Anthony comenzó desnudando a Michelangelo hasta dejarlo completamente desnudo, que aun a pesar de no ser la primera vez se ruborizó un poco al quedarse totalmente desnudo con la erección que tenía, el mayor solo sonrió y con ayuda de su novio se desnudó para que Michelangelo se sintiese más cómodo.
Anthony visiblemente excitado comenzó a lamer cada centímetro del cuerpo del menor, que se retorcía de placer, gemía, jadeaba dejándose llevar al cielo a donde solo su amante podía llevarlo con tan solo rozarle.
Michelangelo tenía tan grado de excitación y de deseo que Anthony sin esperárselo sintió como el pequeño explotaba derramando su ambrosía en sus abdominales, piernas… por todos lados, Anthony no estaba dispuesto a desperdiciarlo así que siguió lamiendo por todas las zonas en las que había rico jugo.
Una vez limpito, fue subiendo hasta llegar a los labios, donde se volvieron a fundir en un profundo y largo beso, solo la falta de respiración logró separarlos unos simples segundos antes de volverse a besarse.
El menor había comenzado a masturbarlo primero con lentitud, eso sí, sin dejar de besarse en ningún momento, excepto para respirar cuando era necesario, paulatinamente iba subiendo el ritmo hasta que el era bastante rápido, enérgico pero sobre todo ansioso como si quisiese que terminase pronto.
Cuando sintió que a Anthony le faltaba poco para terminar dejó de besarlo para descender al duro miembro del norteamericano, se lo introdujo en la boca y comenzó a lamerlo y chuparlo con lentitud, notando como su amante se desesperaba por ir tan suave, aceleró un poco el ritmo al sentir las manos de Anthony en su cabeza, marcándole el ritmo que deseaba, hasta que con un gran gemido explotó en la hermética boca del menor que no tenía intención de dejar escapar ni una gota de sus labios.
Volvieron a la posición inicial, donde podían besarse sin dificultad, simplemente acariciándose y besándose, dejando que sus cuerpos descansasen unos instantes antes de volver a la acción que tanto uno como el otro deseaba.
Anthony se volteó quedando en una posición de un 69 perfecto, ambos podían juguetear con el miembro del otro aunque el mayor en vez de juguetear con el miembro del menor, introducía la lengua en la entrada del menor, lamiendo como si fuese un dulce panal de miel, lubricándolo con abundante saliva a expensas de lo que iban a hacer después.
Michelangelo no dejaba de gemir, sentía un placer que lo invadía, como una cadena de descargas eléctricas, llegando a ser tan insoportable que sin poder evitarlo terminó de nuevo, esta vez encima del cuerpo del mayor que ya había dejado de juguetear con la entrada del menor y con ayuda de los dedos y de la lengua se limpió lo mejor que pudo.
Michelangelo tal y como estaba encima de Anthony se incorporó, agarró el miembro del mayor y sentándose encima de él se introdujo de un solo empujón todo el miembro en su interior dejando escapar un quejido entremezclado con un gran gemido al sentirse totalmente empalado por el gran miembro del mayor.
Cuando sintió que su cuerpo estaba ya preparado comenzó a moverse de arriba abajo, Anthony no se movía, solo agarró las caderas de su amante y dejó que él se fuese moviendo como quisiese y al ritmo que viese necesario.
Los gemidos del menor iban en aumento, lo mismo que el ritmo en el que se movía encima de su amante pero este ya con gran calentura decidió hacer un cambio de posición, se movió y giró al menor, dejándolo boca abajo para después continuar las penetraciones cada vez más rápidas pero sobre todo más profundas con lo que los dos gemían cada vez más.
Siguieron así un poco más hasta que llegaron al clímax simultáneamente, Anthony explotó con fuerza en el interior del menor llenándolo por completo desbordando su semilla saliendo parte al exterior, mientras que el menor expulsó su ambrosía sobre las sábanas de la cama con un gran gemido.
Se voltearon para quedarse de frente, se miraron a los ojos y se besaron de nuevo con suavidad una vez ya habían descargado toda la pasión inicial, quedándose totalmente relajados. Michelangelo se acurrucó entre los brazos de su amante apoyando su cabeza en el pecho y se quedaron dormidos.
No habían pasado ni 2 horas cuando se despertaron por el ruido que se oía, era ya la policía, Anthony despertó a su pequeño y lindo novio, le dio un gran beso.
Anthony: Mi amor… ya viene a buscarme…
Michelangelo: Escapa - Llorando -
Anthony: No, no llores, sabes que no puedo… no te preocupes todo irá bien
Michelangelo: Yo… te necesito
Anthony: Yo también mi niño - Sonriendo - No llores, yo te quiero
Michelangelo: Te amo
Anthony: Yo también a ti, venga… tenemos que vestirnos
Se volvieron a besar para luego salir de la cama y comenzar a vestirse, no quería que llegasen y lo viesen desnudo ni a él ni a Michelangelo.