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Amor Primero por KBlue

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Cuando ya llevaban un rato abrazados Anthony abrió la boca para hablarle al pequeño que tenía abrazado, a pesar de que le hubiese encantando seguir así más rato.

 

Anthony: Creo que deberíamos irnos, vamos a mi casa, te dejo yo algo de ropa mientras se seca la tuya, que estamos empapados.

Michelangelo: ¿A tu casa?

Anthony: Si quieres si y de paso ya la conoces, ¿o me tienes miedo?

Michelangelo: Noooo, bueno, vale… vamos

Anthony: Ok, vamos

 

Gracias por abrazarme, lo necesitaba de verdad, gracias, pero me da mucha vergüenza que me hayas visto llorar, yo…

 

Anthony: ¿Angelo?

Michelangelo: ¿Eh? Si, si… ya voy

 

No tenían que caminar demasiado, ya que cerca del parque estaba la casa de Anthony, que más que una casa era una mansión enorme.

Los muros exteriores eran altísimos y con protección electrificada para los que intentasen saltarlo con algún tipo de cuerda estaba claro que entrar ahí por la fuerza es difícil, y aun que lo consiguieses entre los perros y las cámaras con sensores de movimiento sería realmente complicado.

 

Una vez abierta la puerta principal, Michelangelo quedó sorprendido y paralizado por el tamaño del recibidor, que era casi tan grande como toda su casa que le dejó sin palabras, Anthony le agarró y se lo llevó hacia su cuarto.

 

Cuando llegaron, Michelangelo seguía impactado por el tamaño de la casa y sobre todo el lujo que había por las paredes, Anthony abrió la puerta y ambos entraron en el cuarto.

 

Michelangelo: Es enorme…

Anthony: Anda, vete quitándote la ropa mojada, ahora te doy una seca

Michelangelo: Yo… esto… (Completamente ruborizado)

Anthony: ¡Oh! Ya entiendo, vete a mi baño, es ahí en esta puerta, ahora te llevo la ropa o si quieres puedes darte una ducha y ponerte mi albornoz que está en la puerta colgado, como quieras

Michelangelo: Si, mejor, prefiero darme una ducha

Anthony: Vale, pues venga, cuando termines me avises que llevo tu ropa a la lavandería para que la sequen

Michelangelo: Si

 

Una vez Michelangelo cerró la puerta detrás de sí, Michelangelo se quedó un poco pensativo, muchas veces se había desnudado en los vestuarios de la piscina, después de las clases de gimnasia y alguna vez en la playa y nunca había sentido vergüenza, pero con Anthony sin saber porqué.

 

¿Por qué me he avergonzado si nunca tuve problemas por desnudarme?  Yo… no sé, ahora solo se que necesito hablar con él, al salir de la ducha le contaré que me pasó y por lo menos seguro que me hace sentir mejor

 

Anthony mientras tanto se cambió de ropa porque también estaba completamente mojado no le dio importancia a la vergüenza de Michelangelo porque es algo habitual en los niños adolescentes.

 

Un rato después, Michelangelo ya duchado salió del baño, ya peinado y tal solo con el albornoz, que además le quedaba enorme, le sobraban trozos por todos los lados.

 

Anthony: jajajaja, te queda muy grande

Michelangelo: Joer, no te rías, que me siento ridículo así

Anthony: Es broma, no te queda mal, bueno… ¿me cuentas que te ha pasado?

Michelangelo: Si, como sabes me encontré con Emi de camino al parque donde habíamos quedado.

Le pregunté si quería tomar algo conmigo y ella me dijo que iría solo si jugábamos un rato al billar porque le gustaba mucho, así que acepté, pero antes de ir al pool, le dije que tenía que hacer una llamada.

Ahí fue cuando te llamé, así que no es necesario que te lo cuente, porque ya lo sabes entonces comenzamos a caminar y llegamos al pool que estaba allí cerca, entramos pedimos los refrescos y nos acercamos a la mesa de billar echamos unas cuantas partidas, ella es muy buena y me ganó de sobra la mayoría de ellas, ya habíamos terminado los refrescos y salimos de allí.

A la salida, le confesé que me gustaba mucho y que si quería salir conmigo y me rechazo porque soy un crío, además de que tiene un novio de 18 años “con un cuerpazo que te mueres” tal cual lo dijo…

Y ya me fui de allí corriendo, no sabía qué hacer y cómo solo tengo un amigo y eres tú, pues fui directamente al claro con la esperanza de que aun estuvieses y ya está.

Y lo peor es que tiene razón, soy un puto enano de mierda además de ser delgado sin un solo músculo marcado y aún encima con gafas, nadie me va a querer nunca, si un puto cardo feo.

 

Michelangelo comenzó a llorar, Anthony lo abrazó de nuevo con fuerza y con una voz tierna y cariñosa le habló al oído con toda la sinceridad que su voz podría dar en un momento tan difícil como ese.

 

Anthony: No, ni se te ocurra decir eso, no eres feo

Michelangelo: Es la verdad…

 

Anthony se separó un poco del italiano, con la mano le levantó el mentón, le quitó las gafas y mirándole a los ojos, a esos ojos aceituna que lo volvían loco continúo hablando.

 

Anthony: No eres feo y además, si hay alguien que te quiere mucho por lo que eres y como eres, te lo digo porque yo lo se

Michelangelo: Eso es mentira para que me ponga bien

Anthony: No te miento…

 

Anthony cerró los ojos y se acercó a su amado, besándolo con mucha ternura para que Michelangelo sintiese en sus labios todo el amor que tenía el norteamericano para él.


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