormirías cómodo con los jeans así que mejor te puse una de mis playeras-me explica mientras unta mantequilla en unas rebanadas de pan tostado.
-Oh… gracias… perdón por las molestias-digo antes de beberme el jugo, el cual esta delicioso… ¿Cuándo fue la última vez que tomé jugo fresco? Ah… si… ya recuerdo… hace diez años… junto con Sáfir…-Naranja…
-¿Eh? ¿Has dicho algo?-escucho me pregunta con extrañeza.
-Sólo… dije naranja… era jugo de naranja natural-digo sin mucho esfuerzo mirando el desayuno… el cual es bastante fresco y natural.
-Ah eso, es que tenemos árboles frutales y un huerto… a mi mamá le gusta desayunar fruta fresca con un poco de miel-me dice señalando un plato así… es en ese momento que me doy cuenta, en la mesa había seis lugares puestos-Mis padres y hermanos no tardan en bajar-añade, yo alzo la vista y miro la casa con detenimientos, el cuarto del cual salí estaba en la planta baja… habían unas escaleras para un primer piso y tal vez para un segundo piso.
-Perdón… me senté sin siquiera fijarme…-me disculpo sintiéndome torpe-Creo… que será mejor que me vaya… seguro has de tener cosas que hacer… y yo no quiero molestarte más… gracias por el jugo estuvo refrescante-me disculpo a prisa antes de dirigirme a lo que creo es la salida de la casa.
Cuando abro la puerta me encuentro de frente con un armario, las mejillas se me ponen rojas y oigo una risita de Benoît ante mi fallo. Estaba por intentar otra puerta cuando mi celular comienza a sonar… pensé que sería mi madre llamándome al no verme al llegar del trabajo; al ver la pantalla la foto y numero de Allen aparecieron…
El nudo en la garganta ha vuelto a aparecer… no quiero hablar con ese traidor así que le corto la llamada, nada más no puedo apagar el celular por si mi madre llama…
Tiemblo ligeramente al recordar como vi a mi Allen con el tipo ese, no me di cuenta en qué momento el pelirrojo se me acercó y me tomo por los hombros, esto me casusa que el sentimiento de tristeza me vuelva a invadir.
-No… por favor no…-musito pues no quiero ponerme a llorar de nuevo, no comprendo porque el contacto de Benoît me hace estragos… pero él simplemente me ignora… me gira y me abraza… haciendo que me recargue en su pecho mientras sus brazos me rodean… me protegen.
Las lágrimas acuden de nuevo… no las puedo controlar y comienzo a llorar de nuevo, más sentidamente que el día anterior, refugiándome en esos brazos, dejando me consuele. Aunque… ¿Cómo es posible que me sienta tan bien con un completo desconocido?
Al poco escucho que alguien baja por las escaleras, apenado me limpio las lágrimas… la familia del pelirrojo ha bajado… padre, madre y dos hermanos menores… un niño y una niña; los saludo cortésmente mientras Benoît hace las presentaciones. Contrario a lo que predije su familia me sonrió… su madre me abrazo para darme la bienvenida a su casa.
El desayuno pasa tranquilamente, la charla es amena, me siento a gusto… tranquilo…
Pero esa tranquilidad sé que no es eterna, se quebrará en cuanto vea a Allen en la escuela… cuando vea a Kurai… a ese par de descarados; aun así… no quiero echar a perder este momento… así que solo me dedico a disfrutar.
En la plática el padre me ha preguntado a que escuela asistía… así pues fue como me dio indicaciones para poder llegar a un lugar conocido; pero no fui solo, durante todo el trayecto el pelirrojo me acompañó.
-Adiós, espero verte pronto-me sonríe y agita la mano despidiéndose.
¿Verme pronto? ¿Acaso está de broma? ¿Por qué querría verme de nuevo? Yo sólo fui un gatito perdido al cual ayudo… no soy nadie con importancia como para que quiera verme de nuevo…
Voy camino a casa, cuando llego veo que mi madre aun no está… con razón nunca llamó… no había llegado; aun sin ánimos me retiro a mi recamara y me encierro, metiéndome bajo las sábanas después de poner nuestra música favorita.
Ah… aun digo nuestra pese a que ya no está… Sáfir murió hace cuatro años… enfermó misteriosamente, ningún médico supo que tenía… algunos creyeron que era problemas de la sangre, otros que era cáncer, otros que era lupus… dieron un sin fin de diagnósticos y todos equivocados… hasta que el cuerpo de mi hermano no resistió y murió…
Murió a mi lado… pues al no saber cómo curaron lo dejaron volver a casa… Sáfir murió en mis brazos… de noche… con una hermosa luna llena mirándonos… no llamé a mi madre… me quedé así… con el cuerpo de mi hermano junto al mío… cubriéndolo con las cobijas… llorando en silencio…
Siempre me acuerdo de él cuando me siento mal… y por supuesto esta no iba a ser la excepción, pues si él estuviera vivo no me sentiría tan devastado… ni solo; él siempre cuidó de mí… y ahora no está aquí…
El día siguiente lamentablemente llega y sin ánimos voy a pie a la escuela, sólo espero que mi bicicleta aun este ahí… sonrío un poco al verla aun atada… al menos algo bueno entes de lo que tendría que enfrentar al entrar al salón.
Con descaro Allen se acerca a mí para besarme como todos los días, esta vez lo aparto con determinación, no pienso hacerme el tonto, no voy a dejar que se burlen de mí… veo como me mira con expresión interrogante, se nota que no comprende que le eh descubierto.
-¿Qué pasa? ¿No te sientes bien? ¿Por qué me has apartado?-pregunta con cara de ingenuidad, eso me hace rabiar… ¿Cómo es posible que sea tan sínico?
-Pasa que hasta aquí llegamos-le digo con sequedad-Tú y yo ya no somos nada
Está atónito, no puede decir ni una sola palabra, me mira con extrañeza, no comprende que es lo que pasa
-¿Ya no somos nada? ¿Por qué?-se atreve a preguntar, es pero de lo que creía…
-Porque me has engañado, me has sido infiel… te vi Allen, no trates de negarlo, te vi besándote por Kurai-digo controlando mi voz, tratando de que no se quiebre… de ser fuerte… por mi propio bien.
Aun así trata de negarlo, de darme una explicación coherente de por qué no regresó al salón, por qué estaba a solas con Kurai; todas son tontas.
No quiero seguir escuchando sus mentiras… ya no quiero seguir sintiendo este dolor… tomo mi portafolio y salgo del salón, no estoy de ánimo para tomar clases y menos al lado del gran mentiroso.