Capitulo 2: ¡No me llames así!
Llamaron a la puerta
–pasa.
–¿Fye tienes un momento?
–¿Qué quieres Kurogane?
–voy a hacerte dos preguntas y quiero que me respondas con sinceridad.
–adelante
–la primera: ¿Por qué tu amigo me mira como si fuera un bicho asqueroso que deseara aplastar?
–eso pregúntaselo a Wolf en persona. No soy responsable de la clase de opinión que tenga el sobre ti.
–no se por que dudo de eso…
–piensa lo que quieras.
–de acuerdo… y…¿hasta cuando vas a seguir enfadado conmigo?
–no estoy enfadado, Kurogane, es solo tu imaginación
–si, claro….y por eso me llamas por mi nombre, otra vez.
–cualquiera diría que te molesta
–y me molesta. Me acostumbré tanto a que me llames por toda clase de apodos extraños existentes, que ahora resulta demasiado extraño oírte llamándome por mi nombre completo.
–perdone su excelencia si lo he ofendido (tono irónico)
–¿!LO VES!?¿ves como si que estas enojado? Si ni siquiera pareces tu mismo. –la paciencia del ninja se estaba agotando, estaba allí, de pie, en medio de la habitación del mago, dándose cuenta de que, lo que iba a ser al principio, una conversación tranquila, se acabó convirtiendo en una discusión, como siempre. NO, no era como siempre. Esta vez había algo diferente, algo había cambiado entre ellos desde que aquella vez, después de beber de su sangre, Fye lo abrazara y le susurrara aquellas dos palabras al oído.
–no grites tanto, que no estas en tu casa. Y vete de una vez, esta charla no nos llevará a ninguna parte. Además, quiero cambiarme e ir a dormir.
–Tsk!
–buenas noches, Kurogane
–¡te he dicho que NO me llames así!
–después de tanto tiempo repitiéndome lo contrario…. A ver si te decides de una vez.
Allí ya se estaba pasando de la ralla, ¿Quién se cree que es ese rubio engreído y farsante? Primero le dice “aquello”, y después lo hecha como a un estorbo…Seria mejor dejarlo, para no poner las cosas peor de lo que ya estaban, así que lo único que dijo antes de cerrar la puerta fue:
–Habla por ti, no hay quien te entienda, ni siquiera tu mismo.
–Kurogane idiota…–masculló el mago por lo bajo. Vigilando que el otro no lo oyera, y esbozó una tierna y satisfecha sonrisa en cuanto de cerró la puerta.
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–Y así fue como la gran Anissina ganó el concurso de comer pasteles en forma de sujetadores y bóxers de la villa del lejano oeste.
– ¡Siiii! Anissima es genial!
– ¿Qué tiene eso de genial? Greta, realmente te gustan mucho esos cuentos, pero no creo que sean apropiados para una niña de tu edad…
–ah! No te preocupes, Wolf-oka-chan. Si ese cuento es bastante ligerito, mis favoritos son las historias de yaoi picante y de monstruos de los abismos demoniacos.
– ¿¡y me dices que no me preocupe?! Anda, ve a cuarto de Yuuri a dormir, hoy ha sido un día muy duro. Debes de estar cansada.“Ya hablaré yo con Anissina mañana sobre la manera de la que educa a mi hija”.
– ¿Y tú?
–¿…?
– ¿no vas a dormir al cuarto de papá?
¿Qué pudo decir Wolfram al ver tanta tristeza y preocupación en los ojos de su hija adoptiva? No pudo sino susurrar un “No, ve tu sola” Y darle un beso en la mejilla.
Después de todo lo había decidido, no se arrastraría nunca mas delante del maou. Nunca más volvería a sufrir tal humillación. Pasaría olímpicamente de Yuuri, pero quería que este se arrepintiera de lo que hizo, quería que supiera todo el dolor que le causó. Y conociendo al pelinegro, hacerle sentirse culpable por algo era muy fácil. Solo debía de dejarlo todo en manos de su nuevo aliado.
Hablando del tema, mañana debería de comenzar a trabajar el también. Para cumplir con el trato.
La puerta se volvió a entreabrir:
–otra cosa, oka-san…
–Greta…
–Oka-san, Papá estaba realmente arrepentido por haber discutido contigo…
–“no lo creo” eso no cambia nada. Oye, Greta, ¿Por qué no dejas de llamarme así?
– ¿Cómo? ¿Oka-san? Pero es que como Yuuri es mi papá, tu es como su fueras mi mamá, por eso te llamo así. ¿No te gusta?
–No es eso Greta. Pero por favor… Llámame por mi nombre.
–Pero…
–Es Wolfram. Wolfram Von Bielefeld.
–Wolf-chan… –Los ojitos tristes y suplicantes de la dulce niñita conseguirían fundir el corazón de cualquiera.
–Este bien. Buenas noches pequeña.
–Buenas noches o…Wolf-chan.
Esta vez la puerta, tras cerrarse, no se volvió a abrir. Dejando a un rubio pensativo, sentado encima de la cama. Definitivamente… le costaría volver a acostumbrarse a dormir solo.
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“Mago de pacotilla. ¿Pero quien se cree que es? Y cómo diablos nos consiguió alojamiento en ese castillo, y encima somos tratados como invitados de honor. ¿Y quien es ese criajo malcriado con el que se esta llevando tan bien? “
Suspiró resignado. Habían sido muy frívolos el uno con el otro. Pero las son como son. Es imposible para el amar al vampiro. Fye era su mejor amigo y la persona en la que mas confiaba. Por eso mismo no podía mentirle. Si le hubiera dicho que le correspondía siendo eso incierto, con el tiempo, el dolor que le causaría a su compañero sería muchísimo peor.
No podía obligarse a si mismo a enamorarse, nadie puede hacer algo así. Igual que no se le puede dar órdenes al corazón para que deje de amar, no se le puede ordenar que ame a alguien. Y además; él, Kurogane, ya tenia alguien a quien querer. ¿Qué hubiera hecho en su lugar la princesa Tomoyo?
Flash back de Kurogane
Ya era casi mediodía y todavía no volvía el rubio. Sakura y Shaoran estaban muy preocupados. Y la bola de pelo (Zoel Mokona) prácticamente histérica.
Pero no conseguirían nada quedándose parados sin hacer nada. Lo mejor sería ir a aquella ciudad que se veía a lo lejos, conseguir alojamiento y salir a buscarlo después de curarse las pequeñas heridas que tenían por todo el cuerpo. Además, la princesa estaba demasiado débil. Y el mago-vampiro se sabía cuidar perfectamente solito. Aunque no era su estabilidad física lo que mas le preocupaba a Kurogane. No pudo pegar ojo en toda la noche. Porque si bien, como le dijo al rubio, no sentía lo mismo que el. Después de ver como este salió corriendo y llorando. Temió en como aquella declaración-rechazo pudiera afectar a su amistad.
Tan sumido en sus pensamientos estaba el ninja que acabó estrellándose contra la primera pared que se interpuso en su camino. (N.A. que adorablemente torpe >///o///<)
– ¡será posible! ¿De que hacen esta gente sus casas?–se quejaba mientras de pasaba la mano por la frente enrojecida y intentaba callar al bollo blanco a la vez.
–¡¡¡¡Ja Ja Ja Ja!!!! Kuro-pu Se ha chocado contra una pared!!! Se ha chocado contra una pared!
– ¡Cállate bicho raro! No ves que llamas la atención!
– ¡Se ha estampado! ¡Se ha estampado!
–Mokona, kurogane… calmaos, por favor– Shaoran intentaba, en vano, tranquilizar la situación. ¿Por qué tenían que ser tan escandalosos? La gente de la calle se estaba parando para mirarlos con curiosidad. Sin duda llamaban demasiado la atención. Las ropas que trajeron del país anterior no eran precisamente discretas. Al estilo árabe, muy coloridos y con un montón de volantes y cascabeles. Debían encontrar una posada y algunas prendas para cambiarse inmediatamente. Pero antes de tener la oportunidad de hacer algo…
– ¿Señores, por sus pintas puedo adivinar que no son de aquí?–Un hombre alto y robusto con uniforme militar de color gris se les acercó y los miró con desconfianza.
–Así es. Somos viajeros.
– ¿viajeros? ¿De donde?
–Venimos de un lugar muy lejano. Me temo que no le podemos decir de donde exactamente. –Shaoran se estaba poniendo nervioso. Aquel hombre lo miraba con total desconfianza.
–Debo de avisarlos que estamos en tiempos de Guerra. Por lo tanto es mi deber asegurarme de que no venís de ningún país enemigo y no representáis un peligro para el reino y el maou.
–¿¡BUSCAS PELEA?! –kurogane se puso la mano en la katana.
–¿desafiando con un arma a la autoridad?–El guardia también se puso en posición de ataque, dos rallos eléctricos salieron de los ojos de contrincantes y chocaron provocando una explosión en medio. Delante de los ojos del desesperado Shaoran y la asustada Mokona (Sakura hace tiempo que se desmayó)
–¡¡GREGOR!! ¡¡GREGOR!!–Otro de los hombres de uniforme vino corriendo. Y le metió al primero un trozo de papel en todo el morro.
– ¿Qué haces idiota? ¿No ves que estoy interrogando a sospechosos?
–A ver si te enteras… La guerra ha acabado, estamos en tiempos de paz…Si es que no cambiaras nunca. Y respecto a estos “sospechosos”, Mira eso –le volvió a señalar el papel– Están siendo buscados por toda la zona. Fue una orden de Lord Von Bluerifield. Hay que traerlos al castillo sanos y salvos y atenderles como es debido.
– ¿cómo? ¿Y por que le tenemos que obedecer a este niñato?
–Vigila lo que dices. Una orden es una orden. Y ese “niñato” es el futuro con-rey (N.A. ¿cómo seria reina en masculino si es en matrimonio con el verdadero rey? @_@) Después de todo. Así que hale. Vamos a llevar a esta gente al Pacto de Sangre.
–Disculpen–Shaoran interrumpió la charla de los guardias– ¿pero para que nos buscan?
–Ni idea. Lo sabréis en cuanto lleguéis allí.
–¿Qué dices Kurogane? No perdemos nada. Y además…–dirigió su mirada hacia la muchacha dormida en sus brazos.
– ¡Tsk! Que se le va a hacer. Además, tengo ganas de saber quien nos busca con tantas ansias. Creo que voy a decirle un par de palabras.
–Pasad.
–¿Tu eres el que nos mandó llamar?– El pelinegro miraba con aire de desconfianza a un muchacho rubio sentado detrás de una mesa en medio de un despacho medio a oscuras.
–Se podría decir que si. ¿Dónde están tus compañeros?
–No es de tu Incumbencia. “Tsk! creo que hice bien en dejar a Shaoran y al bollo al lado de la princesa por si acaso.”
–Oye! No tengo ninguna obligación de ayudar a unos simples humanos como vosotros, así que ya puedes estar agradecido.
– ¿Y quien demonios te pidió que nos ayudaras?
–FUI YO.
Kurogane se quedó estático en oír aquella voz tan conocida. Se giró lentamente para encararse con un hombre rubio vestido con una armadura militar azul y un parche del mismo color incrustado con piedras preciosas tapándole media cara. Dejando que se vea un único ojo de un celeste frio que miraba a su oponente con indiferencia.
–F… Fye…
End flash back